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Dulce Carola: palos con patrón

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El domingo 29 de julio una patota de diez personas comandada por directivos de la marca de lencería Dulce Carola irrumpió en la fábrica para sustraer documentación de las oficinas. En ese momento se encontraban allí 4 de los 43 trabajadores que desde el 7 de junio hacen guardia en la planta reclamando por el pago de 6 meses de salarios adeudados, más vacaciones y aguinaldos. Un trabajador quedó hospitalizado y otro, con el tabique roto.
La fecha del ataque no es casual: fue 2 días antes del vencimiento del plazo que tenía la empresa para saldar su deuda con los empleados, según un convenio firmado en el Ministerio de Trabajo. Los trabajadores reconocieron entre los violentos visitantes al abogado de la empresa, de apellido Corvalán, al jefe de producción, Oscar Sánchez y a la gerente, Liliana Noemí Romero. Antes que llegue la policía la patota ya había huido con documentación y algunas prendas, no sin antes violentar la puerta de la gerencia.
Pablo, delegado de los trabajadores concluye el relato a lavaca con una enérgica frase: “Al contrario del miedo que nos quisieron generar, como grupo salimos fortalecidos., Seguimos con las guardias sabiendo que tenemos que estar más unidos que nunca”.
Dulce Carola: palos con patrón
El largo camino
Alicia tiene 56 años, ex delegada de SOIVA cumplió 20 de antigüedad en junio pasado. Trabaja en el sector de atraque.
Miriam hace 19 años que está en el sector de corte.
Ambas cuentan el proceso que están viviendo.
Y con sus propias palabras están volviendo a narrar la historia de siempre: el largo y doloroso camino que puede llevar o no a trabajar sin patrón.
Siempre es aleccionador recorrerlo de mano de una experiencia actual y concreta. Así nos la cuenta ahora Dulce Carola.
 
El deterioro salarial
“Esto viene desde hace tiempo. Hace como 6 años que venimos con pagos atrasados y parciales, aunque había buena producción y buenas ventas. A partir del año 2009 se fue acrecentando. El aguinaldo de junio lo terminamos cobrando en septiembre a través de un cheque. Y fue peor desde el año 2011, porque ya nos pagaban con vales parciales. Así se fue sumando una deuda enorme con cada trabajador”.
El panorama se completa con la producción en caída: “Las colecciones no iban bien, no hacían las inversiones y no entraban insumos: telas, elásticos”. Continúan las trabajadoras: “Comenzaron a atrasarse con el pago a los proveedores también. Y tal es así que el dueño anterior, comenzó a buscar alternativas para salvaguardar a la empresa. Al menos es lo que nos decía, y obvio que les tenés que creer, porque supuestamente ellos son lo que saben manejar la situación. Entonces ¿qué sucedió? En marzo del 2012 trajeron inversores. El 27 de marzo entra la nueva gerencia, representada por Héctor Casella y José Cantero. Y nos dicen que la situación va a cambiar, que vamos a percibir nuestros salarios en tiempo y forma, que se van a hacer cargo de las deudas con los proveedores y con nosotros.”
 
La trampa
Dulce Carola es la marca de lencería que en un tiempo fue explotada por la ex Virtus. La anteúltima gestión dividió el negocio en dos razones sociales: Underlen SRL, la razón social que aparece en los recibos de sueldo que no se reciben, y Marlio, la empresa que comercializa los productos de la marca. ¿Cuál es la conclusión para las obreras? “Marlio se llena de plata y Underlen está endeudada con nosotros.”
 
