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Agroecología y biodinámica en Mendoza: Elogio de la locura

Mendoza tiene historia de movilización antiminera. Pero no todo es “no”. Hay además producciones agrícolas sanas, incluso de vinos, que reman contra la corriente tóxica, la crisis climática y sintonizan con las nuevas tendencias de consumo. Primera parte de un viaje a formas distintas de acción y pensamiento que conectan, aunque parezca una locura, el cielo con el suelo. Por Sergio Ciancaglini.
Mendoza, tierra así bautizada como gesto de obediencia hacia el español Hurtado de Mendoza, por carambola de la etimología quiere decir en vasco “montaña fría”. Nombre adecuado, al menos antes de la crisis climática que está derritiendo nieves y glaciares de los Andes. Quienes más están haciendo para recuperar clima, salud y producción son personas y comunidades a las que un reconocido ingeniero agrónomo provincial siempre consideró “medio chifladas”. Tiempo después Marcos Persia, el reconocido ingeniero, se sumó a los medio chiflados y fue presidente de la organización que los nuclea.
El dilema: ¿quiénes son racionales y quiénes chiflados en esta época? Marisol Cortez, sombrero de paja y mate a cuestas, me dirá que está loca de contenta. Sandra, con las manos metidas en el ajo, celebra que su nueva vida es una locura. Y más personas me hablarán de fuerzas sutiles, cuernos de vaca, sabores y astros, mientras recorren viñedos inesperadamente fértiles pese a la sequía.
Mendoza es una provincia bella en un mundo que tiende a ponerse feo. Tiene una sociedad movilizada que en 2019 logró dar vuelta la intención sin grieta de instalarles la megaminería de oro, cobre, uranio, potasio & afines. Las asambleas interpretaron que el oro podría terminar como aquel español: Hurtado de Mendoza.
La respuesta social fue el Mendoaguazo. Pueblos enteros, gremios, credos religiosos, pueblos originarios y reinas de la Vendimia, con el lema “El agua vale más que el oro” lograron lo impensable: la derogación de la ley pro minera, y la rehabilitación de la 7722, la “guardiana del agua”.
Pero las riquezas siguen estando allí, y eso les despierta trastornos de ansiedad a las corporaciones que buscan utilizar a su favor a funcionarios, jueces y políticos centrifugados por la crisis económica de la que esperan salir como siempre: en los 90 fueron las joyas de la abuela (empresas estatales) y desde entonces son los bienes comunes o recursos naturales en plan feria americana.
En Mendoza aprendieron que frente a esto no se trata solo de decir “No”, sino que además se puede mostrar otro tipo de trabajo, de propuesta productiva y de formas de ser.




Oficina no, vaca sí
Es bromatóloga, docente, pero su sueño es ser una futura campesina. María Teresa Cañas, Guni, participa desde siempre en las movidas antimineras y además es inspiradora de la Cátedra de Soberanía Alimentaria local y contacto y cómplice de cantidad de proyectos de agroecología: producción sana, sin venenos, que cuida suelo, agua y salud devolviendo vida a los cultivos, entre otras cosas. “La agroecología entró por el lado de las asambleas, tanto frente a la minería como frente al modelo vitivinícola industrial de monocultivo y contaminante por los agroquímicos. Creció el concepto de la producción local y sana de alimentos, y fue un encuentro natural con las ideas de las asambleas”. Ejecuta Guni unos educados bocinazos al pasar por un pequeño santuario con banderas rojas junto a la ruta. “Saludo al Gauchito Gil. Por si acaso”.
Llegamos a Villa Tulumaya, Lavalle, a recorrer 4 hectáreas y las nuevas lógicas de la finca Cosmos. Trabajan allí nueve personas, más gente que en las producciones de materias primas transgénicas que vaciaron los campos convirtiendo a la Argentina en uno de los países con menos población rural del mundo (el 92% es urbana).
¿Cómo logran generar trabajo? Hay viñedos con elaboración de vinos La Mocha (tinto, naranjo y rosado, $2.500 la botella). Con el resto de plantas de la finca más un laboratorio crearon un sector de cosmética. Son como dos cocinas, una para la elaboración de productos líquidos y semilíqudos, otra para sólidos. “La cosmética es como una repostería” cuenta Laura Manzano, ex licenciada en administración.
Laura trabajaba en oficinas, se separó, y hace unos 15 años se encontró con una palabra rara: biodinámica. “Me habían prestado el libro Sembrar, plantar y recolectar en armonía con el cosmos, de la alemana María Thun”. Hizo algún curso, y viajó a Santa Fe, a la Granja Naturaleza Viva de Remo Vénica e Irmina Kleiner: “Fue demasiado. La belleza y todo lo que producen. Remo decía: si planto tantos girasoles gano tanto, pero si los elaboramos como aceite ganamos tanto más, y le damos trabajo a tanta gente”. Naturaleza Viva tiene 15 familias en 200 hectáreas de producción que los Vénica llaman agroecológica y biodinámica. Marta todavía se asombra. “Algo me latió adentro, volví, renuncié a la oficina y me compré una vaca. Me instalé acá inspirada en Naturaleza Viva y dije: es la vida que quiero”.
La vida que quiere: producen champús para distintos tipos de pelo hechos de jarilla, ortiga, caléndula, romero, tea tree, y varios más. Acondicionadores; jabones de lavanda, olivo, manzanilla y amaranto, pasta dental con extracto de romero y menta, desodorantes fitocosméticos; cremas faciales diurnas y nocturnas, exfoliantes, restauradoras; emulsiones corporales, bálsamos. Fabrican también mermeladas (ciruela, durazno y varios etcéteras), tomate triturado, pasta de berenjenas, orégano y milenrama biodiámicos… el infinito y más acá. Y tinturas madre de jengibre, cola de caballo, consuelda, romero, caléndula, cardo mariano, carqueja, equinacea, lavanda, propóleo, romero, valeriana, vid.
“Tenemos 2 hectáreas de viñedos, y el resto para plantas aromáticas y medicinales, hortalizas y frutas, y pastura de animales” cuenta Laura sobre ese estallido productivo que se puede explorar en la página web de la finca Cosmos.

