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Nuevas generaciones: lo que se fue, lo que quedó y lo que no queremos que vuelva tras la pandemia

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Las redes de whatsapp. La autogestión. La pregunta de Naomi Klein a Chávez. Los desafíos del movimiento feminista latinoamericano. La idea de ser “más inoportunas”. Cómo se vive y muere en Suecia. Y la lista de cosas que no queremos que existan nunca más: algunos de los temas que viajan de Estocolmo a Buenos Aires, en la sexta entrega de un emotivo intercambio entre América Vera Zavala y Claudia Acuña.

Buenos Aires, Argentina, 9 de abril de 2020

Querida América:

Me hiciste llorar con tu carta, seguramente porque cuando la leí estaba en uno de esos momentos sensibles que te enciende el aislamiento, pero también porque tocaste temas que son motivo de preocupaciones profundas y sin resolver que en estas situaciones te acechan como fantasmas que reclaman que definamos de una vez por todas dónde deben habitar: si acá o en el más allá.

Los tres timbres que tocaste son certeros: la autogestión, Venezuela, No estás sola.

Me invitás a pensar estos temas, pero no sé si soy capaz de hacerlo así y ahora. Mis reflexiones siempre fueron producto de charlas colectivas, pero no provocadas por las palabras que así escucho, sino por lo que esas palabras me hacen sentir. Solo puedo pensar con el cuerpo, y en particular con los pies, recorriendo realidades y situaciones muy diferentes, que me permiten no solo trazar un panorama, sino sobre todo un horizonte.

El encierro nos cercena eso: la mirada hacia lo que todavía no hay, pero está. La artista Hito Steyerl reflexiona justamente sobre lo que significó para la cultura occidental crear el paradigma del horizonte vertical en su libro Los condenados de la pantalla, y también los esfuerzos de muchos artistas por romperlo, y algo de eso hay en juego en este encierro: descubrir cómo experimentar otras formas de ver, de representar y de producir que no sean las que naturalizamos como únicas y por eso mismo, provocaron este colapso.

Es cierto que no estoy sola en este aislamiento social y que además conecto a través de grupos de wathsapp con no menos de 500 personas, todos los días. Sí: todas esas personas estamos conectadas a través de intereses concretos (el día del anuncio del aislamiento obligatorio formamos una red de mujeres que ya suma más de doscientas integrantes; desde la batalla legislativa por el aborto legal estamos en red cotidiana 156 periodistas profesionales; además formo parte de un grupo con familias sobrevivientes de femicidios; otro con las revistas culturales independientes; una red de psicólogas y hasta uno inesperado, que se armó hace una semana, para promover bailar en casa los sábados a la noche, entre otros). Me llegan así intercambios de información, pedidos, necesidades, informes de situaciones territoriales, y listados con las cosas que funcionan bien, mal o están cerradas y necesitamos reclamar que se abran. No recibo por estas vías reflexiones ni estados de ánimo, y mucho menos pensamientos sobre algo que no sea ya, urgente, necesario. Uno de esos grupos de wathsapp nuclea a mujeres de la Mesoamérica a las que conocí en un congreso de Economía feminista. Una de ellas fue la única que hoy se atrevió a compartir una mirada hacia el horizonte: “A nivel del movimiento de mujeres y feminista no hemos podido articular como colectivo ninguna propuesta. Estamos teniendo muy poca capacidad de propuesta de carácter estructural”.

Y esa es la tarea más urgente.

Trato entonces de reflexionar sobre esos tres temas, no a pesar sino con estas dificultades, que gracias a ese mensaje comprendí que no son personales ni locales, sino resultado de uno de los síntomas más preocupantes de esta crisis: perder la posibilidad de que desde los tejidos sociales periféricos del poder y de quienes tanto hemos aprendido a crear soluciones para enfrentar crisis podamos elaborar colectivamente un horizonte.

  1. La autogestión: No suelo hablar del amor en relación a las fábricas recuperadas, pero sí suelo  hablar mucho, así que puedo haber mencionado esa palabra. Sí hablo del afecto, en el sentido más amplio del término. Está claro hoy cómo nos afectamos unos a otros con lo que producimos, incluso en solitario o, más concretamente, incluso a pesar nuestro. La autogestión tiene siempre muy presente este principio porque puede producir sin dinero, pero no sin comunidad de intereses. Ese afecto es central, la mecha que enciende la producción. No se trata de la solidaridad ni de la igualdad –por usar dos términos que suelen asociarse a este tipo de producciones- sino de sintonizar exactamente, con la precisión que solo puede darte la sensibilidad social, qué necesita la época, qué no soporta más y qué está dispuesta a sostener, a pesar de todo y en medio de todo “lo otro”.

Concretamente, nosotros estamos pasando ese examen ahora, una vez más. Estamos acostumbrados y sabemos que para trascenderlo hay muchas cosas que podemos hacer, pero hay otras que ya no dependerán de lo que hagamos, sino de lo que la época esté dispuesta a hacer con nosotros. Si mirás los números, está claro quién no está dispuesto a sostenernos: desde septiembre pasado el Estado no nos paga lo que nos debe y el nuevo gobierno ha decidido distribuir la pauta oficial solo entre los medios corporativos, así que no tenemos un solo aviso desde diciembre. Sin esos pagos y sin esos ingresos, estamos claramente en desventaja frente a los medios comerciales, que han obtenido en una reunión que realizaron por teleconferencia con el ministro de Industria la promesa de que contarán con descuentos impositivos, subsidios para compra de papel, aportes de 10 mil pesos que pagará el Estado por cada salario y excepción de pago de aportes jubilatorios, además de la pauta, claro. Nosotros, nada. Por la cuarentena, tampoco podemos abrir nuestro local ni dictar nuestros cursos, así que la suma de ingresos por cualquiera de las otras vías diversas que abrimos para sostenernos en momentos así, están cerradas. Siempre, en estos casos, nos ha sostenido la revista papel que editamos todos los meses, pero los kioscos de ventas de revistas están cerrados y el precio del papel, que siempre cotiza en dólares, aumentó en los últimos seis meses un 300%, aumento que no podemos trasladar a quienes están suscriptos, por ejemplo, porque nos han pagado esas ediciones por adelantado y nosotros, más allá de los desquicios del mercado, debemos cumplir con quienes han confiado así en nuestra producción.