El vaciamiento
“Empezaron a hacer inventario, un relevamiento de las prendas que se habían elaborado con insumos de 20 años atrás y que ya se habían cortado. Y para que las terminen se lo dan a tercerizados. Así se estaba generando más deuda, y eso nos llamó la atención. En la semana del 20 de mayo comenzamos un paro, y nos dijeron que estábamos en nuestro derecho. Como trabajadores pensábamos, ¿cómo puede ser que a una empresa como ésta no le haga ni una urticaria un paro? Ahí se llegó a una instancia en que nos unimos todos. Ya no había diferenciación entre lo que era tercer piso de corte, segundo de producción, incluso de administración, que son los últimos que se unen. Estuvimos todos juntos.”
Dulce Carola: palos con patrón
La lucha
La última semana de mayo y la primera de junio ya no les pagaban ni los vales. Fue lo último que decidieron aguantar: “El 7 de junio tomamos la decisión, con el apoyo de los tres sindicatos (SETIA, SOIVA y CORTADORES), de hacer la medida de fuerza. En estas últimas semanas, los dueños venían cinco minutos y se iban, prácticamente no estaban en la empresa. La apoderada de la empresa, Noemí Romero, decía que no tenían plata para afrontar la situación”.
Así comenzaron a quedarse en la planta, con guardias.
Ahora están a la espera de que se presenten en el Ministerio de Trabajo, como corresponde, porque hay un convenio firmado. Ellos han firmado, la apoderada firmó frente al Ministerio y a los tres sindicatos, los tres secretarios sindicalistas, que a partir del 20 de junio y hasta el 30 de julio nos tenían que pagar la deuda, que iban a llamar a tres personas por día para regularizar la situación y seguir trabajando conforme a lo que se tendría que trabajar, pero no cumplieron ni con una cosa ni con la otra.”
 
La asamblea
¿Cómo toman las decisiones? “Siempre hemos hecho asambleas para todos los temas gremiales, para ponernos de acuerdo en todo. La gente de los otros gremios se fue sumando, incluso los cortadores, que no tenía delegado. Después siguieron uniéndose los administrativos y al final éramos una gran masa de gente reunida en el segundo piso. Somos 43 familias aguantando”.
 
¿Bombachas sin patrón?
¿Pensaron en trabajar Sin Patrón? “En este proceso empezó a venir la gente de empresas recuperadas, del Ministerio también. Empezamos a tener reuniones informativas. Gente del INAES, de Bienestar Social. Mucha gente ha venido con ánimo de colaborar, de explicarnos y de orientarnos. Es muy difícil la situación. El conflicto tiene tanto tiempo, no es que te quedás hace un mes sin el sueldo. Ya veníamos endeudados, ya veníamos con falencias, ya habíamos hecho como un achique, ya se debían los colegios y ahora eso se acrecentó. Es difícil estar así, a la espera. Estas entidades que se acercan a ayudarnos por lo menos nos dan una esperanza de que se puede. De alguna manera vamos a salir, con tiempo. No es rápido. Estamos agradecidos.”
Dulce Carola: palos con patrón
Lo fácil y lo difícil
El 8 de julio se hizo un festival en la puerta de la fábrica, se acercaron la gente de Lacar y la gente de Mc Body (dos fábricas sin patrón): “En el festival nos contaron su experiencia, muy parecida a la nuestra. No es fácil para nosotros pensar en una cooperativa. Es una idea, es un pensamiento. Somos 43 que tenemos que tomar una decisión así de importante. Hay que ver muchas cosas: el tema de la razón social, el edificio, ventas… Somos 43 familias que estamos acá. Esa es la razón principal por la que queremos hacer las cosas como corresponde. Cuando llegue ese momento se verá. Todavía no podemos, todavía solamente podemos pensar que estamos unidos en una relación de dependencia con esta gente. Por lo que comentaron, no es fácil, y tenés que perseverar mucho… Es más fácil venir, hacer lo que sabés, con una responsabilidad intermedia, que ponerte a hacer tareas que vos tenés que aprender y que te superan porque son otra responsabilidad, de otra índole… Eso se va a a ver. Yo supongo que es más fácil trabajar en relación de dependencia, excepto cuando caes en manos de esta gente.”
 
Hasta que no me pasó a mí”
¿Antes del festival se enteraron de algunas experiencias de fábricas o empresas recuperadas? Cuentan: “Era muy remota la información. Aparte es como todo: hasta que no te pasa a vos, no sabés lo que es. Porque una cosa es cuando vos lo mirás a través de un periódico o a través de un reportaje en la televisión, pero cuando te toca vivirlo a vos, realmente ahí se te cae la ficha. Además hay un preconcepto de la gente y una falta de información: nosotros no somos ocupas, ni estamos robando nada, ni somos delincuentes. Todo lo contrario. Parece que cuando se habla de estar preservando la fuente de trabajo, se está hablando de quien quiere apropiarse de cosas que no son nuestras. No es así. Eso lo aprendí yo ahora. Yo era una de las que decía: no me veo a mi edad en una situación así. Ya sabemos lo que es, ya entendimos. A lo mejor en un futuro se arma la autogestión. En este momento no podemos decir tal o cual cosa porque hay pasos previos, hay que agotar todas las instancias.
 
