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Juicio por el asesinato de Rafael Nahuel: la caída del relato Bullrich

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Echada por tierra la versión del enfrentamiento armado, las últimas audiencias significaron un avance en la causa que juzga el crimen del joven mapuche de 22 años. Para fines de 2023 se espera la sentencia para los cinco prefectos acusados. En una cobertura conjunta de Perycia y La Vaca, hablamos con la querella, la familia y referentes de la comunidad mapuche sobre los puntos más importantes del juicio.

🖊️ Juan Pucciarelli

📸 Jaime Carriqueo

“Para llegar hasta Fiske fue mucha distancia, y allá tuvimos que buscar cada uno su lugar”, contó, en diálogo con este medio, María Nahuel, tía de ‘Rafita’. Se refiere a Fiske Menuco, término en mapudungún para denominar a la localidad rionegrina de General Roca (quien fuera, justamente, el autor de la masacre de la comunidad mapuche en el siglo XIX). Allí se realiza el juicio por el homicidio de Rafael Nahuel, en el Tribunal Oral Federal, a 500 kilómetros del lugar donde el 25 de noviembre de 2017 integrantes del grupo Albatros de la Prefectura Naval Argentina le dispararon por la espalda. 

—¡Ahhhh, no puedo respirar, no puedo respirar!, fueron sus últimas palabras, en la montaña, dentro de la comunidad Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi, en Bariloche.

Escapaba de la cacería desatada por los Albatros. Dos días antes, el juez federal subrogante de Bariloche, Gustavo Villanueva, había ordenado un operativo de desalojo; desde entonces, los efectivos de la Prefectura se encontraban apostados en la zona.

Lautaro González Curruhuinca y Fausto Jones Huala pudieron bajar hasta la base con el cuerpo de Rafael Nahuel agonizante. Falleció después de varios intentos de reanimarlo. En la redada criminal que terminó con su vida, también fue herida su prima, Johana Colhuan, y Gonzalo Coña, otro integrante de la comunidad.

María Nahuel cuenta cómo es viajar para declarar en el juicio por el crimen de su sobrino. “Como hay gente mapuche también [en Fiske Menuco], nos abrieron las puertas para quedarnos en sus casas. Nos separamos en dos y nos dieron lugar. No teníamos plata. Estábamos esperando una colaboración de la Nación, que llegó, pero el día que estábamos volviendo. Los mapuches que nos recibieron allá tuvieron que poner la comida”, explicó. La comunidad en la que viven está a siete kilómetros de la ciudad de Bariloche. «Se podría haber hecho acá el juicio, no teníamos la necesidad de viajar. Incluso una de las testigos, que es mi hija, Johana Colhuan, tuvo que viajar con su nena”.

El juicio que se realiza por el asesinato del joven de ascendencia mapuche avanza a paso firme. De los cinco prefectos implicados, uno de ellos, Sergio Cavia, está procesado por “homicidio agravado cometido en exceso de legítima defensa”. Los otros cuatro, Francisco Javier Pintos, Juan Ramón Obregón, Sergio García y Carlos Valentín Sosa, están señalados como “partícipes necesarios”. El fiscal del juicio Rafael Vehils Ruiz anunció este lunes que está pautada para el 24 de octubre la inspección ocular en el territorio donde ocurrió el crimen.

La semana pasada tuvo lugar una de las audiencias de testigos clave. Entre ellos, González Curruhuinca, Jones Huala y Colhuan, que sobrevivieron al ataque y que, por lo tanto, son víctimas, tal como señaló el juez Simón Bracco (quien junto a su par, Pablo Díaz Lacava, integra el tribunal presidido por Alejandro Silva). También declaró María Nahuel. De las 92 personas citadas como testigos, aún restan una decena solicitadas tanto por la fiscalía como por la defensa.

La tía de Rafael asegura que no hubo enfrentamiento: “Le dispararon por la espalda. Fueron muchos los cómplices del asesinato”. 

“El sueño se lo quitaron en un segundo”

“Como también lo dije en el juicio, nosotros no somos delincuentes, no somos terroristas. ‘Rafita’ Nahuel no era un terrorista”, señaló María y aseguró: “Vamos a seguir luchando mientras tengamos fuerza”. 

“Sólo queremos vivir en los territorios, vivir como mapuches, trabajar la tierra, criar animales, cuidar la naturaleza. Algo que él, Rafita, tenía muy presente era a su padre, a su madre y a su hermano. Siempre del campo quería venir a ver cómo estaba su familia, cómo estaba su mamá, su papá”, contó. “Decía ‘yo quiero instalarme bien acá para cuando pueda hacer mi casita, tener mi caballo, mi perro, criar conejos, y traer a mi hermano’. El sueño se lo quitaron en un segundo”. 

