CABA
Los trabajadores del casino brindaron frente a la Rosada
Desde el 20 de diciembre los trabajadores del Casino Flotante acampan en Plaza de Mayo. Exigen la reincorporación de los 97 despedidos. Todo comenzó por una asamblea que analizaba como reclamar ante condiciones laborales insalubres. La represión de la Prefectura, las idas y vueltas de Servini de Cubría y la historia de los 500.000 euros que llegaron en medio de jamón serrano. El misterioso Cristóbal López, el empresario petrolero de Santa Cruz que le prestaba los aviones a Kircher y es dueño de medio casino.
Justo a la medianoche, cuando las campanas de la Catedral Metropolitana comenzaban a anunciar con sus tañidos la llegada del nuevo año, un trabajador del casino de Puerto de Madero encendió un fósforo y lo llevó hasta un alambre que minutos antes había tendido entre dos árboles de la Plaza de Mayo. En segundos, las letras de estopa que allí pendían se convirtieron en fuego clamando “reincorporación ya”. A un costado, sobre el piso, otro compañero encendía decenas de candelabros que dibujaban las palabras “salud”, “paz” y “trabajo”, delante de una ornamentación de globos que formaba el número 2008. Recién después de ese ritual comenzó el baile al compás del cuartetazo: un centenar de trabajadores despedidos del Casino Flotante y sus familias festejaron Año Nuevo frente a la Casa Rosada, donde acampan desde el 20 de diciembre. “Nos quieren sacar el trabajo, no vamos a permitir que encima nos quiten la posibilidad de festejar”, señala Hernán Lopatka, croupier y uno de los voceros del grupo.
Los trabajadores del casino recibieron el nuevo año con ánimo esperanzador, después de que el cardenal Jorge Bergoglio cruzara a la Plaza de Mayo para transmitirles su solidaridad y firmar una declaración de los empleados en la que exigen la reincorporación de los 97 despedidos y denuncian, además, la violenta represión a la que fueron sometidos. “Yo quiero ganar el conflicto, no hacer la revolución. Menos de Menem, aceptamos a todos los que nos quieran apoyar”, dice Lopatka que enumera a dirigentes del ARI y la CTA que desfilaron por el campamento armado en torno a la Pirámide de Mayo.
Este capítulo del conflicto del Casino comenzó el 9 de noviembre pasado, cuando en una asamblea que se desarrollaba en el comedor del casino flotante los trabajadores afiliados a Alear –el gremio que agrupa a los empleados de empresas dedicadas a juegos de azar- analizaban medidas para denunciar condiciones laborales insalubres. “El promedio de edad de los empleados del casino ronda los 26 años y sufrimos patologías propias de gente de 60”, argumenta Lopatka que recuerda que entre ruletas y tragamonedas abundan el humo, el ruido y la escasa iluminación. Además, el vocero asegura que las tendinitis crónicas, las hernias de disco, lumbalgias, cervicaligias y artritis precoces son demasiado habituales entre sus compañeros. “Lo más grave es que 27 mujeres, sobre 130 encuestadas, sufrieron un aborto espontáneo”, denuncia.
Por todos estos datos, uno de los principales reclamos de aquella asamblea consistía en reducir la jornada laboral y aumentar los tiempos de descanso de los trabajadores. Exigían asimilar el régimen al de los trabajadores europeos de Cirsa, empresa que también es propietaria del casino de Puerto Madero. Mientras que en España, los empleados de Cirsa gozan de 40 minutas de descanso cada 40 de trabajo; aquí la proporción es 20 minutos de descanso por cada hora trabajada.
Pero aquella asamblea fue interrumpida de manera abrupta por una patota vinculada al Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (en el casino flotante conviven seis gremios distintos) que comenzó a arrojar piedrazos y golpes por doquier. Enseguida volaron platos y botellas en respuesta. Tras la batalla, la empresa envió 61 telegramas de despido a los afiliados de Alear, argumentando que se trataba de trabajadores violentos.
