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Ninguna mujer en Bolivia

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Tras una marcha callejera y una acción en la plaza Murillo de La Paz, a la que rebautizaron como “Plaza del Estado Proxeneta”, se presentó en Bolivia el libro Ninguna mujer nace para puta , de María Galindo y Sonia Sánchez. Luego hubo un acto en el viceministerio de Cultura. Crónica de las acciones, reacciones y debates, mientras la policía intentaba borrar con sus botas las pintadas en las que se leía el título del libro.
La columna partió desde la casa Virgen de los Deseos, el espacio feminista autónomo que pertenece a Mujeres Creando, ubicado en el barrio de Sopocachi. La encabezaba una ofrenda floral con los colores de la bandera de Bolivia y con la inscripción “Basta de prostituir”. La seguía un original escudo boliviano, un collage con fotos de mujeres semidesnudas, acompañado de leyendas como: “ciudadano=hombre; Bolivia: Estado proxeneta”. La fila terminaba con un largo cartel grafiteado con el nombre del libro.
“La Plaza Murillo es el centro del poder estatal y político, pero es también una ‘zona roja’. Por eso queremos hacerle esta ofrenda floral a los héroes del Estado Proxeneta. El poder masculino del blanco está en tránsito al poder masculino del indígena. El concepto de contrato sexual somos las mujeres como mercancía”, exclamó María Galindo, autora del libro y fundadora de Mujeres Creando.
Comenzaron a caminar por las calles, repletas de autos, bocinazos y curiosos que se paraban absortos. La primera parada fue frente a la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), donde proclamaron: “La Universidad pública es una zona roja”. Cada vez más personas se alistaban detrás de estas mujeres. Hubo algunos gritos hostiles de algún transeúnte, pero eso es parte del paisaje paceño en este tipo de manifestaciones. Siguieron la marcha por la Avenida 16 de Julio, se detuvieron en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y estamparon sobre la pared: “Bolivia: Estado Proxeneta”.
La procesión tomó la calle Mariscal Santa Cruz, y luego dobló por la avenida Camacho. Comenzaron a zigzaguear entre los autos que dejaban paso a la columna, mientras ellas los invitaban a discutir. Se pararon frente al edificio del Gobierno Municipal de La Paz. Galindo sacó un aerosol y comenzó a grafitear la vereda. La policía la cercó y comenzaron a forcejear y maltratarla. Le quitaron el aerosol y fue entonces cuando Galindo y Sánchez pronunciaron a dos voces: “El Municipio de La Paz es un municipio proxeneta, que nos explota y nos expropia nuestro cuerpo y nuestro trabajo”.
La condición de persona
Desde allí partieron sin escala hacia Plaza Murillo. La fila de manifestantes pacíficos, iba intercalándose con policías equipados con cascos y escudos inútiles, atravesados por las palabras de estas mujeres.
Galindo comentó: “La acción es aquí, en la calle, porque todo el proceso político y teórico que estamos planteando empieza y termina en la calle. La sociedad boliviana está viviendo un proceso constituyente frustrado, donde se pretendía replantear las definiciones y los conceptos del Estado. Se pretendía sustituir la ciudadanía liberal masculina blanca por la ciudadanía comunitaria indígena. A pesar de que ese proceso está frustrado, nosotras consideramos que tanto el Estado Nacional liberal es proxeneta, como el Estado Plurinacional comunitario es proxeneta también. Porque es un Estado que niega a las mujeres su condición de personas”.
Comenzaron a subir las escalinatas de la Plaza Murillo, rodeada por el Palacio de Gobierno, el Congreso y la Catedral de La Paz, y se dirigieron directamente a los pies del monumento erigido en honor a Pedro Domingo Murillo en donde colocaron la ofrenda floral dedicada a los héroes del Estado Proxeneta. Se pararon debajo de la estatua del prócer, estiraron un nylon color rojo y grafitearon: “Bolivia: Estado Proxeneta” y “La Plaza Murillo es una zona roja”. Rodeadas por policías, medios de comunicación y público, María Galindo y Sonia Sánchez, la argentina co-autora del libro, tomaron la Plaza, y también la palabra. Algunas definiciones

