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Los diversos sean unidos

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¿Qué sienten, viven y piensan los que hoy fueron a la #Marcha21F? Una crónica de sensaciones y voces de la multitud que llenó la 9 de julio con mensajes contra el ajuste, la pobreza, sobre el sindicalismo, los jubilados, los docentes, los medios. Y la unidad. 

Fue una marcha enorme, con muchísima proporción de gente ostensiblemente pobre, en un clima que mezcló la angustia por la economía (tema en el que la sociedad sigue acumulando vasta experiencia), con cierto tono de alegría por ese asombro de estar ahí. Y ser tantos. Y tan distintos.
En el cielo había globos sindicales. Y drones mirándonos a todos, tal vez con sorpresa: sobre el asfalto de la Avenida 9 de julio pululaba la multitud que el gobierno porteño postuló en 140.000 personas, y los organizadores en 400.000. En ambos casos, suficiente para convertir al acto en una de esas mareas pocas veces vista, capaz de inundar a la que sigue peleando el récord como avenida más ancha del mundo.
En la Argentina hablan los políticos, los panelistas, los sindicalistas, los periodistas, los masters, los economistas y los opinólogos, sobre temas que a veces son cruciales para esta multitud compuesta por personas con la que casi nadie habla, y de quienes casi nadie sabe qué sienten, viven, y piensan.
Mientras los sindicalistas (Hugo Moyano, Sergio Palazzo, Hugo Yasky, Pablo Micheli) dijeron lo suyo contra el gobierno desde el Escenario Móvil Eiffel, ¿qué contaban sobre el presente, abajo, en el asfalto, quienes hicieron que toda la movida del 21F tenga sentido?

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Foto: Nacho Yuchark

El baile y el merendero

Lu, por ejemplo, trabajadora de un merendero, establece ante lavaca los problemas prioritarios de los barrios del conurbano: “El principal problema es la economía, el hambre…” se queda pensando y agrega “ la situación”.
“Está lo de la droga. Y los chicos que empiezan a robar porque no hay trabajo. Entonces te hablan de inseguridad pero son ellos (el gobierno) los que no hacen nada para mejorar la cosa”. Lu es una mujer joven, con seis hijos, integra el Movimiento Evita y habla de una desaparición: “Todo está para atrás. Todo el mundo habla del trabajo, pero el trabajo no aparece”. Cuenta que los que votaron a Macri creyeron mal. “Creyeron mentiras, creyeron promesas. De todo lo que dijo, ¿qué cumplió? Nada”.
¿Qué piensa hacia adelante? “Enseñarles a mis hijos a luchar, a salir adelante, y que aprendan a no creer en las mentiras”.
Pasan agrupaciones de gente muy seria, pasan camioneros que –según la primicia esbozada por medios oficialistas- tienen un notable vínculo con la industria vitivinícola, pero un poco más allá, a la sombra, hay algunas mujeres embarazadas que buscaron el fresco del pasto y miran divertidas un baile. Un vendedor de chipá con la canasta en la cabeza sonríe y baila con una señora sub 60 y unas chicas sub 22. No hablan. Sonríen. La gente alrededor aplaude marcando el ritmo que mezcla cumbia con redoblantes.
O tal vez hablan sin palabras y dicen que, pese a todo, en esa ronda hay: capacidad de disfrutar el momento, de compartir, de reírse un rato, además de tecnologías como la fertilidad y la convivencia.

