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Irmina Kleiner: sobre vivir y otras cosechas

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“Mujeres que nos enseñan a luchar” es el título del reconocimiento para Irmina Kleiner, de parte del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP), que se concreta este miércoles 13 de marzo en la ciudad de Santa Fe. Irmina es fundadora, junto a su pareja Remo Vénica, de la Granja Naturaleza Viva de Guadalupe Norte, Santa Fe, una de las primeras experiencias agroecológicas del país que demuestran cómo es posible producir y generar trabajo en el campo sin depender de venenos, monocultivos, transgénicos y otros dispositivos que atentan contra el aire, el agua, la comunidad, los suelos y la vida.
La historia de Irmina había comenzado mucho antes, en los 70, cuando ella y Remo tuvieron que internarse en el monte chaqueño escapando de la dictadura. Así pasaron cuatro años, y allí tuvieron a dos de sus hijos. Vivieron de la solidaridad de los hacheros algún tiempo, y de lo que brinda naturaleza el resto, hasta que pudieron exiliarse para volver al país en los años 80.  La historia ha sido tema del libro Monte Madre, de Jorge Miceli, que a la vez inspiró la película Los del suelo, de Juan Baldana. Un reconocimiento similar al de Irmina, en el marco del 8M, Dìa Internacional de la Mujer Trabajadora, será entregado también a Elsa Oronado (de la liga de fútbol femenino de Santa Fe), Aida “Chini” Methyaz (docente y sindicalista), Lita Boitano (Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas), Laura Garrigós (ex jueza) y Victoria Montenegro (nieta recuperada, legisladora porteña).
Para compartir esa distinción a Irmina Kleiner, publicamos aquí una de las notas de la revista Mu que describe aquella historia de resistencia, y el presente de un proyecto pionero en términos de salud, producción y futuro.

Así se ve Naturaleza Viva, granja agroecológica-biodinámica

Sobre vivir y otras cosechas

Un establecimiento agrícola modelo se convierte en la prueba de que es posible otro tipo de relación productiva con la tierra. Sus hacedores son Irmina, Remo y sus hijos. Una familia que aprendió una lección: el significado de sobrevivir. Por eso, es imposible comprender lo que hacen hoy en ese paraíso natural que construyeron en Guadalupe Norte –muy cerca de Reconquista– sin recordar cómo huyeron de la dictadura, en una fuga de película. Hoy producen absolutamente todo lo que consumen a partir de un proyecto agroecológico rentable cuyos resultados están a la vista: Naturaleza Viva es un espacio frondoso y fértil rodeado de sequía. La clave: comprender a la naturaleza. Por Sergio Ciancaglini
La bella Irmina Kleimer, 22 años, clava sus ojos claros en la navaja, sin terminar de decidirse. “La duda era si me cortaba las venas o me apuñalaba en el estómago. La determinación era no entregarme”.
Ajustemos los almanaques. Es noviembre de 1977, hace dos años y medio que Irmina viene huyendo por la clandestinidad de la selva chaqueña con su marido, Remo Vénica. Integran el Movimiento Rural de Acción Católica, coordinan las Ligas Agrarias, organizaron sindicalmente a 2.000 hacheros, y militan en Montoneros. La policía no puede encontrarlos. La pareja se esfuma siempre entre los árboles y el silencio protector de los campesinos. Fuga y misterio. Para colmo, en la selva, Irmina había quedado embarazada, y en junio de 1977 había parido a su hija. La dejaron con un matrimonio de campesinos para poder seguir huyendo. Pero ahora los habían detectado por intentar ir a ver a la beba. Irmina y Remo tenían decidido matarse antes que ser capturados; sabían de las torturas, las mutilaciones, las delaciones, y otras prácticas minuciosas del terror.
Los policías habían disparado ráfagas a ciegas, intuyendo a esa chica corriendo por el monte, pero ella escapó. Al atardecer la descubre otro policía que también dispara al bulto. Una de las balas viaja atravesando el follaje, alcanza a Irmina bajo el omóplato izquierdo, le cruza la espalda bajo la piel, sale por el lado derecho de la nuca, le revienta el lóbulo de esa oreja. Ella siente el dolor quemándole y cae al piso. Debe elegir su destino; venas abiertas o harakiri selvático. Debe decidir ya. Los ojos claros estudian la navaja. Decide no pensar en su nuevo embarazo. En ese momento la sorprende un sonido de otro planeta: un silbato.
 
Producir vida
Naturaleza Viva es un lugar asombroso. Producen todo lo que comen. Y es gente de buen comer. Carne vacuna, de cerdo, pollos, verduras, pan, leche genuina, variedades de queso, manteca, jugos, cereales, aceites, miel, yogur, dulces… el infinito y más allá. Todo sano, verdadero, y para colmo exquisito. Y lo que no tienen lo intercambian con gente que produce también de modo agroecológico (yerba y té misioneros, vino mendocino).
Pero este campo de 180 hectáreas ubicado en Guadalupe Norte (Santa Fe, a 25 kilómetros de Reconquista), no es asombroso por eso, sino porque materializa una apuesta productiva, científica y ética organizada alrededor de la vida, o sea, de sus componentes cruciales: información, energía, y transformación. En términos prácticos, Naturaleza Viva es un espacio frondoso y fértil rodeado de sequía, donde un grupo de personas ha logrado pensar un proyecto agroecológico y biodinámico, que –creen– prefigura un tipo de sociedad diferente. Remo Vénica (65 años), sentado junto a su compañera de toda la vida, Irmina Kleimer (55), plantea: “La cuestión es pensar, comprender a la naturaleza, trabajar, y crear todo el tiempo. El problema –dice sorprendido– es que tenemos un país con millones de personas haciendo pelotudeces”. Ríen los ojos claros de Irmina.
 
Sudor y sangre
Del otro lado del monte había quedado Remo. Se había alejado unos metros para intentar la hazaña de cazar, sin armas, un guasuncho, especie de venadito del monte: carne y proteínas. Se había convertido también en cazador de tatú, mediante un sistema un tanto proctológico.
La misionera y el santafesino –hijos de pequeños productores– se conocieron y enamoraron como militantes católicos o, si se quiere, como agricultores reacios a considerar parte de la naturaleza a los procesos de injusticia, explotación y desprecio a los que suelen ser sometidos con metódico entusiasmo los campesinos y obreros rurales. Dieron el sí en 1973, viajaron a Buenos Aires en mayo, se sumaron a la multitud que celebró la asunción de Héctor Cámpora como presidente, siguieron viaje a Bariloche, y volvieron a Sáenz Peña, Chaco, donde creían estar poniendo su granito de fertilizante para cambiar el mundo.
Remo: “Cuando empezamos a querer organizar a los hacheros, en Montoneros consideraban que era un sector inviable por su grado de deterioro económico, desarticulación y descomposición social. Pero cuando pudimos organizar a 2.000 hacheros en el sindicato sudor (Sindicato Único de Obreros Rurales) nos convocaron. Siempre hubo debate entre nuestra visión del trabajo de masas real y la visión elitista. Pero creíamos en la toma del poder, por eso nos sumamos. Preveíamos una etapa de insurrección”.
Del otro lado del monte, Remo escucha los balazos a unos 50 metros, donde estaba Irmina. Oye que un hombre grita: “¡Cuidado!”. Y un balazo más. Comprende todo: “Se mató ella. O le dieron el tiro de gracia”. No puede ni llorar, y escapa hacia el otro lado.
 
