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Miguel Bru: el hilo que no se corta

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Veintitrés años atrás, en la Comisaría 9ª de La Plata, el estudiante de periodismo Miguel Bru fue detenido y torturado. El cuerpo nunca apareció; sin embargo, la justicia, en un fallo inédito, condenó a dos policías. Reproducimos aquí la conversación sobre ese caso increíble con Rosa Bru, la madre de Miguel, hace exactamente 6 años, en otro aniversario de su desaparición.
En agosto de 1993 ya no existía la dictadura, pero La Plata fue el lugar de otra desaparición. Los primeros que salieron a decir que Miguel Bru estaba desaparecido fueron los amigos de la, por entonces, Escuela de Periodismo de La Plata (que ya traía su propio record de casi 40 desaparecidos durante la dictadura). “Para nosotros –recuerda hoy Rosa Bru, la madre de Miguel- la policía no podía tener nada en contra nuestra. Veníamos del campo, donde el juez era el juez, y la autoridad era la autoridad. Yo estaba convencida que nos iban a decir qué pasó. Para colmo el padre de Miguel era policía. Sin embargo, los chicos nos abren los ojos, nos hacen ver el hostigamiento del servicio de calle de la Comisaría 9ª hacia Miguel”.
¿Qué había ocurrido? Le habían hecho un allanamiento ilegal en la casa que compartía con sus amigos, y él lo había denunciado. Tenía un grupo de rock, ensayaban, la vida era algo para disfrutar. “No entiendo porqué fue sólo a hacer la denuncia a la Comisaría por ese allanamiento. Creo que no tenía miedo” explica Rosa-. El último día que Miguel visitó a su madre fue el 16 de agosto, había pasado apenas la medianoche. Ella lo notó un poco preocupado, pero no amenazado porque de lo contrario no hubiera andado por la calle a esa hora. Rosa supo más tarde que Miguel y los amigos ya habían estado pensando en mudarse de la casa porque la policía iba demasiado seguido.
El cuerpo del delito
El primer juez de la causa fue Amilcar Vara, quien luego de dos años fue investigado y destituido de sus funciones por graves irregularidades no sólo con respecto a la situación de Miguel Bru, sino en otros 27 casos. Vara repetía cada tanto: “Si no hay cuerpo no hay delito”. Y eso daba una pista del rumbo que podía tener la investigación en sus manos.
Rosa señala que conoció el lado oscuro de la justicia, “el lado de la corrupción, de la connivencia entre fiscales, jueces y policías”. Al poco tiempo, la causa pasó al magistrado Ricardo Szelagowski. “Teníamos mucha desconfianza porque estábamos apaleados por el otro juzgado, después vimos que Szelagowski iba para el mismo lado que nosotros; por justicia y por el esclarecimiento del caso”.
El dato anónimo
En un momento se recibe un anónimo de una chica que sobrevivía practicando la prostitución. Rosa relata: “Yo la busque mucho tiempo y la encontré. Celia Jiménez, fue la primera persona que me dijo: ‘A Miguel se lo llevaron a la novena y se les fue. Ahora puedo hablar porque a mi hermano ya lo mataron’. Su hermano Horacio Suazo fue testigo directo y vio por la ventanita de la celda cuando sacan a Miguel por el patio de atrás. Él gritó: ‘¿Que le hicieron al pibe?’. Esa pregunta le costó la vida porque se dieron cuenta que había testigos. Más tarde a Suazo lo trasladan, y luego le dan la libertad. A los pocos días, en un supuesto enfrentamiento, lo matan. Celia me contó esto que le dijo su hermano y a pesar de que la quisieron matar más de una vez, se mantuvo en sus dichos.” Los testimonios de los detenidos que estaban la noche del 17 de agosto en la comisaría también fueron decisivos en la resolución del caso. Los abogados defensores de los policías intentaron invalidarlos. Decían que los detenidos ‘mostraban animosidad contra la institución’. La prueba contundente estaba en el libro de guardia: le dieron ingreso a Miguel Bru como detenido y luego borraron el nombre. A partir de corroborar que él había estado detenido en la novena, los dichos de los prisioneros comenzaron a tener relevancia.
Los dos ex policías, Walter Abrigo y Justo López responsables de las torturas y muerte de Bru fueron condenados a prisión perpetua. Al suboficial, Ramón Ceresetto, encargado de adulterar el libro de guardia se le impuso una pena de dos años de prisión. Lo mismo que al comisario, Juan Domingo Ojeda, garante del operativo.
