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Alberto Nallar, el abogado insólitamente acusado de sedición en Jujuy: “Mientras esté Morales somos todos rehenes”

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Alberto Nallar, el abogado insólitamente acusado de sedición en Jujuy: “Mientras esté Morales somos todos rehenes”
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Desde su casa en El Carmen donde cumple prisión domiciliaria, el abogado Alberto Nallar habló con lavaca sobre su sorprendente detención y la situación en Jujuy. El video completo incorporado a la causa con el que pretenden acusarlo. Cómo lo detuvieron, la confiscación de su celular, la acusación de “sedición” que levantó una campaña internacional frente al tema.

Su denuncia contra Gerardo Morales (incluimos la versión completa) por pretender la suma del poder público al controlar también a la justicia. El pedido de intervención federal. El gobernador jujeño, sus hijos, la marihuana, el cine, el litio. La ruptura del concepto de república. Argumentos de un abogado especialista en Derecho Administrativo que defiende a pobladores, agricultores y comunidades originarias sin cobrarles.

El video completo incluido en la causa con el que pretenden acusarlo. El texto de su reclamo y sus argumentos para que se intervenga la provincia.

Por Sergio Ciancaglini

El abogado Alberto Nallar cumple prisión domiciliaria en Jujuy aunque asegura que no sabe de qué defenderse porque no le explicaron qué delito cometió, y está preso en su casa sin haber sido juzgado. Fue detenido el 13 de julio, pasado el mediodía. Aclara sobre esta situación en modo Kafka: “Yo entiendo que pueda no entenderse lo que cuento, porque las cosas que nos están pasando son absurdas. Pero así estamos”.

El fiscal Walter Rondón declara en un tortuoso raid idiomático que Nallar, textualmente, “se presentó en los cortes de ruta que ser realizaban en la ruta 66 (…) instigando públicamente a los persona que realizaban dichos ilícitos, a continuar realizando los la interrupción de los servicios públicos, y transporte vehicular, instigando también en sendas oportunidad a que las personas cometan el delito de motín y sedición, alzándose en contra de la Constitución de la Provincia”. Luego plantea como calificación legal: “Instigación pública a cometer delitos”, “instigación a la violencia colectiva” y “alzamiento o motín”.  

“Pero no me victimizo” dice Nallar, 65 años, a lavaca. “Estoy mi casa, con la estufa acá al lado. El verdadero problema sigue siendo lo que le pasa al pueblo” explica desde El Carmen, 20 kilómetros al sur de San Salvador. “Lo que a mí me toque por esta ignominia es nada en relación al esfuerzo que está haciendo la gente, las comunidades, principalmente las mujeres, que siguen al lado de la ruta para defender sus derechos.Nadie va a sacrificar su integridad física, su libertad, lo tremendo de tener que instalarse al costado de las rutas mañana, tarde y noche”.

“¿Por qué la gente hace eso?” se pregunta: “Las personas que reclaman no están pidiendo un plan social, no están pidiendo que les regalen nada, sino que están defendiendo una entidad y una identidad de derechos esenciales que hacen a la subsistencia particularmente de los pueblos originarios. Está su vida en juego. Es lo que explica que las comunidades hagan semejantes sacrificios”.

Nallar es abogado especializado en Derecho Administrativo (no es penalista, según se ha difundido), y como tal asesora a familias, agricultores y comunidades originarias que ven amenazadas sus tierras y sus bienes por diferentes negocios impulsados desde el Estado. Explica: “Las comunidades originarias defienden el derecho a mantener sus territorios, el derecho a evitar el saqueo que significa desde el punto de vista ambiental, territorial y del agua, todo el tema del litio. Pero no es lo único”.

En estos casos el Derecho Administrativo no es sedicioso, pero puede ser mucho más práctico y revulsivo que otras ramas del oficio, incluso la Penal.

