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David Quammen: las causas ambientales de la pandemia y los efectos sociales del distanciamiento

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Escrito por Stella Levantesi para Il Manifesto. Traducido por lavaca.org

El periodista e investigador de temas científicos David Quammen escribió en 2012 un libro con un título que, en 2020, impresiona: Spillover (derrame, o desbordamiento) – Infecciones animales y la próxima pandemia humana.Allí describía la propagación de enfermedades de animales a humanos y explicaba que la próxima gran pandemia sería causada por un virus zoonótico proveniente de un animal silvestre –probablemente un murciélago- con el que los humanos estarían en contacto en algún mercado de China.

En una entrevista al medio italiano Il Manifesto, realizada por Stella Levantesi, Quammen explica que el origen de la pandemia era previsible y las características de los virus al pasar de animales a humanos. Habla también sobre la relación entre destrucción del medio ambiente y la crisis climática con la aparición de estas pandemias. Sobre la desinformación científica, los medios y el miedo inútil. Y plantea: «Tenemos que tener mucho cuidado de que el distanciamiento social no conduzca al distanciamiento emocional y que comencemos a mirar a la otra persona como una amenaza o un enemigo».

David Quammen es el periodista, investigador y escritor norteamericano que escribió Spillover (derrame o desbordamiento) Infecciones animales y la próxima pandemia humana. “Las advertencias estaban allí. Los científicos que trabajan en estas cosas sabían que los coronavirus deberían estar a la cabeza en la lista de vigilancia, porque los coronavirus mutan con frecuencia y, por lo tanto, evolucionan rápidamente”. 

Spillover fue considerado en su momento “Libro notable del año” por The New York Times, el mejor libro del año por Scientific American, y finalista en los premios National Book Critics Circle Award, entre otras distinciones. Quammen colabora con National Geografic, Harper’s, The New York Times y Rolling Stone, entre otras.

¿Por qué no se hizo caso a las advertencias que formuló en ese libro? Explicó Quammen a la revista Orion: “Por dinero, política e indiferencia pública. El dinero para la respuesta a la enfermedad pandémica estará disponible solo después de que haya comenzado el brote. Cuando el último brote desaparece, nunca hay suficiente dinero disponible para prepararse para el próximo”. Dijo también: “Un bosque tropical, con su gran diversidad de criaturas y microbios visibles, es como un hermoso granero viejo: lo derriba con una excavadora y los virus se elevarán en el aire como el polvo”.

David Quammen: las causas ambientales de la pandemia y los efectos sociales del distanciamiento

Esta es la entrevista publicada por Il Manifesto Global (la versión original en Il Manifiesto por Stella Levantesi.

Distanciamiento social, conexión emocional

Hace ocho años, en 2012, el autor y escritor científico David Quammen escribió en su libro Spillover que una gran pandemia futura sería causada por un virus zoonótico, proveniente de un animal salvaje, probablemente un murciélago, y que los humanos entraría en contacto con este animal en un mercado húmedo en China. 

Quammen no previó el futuro, estudió los datos científicos e investigó e informó sobre la historia de las epidemias. Desde su casa en Montana, Quammen respondió algunas de nuestras preguntas para ayudarnos a comprender mejor la pandemia actual. En esta entrevista, profundizamos en las causas, la dinámica y las consecuencias de la pandemia de coronavirus. Está editado ligeramente para mayor claridad.

¿Cómo se produce el Derrame o Desbordamiento (Spillover)?

Desbordamiento es el término que se aplica a ese momento cuando una especie de virus u otra enfermedad pasa de su huésped no humano a su primer huésped humano. Ese es el derrame. Así, el primer huésped humano es como el paciente cero. Y las enfermedades que hacen eso se llaman enfermedades zoonóticas. Al virus en sí, lo llamamos zoonosis. Entonces, la propagación ocurre cuando una zoonosis pasa del reservorio donde vive de manera permanente y discreta sin causar enfermedad, por lo general, en algún tipo de animal no humano. Cuando pasa de ese animal no humano a su primera víctima humana: eso es desbordamiento.