La ética obrera
“Esta gente totalmente inescrupulosa que viene, que vacía la fábrica, no te pagan, te dejan sin trabajo, se mueven impunemente. Mientras que nosotros, los perjudicados, tenemos miedo de todo y nos fijamos y tratamos de movernos en un marco legal porque somos gente honesta y no queremos caer en nada que no sea así. Siempre salís mal parado.Siempre el honesto sale mal parado, el trabajador. Nosotros nos levantamos a las 6 de la mañana para venir acá. Hay gente que viene de Moreno, que se tiene que levantar a las tres, en esta época no es fácil manejarse en los trenes, nunca ha sido fácil. Algunas llegan una hora antes para no llegar tarde y no perder los premios. Eso a través de los años. Es un esfuerzo enorme, muchas veces viniendo enferma, para que no se les reste del sueldo, la puntualidad… Y esta gente rompe con todo eso, con las ilusiones, con los proyectos. No podés hacer planes con una persona que no te paga los sueldos.”
 
La miseria
“Mucha gente está endeudada, con las tarjetas, los colegios… Compañeros que como trabajadores quieren la mejor educación para sus hijos y se encuentran en una situación que en un colegio privado no pueden llegar a pagar la cuota y no le van a renovar la matrícula. Vos imaginate el desgaste y el stress psicológico que tienen esas criaturas, más el papá y la mamá, eso no es nada fácil… Y el tema de las obras sociales: los gremios son los primeros que les cortan los servicios si la empresa no paga. Tenemos un compañero recién operado que no tiene obra social ni atención… Además se le debe a la AFIP. Hay 17 millones de deuda en retenciones a nosotros que no llegaban a destino.”
 
El despilfarro
¿Qué hicieron mal los patrones? “Se trató que la marca fuera de primer nivel, una marca que compitiera con las primeras marcas. En un momento se iba a Francia, se buscaban las telas, se veían los modelos. Era todo de primera línea, pero se olvidaron de invertir en máquinas. Es cierto que tenemos una mano de obra impresionante, que suple todo eso, pero los tiempos son diferentes. Hay máquinas muy inteligentes, muy completas. La empresa no cuenta con eso. Ese fue uno de los errores: no invertir. También fallaron varias colecciones por los diseños, no dieron resultado, dos o tres colecciones seguidas. Porque venían familiares a diseñar: así como iban a los negocios, volvían las prendas, eran devoluciones… simplemente no gustaban… Y después malos manejos administrativos, malas inversiones, figuraban cosas que no existían. La última gente que viene nos informa que figuraban 50 Blackberrys. Nunca existieron esos teléfonos. Teníamos teléfonos de los más básicos que comunicaban un piso con otro, distintas áreas. Había muchos rumores y cuando lo intentábamos hablar, él dueño no quería escuchar, decía que no le interesaba.”
 
La paciencia y sus límites
Agrega Pablo, de 33 años que entró a trabajar a los 18: “La gente fue muy paciente, explicaciones que te daban que además de ser ilegítimas eran incomprensibles. Te decían que no se vendía, pero había pedidos ¿Qué hacían? ¿Los regalaban? No tiene lógica. Ni el subsidio del plan de Recuperación Productiva que da el Estado quisieron aceptar. Todo esto indica que había algún tipo de mala intención. Un manejo para conducir a la empresa a este punto. Sacarse de encima a la gente y ellos seguir adelante. La última gerencia, que decía que iba a salvar la empresa, lo primero que hizo fue cortar la entrada de insumos. Sólo vendían y no reponían lo que iban vendiendo. Así no iban a salvar la empresa, en realidad. Desde que iniciamos la medida de fuerza, no vinieron más”.
 
¿Y después?
Mañana vence el plazo para que la empresa se presente en el Ministerio de Trabajo. Los obreros de Dulce Carola estarán allí esperándolos. Una instancia más, de esas que hacen falta que un grupo de obreros rompan el molde.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
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