Juicio por el asesinato de Rafael Nahuel: la caída del relato Bullrich

Un juicio atípico 

También, en relación a su testimonio, la tía de Rafael Nahuel contó que “no se pudo hablar cada uno en su lengua porque el abogado que defiende a los prefectos, una persona muy racista, cuando yo me presente en mapudungún él ya estaba gritando que traigan un traductor”, y subrayó que “el fiscal y el juez entendían perfectamente bien lo que yo estaba diciendo”. 

“El panorama es muy bueno comparado con la instrucción que se ha desarrollado. No se pueden salvar todas las deficiencias que se arrastran desde la investigación, pero sí se está haciendo un juicio razonable”, dijo el abogado querellante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Sebastián Feudal, que espera la sentencia para antes de fin de año. “El tribunal tiene un principio de apertura de pruebas que no se venía sosteniendo en otras instancias, que permitió producir una pericia antropológica para que esté en el debate el asunto mapuche, que había sido despreciado, soslayado”, agregó.

Por su parte, el abogado de la familia e integrante de la APDH Bariloche, Rubén Marigo, afirmó en declaraciones a este medio que “en este momento, después de haberse realizado bastantes audiencias, están claras las dos posturas. La nuestra, que sostenemos que es un homicidio agravado por haber sido perpetrado por las Fuerzas de Seguridad, lo cual merece cadena perpetua, y por otro lado, la postura de la fiscalía de primera instancia (que tuvo a cargo la investigación), que extrañamente coincide con la de la defensa, que sostiene que hay un exceso en la legítima defensa”. 

Marigo se refiere a la teoría del enfrentamiento armado que expuso la fiscal federal de Bariloche Sylvia Little, a cargo de la investigación del caso en ejercicio de una subrogancia, antes de jubilarse el año pasado. La etapa de instrucción de la causa también había atravesado las gestiones subrogantes de los jueces Gustavo Villanueva y Gustavo Zapata.

Acerca de la jornada de declaraciones de la semana pasada, Orlando Carriqueo, integrante de la Coordinadora del Parlamento Mapuche, sostuvo que “los testigos de las comunidades, que vivieron ese asesinato por la espalda por parte de la Prefectura, pudieron expresar y contar lo que verdaderamente pasó, que coincide con las pericias balísticas”. 

También se mostró crítico del proceso judicial, al señalar que “es un juicio atípico, donde los imputados no están presentes sino a distancia, y los testigos de las fuerzas de seguridad cuando recibieron alguna pregunta complicada o que ponía en jaque lo que venían diciendo, se quedaban sin Internet o no escuchaban la pregunta”. Consideró también que “si se espera desde el Poder Judicial un acto esclarecedor, estas circunstancias jugaron en contra”. Las grabaciones de las declaraciones a distancia están registradas, pero “no son de acceso público”, según consignó Marigo. 

Además, Carriqueo subrayó que “está descartado, a esta altura, un enfrentamiento armado. Cada vez queda más en evidencia que eso fue un armado judicial y del ministerio de Seguridad de aquel momento”, dice haciendo referencia a la cartera que lideraba Patricia Bullrich.

130 disparos de los Albatros

“El crimen por supuesto que impactó mucho” en la comunidad local, aseguró, “pero la lucha continúa”. “La dimensión del conflicto político, histórico y social que tiene Argentina no lo va a resolver el Poder Judicial. Hay ciertas circunstancias políticas que se tienen que dar, como el reconocimiento del genocidio de hace 145 años, y una discusión también sobre la verdadera identidad de la sociedad argentina. Empezar a hablar muy abiertamente de lo que significó ese genocidio para los pueblos indígenas, cuyas consecuencias están hoy presentes: perdida de identidad, racismo, violencia institucional, que forman parte de la vieja historia en esta construcción de un Estado mono cultural que intentó por todos los medios invisibilizar a los pueblos indígenas preexistentes”, añadió.

Rubén Marigo explicó que durante la audiencia se demostró un claro sesgo de odio hacia el grupo de los pueblos originarios, y que la postura del enfrentamiento se ha venido desmoronando, no solamente porque hay mas de 130 disparos efectuados únicamente por los Albatros (31 de las cápsulas fueron encontradas cerca de los mil metros de altura del cerro), «sino por el hecho de que no existe un solo herido de prefectura, mientras que del otro lado está el asesinato y los dos heridos”. 