¿Entonces?

¿Qué hacer?

Nuevas generaciones: lo que se fue, lo que quedó y lo que no queremos que vuelva tras la pandemia

En estos momentos hay una nueva generación a cargo de la cooperativa, que ha crecido en tiempos menos violentos y tuvo que enfrentar los cuatro años de macrismo sin experiencia previa en represiones brutales, persecuciones a medios opositores, inflación desmesurada, cambios galopantes de precios de insumos y todas esas pestes neoliberales. Es esa generación la que ahora debe superar esta nueva prueba, más difícil por cierto y mucho más imbricada.

Y lo que hicieron fue crear contenidos, muchos, diversos, por todos los canales abiertos y posibles, sin pausa, con entusiasmo y con confianza: si la época los necesita, serán sostenidos.

La respuesta comienza a llegar y con ella, los ingresos. (Suscribánse a la edición online de lavaca.org, ¡por favor!)

Estamos hablando de economías de sobreviviencia, así que está generación ya sabe que nunca será reconocida por las instituciones que otorgan los certificados de prestigio ni  nunca será millonaria, pero sí que hay algo más poderoso que cualquier poder y ese algo es estar vivo.

Hay muchos medios de comunicación muertos, algunos incluso prestigiosos y millonarios. No es ese nuestro juego ni nuestro partido: nosotros estamos jugándonos el horizonte, que es lo que hoy vale una fortuna.

Nuestro recurso, entonces, es el afecto: que nos quieran nos salva.

  • Siempre recuerdo ese único viaje a Venezuela, así como no puedo olvidarme de la única vez que vi a Chávez. Fue en el marco del Foro social de Porto Alegre, en un encuentro privado en el que me colé. Pude ver así el momento en el que saludó a Naomi Klein y escuchar lo que ella le preguntó:

-¿Por qué detrás de la revolución bolivariana veo a un hombre y no a un pueblo?

Chávez no le respondió.

Había que tener una mirada entrenada en el divisar horizontes para poder hacer esa pregunta en aquel momento, y esa Naomi, tan joven, tan modesta, fue la única capaz de comprender antes que nadie que ahí estaba el problema y que de ese problema nadie hablaba.

¿Cúal era ese problema?

Llamésmosle caudillismo.

Recordé ese momento hace poco, cuando Rita Segato habló del caudillismo de Evo Morales como uno de los factores centrales del golpe en Bolivia, y cómo intentaron acallarla, calificándola de inoportuna, golpista y elitista por criticar al… caudillo caído. Deberíamos ser inorpotunas más veces, especialmente en América Latina, aun pagando el alto costo que pagó Rita por hablar de ese tema en ese momento. Nos debemos esa charla, especialmente nosotras, las feministas.

En mi barrio todos los comercios más pequeños –kioscos, cajeras de supermercados chinos, farmacias- están atendidos por personas venezolanas. También en las esquinas se aglutinan con bicicletas y motos, ataviados como repartidores precarizados de las empresas virtuales –Globo, Rapi, etc- para esperar cerca de los supermercados los pedidos y así, estar primero en las preferencias del bot que les da órdenes desde el teléfono. Son los más expuestos, los peores pagos, sin duda los más capacitados desde el punto del mercado laboral formal –por estudios universitarios, por edad, por responsabilidad- y que por la crisis venezolana han emigrado a un país tan inclemente como Argentina. Llegaron en el momento adecuado, cuando el anterior gobierno no pudo, por la resistencia social, modificar la ley laboral y flexibilizar así derechos que en Argentina son fuertes, pero cada vez para más pocos. La migración de venezolanxs funcionó entonces como la flexibilización laboral de facto: le pagan la mitad, los obligan a trabar el doble. Un ejemplo es Vaca Muerta, la mayor reserva de petróleo del mundo, enclavada en la Patagonia: a los ingenieros venezolanos no le reconocen los títulos, así que ganan la mitad, pero saben mucho de algo que acá se desconocía: el fracking. Tenemos entonces a personas que huyeron de su hogar para escapar del derrumbe de una revolución castigando a una tierra a la cual no pertenecen.

Venezuela, entonces, ya no es un país sino un estadío del capitalismo del desastre, capaz de producirlo en cualquier parte porque ha logrado primero destrozar lo primero: las raíces, aquello que te hace sentir parte de algo más grande y más importante.

  • No estás sola es exactamente eso. El título de mi novela lo sugirió un periodista amigo, Gerardo Rozín, porque me escuchó decírselo a una muchacha muy joven que llegó a nuestro local buscando ayuda para escapar de la violencia de su ex pareja. Es una frase que uso desde hace años y que estos días tremendos veo repetir en tantos lados –desde mensajes de wathsapp hasta anuncios oficiales- pero para mí no es simplemente un grupo de palabras, sino una forma de recuperar aquello que este sistema nos mutila: la capacidad de sentirnos parte de este mundo, de todo, todito, desde el cielo hasta las entrañas del petróleo, y comprender así que somos mucho más fuertes, más inmensos y más resistentes, pero también más responsables y dependientes de todo aquello que hagan y todo aquello que dejen de hacer los demás,  todos. Unidos así, desde lo más profundo y más intangible, la soledad es un estado pero también un desafío. Es la manera que tiene nuestro destino de ponernos a prueba para enseñarnos así que somos humanos.

Ahora, esto que llamamos pandemia nos recuerda que no podemos seguir comportándonos como si no fuéramos cuerpos capaces de ser afectados por otros cuerpos.

Ahora, cuando el aislamiento social nos niega la posibilidad de admirar el horizonte, tenemos que aferrarnos a esa memoria ancestral, primitiva, de especie, porque solo así podremos comprender, quizá, supongo, deseo, por qué parar este mundo horrible es necesario, sanador y por qué no, también, una segunda oportunidad que nos da la época para intentar que este planeta nos quiera.

Te abrazo,

Claudia

Estocolmo, Suecia,15 de abril de 2020

Querida Claudia:

Pasaron varios días desde la última carta, y muchas cosas en el mundo, pero acá en Suecia, y en mi vida, no. O mejor dicho, pasaron cosas importantes, pero que no tienen que ver con el coronavirus. El jueves, el primer día de la Semana Santa con mi hijo Ernesto fuimos a un entierro. La verdad es que yo lo acompañe porque era su amigo, un chico muy encantador, de ocho años, que después de sufrir mucho tiempo un cáncer ya no pudo más. 

