Nota
Primera marcha nacional contra la megaminería: «Desde allá esta fuerza se siente»
La primera marcha nacional contra la megaminería en el país tuvo alta presencia de banderas y una notoria mayoría femenina. Transcurrió sin sobresaltos desde la Plaza de los Dos Congresos hasta la Plaza de Mayo, que se completó en una cuarta parte. Allí, cinco oradores de distintas provincias del noroeste leyeron documentos preparados en cada asamblea resumiendo el conflicto, los sucesos de represión y reclamando al gobierno nacional – en los provinciales ya han perdido las esperanzas- el cierre de los emprendimientos mineros “hasta tanto no haya control y debates”.
La marcha arrancó pasadas las 18 en el tramo de Avenida de Mayo y Saenz Peña. Uno de los integrantes de la Unión de Asambleas Ciudadanas, que nuclea más de cien asambleas vecinales de todo el país, organizaba por micrófono:, “Vamos a repasar el orden de la marcha: Primero, la bandera negra, luego la consigna unitaria (No a la megaminería – No a la ley antiterrorista), luego la bandera de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) donde pueden ir todos los que vienen sueltos, las agrupaciones chiquititas, atrás las federaciones de estudiantes, luego los movimientos sociales y por último, los partidos políticos”.
Aunque últimas, las fuerzas de izquierda hicieron bulto. Delante, durante todo el trayecto a la plaza, encabezó una bandera negra que recordaba la tragedia del privatizado tren Sarmiento . Ya en la Plaza de Mayo, miembros de la UAC también leyeron un documento sobre el tema que redactaron para la ocasión: “Todo es parte del mismo sistema privatista y de saqueo que estamos denunciando hoy”.
El conurbano presente
Las consignas más creativas estuvieron a cargo de asambleas ambientalistas del conurbano bonaerense, que marcharon detrás de la bandera de la UAC. Se hicieron presentes los Vecinos de Ciudad Evita contra el CEAMSE, Unidos por el Río de Vicente López, Asamblea de Béccar, No a la entrega de la Costa Avellaneda – Quilmes, Asamblea Delta y Río de la Plata, del Foro en Defensa del Río de la Plata y del Espacio Intercuencas. De esta manera, por fuera de banderas y otros recordatorios, fueron ocupando un lugar activo en la participación de la marcha y tiñeron de regionalidad al reclamo nacional.
Llegando a la 9 de Julio la marcha tomó un giro inesperado: en vez de seguir por Avenida de Mayo rumbo a la Plaza, el camino más directo, dobló por la avenida más grande del país y siguió hasta Belgrano, retomando por la diagonal Roca. El desconcierto de muchos fue explicado o interpretado por unos pocos:
- La versión de un militante: al parecer, una facción política partidaria llegó tarde al sorteo de los lugares; enojada, se abrió paso por el costado derecho (hecho que este cronista confirma) y quedó adelante y marchando por Avenida de Mayo. Decidieron dejarla , entonces, como se comportaba: sola.
- La versión de los organizadores: La diagonal les permitía pasar por la Secretaría de Minería, para luego desembocar a Plaza de Mayo.
Allí entonces, el edificio sufrió unas pocas pintadas, mientras un micrófono advertía: “La cordillera no se toca”. Y se anunciaba para el 1 de marzo a una marcha nacional con la misma consigna: No a la megaminería.
“Todavía estamos esperando los hospitales que nos prometieron”
A pocos metros, la plaza esperaba. En medio de un caos de tránsito, dado el giro (im)previsto que tomó la movilización, unas cuatro mil personas se ubicaban en la plaza, muchas más de las que salieron desde el Congreso. Eran las “sueltas”, las que se acercaron de a 2 o de 3 a brindar su apoyo. El grupo de perscusión “Los tambores no callan” avanzó tocando incesantemente las diez cuadras, atrayendo bailarinas y poniendo color a tanta bandera. Al llegar, callaron: sobre el enrejado ya característico que divide la plaza en dos, una voz de la UAC describía desde el escenario: “Estamos sorprendidos por la cantidad de gente que se acercó”. En las primeras filas se colocaron diputados de izquierda, tres madres de la Línea Fundadora, personalidades de la cultura y referentes sociales; detrás, todo fue partidos y banderas, que se negaban a bajarlas ante el pedido expreso para que vean los de más atrás.
Fueron presentados los oradores:
- Lucía Avila, por la Rioja capital
- Carlos MIlson, vecino de Chilecito
- Mariano Cervantes, uno de los detenidos en Belén
- Sergio Ramos, de Andalgalá
- Jorge Ramos, de la Asamblea El Algarrobo
También participaron delegados de la Asamblea de Chilecito, de las Asambleas Riojanas, de la Asamblea El Chañar de Belén. Enseguida se dio lugar a la palabra, antes de las 20 horas: Jorge Ramos tomó el micrófono y anunció que tenía varias cosas para contar. En general, los discursos estuvieron connotados del agradecimiento y una relación dialéctica entre la Capital Federal y las provincias: “Desde allá esta fuerza se siente”, agradecieron. Siguió contando Ramos: “Andalgalá era un paraje sagrado de montañas y ríos, un lugar al que los médicos recomendaban para calmar enfermedades respiratorias. Ahora se ha convertido en zona sacrificable”, sintetizó. Luego, se dedicó a derribar ciertos mitos que resuenan especialmente en el ámbito capitalino: cuenta que el proyecto minero lleva ya 15 años en la provincia, “y todavía estamos esperando esos hospitales que prometieron, las escuelas se están cayendo, el índice de desocupación de Andalgalá, si es que creen que las mineras dan empleo, es el más alto en la provincia de Catamarca”. Lo mismo desmintió respecto a la promesa de ferrocarriles, hecho que comparó con el “circo de Carlos Menem”, vez que inauguró una formación que sólo anduvo un día. Ramos preguntó qué es el progreso y el desarrollo. Y cerró diciendo: “Quieren imponernos un modelo de vida que no hemos elegido”.
Todos los oradores se dijeron “preocupados” por la poca seriedad y responsabilidad de los gobiernos provinciales. Clamaron:
-“Tomen el tema”
-“Que no se haga de la discusión un Boca-River”
-“Está en juego la propia cordillera”
-“Justicia por la represión”
-“Que se cierren todos los emprendimientos hasta tanto no haya un debate”.
La marcha cerró convocando a otra movilización nacional del 1 de marzo, en la misma mítica plaza, pero también desde cientos de localidades de todo el país. Refuerzan la idea de que “todos los que hoy estamos tenemos que estar el 1”. Pero saben que serán más.
Asambleas ambientalistas del conurbano:
Vecinos de Ciudad Evita contra el CEAMSE: Francisco 15 5825-0340
Asamblea Delta y Río de la Plata: 15 5369-5388
Asamblea de Beccar: Leonardo 15 6952-6612
Foro en Defensa del Río de la Plata: Ernesto 15 5658-9858
Unidos por el Río, Vicente López: Pablo 15 6452-1478
No a la entrega de la Costa Avellaneda – Quilmes: Laura 15 3171-3939 Nico 15 6051-9502
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

- Revista MuHace 1 semana
Mu 204: Creer o reventar
- Derechos HumanosHace 4 semanas
Memoria, verdad, justicia y Norita
- MúsicasHace 3 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- #NiUnaMásHace 4 semanas
Caso Lucía Pérez: matar al femicidio
- ActualidadHace 3 semanas
Que viva el periodismo: las respuestas a los ataques a la prensa