Revolución verde
Paseando por el campo, Remo señala remolachas gigantes, cerdos serios, futuros reservorios de agua. “Volvimos del exilio en Europa en 1984 y hace 22 años iniciamos un modelo diferente en este lugar, que siempre fue de mi familia. Como creadores y dirigentes de los movimientos campesinos alentábamos la Revolución Verde, todo el modelo de industrialización y mecanización de la agricultura. Eso implica el uso de herbicidas y otros productos de la guerra”. ¿De qué guerra? “De cualquiera. Lo que se tiraba en el sudeste asiático para desfoliar los montes y combatir insurrecciones, las bombas químicas, hasta la tecnología del tractor: las mismas industrias de la guerra son las que en épocas de paz te venden la tecnología de la revolución verde. Y nosotros fuimos cómplices, porque éramos los que permitíamos –por nuestra relación con los campesinos– que llegaran los técnicos del inta con todos esos desarrollos. Nosotros ayudamos a abrir esa puerta. Nos dimos cuenta años más tarde”. Ya en Naturaleza Viva, Irmina y Remo decidieron poner en práctica todo un sistema de ideas y sentimientos que venía incubándose tanto por el aprendizaje sobre la naturaleza que les dio su propia fuga (cuestión literalmente de vida o muerte), como por los desarrollos sobre los nuevos modos de producción y ecología que conocieron durante su exilio europeo.
“Todo eso nos cambió la cabeza, y vimos que el problema era la muerte de la vida en el sistema productivo. La tierra es un ser vivo. En un puñado de tierra virgen tenemos entre 20 y 40 millones de seres que son nutrientes, y si logramos hacerlos funcionar a favor nuestro, enriquecen todo lo que se produce”. No se trata de un debate para tiendas naturistas. Enrique, 28 años, el tercer hijo de Irmina y Remo, es ingeniero agrónomo, maneja varios de los desarrollos de Naturaleza Viva y explica: “Estamos trabajando con un nuevo paradigma de integración productiva, que permite lograr un sistema estable, sustentable, y rentable”.
 
Sinfonía para pito
El silbato suena una vez, y otra. Irmina escucha la voz de un policía gritándole asustado a sus colegas. “Vengan, deben andar por acá, no sé si le di a alguno”. Ella deduce: “Si yo no lo veo a él, él no me ve a mí”. Tiene un variado menú de problemas: baleada, ensangrentada, hambrienta de dos días y embarazada, en esa tardecita húmeda de alrededor de 40 grados. Pero viva. Con la navaja en la mano, por si acaso, decide alejarse del silbato. Elude otro pelotón. Llega al final del monte, y hace algo extravagante. En lugar de esconderse en la espesura que la venía cubriendo, cruza a un campo de sorgo de apenas medio metro de alto. Sale al lugar donde nadie se escondería. Pero así logra que nadie la vea, arrastrándose entre el sorgo. La policía infecta el bosque, ejecutando su sinfonía para pito. Irmina espera la noche, guarda la navaja, mira las estrellas, se limpia la sangre con la mano. Y se toca la panza.
 
Las diferencias
¿En qué se diferencia Naturaleza Viva de otros campos? Una clave parece ser la lectura y el modo de comprender los procesos naturales. “Con cortinas de árboles y buen manejo agrícola retenemos hasta el 50 por ciento más de agua que los sistemas convencionales” calcula Remo. “Nos dicen que tenemos variedades de trigo resistentes a la sequía. Todos cuentos. Lo que sabemos es cómo cuidar el agua”. Otra clave es el biodigestor, un dispositivo centrado en un tanque de 40.000 litros bajo tierra, alimentado con todos los desechos orgánicos del tambo y la producción porcina, toneladas de bosta animal y restos vegetales, del que surge tanto gas (el campo tiene así gas gratuito) como biofertilizante, un inigualable generador de vida y fortalecedor de suelos. Los Vénica producen además todas sus semillas, todos los alimentos. Y hasta las malezas, que en otros casos justifican el negocio de la fumigación, aquí funcionan en armonía con toda la producción. Remo: “El barbecho es utilizar las malezas como elemento de transformación de la materia orgánica, que así se incorporan a las siembras. El barbecho químico, en cambio, mata toda la vida del suelo. Es un manejo irracional de las energías del sistema”.
Eduardo, el mayor de los varones: “No nos entra en la cabeza producir en un sistema que deteriore el ambiente”. Enrique: “La idea de que el sistema convencional es económicamente más rentable es discutible. Tenemos cada vez mejores rendimientos y menores costos. Hace 20 años que aquí se apuesta a la vida del suelo, y eso permite una producción sin tóxicos, sana, y creciente. La diferencia es la filosofía con la que se trabaja”.
 
La cacería
La fuga había comenzado dos años antes, en 1975, gobierno de Isabel Perón, Triple A & Cía. Remo e Irmina iban a llegar a su casa en Sáenz Peña cuando les avisaron que los estaban esperando. Un montonero llegado de Formosa les había pedido el auto, un Citroen línea Mafalda. “Nosotros estábamos en contra de la mezcla de las organizaciones de masas como la nuestra, con el aparato político militar” cuenta Irmina. Entregaron el auto. El montonero cayó, el auto estaba a nombre de Remo, y fueron por ellos.
Irmina y Remo resolvieron que tenían que huir de Sáenz Peña. Esperaron que llegara la noche siguiente en casa de un amigo, y se lanzaron hacia el monte. Con lo puesto, más algunos pesos en el bolsillo. Caminaron 20 kilómetros aquella primera jornada noctámbula, hasta llegar a la casa de un campesino amigo, el paraguayo Jacinto Oviedo y su esposa Teresa, seis hijos. Los recibieron entendiendo todo, con una hospitalidad de otra cultura. Estuvieron ocultos allí varios meses. “Remo ayudaba en el trabajo de campo y la huerta. Yo en la cocina. Como no teníamos casi ropa, yo cosía. La policía nos buscaba pero nosotros nos enterábamos de cada uno de sus movimientos”. Remo: “Los campesinos y hacheros nos protegían, veníamos trabajando hacía mucho con ellos, y seguíamos organizando y coordinando todo desde esa clandestinidad”. Unos meses más tarde cambiaron de casa, a lo de don José Díaz. En marzo de 1976 ocurrió el golpe militar. Las cosas empezaron a empeorar. La cacería de campesinos se hizo cotidiana. “Los policías los capturaban, los torturaban, y después salían a mostrarlos como despojos humanos, para que todos vieran de lo que eran capaces”. Fue el caso de Walter Medina, exhibido en una canchita de fútbol tras las torturas, mientras hacían pasar a decenas de personas delante, y detenían a los que señalaba como conocidos.
La pareja iba cambiando de casa. “Hasta que vimos que la única seguridad posible, para nosotros y para nuestros compañeros, era el monte” cuenta Irmina. Esa parte de la fuga la hicieron con el abogado de las Ligas Agrarias Hugo Bocouver, y con Luis Fleitas, secretario de la Juventud Peronista de Sáenz Peña. Los campesinos les daban protección, fósforos, algún remedio, vendas, y cosas para comer: caldo, harina de trigo o de maíz, aceite, yerba, azúcar, fideos, arroz. Muy pocas veces carne, en todo caso, hueso. Cocinaban en una lata de dulce de batata, la sopa en un envase de leche Nido. Robinson Crusoe en versión chaqueña. Dormían bajo los árboles. Si llovía usaban un plástico del tamaño de un mantel. Obtenían agua de los charcos, o de los cardos, y cuando llovía la juntaban con el propio plástico. La miel fue vital, picaduras aparte. Y el mate. Se movían de noche, se ocultaban de día. Remo: “Conocíamos el territorio y nunca perdimos contacto con los campesinos”. Nadie los delató. “Pero además no se sabía exactamente dónde estábamos. La policía nunca pudo buscarnos con perros por los cardos gancho, que los lastimaban. Y en medio del monte nunca nos podían ver”. Recogían los frutos, a veces cazaban. Con unas bolsas de arpillera hicieron pequeños lazos multiuso. Cada mañana hacían entrenamiento físico. Un día Irmina se desvaneció, y vomitó. Todos se miraron. La chica estaba embarazada. Doña Elba Bordón le explicó a Remo cada paso del parto. El 12 de junio de 1977 Irmina rompió bolsa. En la tatucera –un bunker subterráneo que cavaron como refugio– los elementos eran: alcohol, una tijera, un billete de 50 pesos, una cruz, y una cuchara. Remo: “Alcohol para limpiar, tijera para cortar. La cuchara para calentarla con fuego y cauterizar el cordón. La cruz y el billete me los dio Elba, para ponerlos sobre el vientre si el parto se complicaba”. En estos casos, tal vez la magia también sea una técnica. La beba -a la que bautizaron Ester y siempre le dijeron Chiquitita– permaneció con ellos un mes, y luego la dejaron en manos de Elba y su marido Lorenzo.
Volvamos ahora a fines de 1977. Irmina está ensangrentada y sola. Sorda de un oído, aturdida. No tiene comida, agua, luz, médico, casa a donde ir, la persiguen (se informa a los lectores urbanos que no había celulares, Internet ni locutorios selváticos). ¿Qué hacer? ¿Cómo encontrar a su marido? Irmina toma dos decisiones fuertes. Una: sobrevivir. Dos: mandarle una carta a Remo.
 
