CABA
Neka Jara en Roma: la autonomía explicada a los europeos (teoría y práctica)
Integrante del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Solano, piquetera y luchadora social, Neka Jara es todo eso y mucho más: se trata de una mujer que habla por boca de sus convicciones y compromiso cotidiano. Ese discurso y ese tono es lo que le valió que fuera invitada a presentar su experiencia en la construcción de una herramienta política autónoma en diferentes países europeos. Diego Rosemberg, integrante de lavaca, está en Roma (ganó un premio con el que gobierno italiano distingue a periodistas latinoamericanos) y allí se citó con Neka para conversar sobre temas tan diversos como la renuncia del candidato Menem, la Torre Eiffel y la extorsión electoral contra la que tuvieron que luchar en su barrio.
Sabía que Neka Jara, una de las militantes mas emblemáticas del Movimiento de trabajadores Desocupados (MTD) de Solano, estaba en Roma y quería reunirme con ella. Llame al contacto que tenía y me propuso que nos encontráramos en el Coin. «¿Y qué carajo es el Coin?», preguntó Jara, a la mujer que me daba las indicaciones de cómo llegar, hablando un voluntarioso cocoliche. Su voz se escuchaba lejana a través del teléfono, pero con esa firmeza que impone respeto y que tanto la caracteriza. El Coin, finalmente, resultó ser un moderno shopping ubicado frente la Piazza San Giovanni, un lugar poco apropiado para encontrarse con una piquetera del conurbano bonaerense. Tal vez por eso, ella me esperó en la puerta y, con sus anfitrionas, marchamos a comer una pizza, sentados en el cantero de una plaza.
Nélida Jara -tal es su verdadero nombre- llegó a Roma invitada por el Laboratorio Político, una organización italiana interesada en divulgar la propuesta autonomista del MTD. Por eso le propusieron recorrer toda la península, de norte a sur, para que cuente cómo se organizan los desocupados de Solano. Estuvo en Sicilia, Palermo, Nápoles, Roma, Catania, Cuomo y Parma. Antes, agasajada por distintas redes de solidaridad con América Latina, había recorrido el País Vasco, París, Tolouse y Amsterdam. «Ya estoy un poco cansada de hablar «, confiesa después de una gira que ya superó los dos meses.
Esta es la segunda vez que Jara llega a Roma. El año pasado el Laboratorio Político ya la había invitado, cautivado por su participación en el Foro de Porto Alegre. Y, sobre todo, por su condición femenina: «Una de las principales rupturas del movimiento piquetero con las formas de dominación tiene que ver con quebrar la cultura machista. La política parecía un espacio reservado a los hombres y creo que las mujeres debemos ganarlo», señala.
-¿Cómo lograron las mujeres convertirse en protagonistas de la lucha piquetera? No me va a decir que los piqueteros no son machistas…
– El rol de la mujer tiene que ver con el tipo de construcción en el MTD. Es una construcción barrial, territorial, muy vinculada al quehacer de todos los días, a la vida con los chicos, a la escuela. Son todas cosas que la mujer tiene muy asumida. Además, la desocupación significa un quiebre y una frustración muy grande para el hombre: deja de ser el sostén de la casa. Toda la vida lo prepararon para ser el jefe de la casa, el que para la olla. Ante la necesidad familiar, la mujer sale a ocupar su lugar. Cuando empezamos en el MTD, el 90 por ciento de sus miembros éramos mujeres. Ahora está más equilibrado; se puede decir que somos mitad y mitad. Pero los hombres llegaron atraídos por las mujeres. Y se pudo construir una experiencia de apertura, de diálogo. Discutimos desde la horizontalidad, uno de nuestros valores, porque de acuerdo a la manera que uno emplea para relacionarse existe la dominación o no.
– ¿Cómo son tomados estos viajes por sus compañeros? No hay algunos que los ven como un privilegio o como contraproducentes para esa construcción horizontal?
-No queda muy bien que esto lo diga yo, pero la primera vez me eligieron, además de por ser mujer, fue como un reconocimiento a mi trabajo en el Movimiento. Y en esta oportunidad vengo porque yo ya tenía la relación construida de mi vista anterior. Si venia otro compañero iba a tener que empezar todo de nuevo. De alguna manera, nos dividimos. Por ejemplo, otro compañero es el que viajó a Canadá. Lo importante es que siempre, antes de cada viaje, lo discutimos en asamblea.
-¿Y se aprueban los viajes de manera sencilla?
– En general se aprueban sin problemas. Algún pequeño grupo plantea cierta duda. En general son compañeros de todos los días, que sienten el peso de la ausencia. O sienten sobrecarga de trabajo.
Jara es una de las fundadoras del MTD de Solano, allá por 1997. Psicopedadoga de profesión, trabajaba en un hospital y en un instituto de filosofía quilmeños hasta que comenzó a aparecer en la televisión cortando rutas y tomando edificios públicos. Entonces, fue despedida. Ahora, a los 40 años, Neka es una de las responsables de la granja donde el MTD cría conejos y pollos para el autoconsumo. También se encarga junto a otros compañeros de los talleres de educación popular. «Es sobre lo que más me preguntan en Europa», cuenta y agrega: «Yo explico que trabajamos a partir de la reflexión de los chicos, de sus necesidades. Vemos cómo juegan, qué manifiestan. Y construimos con ellos mismos el conocimiento. No se trata de instrucción sino de construcción. Esta misma fórmula también la usamos con los adultos, para analizar los proyectos políticos autónomos, la prevención de la salud y los nuevos valores como la igualdad, el compañerismo».
