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Julio López: 4 años y un día de su desaparición
Un año más en un aniversario de esos que no se festejan ni se conmemoran, tan solo se recuerdan como un claro exponente de falta de Justicia. Julio López no está desde hace 4 años y un día y no hay novedades en la causa que investiga su desaparición. Hacer un raconto de lo que fueron estos cuatro años en lo que respecta al proceso judicial se torna complejo debido a la cantidad de idas y venidas que dejan la causa en el aire y a los familiares y amigos en vilo. Anibal Hnatiuk de Justicia Ya y uno de los abogados querellantes de la causa denominada “presunta desaparición forzada de personas”, resume a manera de balance: “Lo más relevante es que se acentuaron las cosas que veníamos denunciando: la inacción, la quietud. Es un fenómeno que pasa en muchos procesos judiciales, pero que en este caso se acentuaron mucho. Lo que antes tardaba tres meses ahora tarda seis”.Los pedidos de la querella se refieren a que se investigue a quienes podrían tener un móvil para hacer desaparecer a López. ¿Quienes son? Responde Hnatiuk: “Quienes no querían que Lopez declarara. De manera genérica, están los que tienen un móvil político, los que quieren atacar el desarrollo de los juicios a los genocidas. En cuanto a lo específico, están quienes pertenecían a los centros por los cuales pasó Lopez: el Pozo de Arana, la Comisaría 5°. Ahora mismo, en el juicio que se realiza a los penitenciaros de la Unidad 9 de La Plata, donde López estuvo detenido 2 años, él debía declarar porque fue testigo. Otra causa importante: él compartió pabellón con los Graiver. Con estos ejemplos lo quiero señalar es que López debería haber declarado en más juicios”.
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Formas de perder el tiempo
El 18 de septiembre de 2006, Julio López nunca llegó a la audiencia del juicio en el que sería condenado el ex comisario Miguel Etchecolatz. Después de su desaparición, la familia hizo la denuncia en la comisaría y los organismos de derechos humanos presentaron un hábeas corpus en la Justicia Federal. Esa doble radicación hizo que durante los primeros tres meses de la desaparición hubiera dos causas en trámite con el mismo objeto. En esos meses se hicieron rastrillajes con caballos y perros y se tomaron múltiples declaraciones de vecinos. Las organizaciones querellantes señalan: “Esas medidas eran inconducentes, ya que apuntaban sólo a buscar el cuerpo de una persona y no iban al fondo, es decir, a investigar a quienes podían tener un móvil para cometer un delito como este. Fue en esos primeros tres meses en donde la policía bonaerense desplegó acciones que, posteriormente, le valieron el apartamiento de la investigación. Y fueron en esos meses en donde se superpusieron actividades investigativas de fuerzas provinciales y federales”, expuso Hnatiuk en un resumen del proceso que fue publicado en estos días en la web de Indymedia.
[audio:https://media.lavaca.org/audios/juliolopez-anibal-hnatiuk.mp3]
Anibal Hnatiuk, de Justicia Ya!
Como la desaparición de López se dio en el marco y a causa del juicio a Etchecolatz, “no podía actuar el fuero ordinario, es decir, el provincial”. Luego de tres meses de la desaparición empezó a actuar únicamente el fuero federal. “Pero a pesar de lo que alguien podría suponer en ese momento, no dejó de actuar la policía bonaerense”, indicó abogado.
También las organizaciones querellantes debieron plantear que debía intervenir un área del Juzgado que tuviera conocimiento del contexto en el que se produjo el hecho que se investiga. Ese área es la Secretaría Especial, que interviene en todas las causas en las que se investigan los delitos de terrorismo de Estado, pedido que recién fue concedido a los casi 2 años de la desaparición. “Este pedido de pasaje interno dentro del mismo juzgado tuvo el mismo sentido que todo lo que desde estas querellas se presentó: la necesidad de investigar a todos aquellos que tuvieran un móvil, una razón por la cual cometer un crimen como este.”
Sin embargo, a poco tiempo de empezar la Secretaría Especial , el juez Arnaldo Corazza se apartó de la causa, dejando de actuar a su vez el área a su cargo. Esto produjo nuevas complicaciones, ya que a esa altura la causa contaba con más de 250 cuerpos y millones de comunicaciones para su análisis. La intervención de un nuevo juzgado hizo atrasar todo tipo de trámite e investigación que se estuviera llevando a cabo.
Las circunstancias empeoraron cuando el nuevo juez, Humberto Blanco, resolvió que la instrucción estuviera en manos del fiscal Franco, “que a esa altura ya había dado múltiples señales de no querer llevar adelante la investigación. Y efectivamente, se negó, lo que dio lugar a presentaciones, apelaciones y otros etcéteras que consumieron otros tiempos”, resume Hnatiuk. Posteriormente, el doctor Franco fue apartado.
Hoy la causa está a cargo del doctor Marcelo Molina.
¿Qué resta por hacer dentro del proceso judicial?
Hnatiuk: Lo que siempre hubo que hacer, todo tipo de investigación que tiene que ver con las personas que tuvieran un móvil para que López no declare. Claro que hay cosas que después de 4 años no se pueden hacer, que son irreproducibles, lo de los perros no se puede hacer pero hay otras cosas que sí, lo de las llamadas telefonicas no se borra. Hay como 10 pistas o posibilidades de personas que dijeron cosas que podrían investigarse y no se ha hecho. Sobre lo poco que hay, que podría tirarse más del hilo, no se hizo nada.
¿Hay algún punto en el que el tiempo, dentro de lo que es el proceso judicial, juegue a favor?
Hnatiuk: El único punto a favor es que las personas que cometen este tipo de delitos, que se cuidan mucho, en algún momento dejan de cuidarse, dejan pistas, señales, se aflojan….. Y otra cosa es la ruptura de fidelidades y secretos que se hayan pactado con el tiempo.
Doble acción
Al cumplirse el cuarto aniversario también hubo una doble acción. Por un lado, el sábado 19 la familia convocó una misa en la catedral de la Plata. “Estamos como el primer día”, resumió su hijo Rubén. “Esperamos que el proceso termine pronto, por lo menos saber si mi viejo está bien y si no es así, saber dónde está y poder rendirle el homenaje que necesita y nosotros así empezar un duelo. Porque no saber es lo que más te mata: no sabes cómo actuar y qué hacer. Seguimos confiando en que la justicia nos brinde una respuesta”, señaló el hijo de Julio.
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Rubén, hijo de Julio Lopez
Ese mismo sábado también se efectuó una multitudinaria marcha organizada por organismos de derechos humanos en La Plata desde la plaza Moreno, donde está la Municipalidad, -sede del juicio a Etchecolaz- hacia plaza San Martin, donde se encuentra la Gobernación.
En estos días, la familia López está impulsando la formación de una fundación vinculada a la apertura de una escuela de oficio y otras actividades sociales. “Queremos colaborar con la ciudadanía. Ese es el punto de vista de la familia para descargar un poco toda la bronca por lo que nos pasó”, cuenta Rubén. Y aprovecha la conversación para invitar a colaborar con esta iniciativa a través del mail [email protected]
En tanto, la información sobre el estado de la causa puede seguirse a través de www.justiciaya.org
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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