  • “La prostitución no es trabajo, el Estado boliviano es un Estado Proxeneta como el argentino y como todos los latinoamericanos. Las putas estamos diciendo: no queremos zonas rojas, no queremos explotación”. (Sonia).
  • “Nosotras hemos invitado a este acto a Sacha Llorente (Viceministra de Movimientos Sociales), que nos ha acompañado decenas de veces a hablar con las mujeres en situación de prostitución sobre los Derechos Humanos, pero Sacha Llorente no está. Nosotras creemos que formar parte del Estado, no puede significar vender la conciencia sobre el motor del cambio social que son los movimientos sociales. Hemos invitado a este acto a la Doctora Nilda Heredia (Ministra de Salud y Deportes), que también se ha solidarizado con nosotras, y sin embargo ella no está. Hemos invitado a la Ministra de Educación, al Viceministro de Cultura, porque la prostitución es un problema concatenado con el desempleo, con la migración, con el hambre, con una violencia impune. A las mujeres en situación de prostitución el Estado les exige un carnet de sanidad, es un carnet donde le sacan fotografía a todo color, donde va su nombre y su apellido. Se les exige una revisión semanal tan sólo de su vagina y se las convierte en vagina. Las prostitución está creciendo cada día y nosotras desafiamos a las mujeres de la sociedad a mirarnos en el espejo de las mujeres en situación de prostitución, porque hay acoso en los lugares de trabajo, porque hay acoso en los lugares de estudio y porque las mujeres somos reducidas a cosas”. (María).
  • “Las putas decimos, la prostitución no es trabajo, es violencia que se ejerce sobre los cuerpos de mujeres jóvenes, niñas, viejas, cuerpos avejentados, golpeados, manoseados. ¿Eso es trabajo? Al Estado boliviano le pregunto: ¿Ser manoseada es trabajo?; ¿Ser humillada diariamente es trabajo? Y a vos que me estás mirando te pregunto: ¿ser violada sistemáticamente todas las noches, todas las mañanas, y todas las tardes, es trabajo?” (Sonia).
  • “Quiero dejar claro que en este acto no hay ni un solo funcionario boliviano. Cuando a solas nos dicen ¡qué valientes que son!, nosotras les decimos: qué hipócritas son, compañeros. Qué fácil es sentarse en una oficina de gobierno y perder la perspectiva de cambio social. Sin las mujeres bolivianas, no hay cambio social posible”. (María).

