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Las cosas que hay que hacer para trabajar: un nuevo capítulo para Acoplados del Oeste
Los echaron, tomaron y formaron cooperativa. Lograron la expropiación, pero la gobernadora María Eugenia Vidal la vetó. Esta semana les llegó una notificación de desalojo que amenazaba con dejarlos nuevamente en la calle. Marcharon hasta La Plata y lograron frenarla. Un nuevo capítulo en la historia de Acoplados del Oeste que, entre debates por leyes antidespidos, agregan una receta propia: con autogestión sostienen 100 fuentes de trabajo.
Luis Becerra ya no se acuerda la cantidad de veces que viajó a La Plata para defender su fuente de trabajo. “Perdí la cuenta”, dice, medio en broma y medio en serio, arriba del micro que salió cerca de las 10 de la mañana desde la gigante Acoplados del Oeste (ADO), la fábrica metalúrgica recuperada que más de 100 trabajadores hicieron germinar en Merlo, conurbano bonaerense.
El recorrido de más de 100 kilómetros los dejó frente a la legislatura bonaerense, la misma que había votado por unanimidad la ley que expropiaba la empresa (ex Pedro Petinari e Hijos) a favor de los trabajadores, pero la gobernadora María Eugenia Vidal (Cambiemos) la vetó. El sinuoso camino de los 90 cuerpos que soportaron el frío del jueves, mientras en el Congreso nacional no había quorum para tratar la ley antidespidos, refleja cuál fue la respuesta de un grupo de personas a su propia crisis: les adeudaron salarios, les incumplieron aguinaldos, los echaron, los dejaron en la ruta, la tomaron, la pusieron a producir, los desalojaron, la volvieron a tomar y formaron una cooperativa para poder mantener las fuentes de trabajo.
Esta vez con un cambio: trabajar sin patrón.
Pero al veto y a la búsqueda de una nueva expropiación se sumó esta semana una orden de desalojo que amenazaba con dejar a los trabajadores nuevamente en la calle.
El plazo: diez días.
Rápidamente surgió esta convocatoria.
“Es el momento más difícil que pasamos”, resume Fabían Malacalza, 42 años, ya en La Plata. “Por todo lo que habíamos ganado. La gobernadora incumplió sus promesas: dijo que los trabajadores no iban a perder nada de lo que hubieran ganado, pero nosotros habíamos conseguido media sanción antes de la asunción del nuevo gobierno y conseguimos la expropiación ya con ellos en la gobernación. De hecho, la propia bancada de Cambiemos votó por la ley. No se entiende. Ella priorizó al empresariado y fue el empresariado el que nos dejó en la calle. Es un golpe muy duro, pero no nos va a dejar tirados. Esto ya no es un capricho. La cooperativa es de nosotros. Es nuestra familia”.
Y la familia, otra vez, no se volvió con las manos vacías.

Foto: Néstor Saracho
A todo o nada
Antes que la familia supiera que había logrado frenar el desalojo y que el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires abriera una instancia de diálogo, frente a la legislatura se colaba la incertidumbre entre los bombos y la humareda que trepaba hasta el cielo. “Tengo mucha tristeza por todo lo que está pasando”, dice Walter Romero, 42 años. “No sé cómo llamarlo o calificarlo, pero lo que hizo el Gobierno fue tirarnos para atrás. La gobernadora no está pensando ni en los trabajadores ni en la gente humilde: nos está haciendo cagar de hambre. Así, con esas palabras. Pero vamos a seguir hasta el final, no vamos a bajar los brazos”.
¿De dónde sale esa fuerza? Romero: “De la familia, la casa, los compañeros. Atrás de cada uno de ellos hay mujeres, hijos, nietos, jubilaciones. Acá hay gente luchando por la dignidad”.
A Roque Gómez, con 62 años y cáncer de próstata, la situación de Pedro Petinari e Hijos lo empujó a un dominó burocrático que lo dejó sin obra social. “Quiero terminar mis últimos años con un poquito de dignidad. Ahora no la tengo. ¿De vuelta vamos a ir a cortar la ruta?”.
Javier Zarza, 50 años: “Es un volver a empezar. Pero tenemos un objetivo claro: no perder las fuentes de trabajo. Tampoco la antigüedad. Yo tengo un mínimo de 10 años de trabajo, pero acá hay gente de más de 20 que quedó en la calle. Hay que resistir y seguir creyendo en la justicia, que esto se va a dar, que va a ser nuestro. Tengo tres hijos, y como padre no tengo que demostrar que nos han ganado: como padre tengo que demostrar que tengo dignidad, y que ellos también sufrieron todo el daño que yo sufrí porque no tenía dinero para mantenerlos. Estamos hablando de lo básico: la comida. Esto es un día a día que hay que ir apuntalando. Pero hay compañeros con convicción. Como yo: sabemos que esto es a todo o nada”.