Sostuvo que “no hay una sola bala ni ningún otro elemento que pudiera demostrar que hubiera armas del otro lado, sino solamente piedras que usaron en defensa los compañeros mapuches que se intentaba cazar. Esto lo han demostrado las audiencias de a poco, como también las pericias que pretendían demostrar que en las manos de Rafael Nahuel y los dos compañeros que lo bajaron había restos de pólvora”, explicó el abogado. Según la elevación a juicio, los efectivos buscaron «resguardar sus vidas», y en ese sentido, actuaron «en cumplimiento del deber».

Para la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación hubo una persecución y un homicidio calificado, donde son culpables los cinco prefectos que dispararon con intención de matar”, dijo Mariano Przybylski, director nacional de Políticas contra la Violencia Institucional, bajo la cartera conducida por Horacio Pietragalla. “Eso es por lo que nosotros acusamos, lo que estamos sosteniendo en el juicio y lo que creemos que se está probando”, refirió.

La investigación fue elevada a juicio en diciembre de 2021, por decisión de la jueza Silvina Domínguez. En marzo de ese año, Przybylski se había presentado como querellante en la causa. Feudal destacó la actuación “con mucho compromiso y mucha dedicación al caso tanto de Pietragalla como Przybylski”, aunque en relación a la política del Frente de Todos respecto a la comunidad mapuche, recordó que “este Gobierno produjo un desalojo” (el cual motivó en octubre de 2022 la renuncia de la ministra Elizabeth Gómez Alcorta), por lo cual afirmó: “Mi reconocimiento a Pietragalla y a Przybylski no es extensible a todo el Gobierno”. 

La versión de Bullrich

La postura oficial actual sobre el caso Rafael Nahuel contrasta con la esgrimida en los años del gobierno de Mauricio Macri, gestión bajo la cual se cometió el crimen. Dos días después del homicidio, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, afirmó que las víctimas pertenecían a un “grupo que está fuera de la ley que intenta convertirse en poder fáctico y tomar un territorio”, y argumentó la presunta existencia de “armas de grueso calibre” con las que habían atacado a los prefectos, en una conferencia junto a Germán Garavano, su par del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

Luego de estas declaraciones, el Presidente salió a respaldar su posición, destacando la existencia de un “cambio cultural” que implicaba “volver a la época en la que dar la voz de alto significaba que había que entregarse”.

También, a comienzos de diciembre de aquel año, en el programa televisivo conducido por Mirtha Legrand, el periodista Ernesto Tenembaum cruzó a la entonces vicepresidenta, Gabriela Michetti, por el crimen de Rafael. “Fue baleado por la espalda, no tenía restos de pólvora en la mano y las dos personas que lo llevaron hasta la ruta tampoco tenían pólvora en sus manos. La bala era 9 milímetros, de Prefectura”, le dijo Tenembaum, al cuestionar que ella diera “por sentado que hubo un ataque”, tras lo cual Michetti le respondió: “Se supone que hay armas de todo tipo, hay lanzas y también armas de fuego. (…) Tratemos de hablar con sentido común, por favor te lo pido. ¿La persona le va a estar tirando porque sí?”.

Cabe recordar que en la quinta jornada del juicio realizada a fines de agosto pasado, el Prefecto Mayor Naval Julio César Mostafá declaró en calidad de testigo, al ser consultado por Sebastián Feudal, que había actuado en base a “lo que salió en los medios de comunicación”, entre los cuales mencionó al Grupo Clarín. Mostafá fue quien organizó la represión, al designar como jefe del operativo al oficial Pablo Rubén Berra, quien estuvo a cargo de veinte efectivos en aquella jornada. 

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Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

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La Ronda de Madres de cada jueves como lugar de encuentro, denuncia y reflexión, desde los 12 hasta los 93 años. Elia Espen y lo que vienen pidiendo hace más de 40 años. Por Lucas Pedulla

Tiene 12 años, se llama Catalina y es la primera vez que viene. «Es hermoso», dice, con brillo en los ojos, después de tomarse un tren y un subte desde Lomas de Zamora, sur del conurbano, con su tía Daniela, para venir a la ronda de las Madres en Plaza de Mayo, segunda después del triunfo de Javier Milei en el balotaje presidencial.

La caminata la encabezan Nora Cortiñas y Elia Espen, Madres de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora. Hay menos personas que la semana pasada, pero el movimiento sigue siendo vital para pensar esta época.