 
Terminaron de hablar, sacaron sus aerosoles y pintaron sobre el piso de la plaza, con la caligrafía que caracteriza a Mujeres Creando: “Ninguna mujer nace para puta”. Los uniformados comenzaron a frotar desesperados sus botas sobre la pintada, pero ya era tarde.
Adán, Eva y la posición de víctimas
Luego del escrache en Plaza Murillo, tuvo lugar la presentación del libro en un salón del Viceministerio de Desarrollo de Cultura de la República de Bolivia, que quedó repleto, con muchos concurrentes que tuvieron que seguir el acto de pie. Hubo voces variadas y heterogéneas, o “insólitas e indigestas”, como prefieren decir las autoras. La presentadora oficial fue Mechi, perteneciente a la Organización Nacional de Activistas por la Emancipación de la Mujer en Situación de Prostitución (ONAEM). Dio la bienvenida aclarando que “aquí todas las mujeres somos putas y todos los hombres son prostituyentes”. Luego la actriz Norma Merlo realizó una lectura de un supuesto diálogo entre Adán y Eva que generó el momento más risueño del día (Eva le dice a Adán, por ejemplo: ¿qué tengo que ver yo con ese apéndice tuyo que se pone tan travieso?) .
La siguió Violeta Ross Quiroga, integrante de la Red Boliviana de personas viviendo con VIH Sida, quien declaró: “Soy una mujer con VIH, que está indignada con las injusticias que suceden a las mujeres en Bolivia y en todo el mundo”. Lo que había sido dispersión y risas, comenzó a transformarse. Violeta: “Yo he sido víctima de violencia sexual a mano de dos hombres y es muy cómodo a veces decir: ellos han hecho su daño y voy a lamentarme en mi dolor. Pero es más desafiante decir: voy a ser una sobreviviente y no voy a permitir que la violencia ni los agresores arruinen mi vida. Y esto es algo que la compañera argentina ha puesto como un logro en el libro. Y me parece que es algo que todos y todas debemos aprender. Salir de la posición de víctimas y comenzar a romper ese silencio que nos esclaviza”.
Al finalizar el discurso y con su voz dulce y apacible interpeló: “Cuando empezaron ellas a trabajar el libro, querían generar una pregunta, que a Sonia le digan: ¿Qué haces con una mujer lesbiana?, y que a María le digan: ¿Qué haces con una puta? Yo quisiera añadir a esta pregunta una más: ¿Y qué hacen con una mujer con sida?”
No al morbo, sí al debate
Le tocó el turno a la Licencia María Luisa Valdivia que confesó que primero sintió miedo al leer el libro porque la cuestionó como Trabajadora Social, porque desde ese lugar, contó, sólo había conocido lo superficial: ”Trabajé con la apariencia, sin entrar en la subjetividad de estas mujeres”. María Luisa relató también que se sintió cuestionada como docente, al no registrar o impulsar la subversión de esa situación que padecen las mujeres en estado de prostitución.
Sonia Sánchez apareció sobre el escenario encendida, vestida de negro y rojo, dejando caer palabras y silencios: “Puta. Trabajadora sexual. Dama de compañía. Sexo-servidora. Y ahora les pido que me ayuden: ¿Qué otro adjetivo escuchan ustedes sobre los cuerpos de mujeres?” Una de las concurrentes asomó un aporte: “Ramera”, dijo.
Sostuvo Sonia: “Estas palabras, no son sólo adjetivos. Son una violencia directa sobre nuestros cuerpos. Eso es prostitución. Es violencia que se ejerce sobre los cuerpos de las mujeres. Por lo tanto no es un trabajo”.
Luego explicó cómo logró romper con la mentira, visualizar a los parásitos que la rodeaban, mirarse como puta y correrse del lugar de víctima. “Mierda que no fue lindo”, dijo, para detallar una de las características del trabajo que realizó con María Galindo: “No queríamos hacer un libro para alimentar el morbo de todas y todos, sino que fuera un libro distinto, un nuevo espacio de debate sobre la prostitución, para decirles e invitarles a cuestionarnos. Empecemos a mirarnos en un mismo espejo: vos como vendedor ambulante, mirate en mí. Yo, me miro en vos. Y empezar a romper esas fronteras de la buena y la mala, la que se prostituye y la que no, que lo único que hace es separarnos más”. Y culminó: “Este libro es un nuevo espacio político sobre la prostitución, que me sigue haciendo pensar hacia dónde quiero ir, y quién soy”.
Las locas y el cambio social
Yuli se hizo presente en nombre de la ONAEM, y agradeció a las autoras por hacer visible lo que es la prostitución. Y señaló: “Me encantaría que todo el mundo lea este libro para que sepan lo que es la realidad. Nuestras compañeras son nómades, son personas que son desterradas de su propio nombre y sin ningún derecho”.
Finalmente surgió la voz dulce pero provocadora de María Galindo que preguntó: “¿Por qué somos tan jodidas? ¿Por qué no nos contentamos con presentar nuestro librito tranquilamente?”, preguntó abriendo sus grandes ojos, y respondió: “Primero, porque este pensamiento político es una práctica social. Nace en la calle, nace como una estrategia de lucha y como una fuerza interpeladora en todas las direcciones. Por eso no podíamos presentar este libro tranquilamente. Teníamos que decir que el Estado boliviano es un Estado Proxeneta”.
Ya abierta esa veta, María agregó: “Vamos a decir más locuras, porque: qué hacemos con un Estado Proxeneta, si no tirarlo a la basura. Qué hacemos con un Estado Proxeneta, si no erosionarlo. Qué hacemos con una sociedad cómplice y violenta, si no cambiarla”.
La autora boliviana hizo mención a la importancia de las alianzas que calificó como insólitas e indigestas, porque no tienen límites y ponen en cuestión todo. Y culminó: “nosotras queremos cambiar desde el cotidiano, desde el aquí y el ahora. Por eso estamos tan locas, que decimos que desde este cambio y desde este cotidiano, la puta es la anfitriona del cambio social”.
El público respondió con una ovación.
 