Fue en el cementerio Skogskyrkogården, no muy lejos de la casa donde vivía cuando me visitaste en Suecia cuatro años atrás. Es un cementerio muy bello, como en un bosque, es el único sito patrimonio mundial en Estocolmo. Los entierros son la ceremonia más importante de todas las ceremonias, porque realmente es por ti mismo: lo que realmente es central es tu adiós a la persona.

Un par de años  atrás se murió una mujer, militante comunista de Gotemburgo. Su marido había participado de la Brigada Internacional durante la guerra civil en España. Ella desde su casa organizó las ayudas a las brigadas internacionales. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en la escuela del “partido” en Moscú, luego trabajó como espía contra los nazis. En sus últimos años, en el asilo de ancianos se convirtió en rapera: siempre le pedían que cante y ella eligió el rap porque quería variar un poco. Así vivió y lucho hasta morir, cuando tenía noventa y pico. Se llamaba Greta y fui a su entierro porque la quería despedir como se merecía. Sabía que esa ceremonia me iba compensar su pérdida. Este entierro fue otra cosa.  Nunca en mi vida me podría haber imaginado el entierro de un niño No es natural, es contra el orden natural, correcto. Ver esa mamá mirar el ataúd de su único hijo. Yo, sentada al lado de mi hijo que lloraba. Y hacerlo además, en tiempos de coronavirus, con restricción de cuanta gente podía participar (no más de 50 personas) estar sentados lejos de uno al otro y no poder ni abrazar a la madre.

Esa experiencia me hizo pensar que así muere mucha gente ahora, solas, totalmente solas, después de haber estado aislada en terapia intensiva durante semanas. ¿Qué hacer frente a semejante el dolor con esta soledad impuesta, con esta distancia social obligatoria, en momentos en los cuales lo que más necesitamos es cercanía?

¿Cómo está Argentina? ¿Cuánta gente está enferma, cuánta murió? ¿Cómo es la atención en los hospitales? ¿Como están siendo tratados las enfermeras y doctores? 

En estos días vi un video muy lindo de la Afa, y pensé que cada país enfrenta el coronavirus de una manera que es  típica de cada lugar. Eso de utilizar el fútbol como metáfora para la vida es muy argentino. Así como es muy sueco ser lagom, esa palabra que solamente existe en sueco y que google translate me dice que significa “moderada”, pero es más: es la manera de pensar y vivir sueca. 

Y así entramos en Semana Santa, siendo diferentes. 90% disminuyeron los viajes de pascua, eso significa que mucha gente siguió la recomendación de la Agencia de Salud Pública de quedarse en casa. También significa que 10% igual se fue a sus casas de verano en Gotland o en la costa, a fuera de Gotemburgo o en la tierra de Wallander, Ystad, y al norte para esquiar.  Y estos días, Para nosotros estos días en casa con toda la familia fueron distintos: la primera vez que desde el 9 de marzo –que se declaró la pandemia- que tuvimos un sentimiento de normalidad. No sabemos nada del futuro, ni podemos planear el verano, que para un país con tan poco sol y calor es muy importante. Pero comimos, salimos a jugar, miramos películas y la vida igual se sintió bien. 

Cuando Arundathi Roy en su magnífico texto sobre coronavirus pregunta si la pandemia puede ser un portal hacia lo nuevo, hacia ese  mundo diferente que tanto queremos y necesitamos, la respuesta me da miedo. Porque lo que era antes, lo que ahora los líderes y economistas llaman “la normalidad” era un sistema insostenible, y estas semanas no nos han dado suficientemente la oportunidad de cuestionar lo “normal”. Europa se está preparando para “abrir” el portal hacia “la normalidad”, salvo Francia que va seguir con la cuarentena un mes más. ¿Y después?

 Tenemos que hablar sobre después, en otra carta.

Me escribes sobre la capacidad de sentirnos parte de este mundo, de una segunda oportunidad. En el último libro de Naomi Klein, On Fire, cuando agradece a su hijo escribe :  “failure is not an option”.

Fallar no es una opción.

¿Cómo podemos crear el después, sin errar?

¿Podríamos hacer una lista de cosas que no queremos que existan en lo después? Cosas grandes, cosas chicas: todas las que se nos ocurran.

Y por favor cuéntame más sobre eso de bailar los sábados en la noche.

Te quiero mucho,

América

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Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases

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Detenciones ilegales y acusaciones falsas. Patadas, palazos y balas de goma. Mujeres esposadas 15 horas en camionetas y pasillos, humilladas al ser desnudadas en celdas abiertas. Carceleros que tiran gas pimienta a los varones estando presos. Estas son algunas de las denuncias que exdetenidxs en la Ley Bases comunicaron en conferencia de prensa en el Serpaj, donde pidieron por la liberación de las cuatro personas detenidas, el rechazo a las apelaciones del fiscal federal Carlos Stornelli y el pedido de cierre de todas las causas. Además convocaron para este viernes una concentración con un festival en Plaza de Mayo, a un mes de la cacería, de 15 a 19.30 horas. Cómo viven hoy quienes estuvieron presos y qué dicen los abogados: “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad”. Y la voz de Emilia, pareja de Daniela, detenida: “Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

Por Lucas Pedulla

Gabriel Famulari tiene 41 años y está sin documentos. Saca de su bolsillo el papel que le dieron en los tribunales federales de Comodoro Py para su reemplazo: una hoja A4 doblada en cuatro partes que dice “Acta de excarcelación”. Hace casi un mes fue detenido en la cacería que el Gobierno desplegó con cinco fuerzas de seguridad distintas durante las protestas de la Ley Bases, y fue liberado por falta de mérito -es decir, por falta de pruebas- cinco días después por decisión de la jueza María Servini. Sin embargo, es una de las siete personas a quien el fiscal federal Carlos Stornelli apeló la excarcelación. No se enteró por su abogado -un letrado de la Defensoría oficial- sino por un mensaje de WhatsApp. 