Por su trabajo de asesoramiento recorrió efectivamente muchos cortes de ruta, explicando por qué la reforma impuesta por el gobernador Gerardo Morales en realidad es inconstitucional. El video que consta en la causa contra Nallar dura 22 minutos. Fue tomado en Perico, en la autopista Raúl Alfonsín, y permite entender el absurdo de considerar “sedición” la actitud de Nallar. Allí plantea que Morales está cometiendo el delito de “suma del poder público” y lo explica, así como la incompatibilidad de Morales, entre otros funcionarios, para ser a la vez convencionales constituyentes. Las familias reconocen que el abogado las ha defendido de desalojos, que no les cobró, él les propone “luchar para sostener la razón” y remarca la necesidad de hacer visible todo este reclamo. Ironiza sobre la posibilidad de informar a Patricia Bullrich sobre la realidad provincial, y sostiene que ningún canal de televisión informa sobre el trasfondo del problema.

Alberto Nallar: El video completo

La suma del poder

Explica Alberto Nallar sobre Gerardo Morales: “Ha incurrido en un delito penal que es el de la suma del poder público, previsto en el artículo 227 del Código Penal y es un delito que tiene pena de prisión perpetua. El presidente de la Nación debe intervenir en la provincia porque en Jujuy está gobernando alguien que está incurso en este delito, que rompió el sistema republicano porque hablamos de República Argentina y muchas veces no tenemos ni idea sobre la República”.

¿Por ejemplo? “Donde no hay división de poderes se rompe el sistema republicano y en Jujuy no la hay: quien conduce el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial es en la práctica la misma persona. Él asumió el 10 de diciembre y el 17 de diciembre ya había sacado la ley para ampliar el número de jueces. Y en 2018 designó a los miembros del Superior Tribunal, que eran miembros de la Cámara de Diputados. Ya lo denuncié en esa época”.

“¿Para qué Morales hizo eso? Para gozar de impunidad absoluta por los delitos que ya venía dispuesto a cometer, que cometió, y que incluí en el pedido de intervención federal que dirigí al presidente de la Nación”.

Nallar encabeza el pedido de intervención a la provincia, por ejemplo, con el “Delito de Atentado al Orden Constitucional y a la vida democrática”, según el artículo 227 del Código Penal. Plantea además describe lo que define como “Captura y Sometimiento Absoluto del Poder Judicial”. Argumenta que “la reforma constitucional antisocial que se lleva a cabo, sumada al ahogo económico del personal docente, de la salud pública y de los demás sectores esenciales del Estado, al despojo territorial de las comunidades originarias y a la imposibilidad absoluta de recurrir a la Justicia por su incondicional sumisión a Morales, han detonado una inclaudicable rebelión popular que desnudará en el escenario nacional el indeseable prontuario que resumimos a continuación”.

Define la “complicidad” del justicialismo, la incompatibilidad de Morales para ser convencional constituyente, cuestiona la creación de una empresa para la producción de marihuana (10.000 hectáreas) encabezada por Gastón Morales (hijo del gobernador), la creación de un instituto de artes audiovisuales en el que puso al frente a otro hijo (Facundo) con un presupuesto que define como “faraónico”, el “impostado matrimonio aborigen Morales/Snopek financiado por el Estado”, el desfalco y liquidación del Banco de Jujuy, el megaendeudamiento de 2019, entre otras cosas. Denuncia también La confiscación de las tierras urbanas en las que se asienta la comunidad Pueblo Kolla de Caspalá. “La Organización Internacional de Turismo planteó a fines de 2021 que Caspalá es uno de los 43 destinos turísticos más atractivos del mundo” explica Nallar a lavaca sobre ese pueblo de 350 habitantes a 4.000 metros de altura. “El gobierno entonces organizó una maniobra engañando y haciéndole firmar a la gente de la comunidad una declaración jurada en la que decían que no eran propietarios de ningún bien, siendo que les correspondía según todas las leyes la posesión del territorio ocupado desde tiempos remotos por esa comunidad aborigen, según lo plantea el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional. La movilización de la gente frenó ese despojo”.   