Punteros y satélites
La relación con los 14 operarios permanentes, y con unas diez familias campesinas que trabajan en red con el emprendimiento también es llamativa. Irmina: “Los obreros pueden entrar y salir de la casa, conocen todos los números, participan de las decisiones. Los campesinos van armando sus propios proyectos –de dulces, de porcinos, de lo que va surgiendo– lo cual permite que el campo sea una célula madre que va haciendo crecer otras experiencias. Apostamos a lo individual, dentro de lo colectivo”. Tal vez sea nueva ciencia: las relaciones sociales biodinámicas.
Desde aquí, el mundo puede verse de acuerdo a esta pincelada que propone Remo: “Lo que ha habido es un cambio de modelo cultural. Se rompió el sistema históricamente autosustentable de la agricultura. Se produce la pérdida de tierras por parte de los campesinos, la tecnificación elimina la mano de obra, millones de familias empiezan a juntarse alrededor de las ciudades grandes, viven hacinadas, los gobiernos empiezan a invertir en infraestructuras para que esas familias tengan asfalto, cloacas y demás, o a plantear impuestos para subvencionar planes sociales para tener a toda esa gente contenida”. Quien decida exprimir esta forma de ver las cosas, puede imaginar el cúmulo de contratistas del Estado, burócratas, oenegés, punteros políticos, iglesias, policías…, universo innumerable vigilando, controlando, y viviendo de esa pobreza periférica, fraccionada, masiva, latente.
En el campo, el “agronegocio” se convierte en un bingo de herbicidas, fertilizantes, semillas. Remo: “Así como una vez nos quitaron las semillas para darnos maíces híbridos, y después transgénicos, aparecen los controles satelitales, y montones de tecnologías absurdas que sólo son formas de meterles la mano en los bolsillos a los productores. Algunas se pueden aplicar, claro, pero la intención evidente es el negocio, y tenerte atado a las empresas y laboratorios. Y encima estamos todos subsidiando una agricultura que destruye el ecosistema”.
Irmina ceba mate orgánico y agrega: “La pérdida cultural es enorme. Los propios campesinos que quedan, muchas veces no saben hacer una huerta, o criar gallinas, porque los empujan al monocultivo. El sueño es que los hijos se vayan a la ciudad. Los gobiernos siguen invirtiendo en cloacas e infraestructuras para que esa gente en las ciudades, en realidad, siga viviendo hacinada. Es un modelo no sustentable, que rompe el ecosistema de vida, mientras los campos de la pampa húmeda están despoblados”. ¿Cómo sobrevivir a este panorama? Remo: “Aquí estamos mostrando que existen modos diferentes de vivir y de producir, que pueden fácilmente masificarse. Se puede pasar a un modelo diversificado y de transformación, que incorpore mano de obra, rescate el factor energético, saque a la gente de la destrucción psicológica de no trabajar, y permita un cambio de país y hasta poblacional: que 5 ó 6 millones de familias vuelvan al campo”. Remo no lo plantea como una fantasía bucólica, sino como un problema técnico y de futuro.
 
Un mensaje
Irmina marcha monte adentro, como puede, hacia una posible cita prevista para unos días más tarde. El orificio de entrada cicatriza rápido. En un charco puede limpiarse, y juntar algo de agua en una bolsita de plástico. Descubre que algo se mueve en la herida de la oreja: gusanos. Come semillas de girasol y dos días después llega a uno de los lugares donde habían enterrado cubitos de caldo, yerba y sémola. Sigue sacando gusanos, contó 50. Dos días más, y llega a la casa de otro hachero, Feliciano, que le informa que la zona está plagada por unos 300 policías que los buscan. Ella ni puede tragar el pan. Se lleva una lata con agua, una bolsa de arpillera para abrigarse y cura bichera para los gusanos.
El grupo había establecido buzones secretos, o embutes. Escondían mensajes en frascos de vidrio y botellas enterrados bajo determinados árboles. Irmina llega al “buzón general”. Sabe que Remo la cree muerta. Deja un mensaje. Remo llega unos días después, encuentra el papel y lee azorado: “26/11. Compañeros, hasta las 4.30 de hoy los espero en el carandacito que está en línea con el embute. Después me voy al norte del palo meleado. Tuvimos despelote. De Remo no sé nada. Irmina” (la cita aparece en el valiosísimo libro Monte Madre, de Jorge Miceli). Remo –conmocionado– fue al lugar. Probó la contraseña: el silbido del crespín, uno grave y otro muy agudo. Escuchó un pajarito desafinado como respuesta. A Irmina siempre le salía mal. O sea: era ella. Veinte días después de “muerta”, allí estaba.
 
El gusto de la vaca
En Naturaleza Viva uno se entera de que la vaca ha dejado de ser un rumiante debido a lo que han hecho ciertos animales de dos patas. “Al alimentarse a granos en los feed lots, se atrofia el estómago que hace de la vaca un rumiante capaz de consumir y metabolizar fibras. Así se anula un mecanismo natural que convierte a las fibras en energía” explica Enrique. En los feed lots, las vacas viven hacinadas sobre su propio estiércol. Eso les da gusto a cerdo, dicen. “En realidad los cerdos tampoco tienen ese gusto” explica Irmina, “que es por la alimentación, por lo que viven oliendo, por el tufo que se les mete hasta por la piel. Es todo un atentado a la salud pública”.
Enrique explica quizás el fondo del choque de modelos. “Lo que nosotros estamos aplicando es ciencia, que es el conocimiento de cómo se dan las cosas. Es diferente que la tecnología, que es un modo particular de aplicar ese conocimiento. Con la misma ciencia yo puedo hacer una bomba de destrucción masiva, o algo noble y útil. Las universidades tienen un sesgo totalmente tecnológico. Yo lo sufrí mucho. El docente te dice: esto se hace así”. ¿Casi como un vendedor de Roundup? “No es exageración plantearlo de ese modo. Las universidades sólo enseñan lo que les pide el sistema. No están cumpliendo un rol social, ni científico. Están formando profesionales para el mercado, mientras el sistema ambiental se desangra. Creo que en estos temas se juega el futuro de la civilización humana”. Enrique no lo dice con tono inflamado, sino como una constatación práctica frente a la cual, con su familia, se dedica simplemente a mostrar que las cosas se pueden hacer de otro modo. Quizá se trate de una cuestión tambera, que determine las diferencias químicas, físicas y filosóficas entre la mala y la buena leche.
 