A pesar de contar con un reducido número de miembros en el casino, el Sindicato de Obreros Marítimos ya había tenido un fuerte protagonismo un tiempo atrás. Fue cuando obligó a cerrar el casino haciendo bajar a los marineros del barco (ningún barco puede estar abierto sin su presencia). Para Alear y varios medios de prensa española aquella medida de fuerza tuvo como única razón una supuesta extorsión a Cirsa Corporation para forzarla a vender el 50 por ciento del paquete accionario a Cristóbal López, un empresario muy vinculado al kirchnerismo y, desde entonces, dueño de medio casino.
Tres violines
Después de los despidos de noviembre pasado, los trabajadores de Alear comenzaron un paro bloqueando todos los accesos al barco casino. La medida duró 20 días, hasta que el 4 de diciembre la Prefectura Naval los desalojó tras una represión a puro palazo, golpes y gases lacrimógenos. “Usaban métodos propios de la dictadura –asegura Lopatka-. Yo me metí mientras estaban pegándole contra el piso a un compañero y caí detenido. Ahí me dicen: `A vos, zurdito de mierda, te tenemos marcado. Adentro te vamos a hacer mierda. En una celda, tenemos tres violines para vos`. Cuando un diputado del ARI, Facundo Di Filippo, se acercó y preguntó quién estaba a cargo del operativo, no consiguió que nadie se lo responda. Los gerentes de la empresa dirigían el operativo, eran los que estaban marcando trabajadores para que la Prefectura los detenga.”
Tras la represión la empresa intentó reabrir sus puertas e incrementó la cantidad de despidos hasta llegar a 97. Pero lejos de apaciguarse, el conflicto seguía creciendo a menos de una semana de la asunción presidencial de Cristina Kirchner. Tal vez por eso, el Ministerio de Trabajo se haya apresurado a dictar una conciliación obligatoria que retrotraía la situación al día anterior a los primeros despidos. Los trabajadores tomaron la medida casi como un triunfo. Pero nada resultó tan fácil como parece. Cuando los empleados se presentaron a retomar sus puestos de trabajo se encontraron con una orden judicial dictada por María Romilda Servini de Cubría que prohibía el ingreso a 81 croupiers porque –argumentaba- estaban siendo investigados por los actos de violencia. “Era absurdo, una jueza federal intervenía en un asunto del fuero laboral. Es una clara demostración de la influencia que López tiene en el poder político”, dice Lopatka.
De esta manera, los trabajadores se vieron obligados a desconocer la conciliación obligatoria y el conflicto cada vez estaba más caldeado. “Servini comenzó a recibir presiones porque su intervención no tenía justificativo alguno. Como no podía volver marcha atrás, decidió clausurar el casino. Así que ahora los 2.500 trabajadores estamos en la calle”, sintetiza el croupier.
Este jueves, vence el plazo de la conciliación obligatoria y no hay señales de que el conflicto se encauce. Como durante todo enero hay feria judicial, el casino debería permanecer cerrado hasta febrero. “Excepto que hagan una nueva demostración de poder político y abran la feria para levantar la clausura”, explica Lopatka.
Historia y personajes
La historia del casino de Puerto Madero es una sucesión de conflictos desde su nacimiento. Como en la ciudad de Buenos Aires están prohibidas las mesas de ruleta y los juegos de cartas por dinero, el ingenio menemista habilitó el casino flotante para que funcione en dos barcos: si la casa de apuestas funciona en aguas marítimas no está bajo la órbita porteña sino que lo rige la legislación nacional. Hecha la ley, hecha la trampa.
