Nota
Ni Una Menos también grita Libertad para Belén
Condenada sin pruebas a 8 años de prisión por un aborto espontáneo, el caso de Belén es un símbolo de la violencia institucional que sufren las mujeres. Los detalles de la causa, sus declaraciones desde la cárcel y una frase que duele: “No aguanto más”.
Condenada sin pruebas a 8 años de prisión por un aborto espontáneo, el caso de Belén es un símbolo de la violencia institucional que sufren las mujeres. Los detalles de la causa, sus declaraciones desde la cárcel y una frase que duele: “No aguanto más”.
Le quitaron hasta la posibilidad de dar su nombre, pero sabemos que es Belén y está presa. Tres jueces –Dante Ibañez, Néstor Mascaritto y Fabián Fracejos- la condenaron a 8 años de cárcel por un aborto espontáneo. No hay pruebas. En el expediente queda claro que del feto que le adjudicaron no pudo extraerse ADN “por el avanzado estado de descomposición”, según informa al fiscal el apoderado legal del Hospital Avellaneda, de Tucumán, provincia en la cual la justicia suspendió el protocolo de abortos no punibles elaborado por el ministerio de Salud de la Nación. Tampoco la autopsia es confiable como prueba: en su primera foja determina que se trata de un feto de sexo masculino, pero seis renglones después señala que es una nena. Este diletante examen forense está suscripto por el doctor Armando Gustavo José, quien antes de estampar su firma se despide de los jueces con la frase: “Dios guarde a usted”.
Sin defensa
Tal como resume en su nota el portal de la Agencia de Prensa Alternativa (APA!) “Esta es la historia de una joven mujer de escasos recursos que no pudo tener el acceso a la salud y a la justicia. Primero tuvo el asesoramiento de abogados que le solicitaban decenas de miles de pesos, su familia no pudo juntar el monto solicitado y así, tres días antes del debate oral, se quedó sin defensa. La defensora oficial Norma Bulacios tomó el caso. Ninguno de sus defensores denunció la violación de sus derechos de paciente, lo cual habría podido dar por nulo el juicio. Los fiscales, por su parte, no deberían haber investigado un hecho que era producto de un delito como lo es la violación del secreto profesional pese a la jurisprudencia”.
La defensora oficial, sin tiempo para preparar su alegato, argumentó la inimputabilidad de Belén, producto de un trauma post parto. Los jueces tomaron esa defensa como una admisión del aborto que Belén siempre negó: “No sabía que estaba embarazada” declaró desde el primer día hasta hoy.
El hospital sospechoso
Belén llegó al hospital en la madrugada del 21 de marzo de 2014 con fuerte dolores abdominales. Según reconstruye APA! “Tenía antecedentes médicos de malestares vesiculares y peritonitis. Estaba con miedo. Le administraron un calmante por vía oral y fue derivada por el doctor Jorge Molina al Servicio de Ginecología, a causa del abundante sangrado”.
Belén cuenta, entrevistada en la cárcel, que “desde el momento de su derivación empezaron las sospechas, los rumores, las llamadas a la guardia policial, miradas feas y acusaciones sobre “qué se había hecho”. Empezó a sentirse maltratada.
Una vez en Servicio de Ginecología del Hospital Avellaneda fue atendida por la enfermera Verónica Ledesma quien le hizo un interrogatorio bastante insistente y acusatorio sobre su hemorragia. “Me preguntó si me puse algo porque no era normal el sangrado”. Belén, según comenta a APA, le volvió a responder que había ido al baño con un poco de sangre.
Allí, el médico José Daniel Martín le informó en un primer momento que estaba teniendo un aborto espontáneo de un feto de aproximadamente 20 semanas. Belén le informó que desconocía estar embarazada, posición que repitió en todas sus declaraciones.
Luego, la jefa de parteras, Marta Monje, por orden del doctor Martín acudió con la agente policial Marcela Sueldo a los baños “a la búsqueda del producto que habría expulsado” la paciente. En un baño del hospital -existen contradicciones acerca de en cuál de ellos- encontraron un feto, automáticamente nombrado por médicos/as, policías y funcionarios judiciales como “hijo” de Belén, sin tener ninguna prueba sobre ello. Así consta en el expediente judicial. Marta Monjes declaró que cuando acudió al baño donde encontró el feto estaba dentro el personal de limpieza del servicio sanitario”.
Las violaciones
Ahora, la defensora de Belén, es la abogada Soledad Deza, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir. Explica los derechos que fueron violentados: “Toda mujer que llega con un aborto en curso o que –como Belén- tiene un aborto en un hospital, sea provocado o espontáneo, está protegida por la confidencialidad de la relación médico-paciente que impide a todo el equipo de salud denunciarla”.
La historia clínica de Belén registra todas las intervenciones policiales y judiciales dentro de la relación médico paciente. “Son múltiples las fuentes jurídicas que ratifican que el derecho que asistía a Belén en marzo de 2014 fue violado”, cita la doctora Deza:
- En 1966 en el Plenario de Cámaras Penales en Argentina que se conoce como Natividad Frías, el Poder Judicial indicó que el secreto profesional prevalece por sobre la obligación de denunciar delitos que tienen los profesionales de la salud.
- En 2010, el fallo Baldivieso de la Corte Suprema de la Nación indicó que los datos que se obtienen en el marco de una relación médico paciente no pueden ser revelados y usados contra el paciente.
- En octubre de 2015, el juez de Instrucción de la III Nominación del Poder Judicial de la provincia de Tucumán, Francisco Pisa, determinó que no puede usarse la historia clínica en contra de la paciente precisamente por la obligación de guardar secreto en el caso local conocido como María Magdalena y sobreseyó a la acusada porque fueron sus médicos quienes la denunciaron.
“No doy más”
Durante el juicio oral, Belén le habló a los jueces:
“Antes que nada les quiero decir que yo no sabía que estaba embarazada. No me pueden decir semejante atrocidad. ¿Cómo pueden decir que corté el cordón? Es imposible cortar un cordón: yo presencié el parto de mi sobrino. ¿Dónde hay un ADN que diga que es mi hijo? ¿Y dicen que hice eso? Yo no hice daño a nadie. ¿Dónde están las pruebas que digan que soy una asesina? Me acusan sin pruebas. Yo no maté a nadie. Estoy mal, destrozada, pido que me tengan piedad. Es injusto lo que están haciendo. Es injusto lo que dicen de mí. No me pueden acusar de semejante cosa. Denme la oportunidad de estar con mi familia. No aguanto más. No doy más”.
El 19 de mayo pasado la Cámara de Penal tucumana rechazó el pedido de excarcelación. Belén está presa en un penal donde están alojadas mujeres condenadas por graves delitos. Su abogada defensora prepara ahora un recurso extraordinario que pide –y debe- ser acompañado por todas. Por eso, este viernes 3 de junio en el grito de Ni Una Menos, Belén estará presente.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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