Neka enumera los otros talleres productivos de su MTD: zapatería, panadería, albañilería, herrería, huerta. Viejos y silenciosos muros imperiales se convirtieron en testigos casuales de su relato. La mujer pierde su mirada dura en ellos y se abstrae por un momento. Un bocinazo la vuelve al mundo: «Qué linda es esta ciudad. Impresiona pisar tanta historia», dice. Pero no puede con su genio y agrega: «Lástima que sea una historia de mierda, imperialista», sentencia sin apelaciones mientras se acomoda su remera negra con la leyenda «antifascismo», escrita en vasco.
Hace pocos minutos, Jara se acaba de enterar de la renuncia de Carlos Menem a disputar el ballottage y lejos de estar contenta se la nota preocupada. «Creo que va a haber más represión -pronostica- Se vienen tiempos para estar atentos. Porque Menem controla a una parte de las fuerzas policiales y de la justicia y va a buscar el quiebre. Nuestro trabajo fuerte, pienso, debe darse en los barrios. Es un momento para conformar un movimiento creativo, que no sea dogmático. Ese es nuestro gran desafío».
– ¿Cómo afectaron estas elecciones al interior del MTD?
– A nosotros nos provocó una baja muy fuerte de compañeros. Ahora seremos unos 1000, contando a todos, chicos, grandes, ancianos. Más o menos la mitad de los que éramos. Durante la campaña electoral, el gobierno hizo todo lo posible por cooptar compañeros e institucionalizarnos. Realizó un movimiento grande de control mediante el asistencialismo y los planes sociales. Se compraron piqueteros a través de la necesidad de comida, de chapas para los techos…
-¿Esto implica un fracaso de la construcción autonomista?
– No, de ninguna manera. Fue un ataque muy fuerte. Nos infiltraron gente, a algunos les ofrecieron desde droga hasta plata. Sin embargo, seguimos siendo un número grande. Nosotros preveíamos que esto iba a pasar, por eso trabajamos fuerte en las relaciones sociales. Por eso insistimos en la autonomía. En la medida que resolvamos nuestras propias cosas en nuestros propios tiempos el Estado tendrá menos lugar para la extorsión.
-¿Siguen pensando en que fue correcto llamar a no votar teniendo en cuenta el alto índice de sufragio positivo que hubo en las elecciones?
– Hace mucho tiempo que los integrantes del MTD no votamos. Aunque no es una coacción, el quiere puede hacerlo. Pero como movimiento pensamos que las elecciones no solucionan nuestro problema.
– ¿Pero tampoco hablan de tomar el poder?
– El problema no es el poder, sino para qué se quiere el poder. Y sobre todo cómo se construye el poder. Si tomar el poder significa dictadura o dominación, no lo queremos. No queremos ser dominadores. Creemos que cada pueblo tiene que ser autónomo. Como dice el zapatismo: queremos un mundo donde quepan muchos mundos, que no nos digan cómo tenemos que ser, qué tenemos que consumir. EL MTD no puede trasladar su lucha a la del pueblo mapuche. Sí puede articular la lucha con ellos , pero cada uno tiene su historia. Y el Estado siempre es autoritario y hegemónico, no importa de qué color sea el gobierno Por eso tenemos que articular la acción directa para las reivindicaciones con acciones concretas que nos otorguen autonomía. Porque cada vez que el Estado da algo, manipula. El Estado administra hasta la pobreza y eso es humillante. Dentro de nuestra pobreza nosotros queremos sentirnos dignos. Nosotros no decimos que estamos explotados, decimos que estamos excluidos. Y no buscamos incluirnos, sino crear una organización alternativa.
Hija de un obrero peronista y una madre radical, Jara escucha hablar de política desde la cuna. Siempre tuvo militancia social dentro del barrio y allí conoció al sacerdote Alberto Spagnolo. En defensa de ese cura tomó durante dos años la parroquia, cuando la Iglesia quiso expulsar al clérigo por albergar en el pulpito a los desocupados. La historia terminó cuando todos, cura incluido, fueron desalojados por la infantería. Por entonces, Neka ni se imaginaba viajar por el mundo. «Jamás pensé que iba a estar acá. El otro día un compañero parisino me quiso llevar a conocer la Torre de Eiffel, yo estaba muy cansada y le dije que no quería. Me trato de loca, me dijo: ‘Sabes cuanta gente quisiera estar en tu lugar’.
-¿Y al final fue?
– Sí. Y me pregunto que me pareció. «Ridículo», le conteste.
– ¿A veces no se siente como un animalito en exposición, que la llevan de acá para allá para mostrarla?
– Yo me siento autónoma y libre. Digo y hago lo que pienso y siento. Si veo que hay intereses que no aportan a la construcción o que son agresivos o provocativos, me planto. Y soy muy perceptiva. Cuando hay algo que jode, digo: «No». Ayer, en una reunión, un troskista empezó a correrme, a decirme que era situacionista, que citaba a Gramsci, que abonaba la teoría de (Tony) Negri, que de nada valía un movimiento que no tuviera incidencia en el poder. Todo muy agresivo. Y, encima, cuando empecé a contestarle se puso a leer un articulo. Agarre y le dije que me estaba faltando el respeto y que no le iba a contestar. Todo el auditorio me empezó a aplaudir.
«Ya nos tenemos que ir», le dice una de sus acompañantes del Laboratorio Político. A Jara la esperan en Márquez, a tres horas de Roma para volver a hablar de autonomismo. Después viajará nuevamente a España a llevar otra vez allí su desobediencia. «No soy desobediente -corrige-Soy rebelde. Porque lo que hacemos no es infringir derechos sino reclamar por el ejercicio de nuestros derechos. Si no pagamos la luz es porque los servicios públicos deben estar al servicio de la comunidad y no al de unos pocos aprovechadores». Y así se despide, con el mismo tono firme y decidido con el que infunde respeto.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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