“Stornelli apeló mi libertad”, dice Gabriel a lavaca una vez concluida la conferencia que la Coordinadora Por La Libertad de lxs Presxs de la Ley Bases convocó en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), para exigir la liberación de las cuatro personas que siguen detenidas: Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Cristian Valiente y Roberto de la Cruz Gómez. Piensa Gabriel sobre esa apelación, que pesa sobre otras seis personas exdetenidas: “Somos nosotros como podría ser cualquiera, pero puntualmente somos gente que no está enrolada en organizaciones. Así hay más saña y por ahí piensan que, quizá, no tengas gente que salga a defenderte”.

Cuenta que, cuando lo llevaron al penal, en uno de los “interrogatorios ilegales” le preguntaron si estaba en alguna “orga”, de dónde era, en qué partido militaba. “Me rodearon un montón. Ese maltrato fue sistemático, porque te preguntaban siempre que podían. Y les dije: ‘Sabés que soy un perejil, porque si militara en algún lado ahora habría 500 personas afuera’”. Gabriel no milita en ninguna organización o partido, y el 12 de junio había ido tarde porque sabía que la ley se votaría de madrugada. “No estuve ni cuando tiraron los piedrazos. Sólo filmé una persona que estaban deteniendo en situación de calle. De hecho me subo a la vereda, tal como ordenaron los policías que estaban por la zona, y cuando me doy vuelta, sobre Callao, a media cuadra del Molino, escucho que dicen ‘ahora, ahora’, y me agarran por la espalda”. 

Desde entonces no recuperó su DNI. En el penal le dijeron que estaba en la comisaría 28 y en la comisaría 28 le dijeron que estaba en el penal. “En la 28 protesté y, a los 10 minutos, vino alguien que me dio mi tarjeta de débito y mi SUBE, que estaba todo junto en la billetera junto con el documento. Ya no sé qué pensar”, dice, y es tan sólo una de las historias cuyas vidas cambiaron para siempre hace un mes, tras 33 detenciones al voleo.

Cuatro de ellas todavía siguen detenidas. 

Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases
El flyer de convocatoria para el festival del viernes.

La barbaridad jurídica

La última persona liberada fue Facundo Gómez, el vendedor de cafés de Plaza Serrano (Palermo), a quien detuvieron mientras estaba hablando con su mamá. La noticia se conoció el jueves pasado, minutos antes de que comenzara la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que fue masiva. Al mismo tiempo las partes se notificaron de los rechazos de las otras cuatro excarcelaciones. La decisión la tomó la Cámara de Apelaciones con los votos en contra de Martín Irurzun y Eduardo Farah. “Los votos tienen nulo fundamento técnico-jurídico”, dice a lavaca Daniel Vázquez, abogado de Daniela. “El fallo dice, en líneas generales, que tanto ella como los que quedan presos podrían entorpecer la investigación estando libres. Planteamos que es una barbaridad. Los detenidos están en un penal, la totalidad de la prueba instrumental y documental son de cámaras del Gobierno de la Ciudad y medios masivos. No hay ningún elemento de prueba que pueda ser entorpecido por los detenidos”. El único juez que votó a favor fue Roberto José Boico.

Las partes tienen 10 días para apelar ante la Cámara de Casación Federal. “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad -sostiene Vázquez-. Es la expresión de un gobierno ultraderechista con prácticas violatorias de la Constitución y los tratados internacionales. Lo estamos afrontando en las calles y, jurídicamente, en los tribunales”. El abogado también defiende a Sofía Ottogali, la primera de las liberadas, otra de las apeladas por Stornelli. “La fiscalía no fundamentó absolutamente nada. No hubo ningún planteo nuevo, ni siquiera un adorno”. Todos los abogados ya presentaron los memoriales por sus represantados y representadas, que fueron elevados a la Cámara. “Podría y tendría que resolver hoy, pero tiene la potestad de tomarse cinco días”, dice Claudia Leaños, abogada de Sasha Lyardet, la joven estudiante de la UNSAM, otra de las apeladas. 

Estos atropellos fueron presentados por familiares y exdetenidxs en el Serpaj, acompañados por organismos, legisladores y diputados de la izquierda y del peronismo. Otra de las que habló fue Emilia, pareja de Daniela y compañera en el MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez): “Tuvimos la posibilidad de verla, y a pesar del contexto de mierda, la compañera está fuerte, entera, pero lo que principalmente la sostiene es que está organizada. Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

A Daniela la acusan de quemar bicicletas del gobierno de la Ciudad, aunque Emilia explicó a lavaca que esta acusación es falsa y dio su versión de los hechos. David Sica está en situación de calle, y lo acusan de pegarle a una policía, cargos que él negó. Roberto de la Cruz Gómez es empleado de una panadería, lo acusan de tirar piedras, delito que también negó. El último es Cristian Valiente, trabajador de una verdulería, a quien denunciaron por tener una granada de mano, pero en realidad era un aerosol químico de los que usan las fuerzas para gasear manifestantes. Su hermano Jonathan dijo a lavaca: “Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

Las familias convocaron a una concentración con festival este viernes 12 de julio, a cumplirse un mes de las detenciones, en Plaza de Mayo. La cita es a las 15 horas y se extenderá hasta las 19.30. Habrá música en vivo con Sudor Marika, Paula Maffia, El príncipe idiota, La piba berreta, Saga.hfk, Flopa Lestani, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió.

Compartimos el comunicado redactado por exdetenidxs y familiares, leído este miércoles en el Serpaj. 

Somos un grupo de liberadxs de los 33 detenidxs el 12 de junio en la movilización en contra de la votación de la Ley Bases.

Nos detuvieron ilegalmente, mediante acusaciones falsas y violencia brutal de la policía, con patadas, palazos y balas de goma en algunos casos. Nos llevaron a distintas comisarías y alcaldías sin decir en ningún momento cuál era la causa de detención, sin poder hablar con un abogado/a, sin poder usar los celulares, sin ver a ningún familiar, mucho menos a un médico. Desoyendo pedidos de Habeas Corpus, vulnerando nuestros derechos más básicos.