El regreso
La fuga continúa. Irmina y Remo ya no pueden ni pensar en acercarse a ver a su hija, y ahora manda la necesidad del nuevo embarazo. Logran reencontrarse con Luis y Hugo. Seguir en el Chaco parecía absurdo. “Al principio ni pensamos en salir, sabíamos que si tratábamos de tomar un micro, nos iban a agarrar” dice Irmina. Diseñan otro plan: ir al sur, hacia Santa Fe. Remo: “Teníamos una brújula, armé unos mapas de memoria, y nos guiábamos por la Cruz del Sur”. Hicieron a pie más de 200 kilómetros en 27 días. Se cruzaron con otras parejas en situación similar, y alguien les mencionó una posibilidad inesperada: refugiarse en unos cañaverales abandonados: “Tenían como 3 metros de alto, era un lugar maravilloso para tener allí a nuestro nuevo bebé”. Allí nace Eduardo, en 1978, muy cerca de Guadalupe Norte, y del arroyo Los Amores, el pago de Remo, donde la pareja tenía muchas más posibilidades y contactos. Finalmente logran, en 1979, viajar a Buenos Aires, solucionar cuestiones de documentos, y organizar desde allí una salida hacia Brasil, primera escala para el exilio en Madrid. En el 80 nació Enrique, en París. En el 84 la familia volvió y se reencontró con la hija mayor, que había quedado a cuidado de sus tíos. Los Vénica tienen cinco hijos. El menor es Emiliano, 10 años. La madre sufre porque se pasa el día delante de Internet.
 
Crear lo nuevo
¿Cuáles son las diferencias y las similitudes de las ideas y las prácticas políticas de los años 70, con lo que están haciendo ahora en Naturaleza Viva?
Remo: “Lo similar es el objetivo de llegar a una sociedad nueva. Pero en los 70 se luchaba para tomar el poder político, y ahora estamos construyendo un poder social, económico y político, que nace de lo cotidiano, de lo que hacemos a cada momento. Son experiencias que nos llevan al desarrollo de una nueva sociedad. Una vez en Brasil me dijeron que la estrategia ya no puede ser la de enfrentar al poder y al sistema con sus armas, porque las fuerzas son totalmente dispares. Pero sí se pueden lograr experiencias exitosas que sean referencias de modos de vida, trabajo, producción totalmente diferentes y nuevas. Y se dan en lo práctico, en cómo decidimos vivir”.
Irmina: “La otra enseñanza es la de la supervivencia. Ver cómo uno se pone límites, pero siempre se puede llegar más allá. Todo el tiempo te dicen: ‘no se puede, no puedo más’. Mucha gente vive quejándose, sin disfrutar lo que es la vida. La situación límite representó un aprendizaje muy fuerte sobre la vida. Y un desafío a nuestra creatividad, donde descubrís la tremenda capacidad de transformación, de acción y de lucha que se puede tener”.
Enrique y Eduardo, proponen otro aspecto de la cuestión. “Lo que nuestros viejos plantean son valores. El que vive de una forma mediocre, nunca crea nada nuevo. La historia muestra que los cambios los hacen siempre los locos, los que se juegan por algo, los que ponen el cuero”. Remo se va a mirar una estructura de macetones escalonada con agua en permanente circulación de la que una familia puede obtener la verdura de cada día. “Una revolución”, informa. Irmina lo mira. Hay una palabra inédita en este texto, que cada quien podrá ubicar donde prefiera: amor. Irmina dice: “Remo tiene muchas locuras”. ¿Y usted? “Yo tengo una sola. Seguirlo a él”.
 
 
 

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Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases

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Detenciones ilegales y acusaciones falsas. Patadas, palazos y balas de goma. Mujeres esposadas 15 horas en camionetas y pasillos, humilladas al ser desnudadas en celdas abiertas. Carceleros que tiran gas pimienta a los varones estando presos. Estas son algunas de las denuncias que exdetenidxs en la Ley Bases comunicaron en conferencia de prensa en el Serpaj, donde pidieron por la liberación de las cuatro personas detenidas, el rechazo a las apelaciones del fiscal federal Carlos Stornelli y el pedido de cierre de todas las causas. Además convocaron para este viernes una concentración con un festival en Plaza de Mayo, a un mes de la cacería, de 15 a 19.30 horas. Cómo viven hoy quienes estuvieron presos y qué dicen los abogados: “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad”. Y la voz de Emilia, pareja de Daniela, detenida: “Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

Por Lucas Pedulla

Gabriel Famulari tiene 41 años y está sin documentos. Saca de su bolsillo el papel que le dieron en los tribunales federales de Comodoro Py para su reemplazo: una hoja A4 doblada en cuatro partes que dice “Acta de excarcelación”. Hace casi un mes fue detenido en la cacería que el Gobierno desplegó con cinco fuerzas de seguridad distintas durante las protestas de la Ley Bases, y fue liberado por falta de mérito -es decir, por falta de pruebas- cinco días después por decisión de la jueza María Servini. Sin embargo, es una de las siete personas a quien el fiscal federal Carlos Stornelli apeló la excarcelación. No se enteró por su abogado -un letrado de la Defensoría oficial- sino por un mensaje de WhatsApp. 

“Stornelli apeló mi libertad”, dice Gabriel a lavaca una vez concluida la conferencia que la Coordinadora Por La Libertad de lxs Presxs de la Ley Bases convocó en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), para exigir la liberación de las cuatro personas que siguen detenidas: Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Cristian Valiente y Roberto de la Cruz Gómez. Piensa Gabriel sobre esa apelación, que pesa sobre otras seis personas exdetenidas: “Somos nosotros como podría ser cualquiera, pero puntualmente somos gente que no está enrolada en organizaciones. Así hay más saña y por ahí piensan que, quizá, no tengas gente que salga a defenderte”.

Cuenta que, cuando lo llevaron al penal, en uno de los “interrogatorios ilegales” le preguntaron si estaba en alguna “orga”, de dónde era, en qué partido militaba. “Me rodearon un montón. Ese maltrato fue sistemático, porque te preguntaban siempre que podían. Y les dije: ‘Sabés que soy un perejil, porque si militara en algún lado ahora habría 500 personas afuera’”. Gabriel no milita en ninguna organización o partido, y el 12 de junio había ido tarde porque sabía que la ley se votaría de madrugada. “No estuve ni cuando tiraron los piedrazos. Sólo filmé una persona que estaban deteniendo en situación de calle. De hecho me subo a la vereda, tal como ordenaron los policías que estaban por la zona, y cuando me doy vuelta, sobre Callao, a media cuadra del Molino, escucho que dicen ‘ahora, ahora’, y me agarran por la espalda”. 