El falló sentó precedente” –indica Rosa- “Fue el primer juicio donde se condenó sin haber cuerpo”. Agrega que “por ahí, no se llegó a una condena a todos porque se hablaba de cinco o seis personas que habían torturado a mi hijo. Pera para mi no era tan importante el número sino saber dónde está Miguel, la lucha empezó por eso y mi vida terminará con esa pregunta”.
Miguel y Rosa
Cuenta Rosa que “él era de traer a todos a la casa, de compartir lo que había en la mesa. Tengo cinco hijos y son todos especiales, pero Miguel era distinto, También lo dijo un vecino cuando la justicia nos vino a hacer el socio ambiental (aunque parezca mentira ellos nos investigaban a nosotros). Miguel veía un chico en la calle y lo llevaba a mi casa. Yo por ese entonces trabajaba en casas de familia y no me daba para decirles a esos chicos ‘Mira te tenés que ir porque voy a salir’. Me costó mucho hacerle entender a Miguel que no era porque no quería ayudar a nadie sino era ese egoísmo de mamá, de protección a mis dos hijas que eran chicas y se quedaban solas cuando yo salía a trabajar. A veces me hacia sentir mal, desubicada, como que no entendía nada. Él siempre creía y, ahora lo veo como una virtud, que estaba en mejor situación que todos. Se llevaba mercaderías que comprábamos al por mayor porque éramos muchos. Le decía: Miguel nosotros también somos pobres, pero él me respondía que un amigo necesitaba y que además estaba solo. Si a él le hubieran dado la oportunidad de vivir hubiera estado haciendo cosas para otros. Aprendí a saber qué es la solidaridad. Porque antes que Miguel desapareciera la solidaridad para mí era un vaso de aceite que le podía dar a la vecina”. Además recuerda que su familia trabajaba para que la casilla de madera se convierta en una casa de material. “Hasta ese momento nosotros buscábamos el bienestar, que los chicos no tengan vergüenza de su casa. Después que pasó lo de Miguel todo eso transitó por otro plano. Creo que fui egoísta. Miguel iba a la marcha de Las Madres de Plaza de Mayo y yo me preguntaba: ¿Qué ganan con dar la vuelta a la plaza? Y hoy si puedo entender las ganas que nacen de dar vuelta a la plaza, y es triste. Es muy triste que nos tengan que pasar estas cosas para abrir la cabeza”.
Juntarse
En el año 2002 se creó la Asociación Miguel Bru con el objetivo de patrocinar casos que tuvieran como victimario a las instituciones del Estado. Hoy lleva adelante ocho causas, y apoya otras tantas de abuso de menores. Rosa cuenta que la entidad apadrinada por León Gieco reparte sus esfuerzos y también se dedica al trabajo social. “En la sede Parque Patricios de la Asociación funcionan varios talleres de oficios, y en La Plata tenemos el comedor Chispita”. Quizás la experiencia más importante en este área fue el trabajo que desarrolló la entidad durante cuatro años en la Isla Maciel. “Empezamos llevando algunas charlas de derechos humanos y las madres nos reclamaban que los adolescentes no tenían nada alli. Entonces, a través del Ministerio de Desarrollo Humano de La Plata se implementaron becas para los jóvenes que concurrían a los talleres. Dictamos uno de panadería, otro de periodismo y de fotografía. Llegó un momento en que la propuesta estaba agotada y debemos reconocer que en el trabajo con adolescentes nos ganó el paco”. Concluye que fue una linda experiencia pero que nunca se logró que las mujeres que vivían
en la Isla se junten y se organicen.
Para Rosa Bru, el futuro es seguir en la misma senda, porque cree que hay mucha gente que está sola, que perdió a su hijo asesinado por la policía, que lo están torturando en la cárcel, que si se juntaran las victimas de las instituciones de la democracia también se podría hablar de genocidio. Por eso recalca: “Yo no podría hacer otra cosa, soy una de tantas madres que empezaron pidiendo por su hijo y luego por solidaridad, por saber lo que se siente, nos comprometemos con otras luchas. Entonces cada una se dice a si misma ‘tengo que estar, tengo que acompañar’. Es como un hilito que nunca se termina de cortar».
Nota publicada el 18/08/2008 en lavaca.org: https://www.lavaca.org/notas/miguel-bru-el-hilo-que-no-se-corta/

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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