Las mujeres estuvieron/estuvimos 15 horas en una camioneta y pasaron/pasamos la noche ahí esposadas, para luego pasar el segundo día en el pasillo de una comisaría sin agua y donde la policía no les/nos dio ni un plato de comida. Cuando la causa pasó a fuero federal, las/nos trasladaron a la Unidad 29 en el edificio de Comodoro Py, las/nos desnudaron una por una en una celda a puertas abiertas donde había tránsito de gente, en lo que fue una situación de humillación más para ellas/nosotras. Las que no fueron/fuimos excarceladas el viernes 14, terminamos en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza.

Los varones fuimos/fueron a tres cárceles de máxima seguridad: Devoto, Ezeiza y Marcos Paz. Algunos fueron puestos contra una pared y les tiraron gas pimienta en la cara. Convivimos con ratas, cables de electricidad sueltos en habitaciones inundadas habiendo riesgo de quedar electrocutados.

Cabe destacar que en todo momento, tanto en las comisarias como en los penales, se nos preguntaba insistentemente si formábamos parte de alguna agrupación política, que habíamos hecho o si tirábamos piedras, lo que constituye interrogatorios extrajudiciales que las fuerzas de seguridad tienen prohibido por ley hacer.

Queremos remarcar la situación de ilegalidad de todas las detenciones y el contexto de violencia institucional por el que pasamos porque creemos que tiene que ver directamente con una estrategia política de este gobierno, que no somos lxs primerxs ni vamos a ser lxs últimos, pero nos preocupa ver como la criminalizacion de la protesta está en escalada. Y al mismo tiempo que aumenta la represión, nos entristece ver como vacían los espacios de memoria y de DDHH tan necesarios para nuestra historia y el fortalecimiento de la democracia.

2)

Desde que nos detuvieron sufrimos incontables delitos llevados a cabo por las fuerzas policiales y el personal del Servicio Penitenciario Federal pero ello no es nada comparado con el sentimiento indefensión que genera las irregularidades procesales de la causa por que:

No son peores las lesiones y amenazas, que los procesamientos que aún sufren David Sica, Cristian Valiente, Daniela Arredondo y Roberto De la Cruz Gomez, que siguen detenides después de casi un mes, y Facundo Gómez, excarcelado el pasado jueves.

No es peor ver las actas de detención ser llenadas horas después de las mismas y firmadas por el propio personal policial en lugar de ser firmadas por testigos, que las apelaciones de Fiscalía de las faltas de mérito de 7 personas de las que no hay ni una sola prueba.

No son peores los apremios ilegales, que la confirmación por parte de la sala del rechazo de las excarcelaciones de nuestros 4 compañeres. Todo este despliegue ilegal y antijurídico tiene un solo fin: amedrentarnos, hacernos creer que pueden hacer con nosotrxs lo que quieren.

Hoy en día toda esta estigmatización por parte del poder, desde que nos llamen terroristas que queríamos hacer un golpe de Estado hasta la privación de la libertad que aún continua en 4 casos, nos ha dejado secuelas. Muchxs de nosotrxs sufrimos persecución policial, política, laboral y mediática. Nos han amenazado y hostigado por redes sociales. Nos ha parado la policía para verdugearnos y hacernos requisa solo por mostrar el dni. Muchxs estamos con estrés post traumático que nos impide hacer nuestra vida normal, por lo que les pedimos que nos sigan acompañando hasta que se cierre este armado judicial.

Creemos que somos un ejemplo para mostrarle al pueblo que seas quien seas, hagas lo que hagas, si vas a protestar contra las políticas de hambre de este gobierno, sos un terrorista que puede terminar en un penal de máxima seguridad sin siquiera estar procesado. Tenemos claro que no fue contra nosotres, sino contra todes los que quieren seguir viviendo en libertad y democracia.

3)

Por último, queremos agradecer la solidaridad de las redes humanas tejidas por distintas personas y organizaciones de todo el arco político, que se nuclearon en la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases. Aprovechamos para que se amplíe la convocatoria y se sumen más organizaciones porque entendemos, ahora más que nunca, que la unión hace la fuerza.

Vamos a seguir con solidaridad, amor, lucha y trabajo, mucho trabajo, teniendo el objetivo principal de la Liberación de Cristián, David, Roberto y Daniela y el sobreseimiento de lxs 33 imputadxs.

Como dijo nuestro compañero Facundo: nuestras convicciones están intactas y seguimos defendiendo el derecho a la protesta y luchando por nuestro lugar en las calles.

Para ello, queremos invitarlos el próximo viernes 12 de julio, a un mes de las detenciones, a concentrarnos en Plaza de Mayo a partir de las 15 y compartir el Festival Solidario #Faltan 4, organizado por la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases.

¡Libertad a todos lxs presxs politicxs!

¡Cierre de todas las causas !

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Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia

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420 trabajadoras y trabajadores (de 700 al inicio del conflicto; alrededor de 300 tomaron retiros voluntarios) volverán a trabajar en una agencia dividida: el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., específicamente para el tema de la pauta oficial; y creó RTA Noticias bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina. “Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”, dice a lavaca una de las delegadas del sindicato SiPreBA, que repasa la situación. El desgaste, las presiones, las y los compañeros que no están; la histórica agencia, que tampoco. Lo que se logró con la lucha: reconocimiento de antigüedad, del estatuto del periodista profesional, de los convenios colectivos y de la representación sindical. Y volver a trabajar. Lo que falta, y lo que empieza a partir de hoy.

Por Francisco Pandolfi

“Si se calla el periodismo, también se calla la vida”.

Esa inscripción pintada en un corazón de madera estuvo colgada durante cuatro meses en una de las carpas montadas en la puerta de la Agencia de Noticias Télam. Un medio público fundado el 14 de abril de 1945, que en sus 79 años intentó ser cerrado, privatizado y vaciado por gobiernos variopintos: peronistas, radicales, macristas y militares. Una agencia que se encargaba de dos actividades: por un lado la pata publicitaria, que distribuía la pauta oficial; por el otro la pata informativa, a través de una agencia de noticias federal con un alcance de punta a punta del país.

En la apertura de sesiones legislativas, el viernes 1º de marzo pasado, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional la promesa de “cerrar la agencia Télam”. Y cumplió, en un pestañear: el lunes 4, las dos sedes porteñas amanecieron valladas. Los trabajadores desde entonces no pudieron entrar a sus edificios y fueron “dispensados” de cumplir tareas.

Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia
La postal del conflicto: la sede de Bolívar, vallada por la Policía. Al lado, los trabajadores montaron uno de los acampes. Foto: somostelam

Un paso importantísimo

La resistencia estuvo a la altura de los acontecimientos: ese mismo día, las y los trabajadores junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), instalaron dos carpas en las puertas de los edificios de las calles Bolívar 531 y avenida Belgrano 347. La lucha colectiva se mantuvo, indeclinable. E instó a que cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno decretara la reconversión de Télam en APE S.A.U. (la Agencia de Publicidad Estatal Sociedad Anónima Unipersonal), que se encargará del eje publicitario. Las funciones periodísticas continuarán dentro de Radio y Televisión Argentina (RTA), en una agencia de noticias pública. Anteayer se sacaron las vallas y se levantó el acampe. El corazón de madera fue descolgado, cuidadosamente. 

Hoy, 130 días después, los trabajadores de Télam vuelven a trabajar.

Un empleado de la agencia desde hace más de 15 años cuenta que el lunes, ni bien quitaron el vallado, entró al baño del edificio de Bolívar y se le “explotaron los ojos de tanto llorar”. Dice que prefiere no dar su nombre hasta firmar el nuevo contrato. 

Andrea Delfino es una de las delegadas de Télam e integrante del SiPreBA. Le cuenta a lavaca que hace 34 años trabaja en la agencia, que es periodista en la sección economía. Ella fue una de las que anteayer ya firmó el nuevo contrato que la une a RTA Noticias. Detalla la situación: “Con la vigencia del DNU 70/2023, el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., que va a funcionar en el edificio de la calle Bolívar específicamente para el tema de la pauta oficial. Allí irán un centenar de compañeros, que ya trabajan en ese rubro. Cambia el nombre de la empresa, pero las condiciones laborales no se modifican”. 

Sobre el eje informativo, explica: “Todos los demás, o sea periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos, infografistas, empleados de administración, recursos humanos, comercialización, pasamos a formar parte de RTA Noticias, una nueva unidad de negocio que funcionará bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina, igual que Radio Nacional y la Televisión Pública. Nosotros trabajaremos en el edificio de Belgrano”. Al margen de los datos, abre el corazón: “Estamos dando un paso muy importante al volver a trabajar. Muy importante –remarca Andrea, con la u del “muy” extendiéndose en el aire por un par de segundos–. Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”. 

Radiografía de un vaciamiento

Como la relación de dependencia es con una nueva empresa, el lunes pasado se inició la firma de contratos, que continuará hoy y los próximos días. “Las condiciones son las mismas que teníamos hasta el 3 de marzo: se nos reconoce la antigüedad, el estatuto del periodista profesional, los convenios colectivos y la representación sindical de la Comisión Interna del SiPreBA para quienes somos delegados”.

Sin embargo, cambiaron muchos otros aspectos. Dice Andrea: “Dieron de baja el portal, la cablera y nos achicaron un montón en lo periodístico. En total éramos más de 700 trabajadores y quedamos 420 entre las dos empresas. O sea, hay 300 personas menos. Por lo tanto, habrá que hacer todo un reordenamiento de secciones, porque hay algunas que quedaron desmanteladas”.

Sergio Arboleya hace 30 años que trabaja en Télam, donde empezó como colaborador. Hace 15 que es editor de la sección Espectáculos. “Vengo usando la idea del milagro, porque en este contexto de ajuste salvaje, de recorte, de persecución en todo lo estatal, es una alegría haber sostenido el trabajo y en breve ya arrancaremos a producir noticias para la cablera de RTA. El aspecto milagroso se dio a partir de la resistencia, con tantos días de acampe, con una organización que realmente funcionó muy bien, con un manejo del SiPreBA que ha sido eficaz para lograr lo que parecía imposible: conservar los puestos de trabajo de aquellos que finalmente decidimos quedarnos”.

Respira profundo: “Esto resulta muy impresionante, pero no disimula la pérdida de un montón de colegas de enorme valor que se fueron un poco asustados por la política expulsiva de los retiros y que dejan un hueco enorme en la estructura periodística. Y también entender que la marca Télam, con esa simbología, con esa carga, ya no existe más. Hablábamos el otro día con un compañero sobre si podremos recuperar un poco el sentido de la agencia, en este nuevo lugar. Aún con las críticas que podía tener a sus gestiones y a nuestra propia falencia para plantarnos como colectivo de trabajadores a hacer realmente la agencia federal, plural, sabíamos que Télam funcionaba en una dimensión, con sus abonados en todo el país, con su red de corresponsalías que ahora han quedado prácticamente todas afuera”.

La gente que se fue lo hizo mediante retiros voluntarios que, semana tras semana, el gobierno nacional renovaba por decisión del ahora ex interventor de los medios públicos Diego Chaher (la semana pasada tomó su lugar el ingeniero aeronáutico y espacial Eduardo González). La delegada Delfino retoma: “Este conflicto tuvo mucho de psicológico, porque no hay nada peor que tener a la gente sin tareas; fue destructivo. Nos jugaron en contra muchas presiones, tanto externas como internas. En cuanto a las externas, la empresa extendió cada semana el programa de retiro voluntario, a la par que algunos medios publicaban notas que buscaban generar miedo: si no agarrabas el retiro, parecía que se venía el apocalipsis”.

Trabajar para volver a trabajar

Las presiones también las hubo internas y “bien intencionadas”. Describe un aspecto neurálgico de la resistencia: “Los fines de semana eran momentos clave y por eso los lunes o martes hacíamos las asambleas. En el fin de semana es común encontrarse con los seres queridos, que con la mejor intención te decían ‘pero te parece seguir yendo’; ‘hace frío y llueve’; ‘¿por qué estás haciendo una cobertura si en realidad estás dispensado de trabajar?’. Esa presión bien intencionada fue la más difícil de vencer y superar. Con el paso del tiempo, notamos que si nos hubiésemos quedado dispensados y tranquilos en nuestras casas viendo Netflix, esta resolución no hubiese pasado. Me parece importante resaltarlo, porque en una época en que se habla tanto del individualismo y que te hacen creer que solo te salvás por tu mérito, el resultado de esta lucha colectiva muestra lo contrario”.