Cuando se rompen ecosistemas

Un capítulo de su libro se titula: «Todo viene de algún lado». Entonces, ¿por qué y cómo es que la destrucción humana de la biodiversidad o la interferencia humana en el medio ambiente crean las condiciones para que surjan nuevos virus como el actual?

Nuestros diversos ecosistemas están llenos de muchos, muchos tipos diferentes de especies de animales, plantas, hongos, bacterias, otras formas de diversidad biológica, otras criaturas vivientes, todas criaturas celulares. Un virus no es una criatura celular. Un virus es solo una tira de material genético dentro de una cápsula de proteína. Es una especie de parásito mecánico sobre las criaturas celulares, no puede reproducirse de forma independiente, solo puede reproducirse al entrar en una criatura celular y usar la maquinaria de esa célula para fabricar sus propias proteínas, fabricar su propio genoma y multiplicarse en cientos de partículas virales. 

Entonces, nuestras muchas especies de animales que viven en diversos ecosistemas tienen sus propias formas únicas de virus. Ni siquiera sabemos cuántos virus viven en los animales del bosque del Congo o en los animales del Amazonas. No tenemos idea. Solo sabemos que son muchos virus diversos. Y así, cuando los humanos perturbamos esos diversos ecosistemas, cuando entramos allí y talamos árboles y construimos campamentos de madera y construimos campamentos mineros y atrapamos a los animales, los matamos para alimentar a los trabajadores o los matamos para transportar a otro lugar y vender en un mercado, o incluso capturarlos en vivo para transportarlos y venderlos en un mercado, nos ponemos en contacto con esos animales, perturbamos esos ecosistemas y liberamos, en efecto, nuevos virus. Ofrecemos a esos virus la oportunidad de aprovechar un nuevo host (huésped). Y ahí estamos como el nuevo anfitrión potencial. 

Y luego, porque somos tantos y estamos tan estrechamente interconectados: 7.700 millones de humanos en el planeta ahora vuelan en aviones por todas partes, transportan alimentos, transportan otros materiales, si estos virus se apoderan de un humano, si pueden replicarse en un humano, si evolucionan para poder transmitir de un humano a otro, entonces han ganado el sorteo, o como me dijo un científico, han ganado el boleto de oro porque ahora el anfitrión en el que están es el huésped animal más abundante en el planeta. Pueden ir a todas partes y pueden infectar a millones y millones de personas. Y eso es lo que pasa. Y esa es la causa raíz de los efectos secundarios y la causa raíz del problema de las enfermedades zoonóticas que se convierten en pandemias mundiales.

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Sobre los murciélagos

¿La distinción entre enfermedades zoonóticas y no zoonóticas ayuda a explicar por qué los humanos han conquistado ciertas enfermedades y no otras? ¿Es más difícil curar las enfermedades zoonóticas? Y si es así, ¿por qué? 

David Quammen: las causas ambientales de la pandemia y los efectos sociales del distanciamiento

El 60% de las enfermedades infecciosas humanas son zoonóticas, lo que significa que el virus o sus causas provienen de un animal no humano en tiempos relativamente recientes. Sabemos lo que sucedió y podemos rastrearlo con investigaciones científicas y decir: «este virus proviene de ese tipo de animal». El otro 40% de las enfermedades infecciosas humanas tenía que venir de algún lado. Entonces, debido a que somos una especie relativamente joven, la mayoría de nuestras enfermedades infecciosas son causadas por virus u otros agentes patógenos que son versiones que evolucionaron lentamente de otras cosas que vinieron de otras especies hace mucho tiempo, quizás miles de años atrás.  

Por ejemplo, el caso más famoso: hemos erradicado la viruela y ahora existe solo congelada en algunos laboratorios de investigación. No circula en la población humana. ¿Por qué hemos podido hacer eso? Porque no vive también en animales. Si la viruela también viviese en algún tipo de murciélago o de mono, entonces no podríamos deshacernos de ella en la población humana a menos que también lo hiciéramos en esa población animal. Tendríamos que matar a todos esos murciélagos o curarlos también de la viruela. Es por eso que podemos erradicar una enfermedad como la viruela, y ahí es donde nunca podremos erradicar una enfermedad que es zoonótica a menos que matemos a los animales en los que vive. 