Catalina, por ejemplo, cuenta que en su colegio se discutió mucho durante las elecciones, y si bien fueron pocos los compañeros que apoyaban a Milei, lo hacían con argumentos que le parecían extraños: «Hablaban de la dolarización y pedían que vuelvan los militares».

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Zurda vas a correr

Daniela –31 años, preceptora– abre los ojos: «¿Por qué será que siendo tan jóvenes crean eso? Soy docente y he tenido problemas por tratar de frenar esos discursos. Tenía estudiantes que me chicaneaban, y aun si lo hacían para hacerme enojar, eran chicanas violentas: ‘Se te acaba la joda’, ‘viene el Falcon verde’. Mi otro sobrino, el hermano de ella, me dijo: ‘Zurda vas a correr’. Tiene 10 años».

¿Dónde vio eso? «En Tik Tok», dice. Catalina suma su visión: “Hay mucho Tik Tok y mucha violencia. Las redes sociales no ayudan para nada”. Daniela piensa que son necesarias nuevas formas de comunicar: “Trato de dar información, hablar con mi mejor tono, y enfatizar los ejemplos: los militares secuestraban personas y las tiraban vivas de los aviones. Pero no cala. En algo estamos fallando. Ahora todo son 10 segundos efímeros”.

De fondo, mientras caminamos, una voz lee nombres:

Lopez Ceferino.

López Bravo José María.

Lópes Calvo María Eugenia.

Son personas que siguen desaparecidas.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

El lugar donde se mira al mundo

Otro de los camina en ronda es Sergio Maldonado, hermano de Santiago, el joven de 28 años que desapareció el 1º de agosto de 2017 en medio de una brutal represión de Gendarmería a una comunidad mapuche en Esquel, provincia de Chubut. Su cadáver, sospechosamente aparecido meses después, fue señalado como efecto de un “accidente”. Eran tiempos de Mauricio Macri como presidente y Patricia Bullrich como ministra de Seguridad. Tiempos en que también fue asesinado por la espalda Rafael Nahuel en la Patagonia. Maldonado está en Buenos Aires porque el 11 de diciembre iba a tener la audiencia de apelación por el intento del juez Gustavo Lleral de cerrar la causa, pero se la postergaron hasta el 28 de febrero.

Percibe, en general, un sentimiento de retroceso: “Todas las instituciones se rompen, como un desmoronamiento general. Ya no es un negacionismo, sino desidia. Hubo una disconformidad que se manifestó, pero también es irresponsabilidad: es triste ver cómo la tercera fuerza se mete ahora a manejar el gobierno, con el discurso de rebeldía, pero el ministro de Economía va a ser el mismo que nos endeudó por 100 años (Nicolás Caputo). Hay un grupo de gente que no votó con el bolsillo, sino de manera irracional”.

No sintió miedo, pero sí preocupación: “Bullrich está coqueteando con el Ministerio de Seguridad, aunque hoy también sonó para Trabajo. Representa dos épocas nefastas, porque como ministra de Trabajo en 2001 ya le recortó el 13% a los jubilados. Y ni que hablar que ahora, si asume en Seguridad, tiene como vicepresidenta a alguien que reivindica el genocidio”. 

¿Por qué, entonces, venir a la Plaza? “Quedan poquitas Madres y esto tiene que seguir. Nos encontramos con seres queridos en una misma línea. Capaz no sabés la fecha de cumpleaños, pero es un lugar de reencuentro. Desde acá se mira el mundo y también se interpela a la Casa Rosada. No hay que perder el vínculo con las Madres”.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Pensar todo otra vez

Lua tiene 16 años y Paloma 17. Son estudiantes de cuarto año del colegio porteño Carlos Pellegrini. Paloma viene por primera vez: “Estamos en una situación complicada y ahora, que se está reivindicando la dictadura, es súper importante cuidar la memoria”.

Lua ya vino varias veces: “Se cuestiona algo tan básico que siempre me pareció incuestionable. Y es importante venir para que en las casas se vuelva a hablar”. Percibió que Milei entró en el Pellegrini más silenciosamente, a diferencia de otros colegios donde el apoyo fue más colectivo, precisa: “La mayoría son por las familias; o lo toman como chiste, un meme, algo nuevo; o por la desconfianza en la política. Muchos descreen de lo político, entonces tampoco hablan, por lo general, con alguien que no piensa como ellos”.