Romanticismo + datos duros
Qué es eso de la biodinámica? Laura mira la finca: “¡Qué difícil! Es una forma de cultivo que nace de un filósofo austríaco, Rudolf Steiner (fallecido en 1925). Creó la antroposofía, las escuelas Waldorf, y antes de morir habló de agricultura. Básicamente dijo que había que investigar la relación entre lo que sucede en el cosmos y en la tierra. Que se puede potenciar lo agrícola para tener alimentos con una cualidad diferente”. ¿De qué modo? “Son técnicas agronómicas. Se alimenta y enriquece el suelo para que las plantas se desarrollen de la mejor manera. Aparte está todo lo espiritual que forma parte de la agricultura biodinámica, que me encantó”.
El suelo del viñedo está cubierto de plantas. Un alambrado lo separa de un campo vecino de aspecto desértico, solo vides y un suelo grisáceo. “De esa finca tradicionalmente te dirían que está ‘limpia’, sin yuyos. La nuestra sería ‘desordenada’. En los otros campos andan con las mochilas fumigando, contaminando. Ponen fertilizantes químicos que hacen que las plantas crezcan pero débiles. Atraen plagas y tienen que envenenar más todavía. Aquí el suelo cubierto conserva mucho mejor la humedad. El agua no se evapora, las plantas son fuertes. Pensá que tenemos agua por regadío una vez cada nueve días. Y mirá cómo está todo”. Miro: todo está vivo.
En la huerta tienen de 20 a 40 variedades de tomates, zapallo, lechugas, pepinos, porotos , maíz. Parte lo consumen y el resto lo transforman en productos de venta (tomates triturados, salsas, mermeladas). Se ven patos que pastorean. “Cada animal tiene una función, y los patos no nos tocan las aromáticas, pero sí las que no queremos como el sorgo de Alepo”. Familia ensamblada, Laura vive con sus hijas y su pareja Raimundo Laugero que tiene otros dos hijos. Informa, ante esa especie de jardín botánico: “Acá está mi alma”.
Esto puede sonar romántico, pero el alma de Laura no pierde de vista lo productivo: “Son años de trabajo también en lo comercial para sostener la estructura. Hay cada vez más demanda de este tipo de productos y gente sumándose a trabajar de este modo. Hacemos lo que nos gusta. Y algo tan lindo, no es tan lindo si no lo compartís”.


