Nota
Pruebas y testimonios vs. el relato del Ministerio de Seguridad
Testigos, médicos y mapuche desmienten la versión oficial. Caída la mentira de la RAM, el Ministerio sostiene que fue un “enfrentamiento”. Sin embargo, no hay pruebas en el expediente que avalen que la comunidad tenía armas de fuego. El muerto y los heridos son mapuche. Y la única pericia que consta en la investigación judicial hasta ahora es la autopsia, que determina que Rafal Nahuel fue mortalmente herido por la espalda por una bala de plomo compatible con las del Grupo Albatros. Los prefectos todavía no declararon su versión de los hechos ante la justicia y ya no están en Bariloche.

La ministra de Seguridad Patricia Bullrich, acompañada por el ministro de Justicia, dio una versión del operativo en Villa Mascardi que se contradice con las pruebas y testimonios que hasta ahora se aportaron en la causa.
Un día después del crimen de Rafael Nahuel, el 26 de noviembre pasado, el Ministerio de Seguridad emitió un comunicado que fuerza un relato de los hechos ante la única evidencia que tiene hoy la causa: Rafael Nahuel (22) fue mortalmente herido por una bala de plomo compatible con las del Grupo Albatros en el glúteo izquierdo, es decir, por la espalda.
La secuencia que narra el comunicado del Ministerio se basa en el punto de vista de los prefectos, que no declararon aún ante la justicia y que ya no están en Bariloche: el juez Guillermo Villanueva y la fiscal Silvia Little les dieron autorización para trasladarse a Buenos Aires. El «informe» fue la previa y el marco de esa huida.
El comunicado, que influyó en los primeros días de la investigación judicial, comienza a desarmarse ante las evidencias que arrojaron las declaraciones testimoniales que tomaron juez y fiscal entre el jueves de la semana pasada y hoy.
La pericia ocular pactada para este jueves en la comunidad puede ser clave para determinar la veracidad del relato oficial que, sin investigar, asegura que fue un «enfrentamiento» y que la Prefectura “actuó bajo todas las medidas operativas y protocolos que se utilizan en un enfrentamiento armado».
Los prefectos señalados
El comunicado del Ministerio de Seguridad comienza señalando que el equipo que intervino en la represión fue integrado por “4 efectivos de la Agrupación Albatros de la Prefectura Naval Argentina”. Sin embargo, según pudo establecer lavaca, la justicia incautó las armas y los celulares de 21 prefectos que estaban en la zona ese día. De esos 21, a 8 prefectos también se les confiscó los uniformes que vestían en el momento del operativo y se les tomaron rastros de pólvora. El círculo de la investigación judicial se cierra sobre 3 de ellos: son aquellos que en sus cargadores faltaban municiones.
Todavía la justicia no recibió el informe que debe remitirle la propia Prefectura Naval sobre con cuántos cargadores salió cada prefecto para contrastar la cantidad de municiones que se usaron; también se esperan los resultados de las pericias de rastros de pólvora de los prefectos, que quedó a cargo de la Policía de Río Negro, pero ya se recibió un informe preliminar que determina que dieron negativas las pericias de rastros de pólvora de los dos mapuche detenidos ese día.
Bajo qué orden actuaron
Sigue el relato del Ministerio: el grupo Albatros cumplía “con la orden judicial del juez federal Gustavo Villanueva” y “continuó con rastrillajes en la zona de Villa Mascardi con el objeto de recabar información e identificar a las personas prófugas”. Sin embargo, no está claro todavía cuál era la orden judicial impartida por el juez Villanueva al Grupo Albatros, tras el desalojo que comenzó y terminó el jueves 23 con la detención e imputación de seis mujeres. Se estableció en cambio que el Grupo Albatros tenía orden de hacer guardia en un radio cercano al Hotel de Parques Nacionales, que se encuentra a menos de 100 metros de los terrenos en disputa, para evitar que los mapuche se asienten de nuevo en el territorio. Sin embargo, el Ministerio asegura en su comunicado que “la patrulla partió” y que hubo “un recorrido”, algo muy distinto a la realización de una guardia.
Es decir: si fue un operativo, ¿quién lo ordenó?
Resta explicar también por qué iban equipados con armas de fuego y cómo se desató el procedimiento que terminó en la muerte de Rafael Nahuel por la espalda, con una bala compatible con las del Grupo Albatros.

El juez federal Guillermo Villanueva investiga un tema clave: si él mismo ordenó el operativo que culminó con el crimen de Rafita.
Dónde ocurrieron los hechos
El comunicado del Ministerio asegura: “La patrulla partió de la base del Hotel de Parques Nacionales” y que “en el recorrido, y a unos 400 metros de la Ruta Nacional Nº 40 detectaron más de 10 barricadas de madera y tierra, que el día anterior no estaban”.
Los relatos de la comunidad y los testigos indican, en cambio, que el la represión fue a 1.500 metros de altura, o a una hora, hora y media de ascenso, es decir muy distante de donde tendría el Grupo Albatros autorización judicial para hacer la guardia, y también del lugar señalado por el Ministerio.