Este es el texto completo del pedido de intervención

El objetivo real de la detención

Sostiene Nallar que tiene ideología pero no partido. “Soy peronista, pero no del partido sino del movimiento”. Considera al hasta hace poco jefe del peronismo local Rubén Rivarola como “el subjefe de Morales”. Sobre la incompatibilidad de Morales para ser gobernador y a la vez constituyente, aunque lo haga con una licencia: “Ni el presidente ni un gobernador gozan de licencia en ese sentido. Pueden hacerlo para ir al exterior en misión oficial, pero no se suspende su función. El presidente puede estar en China, pero si llama al jefe de la Policía y da una orden, tendrá que cumplirla porque se sabe que está en funciones. Acá hubo un copamiento del poder constituyente por parte del ejecutivo”.

Sobre su detención. “Primero me llevaron a un penal, lo cual es un absurdo porque ahí es a donde se va a cumplir una condena cuando te declaran culpable. Me tuvieron 12 horas, y después a la prisión domiciliaria. Otro absurdo: me anunciaron que es por 20 días, sin que haya ninguna explicación de por qué me acusan de esos delitos. Ponen que de acuerdo al video yo estaba allí. Y claro que estaba. Pero una cosa es que esté ahí, y otra que instigue al delito. ¿Cuándo hice eso? ¿Con qué palabras? Ni siquiera sé de qué defenderme, porque no se entiende de qué me acusan”.

A partir de esa situación, tiene una percepción inquietante. “Me hago a la idea: me van a mandar de vuelta al penal”.

-¿Por qué?

-Porque hacen cualquier cosa, sin ningún escrúpulo. Acá está roto el sistema republicano, la división de poderes. Mientras siga Morales somos todos rehenes. El verdadero objetivo de detenerme es amedrentarme pero, mucho más, amedrentar a todos los abogados, para que piensen que mejor no meterse en problemas.   

¿Qué relación establece entre la situación actual y la de Milagro Sala, detenida desde 2015?

Es un tema muy largo de hablar. No te voy a decir si ella es buena o si es mala. Lo que sí te puedo decir es porque estuve en el juicio defendiendo al que era presidente del Instituto de la Vivienda que supuestamente era el partícipe necesario del delito. Acá jueces y fiscales tendrán que dar cuenta alguna vez de los delitos que cometieron en este juicio, que fue una locura. No la califico a ella, pero lo que digo es que en ese juicio eso por lo que la acusaron es falso.

¿Cómo toma las campañas hechas por oenegés internacionales, asociaciones de abogados y de derechos humanos (APDH y Serpaj, por ejemplo) o el pedido de hábeas corpus planteado por la Secretaría de Derechos Humanos?

Si no fuera por ellos y por medios como ustedes, que están visibilizando todo lo que ocurre, la situación sería todavía más grave. Estaríamos expuestos a cualquier locura. Si las cosas no pasaron a mayores es gracias a toda la gente de diferentes lugares que tiene los ojos puestos en Jujuy. Eso dificulta que hagan lo que vienen haciendo. Para nosotros que todos esos organismos y medios intervengan es una bendición. Esto es una especie de novela de terror, y tranquiliza poder socializar y difundir lo que está pasando.

La comunicación con Alberto no fue sencilla. Al quedar detenido le confiscaron el celular. “No tengo mi agenda, los teléfonos de mis clientes, pero bueno, ya iré recuperando todo”.

Sobre la confiscación del móvil tiene otro sentimiento. “Yo, encantado de la vida. Quien no tiene problema en su conciencia no tiene problema en abrir la puerta de su casa. Que busquen lo que quieran. Van a tener oportunidad de ver que no tengo nada que ocultar y que lo que han hecho es una canallada para satisfacer a su jefe. Pero hagan lo que hagan, no van a poder evitar que sigamos haciendo lo posible para que en la provincia no haya más impunidad”.

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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