¿Qué pudieron hablar post balotaje en el Pellegrini? “Siento que es un momento donde deberíamos hablar más que nunca, pero en mi colegio la juventud no se está pudiendo organizar lo suficiente para pensar estos cuatro años. Recién pasaron dos semanas, pero tuvimos una instancia para hablar y éramos nada más que 20 personas. Siendo un colegio tan politizado, es poco, y hay que replantearnos cosas básicas y volver a esquematizar todo”.

¿A qué te referís con esquematizar?

–Pensar cómo vamos a salir, cómo van a ser nuestras marchas, cómo nos vamos a cuidar. Probablemente a mucha gente no la dejen ir a las marchas, porque somos pibes de 16, 17, 18 años, incluso menos. Tenemos que ser un gran volumen.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Me tienen podrida

Elia Espen tiene 93 años. El 18 de febrero de 1977, su hijo Hugo Orlando Miedan Espen fue secuestrado y llevado al centro clandestino de detención y tortura El Atlético. Sigue desaparecido. 

«Están diciendo pobrecitos los generales, que tienen que liberarlos, mientras nuestros hijos siguen desaparecidos, fueron tirados al mar –habla, micrófono en mano, una vez terminada la ronda–. Estamos como empezamos: me tienen podrida. ¿Qué más podemos decir? Seguimos pidiendo lo mismo que pedimos hace más de 40 años: verdad y justicia. Estoy escuchando cada cosa por la radio y televisión que me espanta. Todavía no sabemos nada de lo que pasó con nuestros familiares. Ojalá se unan, ustedes, todos. Lo único que tenemos que seguir haciendo es estar juntos».

Luego, le pasó el micrófono a Nora Cortiñas, 93 marzos. Su hijo Gustavo está desaparecido desde el 15 de abril de 1977. Nora habló y dejó frases para tomar apuntes:

  • “Todavía este pueblo no llegó a captar los horrores que vivimos durante el terrorismo de Estado porque, si no, las elecciones hubieran sido diferentes”. 
  • “Vamos a tener que seguir hablando”. 
  • “Como vienen días muy difíciles tratemos de estar juntas, juntos, y pensar que no queremos que se repita más lo que vivimos”. 
  • “Tenemos que estar en la calle todo lo que podamos”. 
  • «En vez de absorber el veneno que tienen les contestaremos con el amor que tenemos».
  • “Hay que salir y reivindicar lo que lucharon nuestros 30 mil”.
  • “Vengan acá, vengan a acompañarnos porque así vamos a demostrar que exigimos memoria y verdad hasta el final”.
  • “A seguir luchando. Vamos a vencer”.
  • “No pasarán”.

Voto cansancio

Rocío, 23 años, de Lomas de Zamora, estudiante de Periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda (UnDAV), militante del Movimiento Evita, la escucha con atención. También, es la primera vez que viene. “Me movilizó mucho venir ahora que Milei es gobierno, ver todo el sufrimiento de las Madres, pero que siguen acá. Vine por eso. Y seguro vuelva”.

Rocío es de las que piensa que no fue un voto negacionista sino un voto cansancio: “Venimos haciendo las cosas muy mal y hay reconocerlo: en los últimos cuatro años no hubo grandes políticas que le cambiaran la vida a la gente, que es por lo que el peronismo se identifica. Hay un cansancio: no creo que el 55% sea negacionista. Espero que no”.

Le cuento que recién, en otra entrevista, una docente hablaba de la necesidad de nuevas formas de comunicar. ¿Qué piensa una estudiante de periodismo? “Las empresas de medios siguen siendo funcionales al sistema. Yo me tiro del lado de los medios autogestivos, ahí se cuenta la realidad de los hechos. Soy mamá de una nena de cuatro años y no quiero que se malinforme por Tik Tok. Deberíamos volver a lo que hicieron las Madres y contar desde ahí. Por no querer confrontar, la juventud peronista fue tibia. Tenemos que perder el miedo y dejar de ser sumisos. El Nunca Más es Nunca Más en muchas cosas”.

-¿Qué destacás en las Madres como comunicación?

-La sensibilidad. Las Madres son un gran ejemplo de cómo enfrentaron la dictadura. Hubo estrategia ahí. Cuentan un hecho terrible que vivieron en carne propia, pero desde la sensibilidad con el otro, de entender al otro, de comunicar hacia el otro. Es por ahí y es lo que nos está faltando. 

Repite: “Es por ahí”.

