Nota
«Ésto no fue un accidente»
Una camioneta de la Policía Bonaerense estaba estacionada con las balizas apagadas en el preciso momento que Luciano Arruga fue atropellado por un automovilista en la General Paz. Este dato es uno de los elementos clave que la familia del joven, con la denuncia focalizada en el accionar de la Bonaerense, comunicó en la conferencia de prensa que se realizó el jueves en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en compañía con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH).

Vanesa Orieta. Foto: Télam
Fotos con la cara de Luciano y dos carteles sobre la mesa recibieron a periodistas y militantes. Uno era contundente: “La policía lo mató”. El otro no dejaba margen de dudas: “El Estado lo desapareció”. Así, en medio de una calurosa jornada, Vanesa Orieta, hermana de Luciano, reveló ese detalle que hasta ese momento no había salido a luz. A su derecha estaba Horacio Verbitsky, presidente del CELS. A su izquierda, Paula Litvachky, directora del Área de Justicia y Seguridad del organismo. En la mesa también estaban Pablo Pimentel, titular de la APDH-La Matanza, y los abogados Maximiliano Medina y María Dinard.
La principal hipótesis sigue la pista policial.
“Esto no fue un accidente”, denuncian familiares y amigos de Luciano.
Datos, elementos y pruebas
De lo declarado por Vanesa y puntualizado por Verbitsky en base a los testimonios que los testigos aportaron al juzgado Federal de Morón N°1, a cargo de Juan Pablo Salas, se desprenden algunos elementos clave:
- Luciano Arruga fue atropellado a las 3.21 de la madrugada en el cruce de General Paz y Emilio Castro. Había sido visto por última vez la noche del 31 de enero de 2009. Falleció el 1 de febrero de 2009 a las 8 de a mañana en el Hospital Santojani. Fue trasladado por el SAME. Allí lo catalogaron como NN y ese fue su destino en la Morgue Judicial y en el Cementerio de la Chacarita.
- Luciano intentó cruzar la General Paz por un lugar imposible. Hay que ir al lugar para saber de qué se está hablando en particular, pero la imagen no dista mucho de cualquier avenida “alta”. Hay un terraplén de césped que sólo trepando se puede acceder a la vía rápida de la General Paz. A metros del punto exacto donde Luciano fue atropellado, luego de trepar ese terraplén, hay un paso a nivel. Todas las personas cruzan la General Paz por ese lugar.
- El conductor que atropelló a Luciano declaró que el joven “cruzó como desesperado”. Aclaró que “no estaba trotando ni caminando sino corriendo”. Y el punto que más llamó la atención de los funcionarios y actores judiciales que intervienen hoy en la causa: “Por lógica parecía que estaba escapando”.
- El testimonio anterior es clave porque fue la persona que atropelló a Luciano. Sin embargo, declararon otros testigos. Entre trabajadores de Autopistas del Sol que brindaron testimonio al juez Salas, hubo un motociclista que presenció e intervino en el hecho. Verbitsky remarcó este testigo como “altamente calificado”. Esta persona se detuvo en plena avenida e intentó proteger el cuerpo para que no fuera arrollado por otros vehículos. Fue el primero que llegó. Para evitar otro impacto, el hombre dio vuelta su moto para alertar con su luz a los automovilistas que venían de frente. Fue en ese momento que divisó una camioneta doble cabina de la Bonaerense estacionada con las balizas apagadas en la colectora de la General Paz, a la altura del atropello, del lado de la provincia de Buenos Aires. Otros testigos certificaron este dato. Verbitsky subrayó que los testigos son relevantes porque no tienen ningún tipo de relación ni de vinculo con la familia de Luciano Arruga, la APDH-La Matanza o el CELS, por lo que “refuerzan la hipótesis de la participación de la Bonaerense en el hecho, que nunca hizo ninguna manifestación pública”, precisó el periodista.
- La reconstrucción realizada por el juez Salas sobre la autopista corroboraron los hechos.
- Otro elemento sustancial: al momento del impacto Luciano Arruga llevaba puesta ropa que no era la de él. Así se desprende de testimonios y otras pruebas recolectadas en la causa. Además, según se precisó en la conferencia a partir de lo que consta en el acta que la Policía Federal realizó esa madrugada, el joven llevaba una mochila. Detalle: hasta el día de hoy aún no fue localizada la totalidad de la ropa ni las pertenencias que había en esa mochila. “Estos elementos de prueba no fueron resguardados por la fiscalía y el juzgado de instrucción que tuvieron a cargo la investigación de los hechos que produjeron la muerte de Luciano”, apuntó Verbitsky. Específicamente, son la jueza Laura Bruniard y la fiscal Marcela Sánchez. Ambas sobreseyeron al conductor y cerraron la causa sin interesarse quién podía ser aquella persona enterrada como NN.
- En esa causa consta que Luciano Arruga llevaba zapatillas. Tampoco se sabe hoy dónde está el calzado. “Esto hubiera ayudado a determinar con mayor precisión por dónde Luciano accedió a la vía rápida de la General Paz”, expresaron.
Irregularidades y antecedentes
Luciano fue visto con vida y por última vez a las 12 de la noche del 31 de enero. Su familia comenzó a buscarlo. La denuncia originó una causa que quedó a cargo del juez Gustavo Banco y así, formalmente se estableció quiénes eran los responsables de encontrarlo. La actuación de dos fiscales (Roxana Castelli y Celia Cejas) y el juez convirtieron a esa investigación en un monumento a la impunidad judicial. Durante un año y cuatro meses la fiscal Cejas pidió 15 veces intervenciones a los teléfonos de la familia Arruga, que el juez Banco autorizó. La misma familia que había denunciado a a la policía por corrupta y responsable por la desaparición de Luciano fue vigilada a través de escuchas telefónicas.