publicada 22/08/2007

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4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

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La familia de la joven asesinada en Capilla del Monte volvió a viajar de Buenos Aires a Córdoba para reclamar que se asigne urgentemente un fiscal en la causa y que se investigue su femicidio. Hace 4 años el cuerpo de Cecilia fue encontrado luego de estar 20 días desaparecido; su familia denuncia una trama local que involucra a la última persona que la vio con vida, el ex boxeador Mario Mainardi, jamás investigado, y la complicidad de la justicia de Cruz del Eje, representada por Paula Kelm, que buscó inculpar a un perejil. Gracias a la lucha familiar se logró anular esa línea de investigación, que culminó en un juicio nulo, pero desde entonces no se retomó la instrucción; y pese a que en diciembre se anunció que un nuevo fiscal tomaría la causa, eso no sucedió, y las dilaciones siguen. Crónica de una nueva reunión con promesas y sin hechos, cuando la impunidad se hace cada vez más grande y el reclamo, también: “Verdad y justicia para Cecilia Basaldúa”.

Por Bernardina Rosini

Daniel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa ya perdieron la cuenta de las veces que han viajado desde la ciudad de Buenos Aires a Córdoba con el único objetivo de lograr justicia por su hija. Han perdido esa cuenta pero no la cantidad de días que contabiliza la impunidad: 1460, es decir, cuatro años. 

En efecto, hace cuatro años (el 25 de abril de 2020) encontraron el cuerpo de Cecilia Gisela Basaldúa en un codo del Río Calabalumba en Capilla del Monte, luego de veinte días de estar desaparecida. Cuando Daniel y Susana llegaron ayer a los Tribunales en Córdoba Capital, se los ve invadidos por la bronca y el hartazgo. Son cuatro años sin Cecilia y a la par sostienen que las líneas de investigación han sido deliberadamente manipuladas y el material probatorio  de contundencia, ignorado

La última vez que estuvieron parados sobre esa vereda fue el pasado 7 de diciembre, tras reunirse con el Fiscal General Juan Manuel Delgado. Celebraban la noticia: “Tenemos fiscal, vinimos con 3.000 firmas de apoyo pidiendo fiscal y lo tenemos. Es el Nelson Lingua y comienza el 1° de febrero, después de la feria judicial”. Cinco meses después, otra vez viajan 700 kilómetros para golpear la puerta del Palacio de Justicia pues tal designación no sucedió y la causa acumula once meses sin fiscal a cargo de la instrucción.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia: viajaron desde Buenos Aires para mantener una reunión y reclamar justicia por su hija.

El baile del fiscal

Mientras los Basaldúa llegaban el 25 de abril nuevamente a Córdoba para pararse frente a Tribunales y exigir justicia, fueron notificados que la Fiscal General Adjunta Bettina Croppi los convocaría a una reunión. 

Antes de ingresar al edificio Daniel comparte la situación actual de la causa “Nos vienen diciendo que no designan fiscal porque falta una firma: me cuesta creerlo. No puedo hacer nada más que venir y reclamar. Hasta ahora la única justicia que logramos fue que no metan preso a un inocente”. 

Hoy le cuesta hablar; tiene un nudo en la garganta y el rostro de su hija estampado sobre el pecho. “Sólo espero que esta investigación vaya tras los verdaderos sospechosos, tras Mario Mainardi, última persona que vio a Cecilia con vida, quien tenía pertenencias de ella y las regaló; la policía y la fiscal Paula Kelm contaban con ésta y más información y nunca lo investigaron. No podemos creer que Mainardi, que dijo trabajar en Uber porque no podía acreditar ingresos, tenga más poder que Diego Concha, quien fue durante décadas Director de Defensa Civil de la provincia y sin embargo hoy está preso”. 