El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

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Crimen de Rafael Nahuel: condenan a los prefectos a 4 y 5 años de prisión; la familia apelará

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La condena por el asesinato de Rafael Nahuel llegó tarde y mal: el prefecto Sergio Guillermo Cavia, responsable del delito de homicidio agravado, fue condenado a 5 años de prisión. Sus cuatro compañeros, cómplices, a 4 años y 6 meses. Y hasta tanto no quede firme la condena, seguirán libres. La familia anunció que apelará el fallo, a las puertas de una nueva presunta asunción de Patricia Bullrich, la responsable política del asesinato. Crónica de la audiencia de un veredicto anunciado, en cobertura colaborativa con Perycia.

Por Ludmila Cabana Crozza. Fotos de Jaime Carriqueo

desde fiske menuco

El fiscal llegó antes que nadie. Al habilitarse la sala de audiencias era la única persona sentada en la sala, en su lugar. Por momentos cerraba los ojos, por momentos revisaba su teléfono celular. Cuando ingresó al Juzgado saludó a una de las decenas de policías federales que custodiaban el edificio del Tribunal Federal de la ciudad de General Roca adentro y afuera. Antes de iniciar la subida por la escalera recibió un buen deseo. Va a estar todo bien, doctor, le dijo un policía.

Desde las 7:25 am hasta que se habilitó el ingreso a la prensa, el fiscal Rafael Vehils Ruiz estuvo solo en la sala. Entraron la prensa y la familia de Nahuel. Se llamó a un breve cuarto intermedio y todos regresaron, junto al Tribunal, cerca de las 11 para presenciar la lectura de la decisión final. 

Este miércoles 29 de noviembre de 2023 en la sala de audiencias Alfredo C. Nielsen se leyó el veredicto que los jueces federales Alejandro Silva, Simón Bracco y Pablo Díaz Lacava entendieron como justicia por unanimidad: condenar a Sergio Guillermo Cavia por considerarlo autor material responsable del delito de homicidio agravado por haber sido cometido mediante la utilización de arma de fuego y con exceso de legítima defensa, a 5 años de prisión e inhabilitación especial por 8 años.

Eran cinco los prefectos procesados por la muerte de Rafael Nahuel en 2017 en Bariloche. Francisco Pinto, Juan Obregón, Carlos Sosa y Sergio García fueron condenados a 4 años y 6 meses de prisión e inhabilitación especial por 7 años por el tribunal oral criminal federal de General Roca ya que los consideraron partícipes necesarios del delito de homicidio agravado cometido por Cavia. Los 5 condenados no tendrán condena preventiva: serán detenidos cuando la sentencia quede firme. Hasta tanto no podrán abandonar el país ni retirarse de su domicilio por más de 24 horas salvo que avisen con anticipación. 

Pero antes de los 6 minutos que tardó la lectura del veredicto hecha por el presidente del tribunal, Alejandro Silva, los cinco procesados tuvieron un momento para decir las palabras finales. Todos hicieron uso de ese derecho y dijeron casi lo mismo: que obraron en cumplimiento del deber, conforme a derecho, sin cometer excesos y con una orden judicial que los legitimaba.

Cavia agregó que tenía fe en que se iba a hacer justicia; Obregón dijo que respetó la vida propia y la de terceros en cuanto se pudo. García dijo que actuó en este “lamentable hecho conforme a derecho”. Todo fue escuchado y visto en una pantalla, porque ninguno de los acusados pisó el Tribunal Federal en ninguna de las audiencias: siguieron el juicio desde sus casas, conectados a internet. Recibieron el veredicto en las mismas circunstancias.

Durante el debate oral hubo dos querellas: una por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con el abogado Mariano Przybylski como representante, y otra por parte de los padres de Rafael Nahuel con los abogados Rubén Marigo y Ezequiel Palavecino. En los alegatos ambas querellas pidieron prisión perpetua para los 5 prefectos por homicidio agravado.

El pedido de pena máxima se desprende de lo que el abogado Marigo entiende es un delito político, un delito de violencia institucional pero fundamentalmente una deuda de la democracia: no haber terminado con prácticas que vienen de la dictadura militar. Se refiere a usar el aparato estatal (en este caso las fuerzas de seguridad) en contra de ciudadanos comunes. 

La defensa fue por la absolución, no reconoció ningún delito pese al resultado de una persona muerta y dos heridos de bala del mismo lado. El fiscal Vehils Ruiz, por su parte, pidió 5 años de prisión para los acusados. No consideró quitar el atenuante en la acusación original de homicidio en exceso de legítima defensa y fue por la idea de un enfrentamiento entre las partes. Esta posición, pese al pedido de las querellas, limitó la decisión del Tribunal en cuanto a la pena dictada: la más alta fue la que pidió el Ministerio Público Fiscal. 