Desde entonces no recuperó su DNI. En el penal le dijeron que estaba en la comisaría 28 y en la comisaría 28 le dijeron que estaba en el penal. “En la 28 protesté y, a los 10 minutos, vino alguien que me dio mi tarjeta de débito y mi SUBE, que estaba todo junto en la billetera junto con el documento. Ya no sé qué pensar”, dice, y es tan sólo una de las historias cuyas vidas cambiaron para siempre hace un mes, tras 33 detenciones al voleo.

Cuatro de ellas todavía siguen detenidas. 

Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases
El flyer de convocatoria para el festival del viernes.

La barbaridad jurídica

La última persona liberada fue Facundo Gómez, el vendedor de cafés de Plaza Serrano (Palermo), a quien detuvieron mientras estaba hablando con su mamá. La noticia se conoció el jueves pasado, minutos antes de que comenzara la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que fue masiva. Al mismo tiempo las partes se notificaron de los rechazos de las otras cuatro excarcelaciones. La decisión la tomó la Cámara de Apelaciones con los votos en contra de Martín Irurzun y Eduardo Farah. “Los votos tienen nulo fundamento técnico-jurídico”, dice a lavaca Daniel Vázquez, abogado de Daniela. “El fallo dice, en líneas generales, que tanto ella como los que quedan presos podrían entorpecer la investigación estando libres. Planteamos que es una barbaridad. Los detenidos están en un penal, la totalidad de la prueba instrumental y documental son de cámaras del Gobierno de la Ciudad y medios masivos. No hay ningún elemento de prueba que pueda ser entorpecido por los detenidos”. El único juez que votó a favor fue Roberto José Boico.

Las partes tienen 10 días para apelar ante la Cámara de Casación Federal. “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad -sostiene Vázquez-. Es la expresión de un gobierno ultraderechista con prácticas violatorias de la Constitución y los tratados internacionales. Lo estamos afrontando en las calles y, jurídicamente, en los tribunales”. El abogado también defiende a Sofía Ottogali, la primera de las liberadas, otra de las apeladas por Stornelli. “La fiscalía no fundamentó absolutamente nada. No hubo ningún planteo nuevo, ni siquiera un adorno”. Todos los abogados ya presentaron los memoriales por sus represantados y representadas, que fueron elevados a la Cámara. “Podría y tendría que resolver hoy, pero tiene la potestad de tomarse cinco días”, dice Claudia Leaños, abogada de Sasha Lyardet, la joven estudiante de la UNSAM, otra de las apeladas. 

Estos atropellos fueron presentados por familiares y exdetenidxs en el Serpaj, acompañados por organismos, legisladores y diputados de la izquierda y del peronismo. Otra de las que habló fue Emilia, pareja de Daniela y compañera en el MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez): “Tuvimos la posibilidad de verla, y a pesar del contexto de mierda, la compañera está fuerte, entera, pero lo que principalmente la sostiene es que está organizada. Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

A Daniela la acusan de quemar bicicletas del gobierno de la Ciudad, aunque Emilia explicó a lavaca que esta acusación es falsa y dio su versión de los hechos. David Sica está en situación de calle, y lo acusan de pegarle a una policía, cargos que él negó. Roberto de la Cruz Gómez es empleado de una panadería, lo acusan de tirar piedras, delito que también negó. El último es Cristian Valiente, trabajador de una verdulería, a quien denunciaron por tener una granada de mano, pero en realidad era un aerosol químico de los que usan las fuerzas para gasear manifestantes. Su hermano Jonathan dijo a lavaca: “Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

Las familias convocaron a una concentración con festival este viernes 12 de julio, a cumplirse un mes de las detenciones, en Plaza de Mayo. La cita es a las 15 horas y se extenderá hasta las 19.30. Habrá música en vivo con Sudor Marika, Paula Maffia, El príncipe idiota, La piba berreta, Saga.hfk, Flopa Lestani, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió.

Compartimos el comunicado redactado por exdetenidxs y familiares, leído este miércoles en el Serpaj. 

Somos un grupo de liberadxs de los 33 detenidxs el 12 de junio en la movilización en contra de la votación de la Ley Bases.

Nos detuvieron ilegalmente, mediante acusaciones falsas y violencia brutal de la policía, con patadas, palazos y balas de goma en algunos casos. Nos llevaron a distintas comisarías y alcaldías sin decir en ningún momento cuál era la causa de detención, sin poder hablar con un abogado/a, sin poder usar los celulares, sin ver a ningún familiar, mucho menos a un médico. Desoyendo pedidos de Habeas Corpus, vulnerando nuestros derechos más básicos.

Las mujeres estuvieron/estuvimos 15 horas en una camioneta y pasaron/pasamos la noche ahí esposadas, para luego pasar el segundo día en el pasillo de una comisaría sin agua y donde la policía no les/nos dio ni un plato de comida. Cuando la causa pasó a fuero federal, las/nos trasladaron a la Unidad 29 en el edificio de Comodoro Py, las/nos desnudaron una por una en una celda a puertas abiertas donde había tránsito de gente, en lo que fue una situación de humillación más para ellas/nosotras. Las que no fueron/fuimos excarceladas el viernes 14, terminamos en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza.

Los varones fuimos/fueron a tres cárceles de máxima seguridad: Devoto, Ezeiza y Marcos Paz. Algunos fueron puestos contra una pared y les tiraron gas pimienta en la cara. Convivimos con ratas, cables de electricidad sueltos en habitaciones inundadas habiendo riesgo de quedar electrocutados.

Cabe destacar que en todo momento, tanto en las comisarias como en los penales, se nos preguntaba insistentemente si formábamos parte de alguna agrupación política, que habíamos hecho o si tirábamos piedras, lo que constituye interrogatorios extrajudiciales que las fuerzas de seguridad tienen prohibido por ley hacer.

Queremos remarcar la situación de ilegalidad de todas las detenciones y el contexto de violencia institucional por el que pasamos porque creemos que tiene que ver directamente con una estrategia política de este gobierno, que no somos lxs primerxs ni vamos a ser lxs últimos, pero nos preocupa ver como la criminalizacion de la protesta está en escalada. Y al mismo tiempo que aumenta la represión, nos entristece ver como vacían los espacios de memoria y de DDHH tan necesarios para nuestra historia y el fortalecimiento de la democracia.

2)

Desde que nos detuvieron sufrimos incontables delitos llevados a cabo por las fuerzas policiales y el personal del Servicio Penitenciario Federal pero ello no es nada comparado con el sentimiento indefensión que genera las irregularidades procesales de la causa por que:

No son peores las lesiones y amenazas, que los procesamientos que aún sufren David Sica, Cristian Valiente, Daniela Arredondo y Roberto De la Cruz Gomez, que siguen detenides después de casi un mes, y Facundo Gómez, excarcelado el pasado jueves.

No es peor ver las actas de detención ser llenadas horas después de las mismas y firmadas por el propio personal policial en lugar de ser firmadas por testigos, que las apelaciones de Fiscalía de las faltas de mérito de 7 personas de las que no hay ni una sola prueba.

No son peores los apremios ilegales, que la confirmación por parte de la sala del rechazo de las excarcelaciones de nuestros 4 compañeres. Todo este despliegue ilegal y antijurídico tiene un solo fin: amedrentarnos, hacernos creer que pueden hacer con nosotrxs lo que quieren.