El Casino Puerto Madero, según los medios españoles, deja 60 millones de euros al año (240 millones de pesos, o casi 700.000 pesos de ganancia por día). En cambio los trabajadores estiman que la ganancia diaria es por lo menos de 1.500.000 pesos, y lo calculan porque Lotería declara que el 20 por ciento que le corresponde diariamente es de 300.000 pesos. Solamente en propinas se dejan arriba de 80.000 pesos diarios (pasan a la caja de empleados, una de las conquistas de los trabajadores). Los días de fin de semana ingresan unas 12.000 personas, y además de las 170 mesas de juego hay unas 2.000 tragamonedas y juegos de video con apuestas.
El propietario de Cirsa –la empresa que abrió el casino- es Manuel Lao Hernández, que también posee casas de juego desparramadas por España y Latinoamérica. El empresario catalán tuvo entre su personal a Miguel Ángel Egea, integrante de la Triple A, socio del menemista Alberto Kohan y también de represores de la ESMA como Jorge Radice, Jorge ‘Tigre’ Acosta y Ricardo Cavallo. En diciembre de 2006 cuando llegaba desde Barcelona en su avión privado, a Lao le detectaron un cargamento secreto de jamones serranos, que además estaban rellenos de euros: 500.000 más precisamente, según reveló Clarín. La Aduana pasó por alto el tráfico de jamones, pero denunció el de divisas, y el empresario quedó un tanto a merced de los buenos oficios oficiales. Cirsa declaró formalmente ser ajena a cualquier situación de lavado de dinero, tema por el que casualmente la investiga en España el juez Baltasar Garzón, basándose en que internacionalmente el negocio de los casinos “constituye una de las principales fuentes de lavado de dinero sucio en el mundo” según El País de España
Desde aquel paro del Sindicato de Obreros Marítimos, Lao Hernández es socio de Cristóbal López. Si Alfredo Yabrán sabía que el mayor poder lo tiene quien pasa desapercibido –no se olviden de Cabezas- hay varios empresarios actuales que siguen esa conducta. “De Cristóbal López hay una sola foto” cuentan los trabajadores del casino, que armaron con ella varias pancartas donde se lee “Kristóbal”. Datos: se lo supone de 48 años, hijo de españoles, nacido en Comodoro Rivadavia donde su familia vendía verduras y pollos. Su actual socio en la petrolera Oil M&S, Fabián de Sousa, declaró a la revista Fortuna, que López es un hombre tremendamente trabajador y que, en todo caso, su crecimiento no empezó con este gobierno. La leyenda cuenta que su primer negocio ocurrió a los 19 años (durante la dictadura), cuando logró representar a la empresa familiar para convertirse en proveedor de YPF en Comodoro Rivadavia, y terminó asociado implícitamente al petrolero Diego Ibáñez. De allí en más, con indudable audacia y apoyos poderosos, López fue construyendo su fuerza a través del juego, las tragamonedas, luego los casinos, compra de inmuebles y campos y esa biografía un tanto enigmática lo pone hoy como titular de Oil M&S, empresa que junto a otro desapercibido, Lázaro Báez, se adjudicó 15 de 16 pozos petroleros licitados en la provincia de Santa Cruz en 2006 (cada lector puede imaginar quién levantó el pulgar para aprobar la licitación). López tiene un avión que Kirchner conoce de memoria como candidato, posee empresas de transporte de carga, de turismo santacruceño, recolectoras de residuos, barrios privados, campos, exporta aceite a Italia, tiene más de la mitad accionaria de un canal de cable de Comodoro, y el diario El Patagónico. Es socio en el Hipódromo privatizado de Palermo con Federico de Achával, ganó proyectos de exploración petrolera en Brasil, y se lo supone eje del proyecto de energía eólica Vientos de la Patagonia, impulsado por el ministro Julio De Vido. Si el kirchnerismo intenta, como sostienen tantos pensadores, reconstruir algo parecido al peronismo, la clase trabajadora estaría representada por señores como Hugo Moyano, o su prole, y la burguesía nacional por empresarios como Cristóbal López. El fin de este relato queda abierto.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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