Desde el 4 de marzo hasta la reconversión de Télam, cada semana se renovaba la dispensa a cada uno de las y los trabajadores. “El presidente que dice que en el Estado somos todos ñoquis, nos está haciendo ñoquis, porque nos está pagando sin trabajar”, solían repetir desde los acampes, como una manera de desarticular el relato oficial. Con la agencia fuera de funcionamiento, decidieron lanzar el sitio web somostelam.com.ar e informar desde ahí. Al frente del portal estuvo Andrea Delfino: “Decidimos arrancarlo con el fin de que la sociedad sepa que nosotros estábamos trabajando para volver a trabajar. Nos enfocamos mucho en cubrir los despidos en el sector público y en el privado. Era difícil mantener esperanza, pese a que en Télam finalmente no hubo despidos. Hubo días muy difíciles y las asambleas parecían terapias de grupo. Las reuniones nos contuvieron y nos organizaron; las conducciones de SiPreBA y de FATPren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) siempre estuvieron poniendo el cuerpo, al igual que delegados de otros medios de comunicación. Cuando hablo de los lazos de la base, me refiero a los lazos sociales que se fortalecen en estas instancias, al contrario de lo que esperan quienes generan estas acciones para desorganizar a los trabajadores”.

¿Qué no pudo lograr el gobierno?

Andrea: Callarnos, cerrarnos. Nos silenciaron durante cuatro meses y hoy estamos volviendo a laburar. Si logramos un resultado positivo dentro de este contexto es porque fuimos muy tozudos. Y porque tuvimos bien claro lo que queríamos, que se resume en algo hermoso que dijo un compañero en una asamblea: “Yo no quiero ser el último que apague la luz; quiero ser el primero que prenda la computadora cuando volvamos”. Ese es el espíritu del colectivo Télam.

Hoy, algunas luces se volvieron a encender.

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Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

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“Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”, dice el hermano de Cristian Valiente. Familias de personas que continúan presas realizaron ayer un encuentro para organizarse y desarmar las mentiras con las que se sostienen sus acusaciones. El caso de Cristian y el de de Facundo Gómez, que hablaba con su mamá cuando lo detuvieron: la justicia no tiene filmado sus supuestos “disturbios”, pero lo encarceló igual. Las causas armadas sobre los más vulnerables, mientras nunca se detuvo a quienes causaron los destrozos, por ejemplo, del auto de Cadena 3. Además, el fiscal Stornelli insiste con meter presas a siete personas que ya fueron liberadas por la jueza Servini por falta de pruebas. El terror que continúa, los ataques de pánico, las condiciones de detención: se puede colaborar económicamente con las personas detenidas (el alias: LIBRESYA) y existen 5 puntos de acopio de mercadería detallados en esta nota. Qué necesitan: abrigo, frazadas, comida. Las familias llaman al 10 de julio a una nueva conferencia y al 12 a una concentración en Plaza de Mayo.

Por Lucas Pedulla

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

Jonathan dice que está un poco nervioso porque nunca habló en público, y ahora hay un aula llena de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, dispuesto a escucharlo. Tiene 34 años y es el hermano de Cristian Valiente, una de las cinco personas -junto a Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Facundo Gómez y Roberto María De la Cruz Gómez– que sigue detenida en Ezeiza tras la cacería del Gobierno durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, hace ya tres semanas.

Todavía no pudo ver a su hermano porque no tenía su documento; espera hacerlo el próximo fin de semana.

Vino con su compañera, su hija y un perrito desde Moreno, oeste profundo del conurbano, a pedir por favor que lo liberen: “No tiene justificación. La gran mayoría están detenidos solamente por protestar. Y mi hermano, mientras estuvo detenido, le hicieron un desalojo en la casa: cuando salga ahora no tiene dónde estar”.

El lugar de donde desalojaron a Cristian era una pieza de un hotel céntrico. Allí había trabajado tres años como portero: “Uno con todos los derechos y dos, en negro”, cuenta el hermano. Denunció la situación y fue a juicio, que determinó que debía vivir allí hasta que le pagaran lo que debían. Casualmente, un derecho que la Ley Bases barrió en su capítulo de reforma laboral.

A Cristian -41 años, dos hijos- lo acusan por provocar “disturbios”, “arrojando piedras y otros objetos contundentes” contra la policía, pero sobre todo por haberle “secuestrado entre sus pertenencias” una granada de mano. En su indagatoria, él aclaró que no se trataba de una granada sino de un aerosol químico de los que usan las fuerzas de seguridad para gasear en las manifestaciones; y que lo encontró en las propias inmediaciones del Congreso, y se lo guardó para mostrarlo a un canal de televisión porque había vencido en 2022. “Decían que lo vendía en el mercado negro -dice Jonathan a lavaca, y no lo puede creer-. Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808269566549622911

Este encuentro, motorizado por la Comisión de Solidaridad de la coordinadora por la liberación de lxs detenidxs y el cierre de todas las causas, fue el ámbito para que Jonathan pueda, por primera vez, dimensionar esa locura.

También pudo hacerlo Elena, la mamá de Facundo Gómez, 31 años, cuyo trabajo era ir con su carrito por Plaza Serrano, en Palermo, vendiendo cafés: “Lo detuvieron mientras hablaba por teléfono conmigo -dice mientras muestra un cartel con el rostro de su hijo, sonriente-. La causa debería caerse porque lo ponen arriba de una valla, diciendo que arengaba y tiraba piedras, pero la comunicación con mi hijo se detiene en el momento en que lo están deteniendo. Intenté llamarlo, hasta que me atendió una persona que supongo que era un policía, y me dice que le estaban haciendo averiguación de antecedentes. Le pregunto por qué, y me dice porque estaba en un lugar que no debía estar. Mi hijo grita bien fuerte: ‘¡Yo no estaba ahí!’”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808262187380588878

Elena remarca que no hay registro fotográfico ni fílmico de Facundo, y su otra hija, Micaela, dice a lavaca que al fotógrafo que registraba su detención le rompieron la cámara: “Lo presentamos como testigo. Dijo que le pidió a Facundo que gritara su nombre, y cuando iba a hablar le pegaron una piña en el estómago”.

Elena dice que su hijo no aparece en los videos: “Ellos (la justicia) dicen que han mirado 100 horas, pero Facundo no aparece”. Y agradece la convocatoria: “Es una causa totalmente ilegal y armada para amedrentar y que no salgamos a protestar para que aceptemos todo lo que ellos quieren. Quiero la libertad de los cinco”.

