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Esquel: 3650 días de democracia en la calle

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Con una movilización histórica, que reunió a unas 6.000 personas, Esquel celebró los 10 años del plebiscito que, con un 81 % de los votos, determinó por primera vez en Latinoamérica que una comunidad lograse frenar un proyecto trasnacional minero.
Esquel: 3650 días de democracia en la calle
Las empresas mineras y la gobernación parecen desmovilizadas, apariencia engañosa porque aún intentan tumbar total o parcialmente la Ley 5001 que prohíbe la minería en la provincia. Muchas localidades de Chubut participaron en el encuentro y coordinaron futuras acciones conjuntas. En el acto hubo referencias a la sincronía de fechas, 23 y 24 de marzo. Aquí, el documento completo de los vecinos autoconvocados que lograron cambiar la historia:
!Buenas tardes, vecinos y vecinas!
23  de Marzo hoy, 24 de Marzo mañana.
Quizá  porqué  estén en nuestro pueblo estas  dos fechas así ubicadas en el calendario.
Una, la de hoy,  nos recuerda  un plebiscito  histórico, fruto de la participación democrática y  la lucha de nuestro pueblo. Una  fecha luminosa.
La  de mañana  nos  recuerda la fecha de inicio de la dictadura más sangrienta.  Lo que  sucede cuando se  le  arrancan  al pueblo  sus derechos humanos más elementales.
30000  hermanos  desaparecidos.
Un país desvastado.
Una fecha oscura para no olvidar.
Quizá  podamos  ofrecer  desde nuestros corazones  este festejo  de hoy  a  aquellos  luchadores
populares  que  ya no están, porque  de alguna manera  retomamos  su posta. Que esta plaza  de hoy  sirva como  homenaje  de  la vida  a la  que  ellos  dieron  por   su causa.
Esquel: 3650 días de democracia en la calle
Hoy estamos aquí  nuevamente luego de 10 largos años.  En esta plaza, en estas calles nuevamente, siempre los mismos y siempre nuevos. Renovados en las miradas de nuestros hijos más pequeños  y  de los jóvenes . Perseverantes y firmes  en los pasos de los amigos y vecinos  que somos más viejos…
Estos son días entre otras cosas, de  memoria …y hace diez años,  a estas horas, estábamos abriendo las urnas…y nos íbamos dando cuenta de lo que estaba ocurriendo…
Por cada 100 votos que salían , 81 decían: ¡NO A LA MINA!!!
!Ganábamos, vecinos!  Después de meses de  asambleas, calle, pintadas por las noches, concejales saltando por las ventanas,  gobernadores ignorantes, intendentes  ausentes, patotas, amenazas, clases, charlas
en barrios y escuelas…folletos y más folletos,
Estábamos ganando!!!!!
11065  votos  por el NO  que parecen sólo una cifra, pero que son cada uno una historia, como dijo la murga.  Historias  de compromiso, de dudas, de cambio, de discusiones y acuerdos , vivencias  que  fueron creciendo juntas  y  se dieron fuerza entre ellas,   cuando  hubo momentos de  incertidumbre , temores o angustia, pero que también supieron y aún saben, darse un abrazo  y compartir  sonrisas .
Recordamos  esta plaza llena de nosotros mismos, cantando  y  llorando de alegría, alzando a nuestros hijos , esos mismos que ahora enarbolan banderas y van al frente de las marchas.
Recordamos  a los  amigos  y vecinos  que  estaban  y que hoy nos dan  su  apoyo  desde otros horizontes  o  desde  otras alturas  …A ellos gracias!
Esquel: 3650 días de democracia en la calle
Si, vecinos, nos acordamos. Nos acordamos de nosotros mismos, porque tenemos memoria.
Recordamos  en especial a  aquellos hombres y mujeres  que aún  sin tener  el pan para  llevar a  la mesa  de  sus hijos, plantaron su NO contra  la  compra  de voluntades , la trampa  de la desocupación fomentada  desde  el  gobierno, el abuso  y  las mentiras.
Recordamos  y reconocemos  a aquellos  que  sostuvieron  la antorcha de la lucha aún cuando  parecía  que  todo  estaba  terminado,  aún con la llama muy pequeñita, pero nunca apagada. A ellos, a ellas, !gracias!
Recordamos  hoy  a  los que salieron a la calle  aún  bajo la nieve y  la  lluvia , con  carritos de bebé, en silla  de ruedas,  con  paso lento, o como sea, para poder dar  su testimonio y su compromiso.
Tenemos una memoria viva, una memoria que crece porque la hacemos entre todos, y se enriquece. Una memoria que permite  que este sea un dia de fiesta, y no tan sólo una fecha convertida en estatua.
Esta  fue  y sigue siendo una lucha de todos , la lucha  de un pueblo por ser escuchado y respetado durante diez largos años, ya que no bastó  con  arrancarles aquel plebiscito y ganarlo por el 82 % de los votos, sino que hubo y aún hay que estar defendiendo aquella victoria cada día como si todos  los  días fueran un 23 de Marzo.
Creemos  que  la verdadera democracia es esta, la que  construímos cada día  comprometidos   de verdad  con nuestra propia historia  y no participando  un domingo cada  tanto en un  ritual  electoral  con  el que  algunos  consiguen llegar a  un puesto  de poder  con el que hacen lo que se les antoja,  como si  nuestros  votos  los convirtieran de repente en  condes  y marqueses de la política.
Señores funcionarios:  !Su único titulo nobiliario debería ser  el de servir al pueblo, y no a los poderes económicos  de turno!