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Foto: Nacho Yuchark

Pesadillas mediáticas

El cartel dice: “Seamos la pesadilla de quienes nos arrebatanlos sueños”. Lo lleva Juan Manuel, arquitecto al borde de los 54 años. No es de los que baila ni sonríe: “Vengo solo, no aguanto más. Voy a todas las marchas. Estuve el otro día en la de ATE y voy a ir a la de Rafael Nahuel en el monumento a Roca. No se puede estar con todos los tarifazos que hay. No entiendo por qué la gente no sale más. Como si estuviéramos esperando que se vaya todo a la mierda como el 2001 y entonces van a decir ‘piquete y cacerola la lucha es una sola’, pero ya va a ser tarde. Hay que actuar ahora” dice, y sigue caminando con su pancarta salvasueños.
Mabel es docente en una escuela primaria de Florencio Varela. Dice que el destrato a los docentes es constante, que la infraestructura de las escuelas públicas no cambia, que faltan libros y computadores, que el gobierno eliminó por decreto la paritaria nacional convenida por ley.
Sobre los balbuceos mediáticos que etiquetaron al acto como “marcha de Moyano”, dice Mabel: “Correr el eje y poner que la marcha la convocó tal gremio está mal: el eje es la clase trabajadora. Y los medios han jugado todo el tiempo a instalar un apellido como el que convoco a la marcha: están, pero cada uno tiene que tener conciencia de clase. Desde ese lugar estamos hoy acá. Y la otra cosa que hacen los medios es silenciar lo que pasa en los pueblos, en los barrios” describe, analizando de paso parte de la actualidad.

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Foto: Nacho Yuchark

Populismo y telos

Daniela integra la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), organización que retumba en los medios dada la alegada amistad de su inspirador Juan Grabois con el Papa Francisco. Daniela explica qué es el trabajo autogestionado que pregonan: “Es cuando la persona genera su propia fuente de trabajo, no trabaja conpatrón, pero sí en cooperativas o en unidades productivas. Así tenemos cantidad de emprendimientos comunitarios, compañeras cartoneras y demás”.
Lo que se ve en los barrios pobres: “Es impresionante la acción de los punteros políticos”. ¿Peronistas? Daniela ríe: “No, macristas, reparten cosas, bolsones de comida, electrodomésticos, ahora no tanto porque no hay elecciones. Es un populismo de derecha” explica confirmando cierta teoría o ilusión global que plantea que en esta época todas las derechas deben ser populistas, para contener y controlar terremotos sociales.
Miguel Peregui, jubilado, camina por la 9 de Julio con una serie de pancartas hacia las banderas de ATE, Camioneros, Bancarios, Curtidores, Barrios de Pie, Metrodelegados, SUTEBA, de AMSAFE, de Aeronáuticos. Explica, con total sinceridad: “Vine porque me han bajado los ingresos, me han quitado todo. Con lo que pagaban en la época de Cristina, me iba con una compañerita del PAMI dos veces por semana a un telo y comía una pizza con birra. Ahora no puedo hacer nada de eso. ¡Nada de eso!”. En la pancarta se lee: “Unidad frente a los profetas del odio”.