Rafael Nahuel fue alcanzado por un disparo por la espalda y murió el 25 de noviembre de 2017, tenía 22 años. Quienes lo acompañaban también fueron heridos y oficiaron de testigos en una de las jornadas del juicio que ayer terminó, no estaban armados. 

El miércoles 29 de noviembre, día del veredicto, la mamá de Rafael Nahuel cumplió años. Se llama Graciela, es una mujer bajita, lleva zapatillas negras de caña alta, medias de color rosa, un pantalón animal print y una remera mangas largas con otra blanca encima con la cara de su hijo asesinado. La misma remera llevan Alejandro, el padre y Ezequiel, el hermano. Graciela tiene, en el día de su cumpleaños, que estar lejos de su casa en Bariloche, a 481 kilómetros, porque le falta un hijo y busca justicia.

Lleva dos hebillas con brillos en el pelo, tiene una bolsa de tela de Unelen que revisa buscando alguna cosa, hace un gesto como de revolver algo en la boca mientras escucha y mira lo que dicen los jueces sobre los acusados de la muerte de su hijo, que son culpables y están en sus casas -¿qué mastica Graciela? ¿bronca?-.

Afuera, al sol, dijo frente a un micrófono que no está conforme, que esperaba más, que está desilusionada. El abogado Marigo aseguró que apelarán, Horacio Pietragalla Corti, titular de la Secretaría de Derechos humanos de la Nación que acompañó la jornada dijo que, a pesar del cambio de gestión que se acerca, esa también es la intención de la Secretaría. 

El 29 de Diciembre de 2023 a las 11 hs. es el día fijado para dar a conocer los motivos del hecho en el que se funda el veredicto conocido hoy. «Que tengan un excelente día, cuídense», fueron las palabras del juez antes de dejar el recinto.

En 2017, el año del hecho juzgado hoy, la poeta neuquina Silvia Mellado escribió:

Rafael Nahuel

han soltado los albatros

en el medio del bosque

donde dice tierra ancestral

leen coto de caza los perdigueros que olisquean

gustosos un pedazo de tu muerte 

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La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

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(Desde Mar del Plata/lavaca.org) Guillermo Pérez se quedó mirando absorto unos pupitres escolares que había enviado el cura Héctor Díaz, muchísimo más conocido como Chobi. Los pupitres estaban siendo acomodados por toda la gente de la Campaña Somos Lucía en el patio de una casa ubicada en la calle Alvarado al 4500.

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Las mujeres y luchas en el acto. Fotos: Lina Etchesuri.

En medio del vértigo de la inminente inauguración Guillermo (mecánico de automóviles) le habló a su esposa, la enfermera Marta Montero:

–Acá hay un mensaje. Acá empezó todo– dijo señalando los pupitres garabateados en algunos casos, un símbolo de la escuela pública a la que iba Lucía cuando fue captada como tantas otras adolescentes por narcos que vendían lo suyo a la salida de las clases. En el caso de Lucía, el negocio terminó en el femicidio de esa chica que iba a 4º año del secundario, en octubre de 2016, caso que provocó el primer Paro Nacional de Mujeres.  

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

La ministra Mazzina, Marta, Guillermo, Raquel Vivanco, Yamila Rodríguez. Fotos: Lina Etchesuri.

Guillermo completó su idea:

–Y acá puede continuar todo ahora: a esto vamos con todo lo que estamos haciendo–  dijo señalando los pupitres, porque el proyecto de la Casa de Lucía es que sea un lugar para capacitaciones, talleres, para compartir ideas, acciones y la contención de las familias víctimas. Un punto de encuentro crucial para el trazado de estrategias de vida frente a la violencia contra las mujeres en la ciudad, y la impunidad que suele acompañarla desde siempre.  

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

La mamá de Candela, la mamá de Iaria. El sentido de tener un lugar de encuentro. Fotos: Lina Etchesuri.

