Nota
En emergencia, pero celebrando la autonomía del arte
En la nueva (a)normalidad, ¿cómo imaginar el futuro? Apenas arrancado el 2021, la agrupación Escena – Espacios Artísticos Autónomos- lanza una propuesta: el Festival Escena 8, para dar respuestas a la incertidumbre, desatar la acción frente a la inercia y ofrendar arte frente al malestar de la cultura, y de la vida, en estos tiempos pandémicos. Obras teatrales online, presenciales con protocolo, talleres de teatro, de clown, investigación en danza, percusión corporal, y postas poéticas callejeras tendrán lugar desde el sábado 23 hasta el domingo 31 de enero. El programa completo.

“¿Se puede celebrar estando en emergencia? Una emergencia es algo que surge, que brota sin pedir permiso. Una pandemia es una emergencia. Un festival también lo es”, enuncian en la web www.escena.com.ar, donde se puede consultar la grilla del Festival Escena 8, conocer un poco más acerca de cada propuesta artística y colaborar con la gorra virtual. Teatro, performances, poesía, danza, música y el estreno de “Quiero ver el mar”, obra performática audiovisual que busca ficcionalizar un hecho teatral, constituyen el recorrido sensible de nueve días para conectar con el espíritu de este Festival: mantener viva la cultura independiente.

Escena nuclea a más de 40 espacios culturales y desde hace diez años está constituida como organización artística y política. La labor comenzó por la necesidad de visibilizar los espacios no contemplados por la legislación vigente que estaban siendo clausurados sistemáticamente. Al poco tiempo de constituirse como una agrupación, Escena organizó el primer Festival. Ana Laura López, escritora, actriz y directora cuenta: “Es una estrategia de visibilización desde la celebración, si bien Escena es una organización política, es también una organización artística. El Festival es la posibilidad de dar esta lucha desde un lugar más vital”. Hubo festivales que duraron todo un mes, otros una semana, uno fue durante 24 horas consecutivas. Aclara Ana que uno de los objetivos de cada festival es crearlo en relación al contexto y dialogar con él. El último festival fue en 2016: “Durante los cuatro años de macrismo se hizo muy difícil poder realizar un festival porque estábamos muy tomados por ese cambio de situación. Se hizo complejo poder materializar un festival desde los recursos económicos, humanos, anímicos y tuvimos que enfocar mucho en la lucha en lo institucional. Hacia fines de 2019, principios de 2020 dijimos: Escena cumple diez años, hace cuatro años que no estamos haciendo festival, es hora de volver, empezamos a tratar el tema y se rearmó la comisión. Pum. Pandemia. Y luego de muchas vueltas, dijimos que lo íbamos a realizar de todas maneras, como fuera posible, y que íbamos a tener un formato muy flexible con la coyuntura pandémica y que por supuesto, como ha sido la impronta de todos los festivales, dialogando con esa coyuntura”.

¿Cómo vislumbran lxs integrantxs de Escena la actividad teatral para este año? Lxs artistas Alejandra Endler, Lucía Márquez, Fagner Pavan y Pablo Ragoni, de la comisión organizadora del Festival Escena 8 coinciden: “La actividad en sí entendida en términos presenciales parece difícil y mucho más para un sector que viene golpeado desde antes, si a eso le sumamos la pandemia, que no terminó con el 2020 sino que continúa, este año se perfila como complicado. Cabe resaltar que detrás de los que llamamos actividad teatral se nuclean un número importante de trabajadores y trabajadoras de la cultura que, al igual que el resto de los trabajadorxs, dependen de poder desarrolar su actividad para generar un sustento económico. En definitiva cuesta pensar el resto del año. Por el momento se trata de sostener el corto plazo pensando estrategias en red. La salida siempre es colectiva”.
Con la consigna “Así pasen diez años”, se realizó una convocatoria para participar del Festival Escena 8. En formato virtual, streaming o falso vivo, también se le dará lugar a lo presencial. Para eso, retomaron la idea de las “Postas poéticas para un cuidado futuro”, que Escena estuvo organizando en la vereda de los espacios culturales como escenario desde septiembre hasta fines de diciembre del año pasado, replicando las Postas Sanitarias Culturales que encabezó la artista Susy Shock en la puerta de distintos teatros oficiales y en la vereda de MU Trinchera Boutique (Riobamba 143).

Ana: “Nos parecía que era seguir construyendo sentido en la misma dirección, esta ocupación política y poética de las veredas, de los espacios y nos parecía pertinente seguir en esta línea porque significa señalar que ahí hay un espacio para imaginar un futuro, un espacio que está en riesgo. Les artistas podemos imaginar un montón de cosas y llevarlas a cabo pero la realidad es que para los espacios se va haciendo cada vez más difícil. Hubo algunas decisiones paliativas, pero lo que exigimos es pensar un proyecto político cultural a largo plazo”.
Una vez que finalice el Festival, se dará inicio al Festival Danza en Escena, que nació el año pasado “para utilizar nuevamente la idea de ciclo o festival como herramienta política para demostrar al gobierno de la Ciudad y a Prodanza, específicamente, la gran programación, la gran diversidad. No se trata solamente de danza contemporánea sino que hay muchos tipos de danza que no están siendo contempladas por el Instituto, que tiene muy poco presupuesto, que es necesario financiar a los espacios que programan danza. Un Festival le va a pasar la posta a otro, de manera literal, el 31 de enero, es el cierre del Festival Escena y el comienzo del Festival Danza en Escena, que va a desarrollarse a lo largo de una semana con propuestas virtuales, y semipresenciales y se extiende hasta el 8 de febrero”.
Un Festival para participar, crear, disfrutar, moverse y jugar. Como espectadorxs o como participantxs, una nueva oportunidad para seguir imaginando juntxs un futuro, con la vereda como gran escenario y con el arte como herramienta para la sanación colectiva.
Aquí, la programación:
Sábado 23, 19 HS – @tanocabronok (Jean Jaures 715)
Domingo 24, 19 HS – @teatrosilencio (Luis Sáenz Peña 663)
Lunes 25, 19 HS – @elmultipasco (Pasco 689)
Martes 26, 19 HS – SAVIA (Jufré 127)
Miércoles 27, 19 HS – @paramo_cultural (Carlos Calvo 3974)
Jueves 28, 19 HS – @mu.trinchera.boutique (Riobamba 143)
Viernes 29, 19 HS – @morrisonclubcultural (Espinosa 1159) y @demaquinas.sala (Lavalle 1145)
Sábado 30, 19 HS – @galponface (Deán Funes 2142)
Domingo 31, 19 HS – @estudioelaquelarre (Cierre del Festival ESCENA y apertura del festival Danza en Escena!) – (Malabia 852)

Nota
Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
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Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
Nota
5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
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