Movimientos en movimientos

Nelba integra la corriente Clasista y Combativa: “¿Qué pretende usted de mí?” dice al periodista, y luego, seria, plantea: “El problema es la desocupación, la crisis y el hambre. Avanza la droga pero si los jóvenes tuvieran un trabajo que les permitiera vivir con dignidad, no se volcarían a la droga, que es como los cautivan las mafias”. Nelba confirma que la CCC estuvo contra el kirchnerismo por la 125: “Pero no etábamos conlos latifundista, sino que ellos prejudicaban a los pequeños y mediahos productores. Hoy estamos todos acá porque siempre tenemos que unirnos pese a las diferencias cuando hay un enemigo principal, más allá de las diferencias secundarias” explica, con palabras muy Mao.
Un muchacho con remera de Barrios de Pie y un kirchnerista de La Kasa Néstor aceptan hablar con lavaca: “El compañero no creo que haya votado al macrismo” dice el K. El joven de Barrios de Pie se ríe y cuenta: “Me parece que no se escucha mucho al pueblo. Hay que ver si se logra que exista otra mentalidad y no se engañe más a la gente”. El K: “Si nos ponemos a mirar, estamos todos en la misma”. Le digo que los camioneros si votaron orgánicamente a Macri. Dice: “Bueno, si siguen así las diferencias son insalvables”.
Gustavo es camionero, de Neuquén, y votó a Macri: “Hoy no lo votaría me parece. En ese momento era una opción porque no queríamos que siguiera el kirlchnerismo, y no había nadie más a quien votar. No los queríamos por lo del impuesto a las ganancias que nos sacaban y nos siguen sacando. Y además Cristina lo atacó a Moyano. Nosotros no dudamos de los Moyano, ni de Hugo ni de Pablo. Todo lo que conseguimos como trabajadores es gracias a Hugo Moyano, así que más que respaldado va a estar por nosotros”.
Reconoce que la situación en Neuquén, pese a los millones de petrodólares que se supone abundan por allí, no se reflejan en lo social: cada vez más pobreza y más villas. “El gobierno nacional no hace nada, el provincial algo. Yo no votaría otra vez a esta gente, pero el problema es que entonces, ¿a quién votás?”
El sindicalista de Satsaid (televisión, que integra la Corriente Federal) Carlos Brites, en medio de los bombos: “Es muy positivo que estemos todos aquí. Nosotros venimos de Ideas del Sur donde los compañeros no cobran hace 3 meses. Si no nos movemos nosotros, con los movimientos sociales ¿quién se va a mover?”
Carlos Seydell es secretario general del Sindicato Único de Publicidad. Reconoce que su gremio es atípico, porque la crisis no lo está golpeando tanto como a otros. «Pero de todos modos venimos contra el ajuste, los tarifazos, por paritarias libres y contra las políticas que perjudican a la sociedad. Somos solidarios: si llaman los gremios o los movimientos sociales, tenemos que salir todos». Ríe cuando le pregunto si conoce gente que haya votado a Macri. “Soy cordobés. Es una provincia que hizo la Reforma, el Cordobazo y el Viborazo, lo votaron 7 de cada 10. Pero te puedo decir con conocimiento de causa que hoy Macri no puede ir a la capital, lo han sacado a pedradas, y por eso se maneja entre Rio Cuarto y Villa María cuando va, que son territorios de De la Sota”.

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Foto: Nacho Yuchark

Los pasivos activos

Emilio y Cecilia están parados sobre Venezuela y 9 de Julio, recostados sobre la esquina con la bandera del Frente de jubilados.
Dice Emilio: “Creen que el jubilado es un pasivo. Es una mentira: tengo 82 años, estoy activo, trabajo en ventas de ropa y cobro una jubilación mínima. La creencia de que el jubilado está para el geriátrico es mentira: hoy el jubilado puede ser un ente activo de la sociedad y ejercer todos sus derechos y no permitir que lo devasten. Hemos creado un frente de personas mayores de cualquier idea política. El movimiento debe ser nacional, popular y democrático, y eso no lo puede parar un gobierno de ricos para ricos que en vez de tener una patria, tiene una empresa”.
El pastor Jorge es otro jubilado, de 77 años: “Ya desde los tiempos bíblicos se explica qué pasa si estás separado. Jesús, a sus discípulos, les agarró una ramita que quebró con su rodilla. Luego, agarró un ramo que no pudo romper, diciendo que la unión hace la fuerza. Si acá no nos unimos, no pasa nada”.
Sobre Moyano: “Quieren demonizarlo. Hace un año estaban a los besos y abrazos. Ayer era un niño mimado, hoy es un infame. Pero la lucha es otra. Y, por eso, hay que venir”. Y antes de irse pide aclarar algo más: “Viva la patria”.