Entonces, ¿cuál es la solución si un murciélago nos transmite un virus? ¿Deberíamos matar a todos los murciélagos? No, esa no es la solución. La solución es que debemos dejar a los murciélagos solos, porque necesitamos murciélagos y nuestros ecosistemas necesitan murciélagos.

¿Es relevante el hecho de que los murciélagos y los humanos sean mamíferos para facilitar que el virus se propague?

Probablemente lo haga más fácil. Muchos de los virus que causaron el contagio y la enfermedad zoonótica en los últimos 60 años tienen su reservorio en los murciélagos. ¿Pero por qué los murciélagos? ¿Por qué los murciélagos parecen estar demasiado representados? Primero, son mamíferos como nosotros. Por lo tanto, es más probable que los virus que se adaptan a ellos puedan adaptarse a nosotros que un virus que proviene de, por ejemplo, un reptil o una planta. La segunda razón es que los murciélagos están excesivamente representados en la diversidad de mamíferos. Una cuarta parte de todas las especies de mamíferos en el planeta son especies de murciélagos, el 25%. Por lo tanto, están excesivamente representados en la diversidad de mamíferos y, por lo tanto, es natural que parezcan sobrerrepresentados como fuentes de virus que ingresan a los humanos.

Hay otro par de cosas más allá de eso. Los murciélagos viven mucho tiempo y tienden a reunirse en grandes cantidades. En una cueva, podría haber 60,000 murciélagos que se unen en la pared de una cueva. Y esa es una buena circunstancia para transmitir virus de un individuo a otro y para que los virus circulen a través de la población. Hay otra cosa que los científicos están comenzando a investigar y es que los sistemas inmunes de los murciélagos pueden ser más tolerantes a la «extrañeza» en sus cuerpos que otros sistemas inmunes.

Aire contaminado y virus

¿Existe una correlación entre altas tasas de contaminación en ciertas áreas y un impacto más fuerte del virus en la población de esa área?

Sí, creo que podría haber una correlación entre la contaminación del aire y el daño a los pulmones y las vías respiratorias de las personas y cuán susceptibles son a este virus en particular. Creo que esa es una pregunta importante. No creo que tengamos respuestas a eso todavía, pero ¿es una pregunta que merece investigación y atención? Si, absolutamente. Es completamente posible que el daño a los pulmones de las personas, incluso si no se nota en tiempos normales, podría estar allí y podría ser suficiente para hacerlos más vulnerables a este virus.

David Quammen: las causas ambientales de la pandemia y los efectos sociales del distanciamiento
La portada de la edición italiana del libro de Quamenn y una de las frases: «Fuimos nosotros quienes generamos la epidemia de coronavirus. Puede haber comenzado desde un murciélago en una cueva, pero fue la actividad humana lo que la desencadenó».

Los síntomas de este virus aparecen tarde. Así que no hay alarma del organismo que diga: «estás infectado». ¿Esto lo hace más peligroso en comparación con otras enfermedades que muestran síntomas mucho antes?

Absolutamente: lo hace más peligroso. Creo que dije en Spillover que tuvimos suerte con el SARS porque incluso si el SARS fuera un virus muy peligroso y se propagara fácilmente de humano a humano y tuviera una alta tasa de letalidad, casi 10%, hubiera sido mucho peor si las personas estaban transmitiendo el virus antes de sentir síntomas. Hubo otros problemas con el SARS, pero generalmente ese no fue el caso. Y dije: «Dios no permita que tengamos un virus tan malo como el SARS, pero que además se propague entre las personas antes de que sientan síntomas». 

En este momento tenemos exactamente ese caso de virus. La tasa de mortalidad no es tan mala, aunque en Italia está cerca de eso. 

El entusiasmo negativo

¿Cuán importante es abordar la desinformación científica en temas como el del calentamiento climático o este virus?