Hoy en día toda esta estigmatización por parte del poder, desde que nos llamen terroristas que queríamos hacer un golpe de Estado hasta la privación de la libertad que aún continua en 4 casos, nos ha dejado secuelas. Muchxs de nosotrxs sufrimos persecución policial, política, laboral y mediática. Nos han amenazado y hostigado por redes sociales. Nos ha parado la policía para verdugearnos y hacernos requisa solo por mostrar el dni. Muchxs estamos con estrés post traumático que nos impide hacer nuestra vida normal, por lo que les pedimos que nos sigan acompañando hasta que se cierre este armado judicial.

Creemos que somos un ejemplo para mostrarle al pueblo que seas quien seas, hagas lo que hagas, si vas a protestar contra las políticas de hambre de este gobierno, sos un terrorista que puede terminar en un penal de máxima seguridad sin siquiera estar procesado. Tenemos claro que no fue contra nosotres, sino contra todes los que quieren seguir viviendo en libertad y democracia.

3)

Por último, queremos agradecer la solidaridad de las redes humanas tejidas por distintas personas y organizaciones de todo el arco político, que se nuclearon en la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases. Aprovechamos para que se amplíe la convocatoria y se sumen más organizaciones porque entendemos, ahora más que nunca, que la unión hace la fuerza.

Vamos a seguir con solidaridad, amor, lucha y trabajo, mucho trabajo, teniendo el objetivo principal de la Liberación de Cristián, David, Roberto y Daniela y el sobreseimiento de lxs 33 imputadxs.

Como dijo nuestro compañero Facundo: nuestras convicciones están intactas y seguimos defendiendo el derecho a la protesta y luchando por nuestro lugar en las calles.

Para ello, queremos invitarlos el próximo viernes 12 de julio, a un mes de las detenciones, a concentrarnos en Plaza de Mayo a partir de las 15 y compartir el Festival Solidario #Faltan 4, organizado por la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases.

¡Libertad a todos lxs presxs politicxs!

¡Cierre de todas las causas !

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Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia

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420 trabajadoras y trabajadores (de 700 al inicio del conflicto; alrededor de 300 tomaron retiros voluntarios) volverán a trabajar en una agencia dividida: el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., específicamente para el tema de la pauta oficial; y creó RTA Noticias bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina. “Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”, dice a lavaca una de las delegadas del sindicato SiPreBA, que repasa la situación. El desgaste, las presiones, las y los compañeros que no están; la histórica agencia, que tampoco. Lo que se logró con la lucha: reconocimiento de antigüedad, del estatuto del periodista profesional, de los convenios colectivos y de la representación sindical. Y volver a trabajar. Lo que falta, y lo que empieza a partir de hoy.

Por Francisco Pandolfi

“Si se calla el periodismo, también se calla la vida”.

Esa inscripción pintada en un corazón de madera estuvo colgada durante cuatro meses en una de las carpas montadas en la puerta de la Agencia de Noticias Télam. Un medio público fundado el 14 de abril de 1945, que en sus 79 años intentó ser cerrado, privatizado y vaciado por gobiernos variopintos: peronistas, radicales, macristas y militares. Una agencia que se encargaba de dos actividades: por un lado la pata publicitaria, que distribuía la pauta oficial; por el otro la pata informativa, a través de una agencia de noticias federal con un alcance de punta a punta del país.

En la apertura de sesiones legislativas, el viernes 1º de marzo pasado, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional la promesa de “cerrar la agencia Télam”. Y cumplió, en un pestañear: el lunes 4, las dos sedes porteñas amanecieron valladas. Los trabajadores desde entonces no pudieron entrar a sus edificios y fueron “dispensados” de cumplir tareas.

Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia
La postal del conflicto: la sede de Bolívar, vallada por la Policía. Al lado, los trabajadores montaron uno de los acampes. Foto: somostelam

Un paso importantísimo

La resistencia estuvo a la altura de los acontecimientos: ese mismo día, las y los trabajadores junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), instalaron dos carpas en las puertas de los edificios de las calles Bolívar 531 y avenida Belgrano 347. La lucha colectiva se mantuvo, indeclinable. E instó a que cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno decretara la reconversión de Télam en APE S.A.U. (la Agencia de Publicidad Estatal Sociedad Anónima Unipersonal), que se encargará del eje publicitario. Las funciones periodísticas continuarán dentro de Radio y Televisión Argentina (RTA), en una agencia de noticias pública. Anteayer se sacaron las vallas y se levantó el acampe. El corazón de madera fue descolgado, cuidadosamente. 

Hoy, 130 días después, los trabajadores de Télam vuelven a trabajar.

Un empleado de la agencia desde hace más de 15 años cuenta que el lunes, ni bien quitaron el vallado, entró al baño del edificio de Bolívar y se le “explotaron los ojos de tanto llorar”. Dice que prefiere no dar su nombre hasta firmar el nuevo contrato. 

Andrea Delfino es una de las delegadas de Télam e integrante del SiPreBA. Le cuenta a lavaca que hace 34 años trabaja en la agencia, que es periodista en la sección economía. Ella fue una de las que anteayer ya firmó el nuevo contrato que la une a RTA Noticias. Detalla la situación: “Con la vigencia del DNU 70/2023, el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., que va a funcionar en el edificio de la calle Bolívar específicamente para el tema de la pauta oficial. Allí irán un centenar de compañeros, que ya trabajan en ese rubro. Cambia el nombre de la empresa, pero las condiciones laborales no se modifican”. 

Sobre el eje informativo, explica: “Todos los demás, o sea periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos, infografistas, empleados de administración, recursos humanos, comercialización, pasamos a formar parte de RTA Noticias, una nueva unidad de negocio que funcionará bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina, igual que Radio Nacional y la Televisión Pública. Nosotros trabajaremos en el edificio de Belgrano”. Al margen de los datos, abre el corazón: “Estamos dando un paso muy importante al volver a trabajar. Muy importante –remarca Andrea, con la u del “muy” extendiéndose en el aire por un par de segundos–. Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”. 

Radiografía de un vaciamiento

Como la relación de dependencia es con una nueva empresa, el lunes pasado se inició la firma de contratos, que continuará hoy y los próximos días. “Las condiciones son las mismas que teníamos hasta el 3 de marzo: se nos reconoce la antigüedad, el estatuto del periodista profesional, los convenios colectivos y la representación sindical de la Comisión Interna del SiPreBA para quienes somos delegados”.

Sin embargo, cambiaron muchos otros aspectos. Dice Andrea: “Dieron de baja el portal, la cablera y nos achicaron un montón en lo periodístico. En total éramos más de 700 trabajadores y quedamos 420 entre las dos empresas. O sea, hay 300 personas menos. Por lo tanto, habrá que hacer todo un reordenamiento de secciones, porque hay algunas que quedaron desmanteladas”.

Sergio Arboleya hace 30 años que trabaja en Télam, donde empezó como colaborador. Hace 15 que es editor de la sección Espectáculos. “Vengo usando la idea del milagro, porque en este contexto de ajuste salvaje, de recorte, de persecución en todo lo estatal, es una alegría haber sostenido el trabajo y en breve ya arrancaremos a producir noticias para la cablera de RTA. El aspecto milagroso se dio a partir de la resistencia, con tantos días de acampe, con una organización que realmente funcionó muy bien, con un manejo del SiPreBA que ha sido eficaz para lograr lo que parecía imposible: conservar los puestos de trabajo de aquellos que finalmente decidimos quedarnos”.

