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El día que las mujeres hicieron Historia

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¿Cómo se hace Historia? Así: en la calle y con los pies.
Los de Marta Dillon están empapados.
Los rulos le chorrean agua y la mirada, humedad.
Marta es periodista, escritora, hija de desaparecidos y una de las intelectuales más intensas de estos tiempos argentinos, pero ella está hoy en su rol más potente: ordenando el tránsito de un movimiento incontenible.
Ni Una Menos hoy es eso: una mujer, 120 mil mujeres, salidas de sus etiquetas, empapadas -es decir, incómodas- unidas en una red invisible a otras que nadie sabe quiénes son, pero están ahí, poniendo el cuerpo para cortar el tránsito porque la policía está apostando a que algún automovilista grite “Andá a lavar los platos” y listo.
Error.
Ni Una Menos es un movimiento que aprende a los golpes.

El día que las mujeres hicieron Historia

Foto: Nacho Yuchark para lavaca


 
La represión a la marcha de cierre del Encuentro Nacional de Mujeres, en Rosario, le dejó como lección que hay que organizar hasta los cortes de tránsito y como consecuencia, el abandono absoluto por parte del Estado de cualquier tipo de cuidado hacia una marcha convocada por mujeres. “Y qué querés: con Bullrich es protocolo o jodete”, dirá la chica autoconvocada, que llegó con un amiga y terminó convertida en custodia peatonal.
Ni sindicatos ni partidos están acá para organizar eso. Desfilarán en el orden que les otorgó el azar: en la asamblea de este martes se sortearon los lugares. Esa disposición – primero las organizaciones de mujeres, luego las sindicales, por último los partidos- quedó distorsionada, diario Clarín mediante, como “una propuesta de las organizadoras de colocar a los hombres al final de la marcha”, asociando así organizaciones con sexo.
Eso también es Ni Una Menos: un test express de machismo.
Muy revelador, por cierto.
Esa capacidad para dejar expuestas, arriba de la agenda y sin eufemismos, las peores miserias sociales es, justamente, su potencia.
El día que las mujeres hicieron Historia

Foto: Nacho Yuchark para lavaca


Otra: ser una fuerza capaz de organizar en pocas horas y con pocas roscas una marcha multitudinaria como la de hoy, pero también de sacarse de encima a quienes  quisieron convertir semejante dolor social en kiosco personal o territorio de pesca partidista.
Para llegar hasta acá, Ni Una Menos no necesitó debates ni peleas, sino profundizar su reclamo.
No fue  producto de la especulación sino de la reacción: ¿qué respuesta social, política, discursiva corresponde a la violación y empalamiento de una chica de 16 años?
El día que las mujeres hicieron Historia

Foto: Nacho Yuchark para lavaca


 
La respuesta fue un paro.
A la una de la tarde, en la esquina de Avenida de Mayo y San José, una secretaria de la Cámara de No te Puedo Dar el Nombre Porque Me Despiden le dice al señor que sale del subte A: “No puede seguir como si nada. No puede”. No le grita, no lo aturde, no lo interpela. Solo señala a la nena que el señor lleva de la mano: es su hija, se llama Verónica, tiene 3 años, capucha rosa y zapatillas de princesa.
Y el señor no sigue como si nada, claro: se para en medio de la Avenida, parando el tránsito.
El día que las mujeres hicieron Historia

Foto: Nacho Yuchark para lavaca


 
La respuesta también fue movilización.
A la hora de la marcha hay mucha gente que no sigue como si nada y esa atmósfera excepcional la aporta la tormenta, con ráfagas de viento y lluvia molesta, persistente, que ahora chorrea por los rulos de Marta Dillon, que ordena el tránsito de esta marcha sin órdenes.
Ni Una Menos hoy es esto: un montón de mujeres organizando el grito en el espacio público.
Y es esto hoy porque desde hace mucho tiempo hay muchas mujeres organizándolo.
Mañana serán otras, más las mismas, más lo que juntas sumen.
Mañana Ni Una Menos será más.
¿Será otra cosa?
El día que las mujeres hicieron Historia

Foto: Nacho Yuchark para lavaca


A lo lejos, se escucha una voz muy joven que lee el texto con los reclamos que nadie escucha.
Estamos al borde de la avenida 9 de Julio, en la última fila de una marcha que algunos periodistas extranjeros calculan en 120 mil personas.
Alguien que aterriza de vaya a saber qué planeta pregunta con tono de hartazgo argentino:
¿Qué carajo pasó hoy?
Pasaron muchas cosas, señor, pero también pasó Ni Una Menos.
Pasó, señor, que hoy las mujeres hicieron Historia.
Nada menos. Eso es Ni Una Menos.
El día que las mujeres hicieron Historia

Foto: Nacho Yuchark para lavaca


El día que las mujeres hicieron Historia

Foto: Nacho Yuchark para lavaca


El día que las mujeres hicieron Historia
El día que las mujeres hicieron Historia

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Foto: Nacho Yuchark para lavaca


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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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