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En Las Heras, Santa Cruz, se provincializó estos días el conflicto de los docentes santacruceños que claman por aumento salarial desde 2010, aún sin respuestas, y junto a los petroleros de Oleosur han decidido mantener un corte en la entrada de la planta petrolífera Las Heras 3, que pone en jaque la producción de la provincia. La Gendarmería intentó dos veces tener acceso al corte, sin éxito: los propios vecinos de la ciudad cruzaron sus autos sobre la ruta provincial N° 43 en defensa del reclamo docente y de los trabajadores petroleros. El convoy de los gendarmes debió desandar hasta Pico Truncado. En esa ciudad, Las Heras y Caleta Olivia, el mismo 21 de mayo, cerca de las 18, explotó un cacerolazo espontáneo que exigía al gobierno nacional y provincial que retirara definitivamente a la Gendarmería de la zona. Y que solucione los conflictos salariales.

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Asamblea en Cañadón Seco. foto: OPI Santa Cruz


Dos conflictos se unen
Son dos reclamos diferentes que se unieron para hacerse escuchar. Por un lado, los docentes santacruceños reclaman, desde diciembre de 2010, un aumento del 50% del sueldo y la revocación de una reciente ley jubilatoria que los perjudica. El gobierno provincial ha ofrecido un aumento progresivo del 10% (que llegaría a un 25%), y nada sobre la ley. Los docentes decidieron entonces parar indefinidamente hasta nuevas respuestas. El ciclo lectivo en Santa Cruz todavía no ha comenzado, y al gobierno poco parece importarle: desde la última paritaria a fines de abril no han vuelto a ofrecer diálogo. Los docentes decidieron así provincializar el reclamo en la ciudad de Las Heras junto a los trabajadores petroleros de la empresa contratista Oleosur, que claman por el pago de dos meses de sueldo, la correcta liquidación de los haberes y el pago de los días en paro. Mientras los docentes mantienen el bloqueo a la entrada del yacimiento de YPF Las Heras 3, los petroleros garantizan la paralización de la producción (que, días antes, a pesar del corte en la entrada, continuaba funcionando). Mauricio Ferrari, secretario general del gremio docente que impulsa las medidas, explica que la jugada de parar la producción afecta directamente al gobierno provincial, que no podrá así obviar los reclamos. Hasta ahora, al gobernador oficialista Daniel Peralta sólo se le ocurrió enviar la Gendarmería.
Ya desde abril, por los reclamos que se mantienen, los empleados de YPF en Las Heras habían decidido en asamblea tomar la planta y suspender la producción. La medida afectaba entonces a casi 400 trabajadores de la contratista Boland y otras empresas menores de servicios. Los trabajadores de Oleosur son, hoy, los únicos que no han ajustado el conflicto salarial.
Sin clases ni diálogo
El 28 de febrero, en Santa Cruz, las clases empezaron con un paro de 24 horas. El 16 de diciembre del pasado año habíase votado la reforma de una ley jubilatoria que, entre otras cosas, no reconocía los años ejercidos en otras provincias («Yo trabajé 10 años en Córdoba-cuenta Mauricio-pero no me los reconocen y tengo que cumplir 25 acá») ni garantiza la jubilación con el último sueldo con que se ejerció («Tenés que estar, mínimo, tres años en ese último puesto para poder cobrar el monto», explica). Todo esto se votó en medio del reclamo de un aumento del 50% por parte de los docentes. «No sé si están al tanto que, acá, la canasta familiar básica está entre 10 mil y 12 mil pesos. Y ganamos, con suerte, 6 mil con doble cargo», sigue Mauricio Ferrari, secretario general del gremio de la provincia.
La respuesta inmediata al reclamo por los sueldos fue acusar «falta de presupuesto», y no consideró porcentaje alguno. Corría febrero, dijimos, y comenzaron las medidas a la par del inicio del ciclo lectivo: primero se paró 24 horas, luego 48, más tarde 72. El 12 de abril de este año, en el primer día de esta última medida, «panfleteaban» a la vera de la ruta en la localidad de 28 de noviembre cuando presuntos miembros de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) los agredieron dejando doce heridos docentes y familiares. El relato de Ferrari habla de una veintena de personas que se bajaron de camionetas y en seguida arremetieron con palos, botellas y piedras contra los manifestantes. La zona estaba liberada. Ferarri: «El 16 de diciembre, cuando fuimos a la Legislatura mientras se votaba la ley jubilatoria, los de la UOCRA también nos habían reprimido». Ese mismo 12 de abril, en congreso, los docentes decidieron para indefinidamente en repudio al hecho.
El 28 de abril el gobierno prometió un aumento del 10% escalonado en cada mes, «pero nos pareció insuficiente», dice Ferrari. Desde entonces no hubo más ofrecimiento. Las semanas pasadas un grupo de docentes viajó a Buenos Aires a «golpear puertas», sin éxito. Ferrari explica cómo y por qué decidieron endurecer las medidas: «Al gobernador lo que le afecta netamente es la producción. Cuando los petroleros pararon, la provincia se paralizó en cuanto a los ingresos. Entonces es que se votó en asamblea provincializar la actividad en Las Heras junto a ellos». La presencia de la gendarmería, día después, les daba la razón.
Miles de chicos esperan volver a la escuela cientos de trabajadores cobrar sus sueldos y las cacerolas de tres ciudades gritan por una solución a los conflictos.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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