Esta  es  una larga marcha que no empieza con nosotros, sino mucho antes y de la que somos solamente un paso. Una marcha  que  acá seguimos 4 tras 4 ,  asamblea tras asamblea , calle tras calle, vecinos unos con otros, en una larga peregrinación de la vida  hacia la  justicia , el amor y el futuro.
Y  caminamos  hoy  junto  a tantos pueblos hermanos  del  Chubut , de la Patagonia entera, de la Argentina  y del Mundo, que  creen  que  la naturaleza  tiene  por sí misma derecho  a  existir, pues sin ella nada existiría.
Caminamos  junto a los que piensan  que hay  modelos  de  producción a  escala  humana, respetuosas  de  la  vida, y para  beneficio de las comunidades  y  en  fuentes de trabajo  verdaderamente sustentables y solidarias.
Todos  nosotros  vamos  en una alegre marcha  delante de las estatuas ciegas de la codicia y de la estupidez humana.
Caminamos  delante  de  los vendidos, los venales, los que  aceptan ser pagados  para  ponerse  en
contra de la mayor parte  de un  pueblo,  para  torcer su voluntad, confundirlo, y  engañarlo.
Caminamos  delante de aquellos que  ven este hermoso mundo solamente como  una fuente  de  recursos materiales, esperando  ser  explotados.
Caminamos delante de aquellos que ven   a  las comunidades  que se organizan, que autogestionan, que proponen, que aprenden, que enseñan, que salen a  las calles, como una
amenaza  al orden establecido.
Caminamos  delante  de aquellos que  enjuician  por  un trazo negro en la chapa de un auto a  un adolescente , pero que nada hacen cuando la violencia  se descarga sobre los cuerpos  del adversario.
Caminamos  delante de los patriarcas de la ley  antiterrorista.
No nos olvidamos de  todo lo que  hemos hecho en  estos 10 años…pero tampoco nos olvidamos  de los que han hecho y   lo que no han hecho ustedes .
Cuando  el  nuevo  Papa Francisco, en su asunción , insistia  una y otra vez, en  que había que cuidar  a la  naturaleza, porque era un mandato de Dios,  los  gobernantes del mundo  asentían con sus cabezas y lloraban de emoción… ¿o  de culpa?
Tal  vez  se  estaban dando cuenta  que  de cuidar, !nada!  Y que más que respetar a ningún
Dios, estaban respetando   los mandatos de  las   empresas,  las promesas del gran capital y  las
Biblias  del  neo desarrollismo progresista…
SEÑORES  del desarrollo  perpetuo, que  creen que el futuro es sólo sacarle más y más a esta Tierra , sacarle más y más a los pueblos que conviven  en armonía con ella, o directamente sacar  a los pueblos…
Si. !señores del perforar!
!Señores del fracturar!…
!Del explotar,  del dinamitar!
!Señores del fumigar y del exterminar…!
¡Si no cuidamos ste mundo  no habrá más mundo para nadie!
Así que  paradójicamente a ustedes también y a sus hijos los estamos protegiendo, porque  más
allá de sus fantásticas ilusiones de mundos infinitos y  recursos inagotables, del desarrollo y progreso eternos, nosotros, todos estos que somos, los locos, los fanáticos, los idealistas,  nosotros,  sabemos  que no hay otro planeta más que este  para  vivir, no hay otras aguas para beber, ni otros aires que respirar.
Descubrimos hace 10 años  que detrás  de los cantos de sirena  de aquella Meridian gold , como de esta Yamana, detrás  de las mentiras  del  cianuro, de los controles técnicos,  del trabajo para
todos,  solo había  codicia  de oro…la misma   codicia  que  envenenó pueblos,  masacró  culturas, y dio   nacimiento  a este capitalismo salvaje que  parece querer devorar  el planeta.
Descubrimos  tambien  que  hay politicos , jueces,  comunicadores sociales,   funcionarios , profesionales, que   creen  que  los ricos  y poderosos  amos  del mundo les  están dando  un lugar  a su lado… ¿son ustedes ingenuos o insensatos?!
Jamás  estarán en las mesas de sus banquetes, jamás,  más  que  para sacarse fotos, o levantar  las sobras del poder  que caigan al piso.
Los que estamos  en esta  plaza tenemos  otras  ilusiones , otros sueños.
Creemos  en  la  nobleza  de los seres  humanos. en  el  amor  al prójimo , al vecino,  al compañero a la compañera…
Creemos   en  que los  pueblos  organizados  desde sí mismos  tienen  mucho  que enseñar y que aprender  y  al ver lo  que  hemos  podido hacer hasta ahora  no parece  que hayamos sido tan ilusos  y poco realistas… Sino ¿qué   es  este   día?
¿No es el dia de la dignidad  , vecinos?
¿ No es el dia  que  recuerda  como un pueblo con mayoría  de desocupados,  en un lugar lejano   de la cordillera,  le dijo  no al   soborno  falso de  fuentes  de trabajo y  de riqueza ?
La dignidad existe señores ,  y  también es un derecho humano.
Y  esa  dignidad,  vecinos  de Esquel ,  es la misma   que  tiene  la montaña  a nuestras  espaldas , cuidándonos  silenciosa   y  también cuidada  por  nosotros,  en las calles.
LA MONTAÑA  Y  LA  DIGNIDAD  SIGUEN   EN PIE.
!!!NO  ES  NO ¡!!
!!!NO A LA MINA!!!
!NO PASARÁN¡
!NO PASARÁN!
!NO PASARÁN!
Esquel, 21 de marzo de 2012
Esquel: 3650 días de democracia en la calle

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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