Respira profundo: “Esto resulta muy impresionante, pero no disimula la pérdida de un montón de colegas de enorme valor que se fueron un poco asustados por la política expulsiva de los retiros y que dejan un hueco enorme en la estructura periodística. Y también entender que la marca Télam, con esa simbología, con esa carga, ya no existe más. Hablábamos el otro día con un compañero sobre si podremos recuperar un poco el sentido de la agencia, en este nuevo lugar. Aún con las críticas que podía tener a sus gestiones y a nuestra propia falencia para plantarnos como colectivo de trabajadores a hacer realmente la agencia federal, plural, sabíamos que Télam funcionaba en una dimensión, con sus abonados en todo el país, con su red de corresponsalías que ahora han quedado prácticamente todas afuera”.

La gente que se fue lo hizo mediante retiros voluntarios que, semana tras semana, el gobierno nacional renovaba por decisión del ahora ex interventor de los medios públicos Diego Chaher (la semana pasada tomó su lugar el ingeniero aeronáutico y espacial Eduardo González). La delegada Delfino retoma: “Este conflicto tuvo mucho de psicológico, porque no hay nada peor que tener a la gente sin tareas; fue destructivo. Nos jugaron en contra muchas presiones, tanto externas como internas. En cuanto a las externas, la empresa extendió cada semana el programa de retiro voluntario, a la par que algunos medios publicaban notas que buscaban generar miedo: si no agarrabas el retiro, parecía que se venía el apocalipsis”.

Trabajar para volver a trabajar

Las presiones también las hubo internas y “bien intencionadas”. Describe un aspecto neurálgico de la resistencia: “Los fines de semana eran momentos clave y por eso los lunes o martes hacíamos las asambleas. En el fin de semana es común encontrarse con los seres queridos, que con la mejor intención te decían ‘pero te parece seguir yendo’; ‘hace frío y llueve’; ‘¿por qué estás haciendo una cobertura si en realidad estás dispensado de trabajar?’. Esa presión bien intencionada fue la más difícil de vencer y superar. Con el paso del tiempo, notamos que si nos hubiésemos quedado dispensados y tranquilos en nuestras casas viendo Netflix, esta resolución no hubiese pasado. Me parece importante resaltarlo, porque en una época en que se habla tanto del individualismo y que te hacen creer que solo te salvás por tu mérito, el resultado de esta lucha colectiva muestra lo contrario”.

Desde el 4 de marzo hasta la reconversión de Télam, cada semana se renovaba la dispensa a cada uno de las y los trabajadores. “El presidente que dice que en el Estado somos todos ñoquis, nos está haciendo ñoquis, porque nos está pagando sin trabajar”, solían repetir desde los acampes, como una manera de desarticular el relato oficial. Con la agencia fuera de funcionamiento, decidieron lanzar el sitio web somostelam.com.ar e informar desde ahí. Al frente del portal estuvo Andrea Delfino: “Decidimos arrancarlo con el fin de que la sociedad sepa que nosotros estábamos trabajando para volver a trabajar. Nos enfocamos mucho en cubrir los despidos en el sector público y en el privado. Era difícil mantener esperanza, pese a que en Télam finalmente no hubo despidos. Hubo días muy difíciles y las asambleas parecían terapias de grupo. Las reuniones nos contuvieron y nos organizaron; las conducciones de SiPreBA y de FATPren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) siempre estuvieron poniendo el cuerpo, al igual que delegados de otros medios de comunicación. Cuando hablo de los lazos de la base, me refiero a los lazos sociales que se fortalecen en estas instancias, al contrario de lo que esperan quienes generan estas acciones para desorganizar a los trabajadores”.

¿Qué no pudo lograr el gobierno?

Andrea: Callarnos, cerrarnos. Nos silenciaron durante cuatro meses y hoy estamos volviendo a laburar. Si logramos un resultado positivo dentro de este contexto es porque fuimos muy tozudos. Y porque tuvimos bien claro lo que queríamos, que se resume en algo hermoso que dijo un compañero en una asamblea: “Yo no quiero ser el último que apague la luz; quiero ser el primero que prenda la computadora cuando volvamos”. Ese es el espíritu del colectivo Télam.

Hoy, algunas luces se volvieron a encender.

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Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

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“Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”, dice el hermano de Cristian Valiente. Familias de personas que continúan presas realizaron ayer un encuentro para organizarse y desarmar las mentiras con las que se sostienen sus acusaciones. El caso de Cristian y el de de Facundo Gómez, que hablaba con su mamá cuando lo detuvieron: la justicia no tiene filmado sus supuestos “disturbios”, pero lo encarceló igual. Las causas armadas sobre los más vulnerables, mientras nunca se detuvo a quienes causaron los destrozos, por ejemplo, del auto de Cadena 3. Además, el fiscal Stornelli insiste con meter presas a siete personas que ya fueron liberadas por la jueza Servini por falta de pruebas. El terror que continúa, los ataques de pánico, las condiciones de detención: se puede colaborar económicamente con las personas detenidas (el alias: LIBRESYA) y existen 5 puntos de acopio de mercadería detallados en esta nota. Qué necesitan: abrigo, frazadas, comida. Las familias llaman al 10 de julio a una nueva conferencia y al 12 a una concentración en Plaza de Mayo.

Por Lucas Pedulla

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

Jonathan dice que está un poco nervioso porque nunca habló en público, y ahora hay un aula llena de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, dispuesto a escucharlo. Tiene 34 años y es el hermano de Cristian Valiente, una de las cinco personas -junto a Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Facundo Gómez y Roberto María De la Cruz Gómez– que sigue detenida en Ezeiza tras la cacería del Gobierno durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, hace ya tres semanas.

Todavía no pudo ver a su hermano porque no tenía su documento; espera hacerlo el próximo fin de semana.

Vino con su compañera, su hija y un perrito desde Moreno, oeste profundo del conurbano, a pedir por favor que lo liberen: “No tiene justificación. La gran mayoría están detenidos solamente por protestar. Y mi hermano, mientras estuvo detenido, le hicieron un desalojo en la casa: cuando salga ahora no tiene dónde estar”.

El lugar de donde desalojaron a Cristian era una pieza de un hotel céntrico. Allí había trabajado tres años como portero: “Uno con todos los derechos y dos, en negro”, cuenta el hermano. Denunció la situación y fue a juicio, que determinó que debía vivir allí hasta que le pagaran lo que debían. Casualmente, un derecho que la Ley Bases barrió en su capítulo de reforma laboral.

A Cristian -41 años, dos hijos- lo acusan por provocar “disturbios”, “arrojando piedras y otros objetos contundentes” contra la policía, pero sobre todo por haberle “secuestrado entre sus pertenencias” una granada de mano. En su indagatoria, él aclaró que no se trataba de una granada sino de un aerosol químico de los que usan las fuerzas de seguridad para gasear en las manifestaciones; y que lo encontró en las propias inmediaciones del Congreso, y se lo guardó para mostrarlo a un canal de televisión porque había vencido en 2022. “Decían que lo vendía en el mercado negro -dice Jonathan a lavaca, y no lo puede creer-. Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808269566549622911

Este encuentro, motorizado por la Comisión de Solidaridad de la coordinadora por la liberación de lxs detenidxs y el cierre de todas las causas, fue el ámbito para que Jonathan pueda, por primera vez, dimensionar esa locura.