Para establecer esos movimientos son pruebas los impactos de bala en los árboles de la zona de la represión y el lugar donde murió Rafael Nahuel. La inspección ocular pactada para este jueves será clave para determinar dónde ocurrieron los hechos.
Sin armas mapuche
El comunicado del Ministerio afirma que los prefectos vieron “más personas portando armas de fuego que, por el sonido y el efecto de las refracciones, daban cuenta de ser de grueso calibre”.
Ninguna de las incautaciones realizadas por la justicia pudo encontrar este tipo de armas en el terreno en disputa en Villa Mascardi, y todos los testigos del procedimiento que ya declararon en el juzgado de Bariloche (dos empleados de una YPF y médicos) fueron claros y coincidentes: respondieron “no” ante la pregunta de si habían visto a los mapuche con armas de fuego. Todas las armas incautadas (letales y no letales) corresponden al grupo Albatros.
Por su parte, la comunidad dio su versión a lavaca: “Nosotros solo nos defendemos con lo que la naturaleza nos da. Con los newenes (fuerzas, energías) que nos da. Con las piedras que nos da, con los palos que nos da”. Distintos referentes mapuche aseguran que no es parte de la lógica cultural de la comunidad usar armas de fuego.
“Las balas vinieron de un solo lugar”, aseguró el médico Ramón Chiocconi, quien atendió a los heridos. Los hechos: ningún prefecto herido; un muerto y dos heridos mapuche.
Por qué y a dónde dispararon
El Ministerio asegura que los efectivos del Grupo Albatros, «viéndose superados en número», intentaron comunicarse con la base para pedir “autorización para hacer uso de sus armas de fuego para salir del rodeo”.
Nunca llegó tal autorización. Lo dice el propio Ministerio: “Al no recibir respuesta de la base, producto de la mala señal de la zona” (…) los prefectos se “cubrieron” con “disparos de fuego intimidatorios siempre en dirección hacia los árboles y no en dirección hacia los atacantes”. Sin embargo, la espalda de Rafael los dos mapuche heridos por armas de fuego señalan hacia dónde apuntó el Grupo Albatros.
El relato del Ministerio asegura que los prefectos «se defendieron» y tiraron mientras estaban «huyendo», versión que también es desmentida por la comunidad: «Veníamos bajando porque íbamos a concentrar acá, con la gente que estaba en la ruta, y cuando emprendemos el viaja para abajo, como a 50 metros de donde estábamos nosotros ya venían fuerzas de Albatros, de Prefectura. En ese entonces, sin mediar nigún «alto», nada, vienen parapetados y empiezan a tirar. Ahí emprendimos la vuelta al campamento. Al llegar arriba nos pudimos resguardar y ahí defenderos con piedras, gomeras, palos. Y ellos se parapetaron atrás de los árboles y de ahí nos disparaban», dijeron a lavaca.
Según esta versión, los que huyeron para resguardarse fueron los mapuche.
El cuento de la RAM
El relato del Ministerio de Seguridad también da por sentada la participación de la RAM: “Los terrenos tomados por el RAM”, dice sin más presiones. Miembros de la comunidad aseguraron a lavaca que ninguno de sus integrantes tiene que ver con esa organización. Algunos hasta afirmaron: “No sé qué es la RAM”.
Esto fue avalado por referentes mapuche que no se encuentran en esta recuperación y hasta marcan diferencias con la del Lof Lawken Winkul Mapu. Aseguran: “La RAM es un invento del gobierno”. Pero además, en este caso, señalan una contradicción: “La RAM siempre se adjudica sus acciones, y éste no es el caso”.
Las dos causas
Existen dos causas que se tramitan alrededor de la recuperación de los terrenos en Villa Mascardi; en ambas se encuentran imputados sólo integrantes de la comunidad mapuche.
La primera se origina el jueves 23 de noviembre, cuando luego del violento operativo de desalojo -del que participaron cientos de efectivos de, al menos, tres fuerzas federales: Gendarmería, Policía Federal, Prefectura- tuvo como saldo seis mujeres detenidas, junto a niños y niñas. Las seis mujeres se encuentran ahora imputadas por «usurpación».
La segunda causa lleva la caratula «muerte dudosa» y se divide en dos: por un lado, investiga las circunstancias que llevaron a la muerte de Rafael Nahuel; por el otro, están imputados Fausto Jones Huala y Lautaro González, los dos mapuche que bajaron el cuerpo de Rafael Nahuel desde el monte. Los delitos que se les imputa: «usurpación, resistencia y agresión a la autoridad». La defensa de Jones Hulea y González reclama que se abra una investigación aparte, que los excluya de la causa originada por la «muerte dudosa» de Rafita. Por su parte, la fiscal del juzgado federal de Bariloche, Silvia Cynthia Little, recoge el relato del Ministerio de Seguridad para negar esa medida y argumentar que se anule la excarcelación de ambos. Basa su argumento en este comunicado de prensa del Ministerio que ahora empieza a desmembrarse.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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