Los chiflados
Llega el ingeniero agrónomo Marcos Persia, asesor de la Asociación para la Agricultura Biológico-Dinámica de Argentina (AABDA), representante en Mendoza de la Dirección Nacional de Agroecología y uno de los grandes impulsores cuyanos de toda esta experiencia. “La agroecología se centra en lo material, los nutrientes, asociaciones de cultivos. La biodinámica hace lo mismo, agregando un concepto de lo no material, lo que está a nivel de la energía. La palabra clave tal vez sea vitalidad. ¿Cómo medimos la vitalidad? ¿Por qué cambia? La biodinámica trata de pensarlo”.
La AABDA plantea que el objetivo es “vitalizar a la tierra, los cultivos, los animales y al ser humano, produciendo alimentos de altísima calidad”. Eso se logra utilizando “preparados biológico-dinámicos (compuestos por productos minerales y orgánicos: vegetales y animales que llevan un proceso de maduración), con la incorporación de materia orgánica (compost, abonos verdes, cercos vivos, rotaciones de cultivos, purines, etc.), con técnicas de labranza que minimizan los efectos negativos sobre la estructura, microflora y microfauna del suelo e incluyendo en los cultivos el componente animal, generando sistemas mixtos agrícola- ganaderos”, lo cual los convierte en la práctica en captadores de CO2 que contribuyen a la disminución del efecto invernadero y el calentamiento global, además de la producción de alimentos sanos.
Dice la AABDA: “Su visión no queda acotada a lo que ocurre en la tierra de cultivo, sino que se eleva hacia el cielo y está pendiente de los acontecimientos astronómicos registrados durante el mes y el año. Ritmos de la luna, el sol, los planetas, y sus distintas posiciones respecto a las estrellas del Zodiaco. Que influyen directamente en los ritmos de la naturaleza, los biológicos y sobre el crecimiento vegetal”.
Los calendarios biodinámicos indican los mejores momentos para siembras, cosechas, crianza animal y todas las actividades del campo. Sistematizan la influencia de las fases lunares en los cuerpos y los cultivos, algo que se conoce desde siempre (aunque los urbanos hemos sido un tanto podados de esa percepción). Mucha gente en el mundo –la biodinámica es global– utiliza los calendarios hasta para saber cuándo cortarse el pelo. Todo esto puede resultar discutible para muchas mentes pero la biodinámica más que discutir plantea experimentar y observar resultados. “Es un cambio de paradigma. La humanidad y la ciencia están comprendiendo que hay una pifiada, que la relación con la naturaleza tiene que ser diferente”.
Marcos estudió agronomía en Mendoza. “La facultad es pura cabeza, yo quería salir a hacer”. Participó a comienzos de siglo en el inicio de la Unión de Trabajadores Sin Tierra (que inspiró la creación de la Escuela Campesina de Agroecología), en cooperativas rurales, contribuyó en 2004 al armado de la Bioferia de producto agroecológicos, a la que luego se sumó otra opción, la Vida Feria, y hoy es docente en una tecnicatura agroecológica en el Valle de Uco.
“Por 2005 habré conocido a los biodinámicos a partir de Naturaleza Viva, y me parecieron re buenos tipos, pero medio chiflados. Hablaban de fuerzas, cuerpos etéricos, energías, y no me entraba en la cabeza, no cerraba con mi formación. Me puse a estudiar y empecé a entender que la luz solar o la luna influyen de manera increíble, solo que no te habías dado cuenta. Existe algo más de lo que puedo ver y tocar. Cosas intangibles”.
Nota Marcos mi propia perplejidad y dice: “Por ejemplo nuestras emociones no son algo material, pero son tan poderosas que influyen en casi todo. El materialismo se queda corto al querer explicarlo todo”.
¿Y qué tiene que ver eso con la producción? “Eso mismo hay que preguntarse. ¿Cómo impacta mi relación con el suelo, los cultivos, los animales, el agua? Al conocer esas experiencias de agricultura empecé también a percibir un cambio mío, corporal y anímico, la idea de un mundo si querés sutil pero de tremendo impacto para transformar lo material”. Los alimentos y sus componentes son materiales: “Pero también hay un componente sutil, una vitalidad que si no poseen, tampoco nos alimenta”. Por eso se habla de los alimentos sanos como “víveres”: que nutren de vitalidad.
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Marcos terminó siendo cinco años presidente de AABDA, y cuatro como vice. O sea, un referente nacional de los medio chiflados. “Además conocí las experiencias y organizaciones en Latinoamérica y Europa y la verdad es que el contacto con toda esa gente loca y lo que produce es algo que no tiene vuelta atrás”. Sobre las palabras: “Yo hablaría de una agroecología dinámica, donde la ‘dinamis’ está en esa parte inmaterial, lo del calendario, las formas de coordinar con esa energía que está en el cosmos, incluso con los preparados y el compost que revitalizan los suelos de un modo increíble”.
¿En términos productivos cuál es la diferencia con otros campos? Persia: “Según el lugar, la época o el cultivo, algunos trabajos dan resultados favorables en kilos o toneladas para lo agroecológico, otros al revés, pero en esos casos no se menciona que lo convencional depende de un enorme gasto de energía fósil, fertilizantes y químicos. Además son alimentos vaciados de sus componentes”.
Sobre la idea de que hay que producir más alimentos: “Es un enfoque engañoso para justificar a la agroindustria. El problema en el mundo en realidad es de distribución de los alimentos. Que la gente tenga acceso a la comida. No faltan alimentos sino que se los tira como parte de un estilo de consumo y para regular los precios. Por eso la agroecología plantea un sistema agroalimentario autónomo y soberano que les garantice comida a todos”. Así pasa Marcos de lo sutil a lo gruesamente político (temas de los que no habla ningún político).
Un ejemplo: “Tenemos 3 millones de habitantes en Mendoza. Abrís la producción de alimentos de cercanía. Suponete que empezás con 500 familias. Eso sería súper rentable para todos y estarías cambiando la ecuación alimenticia de la comunidad, paso a paso, para ver cómo llegar a cubrir la necesidad de toda esa población, aliando a productores y consumidores”.
¿Y el futuro? “El sistema actual no cierra ni humana ni ambiental ni climáticamente, y hay una demanda gigante de este tipo de producción en el mundo. La agroecología a la larga tiene que desplazar al modelo convencional. Es la agricultura del futuro, porque es mucho más beneficiosa para todos”.
Salvo, hay que decirlo, para las corporaciones que controlan la fabricación y venta de los llamados OCNIS: objetos comestibles no identificados, con los que reemplazan a los alimentos de verdad.
Producción realizada en colaboración
con la Fundación Heinrich Böll – Cono Sur.
(Este reportaje continuará, describiendo en qué se parecen una empresa que exporta vinos de alta gama a 27 países, una cooperativa de campesinos, un ex corresponsal de guerra, y mujeres que lograron reiniciar sus existencias y conectar el suelo, el cielo y la posibilidad de vivir mejor).
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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
Nota
Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.
Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.


