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Manual del amenazado: intimidaciones a Correpi
Le rompieron el vidrio del auto mientras iba manejando, y le hicieron el gesto pasando el dedo por el cuello, como a quien le van a cortar la cabeza. Así amenazaron a María del Carmen Verdú, integrante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional-Correpi, institución que denuncia periódicamente los casos de represión, gatillo fácil y demás actividades policiales. Las múltiples causas para una intimidación.
El pasado viernes 25, la abogada María del Carmen Verdú de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CorrepiI) sufrió la más grave de una serie de intimidaciones de las que venían siendo víctimas diferentes miembros de esa organización.
El viernes, la CORREPI había organizado una actividad por los 17 años del asesinato de Walter Bulacio, el chico de 17 años que la Policía se llevó –junto a otros 72 jóvenes- de la puerta del estadio de Obras en 1991 donde esperaba para entrar a un recital de Los Redonditos de Ricota. Todos fueron liberados menos Walter, que murió en un hospital después de pasar seis días en coma.
Pero no sólo por esta causa -aún no resuelta- se manifestaba Correpi. Esta era la potente convocatoria para la actividad:
“17 años de la muerte de Walter Bulacio, 4.500 hojas de expediente, 34 jueces, 73 privaciones ilegales de la libertad, 15 años de prisión pedidos por la fiscal, 1 condena internacional al Estado argentino, 5 años sin que el Estado cumpla esa sentencia, sólo dos horas de arresto para el responsable de un pibe asesinado por el gatillo fácil y la tortura día por medio. Viernes 25 de abril, 13:00, Plaza de la República (frente al Obelisco) jornada de propaganda”.
En Salguero y Corrientes
Al finalizar esta protesta, cerca de las 18, María del Carmen se dirigió a la redacción del diario Clarín para hablar sobre las intimidaciones que, explica, recrudecieron en los últimos veinte días: ¿No te parece tarde para andar por la calle? ¿No te da miedo ir solo a esta hora? Eran algunas de las amenazas que recibieron muchos militantes de Correpi. “Para nosotros son habituales pero crecieron a un nivel insoportable en los últimos días”, cuenta María del Carmen.
Tras dar la entrevista pautada en ese medio, se dirigió a su auto, hizo 30 cuadras rumbo a su casa y a las 19.30, en la calle Salguero al 400, cuando su auto iba por el carril izquierdo, vio que por la derecha se le venía una moto encima. “Eran dos hombres, el que venía atrás se largó sobre la ventanilla del acompañante y no alcancé a ver con qué elemento hizo estallar el vidrio. Mi acto de coraje fue clavar los frenos y agachar la cabeza”, cuenta María del Carmen y agrega: “Por suerte venía sola”.
El agresor caminó unos pasos hasta la moto en la que lo esperaba el cómplice. Mientras subía, se pasó la mano por la garganta, gesto con mensaje de “cortar la cabeza”. Verdú: “No me robaron la cartera, no me sacaron nada de todo lo que tenía en el asiento. Esa, claramente, no era la intención”.
En el comunicado enviado horas más tarde, ese mismo día, Correpi responsabilizó al Gobierno Nacional por la agresión y advirtió: “Este accionar les resultará inútil, ya que no evitará que sigamos denunciando la política represiva del Estado”.
El arte de hacer callar
Debido a una delicada situación familiar que la tiene ocupada, María del Carmen no pudo hacer la denuncia el mismo viernes: “La vamos a hacer como se debe y a seguirla de cerca”, advierte, aclarando que hacia adentro del grupo ya tomaron medidas de cuidado porque esto “se oscureció mucho, se llegó a la agresión física”.
Otro comunicado de la organización dice: Desde Correpi aseguran que “los aprietes no vinieron sólo por Bulacio, ni por los asesinos de Damián Salcedo, que Correpi metió presos hace apenas un mes, también en Morón, ni por el juicio oral que se viene contra el policía asesino de Marcelo Báez, ni por la causa del pibe fusilado hace un año en la esquina de Tribunales, donde hoy participamos de la reconstrucción judicial…El apriete viene para que nos callemos…”
Correpi es una organización que comenzó su actividad en 1992 a partir del encuentro de abogados con familiares de víctimas y militantes que se conocieron en la calle durante las protestas por la masacre de Budge en 1987, el asesinato de Agustín Ramírez en San Francisco Solano y el homicidio de Walter Bulacio que había ocurrido en 1991. Hoy Correpi produce y difunde informes especiales sobre esos casos, sobre el gatillo fácil y los escuadrones de la muerte, sobre la represión en Puente Pueyrredón y el 20 de diciembre de 2001.
Manual ilustrado
Correpi emite boletines semanales que denuncian casos actuales de represión y realizan convocatorias a movilizaciones, actos, proyecciones. En el sitio web se puede bajar una versión actualizada del Manual Ilustrado del Pequeño Detenido que instruye a los más jóvenes sobre los procedimientos policiales y los derechos de los detenidos. Y otro manual para los padres que con el nombre Detuvieron a mi hijo ¿Qué hago? explica de modo claro los pasos a seguir. También producen la revista AntiRepresivo en papel con contenidos más de fondo o coyunturales de la lucha antirrepresiva a nivel nacional. Por último, con una frecuencia anual, Correpi publica un Archivo de Casos de personas asesinadas por las fuerzas de seguridad en el país. «Allí intentamos sistematizar toda la información disponible sobre los hechos de gatillo fácil, muertes en cárceles y comisarías y por la tortura en el país a partir de 1983».
Más información en https://Correpi.lahaine.org/
Y correos a [email protected]
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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