Daniel pasa lista de todos los uniformados que participaron del caso y que hoy se encuentran desplazados, procesados o presos por distintas causas: el común denominador es la violencia de género. 

Mientras las abogadas ingresan junto a los padres de Cecilia a la reunión, afuera les esperan periodistas, agrupaciones feministas, trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos y familiares víctimas de violencia institucional. Repiten el colgado de banderas, los carteles con rostros de otras víctimas, y los cantos que se recitan como mantras: “¡¡Queremos fiscal, queremos fiscal, queremos fiscal!!” y “¡¡Justicia, justicia, justicia!!”.

Al salir, Giselle Videla -una de las abogadas de la familia- comparte lo conversado en la reunión: “Para iniciar nos han pedido disculpas puesto que en noviembre nos dieron la seguridad que tendríamos fiscal apenas finalizada la feria judicial. Como hoy no hay fiscal, y están subrogando fiscales de otros territorios que toman la causa por un plazo corto de tiempo, el avance es mínimo. Nos informaron en relación a esta situación que la designación de Nelson Lingua espera la firma del gobernador, Martín Llaryora. Ahora bien, nos enteramos que será designado como Fiscal reemplazante, y no como Fiscal titular puesto que Lingua no ha rendido el concurso que lo habilita para ese cargo; debe rendirlo ahora y recién en julio- agosto podremos saber si será finalmente el fiscal titular de la causa”. 

Para que se entienda: desde que el tribunal absolviera a Lucas Bustos en julio del 2022 reconociendo su inocencia y su no vinculación al crimen, y ordenara una nueva instrucción para dar con los responsables del femicidio, la causa demoró meses en ser asignada a un fiscal. Luego recaería en el Dr Raymundo Barrera de Cruz del Eje, fiscal que, hábil con el calendario, entre feria judicial y licencias llegó a junio del 2023, mes en el que se jubiló. 

Por la presión de la familia Basaldúa, en diciembre el mismísimo Fiscal General anunció la designación del Lingua el 3 de febrero; eso no sucedió y no hay certeza de que Lingua resulte el fiscal que definitivamente dirigirá la instrucción, puesto que no cumple con los requisitos.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

Preguntas sin respuesta

Es mediodía y el cielo se refleja en las ventanas del edificio neoclásico de la calle Caseros; da la impresión que adentro estuviera vacío, que sólo es una fachada. “Hoy, 25 de abril se cumplen cuatro años de la aparición del cuerpo sin vida de Cecilia Gisela Basaldúa” lee Susana de la pantalla de su celular; ella también lleva una remera con el rostro sonriente de su hija. Sigue:

Cuatro años de impunidad y de violencia sistemática por parte del Poder Judicial a quienes pedimos y exigimos justicia por ella. La causa volvió a foja cero en el 2022 luego de pasar por un juicio vergonzoso.

El tiempo pasa y los asesinos de Cecilia siguen libres e impunes. No tenemos fiscal ni respuestas” y continúa “¿Cómo vamos a llegar a la verdad? ¿Qué fue lo que pasó con Cecilia? ¿Por qué tardó tanto en aparecer? ¿Dónde está Mario Mainardi? ¿Por qué la fiscal Paula Kelm ordenó tan rápidamente detener a un joven sin tener pruebas? Todas estas preguntas nos conducen una y otra vez a un círculo cerrado de impunidad entre funcionarios judiciales que se jactan en demostrar un abuso de poder constante”. 

La carta leída en la vereda, casi sobre la calle, concentra todas las preguntas que la investigación del femicidio debiera responder. 

Y la carta también cierra como se espera que cierre la investigación: “Verdad y Justicia para Cecilia Basaldúa”.

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

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Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

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La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

Un abrazo contra la motosierra

Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

Un abrazo contra la motosierra

Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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