El aula, llena, la abraza con un aplauso.

Crueldad sin paz

Una mesa afuera del aula junta donaciones (galletitas, paquetes de yerba, azúcar, latas de arvejas, jugos en polvo, lavandina, shampoo, toallitas) mientras otras personas de la coordinadora pasan con una caja de cartón para juntar dinero. Adentro, sobre la pared, una gigantografía de Rodolfo Walsh recuerda su Carta abierta de un escritor a la junta militar.

En bancos de madera, mientras tanto, se van sentando, entre otras personas, exdetenidos como Gonzalo Duro, Fernando Leone, Sofía Ottogali y Santiago Adano -liberadxs en las primeras 17 excarcelaciones, el viernes 14 de junio-, o Juan Spinetto y Camila Juárez Oliva, liberadxs en una segunda tanda de 11 faltas de mérito dictadas por la jueza María Servini, el martes 18.

Es que, además de las causas abiertas y la solidaridad por las cinco personas que aún siguen presas, la alerta continúa, porque el fiscal federal Carlos Stornelli apeló y pidió nuevamente la prisión preventiva sobre siete personas: Ottogali, Spinetto, Juárez Oliva, Sasha Lyardet, Nicolás Mayorga, Gabriel Famulari y Brian Ortiz.

“Nos siguen criminalizando cuando la jueza ya dictó la falta de mérito”, dice Camila a lavaca. La falta de mérito se dicta cuando se considera que no hay elementos suficientes para acreditar el hecho que se imputa. La propia Servini habló de la “orfandad probatoria” en las acusaciones de Stornelli. Camila, junto a Sasha y Nicolás, es una de lxs tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detenidxs: “Es una crueldad, porque todos los días me acuesto y miro la ventana porque no sé si un policía va a venir a decirme ‘agarrá tus cosas’, y ya en mi cabeza pienso que no tengo que agarrar ropa oscura para entrar al penal. Así está funcionando mi cabeza. Hasta que la Cámara no se expida, no estoy en paz”.

La sala II de la Cámara de Apelaciones, conformada por Roberto Boico, Eduardo Farah y Martín Irurzun, tiene ahora la palabra.

El docente Spinetto, otro de los “apelados” por Stornelli, dice lavaca: “Es ridículo, porque no aporta nada nuevo para apelar e insiste sobre algo que jurídicamente está zanjado. Básicamente lo que está haciendo Stornelli es continuar con la maquinaria de armado de causa. No tiene ningún sostén jurídico”.

Donaciones, acopio y concentración

La Comisión de Solidaridad abre el encuentro. Sus integrantes recuerdan que hay un alias (LIBRESYA) para contribuir a un fondo solidario común con montos de $500, $1000 o $2000. También subrayan que lxs detenidxs necesitan ropa de abrigo clara (no gris, sin capucha), frazadas de una plaza, y elementos de almacén. Los puntos de acopio:

  • ATE / INCAA: Lima 319, 1er piso, oficina 101.
  • SUTEBA Tigre: Santa Fe 11028, General Pacheco.
  • Mutual Sentimiento: Av. Lacroze 4181.
  • ATE Sur – Lomas de Zamora: Boedo 120.
  • ATE Alte Brown – Pte Perón: Somellera 481.

Luego habla Gonzalo Duro, trabajador judicial, uno de los exdetenidos: “En ese pabellón éramos 15 personas desconocidas y ahora somos amigas. Es una realidad y habla de la transversalidad del problema”. A continuación, Camila recuerda a Daniela Calarco Arredondo: “Le estamos tratando de juntar plata porque tiene que pagar el alquiler. También para pagarles el transporte a sus padres, que viven en Mar del Plata”. Grisel, hermana de Sasha, suma la preocupación por las apelaciones de Stornelli, y pide asistencia psicológica porque muchxs continúan con ataques de pánico. Valora la importancia de estos encuentros y pide, también, monitorear las trabas que les están poniendo los penales a las visitas familiares, para que el Sistema Penitenciario no siga “vulnerando derechos”.

Luego, y por un largo rato, pasan voces de diversos partidos y agrupaciones que hacen caracterizaciones del Gobierno. Algunos traen reclamos urgentes, como los trabajadores despedidos del Hospital Posadas o de la fábrica de neumáticos FATE, pero otros gritan pedidos de paro a la CGT. El músico Santiago Adano, otro de los exdetenidos, agradece con sensibilidad la solidaridad y el acompañamiento, pero sugiere avanzar en lo operativo del encuentro. Algunos no parecen escucharlo, y siguen. Otros sí, y piden acompañar, por ejemplo, la ronda de las Madres de este jueves en Plaza de Mayo para continuar la visibilidad por los detenidos. La propuesta es aceptada.

Las familias y exdetenidos, a su vez, proponen una nueva conferencia de prensa en el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) para informar sobre la situación de las detenciones y las causas. En asamblea votan realizarla el miércoles 10. También votan, para el viernes 12, a un mes de la protesta, realizar una nueva concentración en Plaza de Mayo, con posibilidad de festival, buscando la convocatoria del amplio abanico político que movilizó la última vez, el día de las últimas excarcelaciones. Silvia, la mamá de Camila, recuerda que la urgencia de esos días fue lo que juntó a sindicatos, organismos, referentes de la izquierda y del peronismo: “Vengo a reforzar la idea de unidad, como lo hice desde el día uno”.

Cerca de las diez de la noche, la asamblea concluye.

Los ejes que se refuerzan:

  • Libertad a las cinco personas que siguen detenidas.
  • Pedir el rechazo de la Cámara a las siete apelaciones de Stornelli.
  • Cierre de todas las causas.

Leé la nota de tapa de la nueva MU: Qué es la libertad.
Sasha y su hermana, dos caras de lo que se vivió adentro y afuera tras la cacería policial el día de la votación de la Ley Bases. Sus reflexiones sobre la estigmatización, la persecución, y la vida en ¿libertad? Las redes y la calle. El ego y lo colectivo. Hablan Ramona y Santiago, también detenidos sin pruebas, con torturas. La organización entre familias. Y el reclamo por los que todavía están adentro.

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LA NUEVA MU. No podrán

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