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Otra condena contra Monsanto por causar cáncer, y se vienen 11.200 demandas más en Estados Unidos
Un jurado reunido en San Francisco, EE.UU, dio por probado que el herbicida Roundup (glifosato), contribuyó a que Edwin Hardeman contrajera el cáncer conocido como Linfoma No Hodking. La segunda parte del juicio se realizará este miércoles para determinar si Monsanto conocía los riesgos de utilizar ese veneno, si escondió información al respecto y, de ser así, qué pena le cabe. Los Monsanto Papers. Lo que dice a lavaca la abogada del caso. Las nuevas pruebas científicas y el horizonte: ya son 11.200 los juicios contra Monsanto-Bayer. La consultora financiera Jeffries LLC de Londres calculó que los juicios pendientes podrían representar un monto aproximado de 680.000 millones de dólares mientras en Argentina se siguen arrojando 400 millones de litros anuales del producto condenado en estos juicios.
En San Francisco, Estados Unidos, un jurado compuesto por seis personas, ante el juez Vince Chhabria, aceptó este martes el argumento del demandante Edwin Hardeman –enfermo terminal- quien planteó que el herbicida marca Roundup, cuya principal sustancia es el glifosato, fue un factor importante para que se desencadenara en su cuerpo el cáncer conocido como Linfoma No Hodking. Así culminó el primer tramo del juicio de Hardeman contra la multinacional.
Roundup es el herbicida de Monsanto, la empresa de productos químicos que a su vez fue comprada por la alemana Bayer. Hardeman usó el glifosato para controlar malezas en su finca de 22 hectáreas de Sonoma, California, desde 1986.
En 2015 se le diagnosticó el cáncer, casi al mismo tiempo que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ratificaba al glifosato como posiblemente cancerígeno.
El juicio iniciado por Hardeman aportó nuevas investigaciones y pruebas científicas que plantean que el uso de agrotóxicos con glifosato incrementan en un 41% las posibilidades de contraer cáncer.
Esta primer etapa fue de debate de pruebas científicas, que dieron la razón al demandante. El segundo tramo se dedicará a dilucidar si Monsanto conocía los riesgos y los ocultó, cosa que queda demostrada con la lectura de los Monsanto Papers, tema por el que lavaca creó la página www.monsantopapers.lavaca.org. Desde 2017 esa página publica paso a paso las revelaciones y consecuencias del descubrimiento de los papeles internos de la propia empresa que demuestran cómo se manipularon informes científicos y periodísticos para ocultar los efectos de los agrotóxicos.
Las pruebas acumuladas sugieren que Monsanto conocía la existencia de los riesgos asociados a la exposición al glifosato desde comienzos de la década del 80.
El caso de Hardeman es el segundo en llegar a juicio, tras el de Dewayne Johnson, que provocó en 2018 una condena contra la empresa por 79.5 millones de dólares.
En Mu de febrero la periodista Anabel Pomar reveló que la consultora británica Jeffries LLC, a través de un informe de su analista financiero Ian Hilliker, calculó que los juicios pendientes podrían representar alrededor de 680.000 millones de dólares contra Monsanto.
En Mu de marzo, que llega a la calle mañana, en la nota Stop cáncer, Anabel actualiza la cantidad de causas venideras: la propia Bayer confirmó que son 11.200 los juicios iniciados en los Estados Unidos contra Monsanto por los desastres causados en la salud de quienes utilizaron su producto.
La defensa de Hardeman planteó que Monsanto tenía razones para saber que Roundup era defectuoso e inseguro especialmente cuando se usaba en las formas sugeridas por la empresa (aquí publicitadas con el nombre de “Buenas Prácticas Agrícolas”).
También alegó la defensa que Monsanto difundió información inexacta,falsa y engañosa, y no comunicó de forma adecuada y precisa la severidad, la duración y el alcance comparativos del riesgo de lesiones asociadas con el uso y/o la exposición al Roundup y al glifosato.
Esta primera parte del juicio que da la razón a Hardeman, se concentró en informes médicos e investigaciones científicas.
Kathryn Forgie relató a Anabel Pomar de Mu que “la epidemiología muestra claramente que el uso del Roundup aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer Linfoma No Hodkin”.
El informe presentado por la defensa que estima que el glifosato incrementa en un 41% las posibilidades de contraer cáncer fue publicado en la revista científica Mutation Research/Reviews in Mutation Resarch, cuyo editor jefe es el genetista toxicólogo de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, David DeMarini.
El trabajo señala: “En general, de acuerdo con las evidencias experimentales en animales y otros mecanismos, nuestro meta análisis sugiere un vínculo convincente entre las exposiciones a herbicidas basados en glifosato y un mayor riesgo de Linfoma No Hodkin”.
La coautora del estudio, Rachel Schaffer explicó que el trabajo incorporó el “estudio de más 54.000 personas que trabajaban como aplicadores de pesticidas con licencia”. El trabajo coincide con autoridades de varios países que tienden a limitar o prohibir el uso de productos que contengan glifosato. En el mismo número de Mu se explica cómo tal prohibición se ha podido concretar en Gualeguaychú aunque no en el país, donde se sigue celebrando la aplicación de alrededor de 400 millones de litros anuales de glifosato, la sustancia que en los Estados Unidos otra vez fue considerada culpable.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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