No estoy muerto 

En la esquina de Salta y Carlos Calvo, a metros de la manifestación, hay una especie de cementerio de la clase media. Juguetes usados (20 pesos), viejas Barbies desnudas (15 pesos), pavas (50 pesos), termos, ropa (según) zapatos (30 pesos el par), viejos jueguitos de Playstation.
Todo el cambalache callejero ha sido instalado por Fabián, cartonero. La gente sale de la marcha y le compra. “Esa pava es nueva, sale 100. O por lo menos 80. Me la vendió una señora hoy por 50 porque no tenía para comprarle leche a la nena. Estoy hace 30 años por acá. Antes la gente me daba las cosas que no usaba más. Pero ahora me las venden. Ni los finolis tienen un mango, pá”.
Sobre la marcha: “Que se vaya este tipo, varón, nos estamos muriendo de hambre. Todos. Le está empezando a tocar a los ricos la malaria. Por cómo aumentan las cosas, se siente que hasta los de plata se ponen nerviosos”.
No está muy de acuerdo con que el acto se haga en la 9 de Julio: “Hay una mano que tiene que ir a tocar el corazón de él, en la Casa Rosada. No acá, porque se matan de risa. Hay que ir allá. Y tenemos que ir todos, y no es una cosa de un solo día, porque no da para más”. No fue a la marcha «porque si no vendo, no como yo ni comen mis hijos».

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Foto: Nacho Yuchark


Vecinas y vecinos del barrio pasan e invariablemente lo saludan con mucho afecto: “Yo no consigo trabajo porque no sé leer, no sé computación, y entonces te desprecian. Por suerte acá la gente del barrio me trata bárbaro”.
Cuenta que el oficio de cartonero le enseñó a saber mirar, a estar atento, a saber discriminar qué cosas sirven y cuáles no.
Detecta que hay crisis porque hace unos años podía levantar 400 o 500 pesos en una recorrida cirujeando, pero hoy no pasa de 150. «Cuando hay menos basura, hay crisis», informa.
Asegura que nota la crisis porque hay en la basura menos metales y menos papel blanco. «Si hoy encontrás 200 kilos de papel, o dos kilos de cobre, estás en el paraíso».
Fabián tiene 5 hijos y su señora está internada en el hospital Udaondo: “Cáncer. Tengo fe y se la dejé a Dios. Pero no sé si me la devolverá. Y volveremos a ser una familia, todos juntos”. Se ríe con los manifestantes, gente humilde, de los barrios, que descubren su puesto cambalache en la vereda y aprovechan: le compran muñequitos viejos, una ropa para niños, un redoblante de juguete, unos vasos usados.  Levanta Fabián los brazos como respuesta a una vecina que lo saluda desde la vereda de enfrente, me vende una vaca para la Cooperativa ídem.
Y me cuenta parte de su biografía: “Hace unos años casi me mataron, acá mismo. Cuatro tipos y una mina, con fierros de esos de caños del agua. Me robaron los metales que yo había juntado. Me partieron la cabeza y yo me quedé ahí tirado, abrazado a la carreta para que no me la roben».
«Vinieron los milicos, me llevaron en ambulancia, pero en el hospital me mandaron a la morgue. Creían que estaba muerto. Los milicos vinieron al barrio y dijeron que me habían matado. Me desperté en la morgue. Tenía la cabeza abierta a golpes, todo lleno de sangre. Me quise escapar. Un milico del hospital me dijo: ‘vos no te podés ir’. «Yo le contesté. ¿sabés qué pasa amigo? No soy un muerto. Fui a mi casa. Me llevaron al hospital, me dieron 23 puntos en la cabeza”.
Siguen desconcentrándose manifestantes, y con el fin de la marcha Fabián me cuenta algo más de su historia. “Cuando volví aquí, a esta esquina, una señora que sabía que yo estaba muerto me vio, y se desmayó. Como si fuera un fantasma. Y otra vecina me pellizcaba el brazo para ver si era cierto que yo estaba”.
-¿Y vos qué les contestabas?
«Lo mismo que al milico: les decía que no estoy muerto. Y me reía».
Es asombrosa cada parte de su relato. Podría ser un capítulo de esas series de moda sobre misterios fantásticos. Pero es la realidad y así son los fragmentos de la historia, con tantos puntos en común con la biografía argentina: Fabián sigue intentando ganarse la vida cada día sabiendo que es muchas cosas, menos un fantasma.
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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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