También pudo hacerlo Elena, la mamá de Facundo Gómez, 31 años, cuyo trabajo era ir con su carrito por Plaza Serrano, en Palermo, vendiendo cafés: “Lo detuvieron mientras hablaba por teléfono conmigo -dice mientras muestra un cartel con el rostro de su hijo, sonriente-. La causa debería caerse porque lo ponen arriba de una valla, diciendo que arengaba y tiraba piedras, pero la comunicación con mi hijo se detiene en el momento en que lo están deteniendo. Intenté llamarlo, hasta que me atendió una persona que supongo que era un policía, y me dice que le estaban haciendo averiguación de antecedentes. Le pregunto por qué, y me dice porque estaba en un lugar que no debía estar. Mi hijo grita bien fuerte: ‘¡Yo no estaba ahí!’”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808262187380588878

Elena remarca que no hay registro fotográfico ni fílmico de Facundo, y su otra hija, Micaela, dice a lavaca que al fotógrafo que registraba su detención le rompieron la cámara: “Lo presentamos como testigo. Dijo que le pidió a Facundo que gritara su nombre, y cuando iba a hablar le pegaron una piña en el estómago”.

Elena dice que su hijo no aparece en los videos: “Ellos (la justicia) dicen que han mirado 100 horas, pero Facundo no aparece”. Y agradece la convocatoria: “Es una causa totalmente ilegal y armada para amedrentar y que no salgamos a protestar para que aceptemos todo lo que ellos quieren. Quiero la libertad de los cinco”.

El aula, llena, la abraza con un aplauso.

Crueldad sin paz

Una mesa afuera del aula junta donaciones (galletitas, paquetes de yerba, azúcar, latas de arvejas, jugos en polvo, lavandina, shampoo, toallitas) mientras otras personas de la coordinadora pasan con una caja de cartón para juntar dinero. Adentro, sobre la pared, una gigantografía de Rodolfo Walsh recuerda su Carta abierta de un escritor a la junta militar.

En bancos de madera, mientras tanto, se van sentando, entre otras personas, exdetenidos como Gonzalo Duro, Fernando Leone, Sofía Ottogali y Santiago Adano -liberadxs en las primeras 17 excarcelaciones, el viernes 14 de junio-, o Juan Spinetto y Camila Juárez Oliva, liberadxs en una segunda tanda de 11 faltas de mérito dictadas por la jueza María Servini, el martes 18.

Es que, además de las causas abiertas y la solidaridad por las cinco personas que aún siguen presas, la alerta continúa, porque el fiscal federal Carlos Stornelli apeló y pidió nuevamente la prisión preventiva sobre siete personas: Ottogali, Spinetto, Juárez Oliva, Sasha Lyardet, Nicolás Mayorga, Gabriel Famulari y Brian Ortiz.

“Nos siguen criminalizando cuando la jueza ya dictó la falta de mérito”, dice Camila a lavaca. La falta de mérito se dicta cuando se considera que no hay elementos suficientes para acreditar el hecho que se imputa. La propia Servini habló de la “orfandad probatoria” en las acusaciones de Stornelli. Camila, junto a Sasha y Nicolás, es una de lxs tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detenidxs: “Es una crueldad, porque todos los días me acuesto y miro la ventana porque no sé si un policía va a venir a decirme ‘agarrá tus cosas’, y ya en mi cabeza pienso que no tengo que agarrar ropa oscura para entrar al penal. Así está funcionando mi cabeza. Hasta que la Cámara no se expida, no estoy en paz”.

La sala II de la Cámara de Apelaciones, conformada por Roberto Boico, Eduardo Farah y Martín Irurzun, tiene ahora la palabra.

El docente Spinetto, otro de los “apelados” por Stornelli, dice lavaca: “Es ridículo, porque no aporta nada nuevo para apelar e insiste sobre algo que jurídicamente está zanjado. Básicamente lo que está haciendo Stornelli es continuar con la maquinaria de armado de causa. No tiene ningún sostén jurídico”.

Donaciones, acopio y concentración

La Comisión de Solidaridad abre el encuentro. Sus integrantes recuerdan que hay un alias (LIBRESYA) para contribuir a un fondo solidario común con montos de $500, $1000 o $2000. También subrayan que lxs detenidxs necesitan ropa de abrigo clara (no gris, sin capucha), frazadas de una plaza, y elementos de almacén. Los puntos de acopio:

  • ATE / INCAA: Lima 319, 1er piso, oficina 101.
  • SUTEBA Tigre: Santa Fe 11028, General Pacheco.
  • Mutual Sentimiento: Av. Lacroze 4181.
  • ATE Sur – Lomas de Zamora: Boedo 120.
  • ATE Alte Brown – Pte Perón: Somellera 481.

Luego habla Gonzalo Duro, trabajador judicial, uno de los exdetenidos: “En ese pabellón éramos 15 personas desconocidas y ahora somos amigas. Es una realidad y habla de la transversalidad del problema”. A continuación, Camila recuerda a Daniela Calarco Arredondo: “Le estamos tratando de juntar plata porque tiene que pagar el alquiler. También para pagarles el transporte a sus padres, que viven en Mar del Plata”. Grisel, hermana de Sasha, suma la preocupación por las apelaciones de Stornelli, y pide asistencia psicológica porque muchxs continúan con ataques de pánico. Valora la importancia de estos encuentros y pide, también, monitorear las trabas que les están poniendo los penales a las visitas familiares, para que el Sistema Penitenciario no siga “vulnerando derechos”.

Luego, y por un largo rato, pasan voces de diversos partidos y agrupaciones que hacen caracterizaciones del Gobierno. Algunos traen reclamos urgentes, como los trabajadores despedidos del Hospital Posadas o de la fábrica de neumáticos FATE, pero otros gritan pedidos de paro a la CGT. El músico Santiago Adano, otro de los exdetenidos, agradece con sensibilidad la solidaridad y el acompañamiento, pero sugiere avanzar en lo operativo del encuentro. Algunos no parecen escucharlo, y siguen. Otros sí, y piden acompañar, por ejemplo, la ronda de las Madres de este jueves en Plaza de Mayo para continuar la visibilidad por los detenidos. La propuesta es aceptada.

Las familias y exdetenidos, a su vez, proponen una nueva conferencia de prensa en el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) para informar sobre la situación de las detenciones y las causas. En asamblea votan realizarla el miércoles 10. También votan, para el viernes 12, a un mes de la protesta, realizar una nueva concentración en Plaza de Mayo, con posibilidad de festival, buscando la convocatoria del amplio abanico político que movilizó la última vez, el día de las últimas excarcelaciones. Silvia, la mamá de Camila, recuerda que la urgencia de esos días fue lo que juntó a sindicatos, organismos, referentes de la izquierda y del peronismo: “Vengo a reforzar la idea de unidad, como lo hice desde el día uno”.

Cerca de las diez de la noche, la asamblea concluye.

Los ejes que se refuerzan:

  • Libertad a las cinco personas que siguen detenidas.
  • Pedir el rechazo de la Cámara a las siete apelaciones de Stornelli.
  • Cierre de todas las causas.

Leé la nota de tapa de la nueva MU: Qué es la libertad.
Sasha y su hermana, dos caras de lo que se vivió adentro y afuera tras la cacería policial el día de la votación de la Ley Bases. Sus reflexiones sobre la estigmatización, la persecución, y la vida en ¿libertad? Las redes y la calle. El ego y lo colectivo. Hablan Ramona y Santiago, también detenidos sin pruebas, con torturas. La organización entre familias. Y el reclamo por los que todavía están adentro.

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases
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LA NUEVA MU. No podrán

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