Tres datos para sintetizar la historia   

  • El femicidio de Lucía provocó un cimbronazo social que derivó en aquel primer Paro Nacional de Mujeres el 19 de octubre de 2016. La familia llevó el caso a un juicio (2018) que resultó vergonzoso, con jueces dedicados a sembrar sospechas sobre la víctima menor de edad y a exculpar a los narcos acusados, Matías Gabriel Farías (29) y Juan Pablo Offidani (48). El tercero, Alejandro Maciel, había fallecido en 2020.
  • Marta y Guillermo se propusieron entonces lo que parecía impensable: la anulación de esa vergüenza, y la realización de un nuevo juicio que se realizó finalmente en febrero de este año, en el que sí se pudo lograr la condena a perpetua por femicidio de Farías, y a 15 años a Offidani como “partícipe secundario”, tema que está apelado.
  • La familia además impulsó un jury aún pendiente, que juzgue a los jueces del primero de esos juicios, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas (el tercer juez, Alejandro Carnevale, eludió el proceso al jubilarse antes).
  • Ahora la Campaña Somos Lucía obtuvo algo más: recibió del Estado, a través de la AABE (Agencia de Administración de Bienes del Estado) una casa abandonada y derruida que en apenas dos meses lograron acondicionar a pulmón y corazón, y que fue inaugurada este martes 28 de noviembre junto a otras familias de víctimas de femicidios que se acercaron a compartir ese momento acaso histórico.   
  • Lugar de encuentro y aprendizaje   
  • Así contado todo parece veloz, pero en la práctica significó años, meses, días y cada segundo de energía, de lágrimas, de insomnios, de amenazas, que Guillermo y Marta, y también su otro hijo Matías Pérez, lograron superar.

No lo hicieron dedicados solo al caso de Lucía sino también buscando acompañar y reunir a otras familias que pasaron por infiernos similares. Así fue que inspiraron otra organización clave: Familias Victimas de Femicidios, Transfemicidios y Desparecidas.

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Madres que no bajan los brazos, y el sacerdote Héctor Díaz, Chobi, siempre acompañando las luchas marplatenses. Fotos: Lina Etchesuri.

Entre los familiares estuvieron Gustavo Mellman, papá de Natalia (asesinada en febrero de 2001). Los policías condenados están presionando para obtener su libertad. Estaba también Mariela Quintanilla, la mamá de Iara Nardelli (sus huesos aparecieron este año, pero el caso sigue sin investigarse como femicidio), Carola Labrador, madre de Candela Rodríguez (asesinada por una banda narcopolicial en 2011, cuando ella tenía 11 años),  Marisa, la madre de Luna Ortiz (asesinada en 2017 a los 19 años). Participaron también integrantes de la Asamblea por un mar libre de petroleras, y de la multisectorial Ni un hundimiento más, creada por familiares del barco pesquero El Repunte, hundido en 2017.  

Estuvieron además las hijas de Evangelina Sánchez, asesinada el 20 de noviembre pasado. Por el lado oficial se hizo presente la ministra nacional de Mujeres, Igualdad y Género, Ayelén Mazzina. El presidente Alberto Fernández no pudo asistir, y fue representado en el acto por una de sus asesoras, Raquel Vivanco, así como Yamila Zavala Rodríguez representó a Estela Díaz, ministra provincial de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual.  

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Marta, Guillermo, y una idea: “No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla». Fotos: Lina Etchesuri.

“Lucía está acá” dijo Marta durante su intervención, junto a la gigantografía con los ojos de su hija. “La perversidad de la justicia fue de tal magnitud… pero no pudieron con nosotros, que somos gente de la calle, y eso muestra que nadie nunca debe bajar los brazos”. Marta nombró y presentó a quienes fueron a compartir la inauguración formal de la casa y destacó que en los casos de femicidios no alcanza con la condena: “Siguen las vidas de quienes quedan, pero el Estado tiene que estar presente como tiene que ser. Que las hijas de Evangelina, por ejemplo, puedan tener comida, educación, que puedan cubrir sus necesidades básicas porque quedaron solas, criaturas enfrenando un mundo perverso de adultos. No es una dádiva, es un derecho el que hay que darles. Y organizados vamos a hacerlo” dijo mirando a dos de las hijas de Evangelina Sánchez.

Dijo también: “Esto va a ser un lugar de encuentro, de aprendizaje. Acá no terminó nada. Acá seguimos sin bajar los brazos para que crezca una esperanza de vida, de respeto y de derechos. Esto hay que hacerlo porque en el fondo lo que se quiere es que estemos desunidos. Si estamos desunidos, ganan ellos”.

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Familiares de un pesquero hundido, El Repunte. Fotos: Lina Etchesuri.

“No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla. Jamás nos van a convencer de que somos unos negros de mierda. Somos mujeres y hombres trabajadores, que no son egoístas, gente que piensa que no somos el ombligo del mundo, sino que necesitamos comunidad para trabajar”.   

Después fue el tiempo de las fotos, los abrazos y las lágrimas de tantos familiares, que por esta vez no fueron de tristeza sino que simbolizaron una puerta al futuro.  

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Fotos: Lina Etchesuri.

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