Foto: Néstor Saracho
El mismo escenario
No era los únicos que se manifestaban frente a la legislatura bonaerense. Exactamente del otro lado de la manzana del Congreso de la provincia de Buenos Aires, trabajadoras y trabajadores estatales nucleados en ATE ocuparon la escalinata principal en rechazo a la ley de emergencia aprobada por el Senado, que iba a tomar estado parlamentario en Diputados, y que estipula una modificación en la norma que regula el régimen legal para la administración pública.
“Nos quieren precarizar”, dice a lavaca Juan Carlos Álvarez, secretario gremial de la seccional Berazategui de ATE. “Es un reajuste del trabajador estatal. Vienen por nosotros. Por ejemplo, a un trabajador suplente y mensualizado de la educación, lo quieren hacer monotributista. Y la gente que hace tareas livianas también corre el riesgo de que lo jubilen sin volver a nombrar personal, sino a contratar gente. A la clase trabajadora quieren hacerla trabajar por 2 pesos con 50”.
¿Es parte del mismo escenario ambas protestas?
“Totalmente”, responde sin dudar. “Y fijate que apuntan a un choque. Porque por un lado no queremos que esta ley tome estado parlamentario, pero ellos precisan la sesión para poder sacar la expropiación. Pero no: los trabajadores tenemos que estar unidos”.

Foto: Néstor Saracho
El futuro
Esa unidad de Acoplados del Oeste en la calle frenó el desalojo. La noticia llegó en medio de la tarde: la Cámara de Diputados sancionó una ley que suspende por 90 días “todas las acciones judiciales, trámites, y/o diligencias que tengan por objeto ordenar y/o ejecutar el desalojo” de los obreros. “Nada de esto haría falta si no se vetaba la expropiación”, razona Jorge Gutiérrez, presidente de la cooperativa. Los trabajadores también consiguieron que el Ministerio de Trabajo de la provincia abriera una mesa de diálogo para que los obreros puedan expresar su postura.
“Nuestro proyecto es serio, y para que funcione también necesitamos ese apoyo del Estado: invitamos a la Gobernadora que venga cuando quiera para que vea cómo estamos trabajando”, dice Fabián Malacalza. “Los Petinari te tenían con un látigo. No te miento: estabas debajo de un acoplado y uno de los dueños te pateaba para que labures más rápido. Yo no tenía ART: me mandaban a un consultorio y me atendía ahí, todo para no hacer quilombo a la empresa, por miedo a perder el trabajo. Hoy estamos orgullosos. Yo soy metalúrgico desde los 18 años, y hoy puedo decirte que trabajamos a conciencia: el producto tiene que salir bien porque estás haciendo algo que te gusta. Es un orgullo ver una unidad que dice ADO en la calle. La palabra cooperativa la tenía lejos, pero hoy somos una familia. Te cuento algo: hace poco fui papá. Tengo una beba de 43 días. Fue un parto forzoso: la beba estuvo al borde de no estar. La madre, también. Todo por problemas que hubo dentro de la sala de partos. Mi nena estuvo en neonatología 12 días. A los tres días le agarra un ACV a mi mamá: las internaron en la misma clínica. ¿Y sabés qué? Muchos compañeros vinieron a apoyarme, a ver cómo estaban. Eso, para mí, es inflarme el pecho”.
Mientras cuenta esto, Malacalza hace más de 6 horas que está bajo el frío.
¿Cómo sigue todo este proceso?
Dice el obrero: “Tengo el apoyo de mi señora y de mi bebé recién nacida. Y por ellas voy a seguir peleando. Porque esto es el futuro de mi bebé. Y no lo voy a dejar. Ellas no dejan que yo me caiga”.
Malacalza concluye: “Y yo no voy a caer”.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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