La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.
El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.
Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.
Pero falta para eso.
Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.
En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.
Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.
Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.
Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.
Fin.


Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.
Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.
Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.
Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.
Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.
Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.


Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.
Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.
Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.
Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.
Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.
¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.
¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.
Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.
¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.
¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.
Fin.

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.
Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.
Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.
De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.
Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.
Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.
Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.
Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.
¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.
Fin.




Otras celebridades que se llevan las miradas:
El Zorro con la bandera de Argentina.
Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.
Lila Lemoine vestida como playera de YPF.
Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:
- Castrá
- Adoptá callejeritos
- Educá
- No compres
- No + piroctenia
Son tatuajes.
En la cara.
Fin.

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?
Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.
La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.
¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.
¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.
Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.
Fin.


Equivalencias y bebidas.
Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.
Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.
Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.
Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.
Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.
Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.
La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.
Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.
Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.
Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.
Le han robado el celular.
Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.
El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.
Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:
-Es que está lleno de negros.
Fin.

Nota
Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso
Mario Mainardi (en la foto tomada hoy), uno de los principales sospechosos por el femicidio de Cecilia Basaldúa cometido en Capilla del Monte, Córdoba, hace poco más de 5 años, finalmente fue citado por la fiscalía de Cruz del Eje para realizarle este martes una extracción de sangre. La abogada de la familia Basaldúa, Daniela Pavón, se enteró apenas un día antes de esta citación a Mainardi. El sospechoso (actualmente vive en Santa Fe) había sido encargado de alojar a Cecilia en Capilla, y fue la última persona que la vio con vida, el 5 de abril de 2020. Sobre su presencia hoy en Cruz del Eje, contó la abogada: “Sacó fotos a todo el edificio, selfis con tribunales de fondo y salió custodiado con personal de la policía de Córdoba. Se subió a un móvil y se fue”.
Las irregularidades y desinformación o manipulación en la causa han sido frecuentes en perjuicio de la familia y sus defensores (además de Pavón, el abogado Gerardo Batistón es querellante en nombre de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación). También ha significado un ocultamiento a la prensa. Audiencias para las que los testigos no eran notificados, falsos argumentos policiales para explicar su propia inoperancia, demoras incomprensibles en la causa, todos temas por los que hay iniciada una denuncia de la Dirección Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en la Dirección de Investigaciones de las Fuerzas de Seguridad. Además se solicitó a la Fiscalía de Cruz del Eje que la policía de Capilla del Monte, ya no sea la que realiza las notificaciones.
Queda pendiente ahora la información que se brinde a la sociedad sobre este trámite, que permitió ver a un sospechoso clave que nunca dio la cara. La causa ha sido siempre un laberinto sacudido en todo caso por numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad. Aquí publicamos la crónica de lo ocurrido hace menos de un mes, al cumplirse 5 años del hallazgo del cuerpo de Cecilia Basaldúa.
Fotos y crónica de María Eugenia Marengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Lúquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.