Sigamos en contacto

Nota

Tiros libres: tres miradas del partidazo Portugal-España

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

https://www.youtube.com/watch?v=PEk7CGP6V2M
Los hinchas de Cristiano. Por Delfina Corti

Ahí estaban ellos, escondidos bajo las camisetas de más de treinta países. Ahí estaban ellos, vecinos de los españoles que no habían podido conseguir una entrada para ir a Sochi. Ahí estaban ellos, junto a los portugueses que, a pesar de los asientos vacíos que había en el estadio, se habían quedado sin su lugar en la cancha. Ahí estaban los hinchas de Cristiano, en Moscú, para verlo jugar su primer partido del mundial. 
 
Sentado frente a una pantalla gigante, estaba el primer hincha de Cristiano. Con un buzo de la selección argentina, gritó con fuerza «penal» ante la falta de Nacho a Ronaldo. Parecido a ese grito que se escucha en la cancha cuando los hinchas piden la falta. No importa si fue o no: hay que gritarlo. Si se grita es porque fue. Más sacado fue su grito de gol cuando el 7 pateó. Su amigo se dio vuelta, lo fusiló con la mirada y le dijo: «¡Qué hincha de Cristiano que sos! Dejá de hacerte el boludo». El hincha argentino de Cristiano lo negó, mientras desplegaba una sonrisa picarona en su cara. El problema que parecieran tener los hinchas de Cristiano es que no pueden ser argentinos. Es una contradicción: o Messi o Cristiano. Nunca los dos. Entonces, mejor negarlo hasta que alguien te enganche en un mundial gritando un gol suyo. Ahí, ya no hay escapatoria. Sonreír y a otra cosa.
 
Parado vio el partido el segundo hincha de Cristiano. Tenía la camiseta del Madrid. No era español, aunque también festejó los goles de España. Era ruso y, si no lo era, pegaba en el palo. Cada vez que Cristiano agarraba la pelota, el hincha ruso dejaba caer un grito. Lo acompañaba un aplauso. En la única jugada que no aplaudió fue cuando Ronaldo en vez de patear al arco con la zurda decidió pasarla -perfectamente- al medio para que pateara solo un compañero que entraba al área. El hincha de Cristiano no es hincha de los pases sino hincha de verlo rematar a Cristiano de donde sea, con la pierna que sea, por más que la jugada pida otra cosa. Sin embargo, el hincha ruso de Cristiano no gritó el segundo gol como a él le hubiera gustado. La jugada se manchó por el error de De Gea y el hincha ruso de Ronaldo quería gritar un golazo, algo parecido a como gritó el hincha coreano en el tercer gol. 
 
El hincha coreano de Cristiano estaba sentado cuando Piqué le cometió la falta al portugués. Todos sabían lo que significaba ese tiro libre para Ronaldo. Incluso Cristiano lo sabía. Quizás por eso, se arremangó los pantalones  e hizo sus clásicos pasos hacia atrás y hacia el costado. Mientras Cristiano se preparaba, preparaba a sus hinchas. Preparaba a su hincha coreano que ya sabía lo que iba a venir, ya sabía que lo iba a gritar y, por eso, se golpeaba la cabeza impaciente para escuchar el pitido del árbitro. Y se golpeó más cuando la pelota entró, y gritó aunque no gritó «gooool». Fueron sonidos de alguien sorprendido por el golazo que acababa de ver, aunque estuviera convencido minutos antes de que ese golazo iba a suceder. 
 
Ahí estaban ellos, gritando los goles de Cristiano que ya sabían que iban a venir. 

El súperhéroe. Por Ariel Scher

Iniesta jugó de Spiderman desde que Cristiano Ronaldo lanzó su primera chispa de magia del partido. Iniesta entendió que la única manera de reponerse del golpe inicial era que España se aferrara a la identidad futbolística que la hace ser quien es desde hace rato y se dedicó a lo que mejor le sale: jugar y hacer jugar. Y entonces, ante el desconcierto de sus compañeros, tocó y tocó hasta construir una telaraña de pases que le devolvió la confianza al equipo. Recostado contra el sector izquierdo, el sitio que mejor le sienta, se las arregló para que los pegajosos mediocampistas portugueses no pudieran descubrir sus movimientos y recibió siempre solo con la premisa de darle destino seguro a la pelota. Cada vez que las circunstancias lo demandaron, apeló a su infalible cambio de ritmo -intacto- y elaboró rutas casi imposibles hacia el arco de enfrente entre el torbellino de piernas contrarias. Emergió como el oasis desde el que España pudo brindar una imagen que, más allá del empate, invita al entusiasmo. Su salida, a los 25 minutos de la segunda etapa, sólo se puede explicar desde lo físico. No cabe motivo futbolístico para que nadie prescinda de los servicios de un crack que volvió a ratificar que el coraje en la cancha tiene que ver con jugar, jugar y no parar de jugar.

Ni siquiera Cristiano juega solo. Por Pablo Marchetti

“Cristiano juega solo”. “Portugal es Cristiano y nada más”. A veces quienes analizan el fútbol lo hacen con una liviandad que espanta. Nadie, ni siquiera un fuera de serie como Cristiano Ronaldo, puede jugar solo. El fútbol es un juego de equipo. Y todo crack, por más bueno que sea, necesita compañía. Hoy Cristiano tuvo un aliado fundamental para meter uno de los tres goles con los que Portugal, que apenas tuvo la pelota, le empatara el partido a España, que por momentos lo bailó. Ese aliado se llama David De Gea. El tipo es alto, rubio, de colita, fachero, grandote, con una presencia que intimida. Parece alemán. Y hoy, más que nunca, se pareció a otro colega alemán de gran protagonismo en el último mes: Loris Karius. Esas manosblandas, esas dudas, esa desidia son típicas de Karius. Y se sabe que un arquero alemán siempre es garantía. Pensar que el Real Madrid cada año amaga con pagarle al Manchester United una millonada, de esas que paga el Real Madrid hasta por un alcanza pelotas, para llevarlo al arco merengue en reemplazo del morocho, retacón y poco agraciado tico Keylor Navas. Ahora se entiende por qué el Madrid se obsesionó con De Gea. El partido de hoy dejó claro que se entiende como nadie con Cristiano. Y con esa sociedad, el Real Madrid puede convertirse en un club aún mucho más invencible.

Piel de gallina

Nota

Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

Seguir leyendo

Nota

Orgullo

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Seguir leyendo

Nota

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.016