Además, desde marzo de 2010 el juzgado y la fiscalía ya contaban con los mismos datos que permitieron encontrar a Luciano a partir de la aceptación del habeas corpus. Nunca los activaron.
Los tres funcionarios están al borde de la destitución. Un jury de enjuiciamiento pesa sobre ellos.
La desidia judicial se combinó con la policial y ambas contribuyeron a la desaparición de un joven de 16 años durante casi seis años. La falta de registros en el exdestacamento y la circulación de patrulleros fuera de sus cuadrículas “no son simples irregularidades administrativas”, destacaron. En la investigación también se determinó la adulteración y las enormes irregularidades que constaban en los libros de guardia de la dependencia policial. “Libros desarmados, escrituras enmendadas y correcciones hechas con tinta blanca, faltantes de hojas, tachaduras y renglones salteados. Incluso la caligrafía de un renglón difiere con la de su hoja espejo porque la encuadernación fue desplegada e invertida”, detalló Verbitsky.
Pero el hostigamiento policial sobre Luciano tenía su historia. Durante la conferencia se detalló que a comienzos de 2008 un adulto que “solía relacionarse con los jóvenes del barrio” le ofreció a Luciano ser parte de una banda que asaltara supermercados. El mismo sujeto le dijo que no iban a tener problemas porque contaban “con el apoyo de la Policía”. Luciano se negó. Los hostigamientos comenzaron.
El joven fue detenido por primera vez el 22 de julio de 2008 por la Bonaerense por “averiguación de antecedentes”. Fue llevado a la Comisaría de Don Bosco. Allí fue golpeado. Los efectivos de esa misma dependencia “alentaron una pelea entre dos grupos de jóvenes”. Detuvieron a chicos del barrio 12 de octubre -uno de ellos fue Luciano, ese era su barrio- y permitió que “fuera agredidos con piedras por el otro grupo”. Uno de los jóvenes terminó con heridas graves en la cara.
También informaron que un policía que custodiaba una panadería de Lomas del Mirador quería que Luciano no anduviera por la zona. Lo golpeó y lo echó.
Otro día Luciano y sus amigos fueron parados en la calle. Los pusieron contra una pared. Policías de la misma comisaría los golpearon en las piernas con escopetas. A Luciano le pusieron un arma en el pecho. “No contestes que si no te vuelo el pecho”, le dijeron.
Según declararon los jóvenes del barrio, desde los patrulleros a Luciano le gritaban “negro de mierda”.
En ese contexto Luciano fue detenido nuevamente por “averiguación de antecedentes” el 22 de septiembre de 2008. El escenario ya era el exdestacamento de Lomas del Mirador. El adolescente permaneció allí 9 horas detenido, con el detalle de que ese lugar no estaba habilitado para alojar detenidos. Allí fue torturado. Por ese hecho será juzgado el oficial Diego Julio Torales. El juicio comenzará en marzo de 2015 y podría significar la primer condena del caso de Luciano.
De cómplices y cobardes
“El caso de Luciano lo vemos como un mejoramiento diabólico de las metodologías que algunos miembros de la policía aplican para con una porción importante de la ciudadanía pobre de la provincia de Buenos Aires. Esto no podría llevarse a cabo sin complicidad de una parte del poder judicial y parte del poder político”, sentenció Pimentel. “Esto no es un caso aislado. Desgraciadamente es sistémico. Y hay responsabilidades de un sistema que no funciona, porque si hubiera funcionado, al menos de Capital, como el SAME o el Santojani, mucho antes la familia Arruga se hubiera ahorrado tanto dolor, tanto de lo que la Argentina vivió durante tantos años. Y sin embargo no sirvieron 30 mil compañeros detenidos desaparecidos. No sirvieron estos 31 años de democracia para entender que todos somos iguales. Y esto es lo que la APDH denuncia. Esto que le pasó a Luciano sigue pasando. Queremos que este sea honestamente el último caso, que dé vuelta la página de la historia, en un país que habla de respeto por los derechos humanos pero que evidentemente existe un divorcio y distancia entre el discurso teórico y la puesta en práctica. Los derechos humanos se defienden o se violan. No hay términos medios. Y acá en el caso de Luciano y de tantísimos, se siguen violando”.
Por su parte, sin hacer análisis político sino, tal como ella aclaró, hablando desde el rol de familiar, Vanesa Orieta se refirió al silencio oficial sobre la desaparición de Luciano. “Duele mucho que la presidenta o presidente de la Nación, sea cual sea, el que pasó o el que venga, no hable de esta problemática, porque son los mismos que hablan de los compañeros y compañeras de la última dictadura”, sostuvo. “Estamos esperando una respuesta. Queremos que la Presidenta hable de lo que está pasando con nuestros jóvenes en los barrios humildes. Y de quiénes son los que realmente generan la inseguridad, y empezar a hablar de la Bonaerense, de la Federal, y de otras fuerzas de seguridad, como los personajes que manejan y controlan los grandes delitos que ocurren en nuestro país”.
Y concluyó: “El tiempo lo pondrá todo en su lugar, así como lo hará con aquellos que defendiendo un partido político no hablan de que esta situacion la está padeciendo hoy un sector de la sociedad. Quizá lo hacen de forma inconsciente, pero la historia tambien los ubicara en u lugar. Y va a ser muy doloroso para ellos darse cuenta que el lugar donde estaban ubicados era ese lugar de cómplices. O de cobardes.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
- Revista MuHace 2 días
Mu 204: Creer o reventar
- Derechos HumanosHace 3 semanas
Memoria, verdad, justicia y Norita
- MúsicasHace 2 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Caso Lucía Pérez: matar al femicidio
- Mu202Hace 4 semanas
Comunicación, manipulación & poder: política del caos