Nota
Todo lo que nadie se atrevió a preguntarle al nuevo Ministro de Cultura porteño
El productor, compositor y director de orquesta Ángel Mahler asumió hoy como nuevo Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Mahler toma el cargo tras la renuncia de Darío Lopérfido, forzada luego de meses de repudio por su mala gestión y sus declaraciones desafortunadas. En ese contexto habló con lavaca y aseguró que el foco va a estar puesto en la educación y los teatros independientes.

Mahler. Foto: Télam
¿Cómo le llegó la propuesta para ser Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y cómo la recibiste?
La recibí con mucha felicidad. La propuesta vino por parte de Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri. Nos conocimos porque yo propuse una puesta en valor para la calle Corrientes. La puesta en valor consistió en cambiar todas las veredas, se pintaron columnas, se puso iluminación nueva y se hicieron un montón de cosas para mejorar la calle Corrientes. Terminó ese trabajo y, como fue muy lindo lo que hicimos juntos, quedé muy contento. Por eso cuando Larreta me llama con este ofrecimiento dije que sí porque creo que está haciendo un buen trabajo y que yo puedo aportar justamente todo lo que es mi experiencia en producción, gestión y toda mi ilusión de hacer cosas lindas para la ciudad.
¿Cuál va a ser el sello de su gestión?
En lo que más voy a trabajar es en la educación. En cruzar educación y cultura en las primarias y desde los primeros años de los chicos. Creo que el chico que despierta el interés en cultura desde temprana edad le empieza a funcionar la imaginación y la sensibilidad. Conectar a las generaciones que vengan con el arte me parece fundamental para que las generaciones futuras tengan la sensibilidad a flor de piel, que es lo que genera la cultura y el saber.
¿Sería en dialogo con el Ministerio de Educación o con programas desde los Teatros Oficiales?
Todo. Me parece importante que los chicos vayan al teatro y también que sepan quién fue San Martín. Me parece interesante hacer una obra donde vean a San Martín y a Belgrano y contar la historia de nuestros héroes y también que estén en contacto con la música clásica. Hay muchísimo por hacer tanto en los Teatros Oficiales como en las escuelas, pero el eje para mí fundamentalmente es educar. Si tuviese que elegir una palabra como sello es esa: educar. Quiero hacer una gestión que eduque.
Su equipo sigue siendo en gran parte el de Darío Lopérfido, ¿qué continuidades va a haber con su gestión?
Al equipo lo conocí hoy; me contaron lo que estaban haciendo y me parece fantástico. Nos estamos conociendo pero en principio todo el equipo queda y sumo dos colaboradores que vienen conmigo. El equipo queda porque realmente me gusta. Los dos integrantes que se suman son dos productores ejecutivos que trabajan conmigo hace treinta años.
¿Con Darío Lopérfido hubo diálogo?
Sí, por supuesto, somos conocidos: hubo y hay mucho diálogo.
¿Y qué opina de las críticas que se le hacían a la gestión y también sobre sus declaraciones?
Las críticas que se le hacían para mí son opiniones muy particulares de cada uno. Si Darío opina de una manera sobre determinado tema es su opinión. Yo opino distinto, pero son sólo eso formas de ver las cosas y opiniones.
Con respecto al Teatro Alvear (cerrado por obras) y los teatros Oficiales, ¿tiene alguna planificación en mente?
Todavía no lo sé. De los teatros y qué vamos a hacer me voy a empezar a enterar bien mañana que tengo reunión con Jorge Telerman. Hoy nos comunicamos pero todavía no llegamos a eso. Igual más que en los teatros oficiales el tema que me resulta más urgente y en el que quiero focalizarme es salvar a los teatros independientes. Quiero hacer algo por las dificultades que están pasando en este momento. Me parece muy necesario ayudar a los pequeños espacios porque el teatro independiente tiene que seguir y los artistas tienen que poder vivir de eso.
¿La idea va a ser apoyar la autogestión de los artistas?
Sí, por supuesto, la autogestión de los teatros independientes.
¿De qué manera?
Trabajando en equipo y buscando la forma. Todavía no la tengo pero somos un gran equipo en el que todos queremos lo mismo, que es que el ciudadano sea más feliz. Para eso es importante que crezcamos culturalmente y como personas. Eso para mí es lo que necesita la Argentina y Buenos Aires.
El último ministro se fue abrumado por las críticas, ¿es consciente que va a haber mucha gente siguiendo su gestión?
Estoy preparado para las críticas. Es como cuando hago una obra de teatro. Hay gente que dirá que es buenísima y gente que dirá que es malísima pero forma parte de la exposición. Entiendo las críticas pero sino me arriesgo a esta altura de mi vida, no arriesgo más. Las críticas van a venir solas pero la gestión va a ser lo importante. Si hago una buena gestión la gente va a entender el propósito que tengo en mi cabeza que es ayudar.
¿Ayudar?
A que haya mejor educación y cultura. Cuando decimos que el pueblo tiene un nivel cultural alto queremos decir que es un pueblo sensible y un pueblo que piensa. Por eso un pueblo con cultura piensa y es inteligente.
¿Sobre subsidios, políticas culturales o festivales, ya hay algo pensado?
No sé tampoco. Todavía no se habló en detalle de nada eso. Igual, por ejemplo, hacer festivales grandes es lo más fácil para mí. A mí me encantan y estoy acostumbrado a hacerlos. Sin embargo, la idea es trabajar mucho desde abajo, desde otro punto.
¿Cómo definiría ese “desde abajo”?
Desde la educación, en los barrios y ayudando a los teatros independientes.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

- Revista MuHace 2 semanas
Mu 204: Creer o reventar
- MúsicasHace 3 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- ActualidadHace 4 semanas
Que viva el periodismo: las respuestas a los ataques a la prensa
- ActualidadHace 2 semanas
Los vecinos de Cristina
- AmbienteHace 2 semanas
Contaminación: récord histórico de agrotóxicos en el Río Paraná