Es sumamente importante abordar la desinformación científica. Absolutamente hay una superposición. Hay personas que están impacientes, enojadas y personas que no están muy bien informadas. Reciben sus noticias de fuentes de noticias poco confiables, y tienen un apetito de entusiasmo negativo. Tienen más interés en las conspiraciones que en la ciencia. Ciertos tipos de personas prefieren ese tipo de explicación porque es más satisfactorio para sus prejuicios. Y la desinformación se propaga fácilmente.

Vivimos en un mundo donde los medios electrónicos están disponibles las 24 horas del día y quieren actualizaciones, quieren ojos, quieren que las personas recurran a su canal porque su canal tiene algo un minuto antes que el otro canal. Así que existe ese tipo de competencia que no beneficia a nadie, excepto a los accionistas del canal. 

Así que creo que nosotros, como consumidores de noticias, debemos resistirnos a estar obsesionados con cuál es el último número, cuál es el último caso, cuáles son las últimas noticias de última hora. Tenemos que seguir eso, prestarle alguna atención, pero necesitamos otras cosas. Necesitamos informaciones sobre el coronavirus que profundicen la causa y el efecto, lo que se puede hacer. Y necesitamos historias que no sean sobre coronavirus. Necesitamos música, necesitamos comedia, necesitamos artes, libros.

Distanciamiento social y emocional

¿Cómo juega el miedo en este tipo de escenario, en el comportamiento colectivo durante una pandemia? Es negativo? ¿Es positivo? ¿O es solo humano?

El miedo es muy humano. El miedo es natural. El pánico también es humano. Pero no son útiles. La gente me pregunta a veces, bueno, hay un nuevo virus que sale de China. ¿Qué tan asustados deberíamos estar? Quiero respetar esa pregunta, pero generalmente digo que es la pregunta equivocada. Porque estar asustado, preocupado no te hará ningún bien. Aprenda más sobre este virus y luego tome medidas y ayude a la sociedad a tomar medidas para controlarlo. 

Tenemos que tener mucho cuidado de que el distanciamiento social no conduzca al distanciamiento emocional y que comencemos a mirar a la otra persona como una amenaza o un enemigo. Manténgase saludable, haga el distanciamiento social y lo superaremos. Pero me parece que el miedo a la otra persona es algo de lo que tenemos que tener mucho cuidado o enfermará nuestra cultura y nuestras sociedades tanto como este virus. Entonces, el distanciamiento social sí, pero mantengamos la conexión emocional.

¿Qué podemos aprender de esta pandemia?

Bueno, antes que nada, podemos aprender que las enfermedades zoonóticas pueden ser muy peligrosas y muy costosas y debemos estar preparados para ellas. Necesitamos gastar el dinero y ejercer la voluntad cuando termine la pandemia, antes de que suceda la próxima. Necesitamos gastar muchos recursos y mucha atención en la preparación. Más camas de hospital, más unidades de cuidados intensivos, más ventiladores, más máscaras, más capacitación de trabajadores de la salud, más capacitación de científicos que estudian estas cosas. Los planes de emergencia a nivel local, a nivel provincial, a nivel nacional para hacer frente a esto, todo eso cuesta dinero. 

La otra cosa que necesitamos aprender es que la forma en que vivimos en este planeta tiene consecuencias, consecuencias negativas. Dominamos este planeta como ninguna otra especie ha dominado este planeta. ¡Hurra por nosotros! Pero hay consecuencias y algunas toman la forma de una pandemia de coronavirus. Esto no es algo terrible que nos acaba de pasar. Es el resultado de las cosas que hacemos, las elecciones que hacemos. Hay suficiente responsabilidad para todos. Necesitamos entender eso.

¿Cómo ves el mundo después del coronavirus? ¿Qué va a cambiar para las sociedades? ¿Qué va a cambiar en la vida de las personas?

Bueno, espero que incluso personas como Donald Trump aprendan por las malas que estas cosas deben tomarse en serio. Tenemos que hacer ajustes. Es posible que comencemos a reducir nuestros impactos en términos de clima, todos los combustibles fósiles que quemamos, la destrucción de la diversidad biológica, invasión de los diversos ecosistemas. Tal vez comencemos a dar un paso más cuidadoso y más ligero en este planeta. Eso es lo que espero y ese es el único bien que puede salir de esta experiencia.

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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