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La industria del cafishio no tuvo su ley

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En un señorial salón de la Legislatura porteña, colmado de mujeres y travestis en estado de prostitución, se debatieron y desestimaron los proyectos de ley que buscaban imponer libreta sanitaria y zona roja con registro de prostitutas. Se desestimaron por inútiles desde el punto de vista de la salud y la profilaxis, y porque «convalidaría dos perversiones: la idea de la prostitución como trabajo, y una gigantesca industria de la explotación», según explicó didáctica a las y los legisladores la activista trans Lohana Berkins.

El salón de la Legislatura no estaba lleno, pero había suficiente cantidad de personas como para que fuera dificultoso caminar por allí. La travesti Lohana Berkins buscó al asesor del diputado Rodrigo Herrera Bravo y cuando lo tuvo a tiro le hizo una seña para indicarle que quería decirle algo. Herrera Bravo es autor del proyecto para legalizar prostíbulos y reinstalar la libreta sanitaria como un modo de control de las mujeres en estado de prostitución; y el hombre al que Lohana hacía señas -y ahora ya tenía enfrente- era el asesor en salud del diputado.
-¿Para qué queremos la libreta sanitaria? -le preguntó con una voz que no hubiera podido ser más educada y suave- No tiene ningún sentido, porque si vos sos mi cliente, por más que yo tenga libreta sanitaria lo que vos tenés que hacer es ponerte un preservativo. Eso es lo único que te va cuidar del sida.
-Claro -dijo el asesor. Parecía sentirse incómodo, pero Lohana insistió, docente: – Si vos te ponés preservativo, no te contagiás.
La reunión de la Comisión de Salud acababa de finalizar y el asesor había sido uno de los perdedores del debate: el proyecto de ley de Herrera Bravo (macrista), había sido rechazado por la mayoría de los integrantes del cuerpo. La iniciativa proponía, además la libreta sanitaria obligatoria para prostitutas y travestis, abrir en los hospitales un servicio de «control profiláctico sanitario», regular la actividad en los prostíbulos (permitiendo su funcionamiento en determinados bares y casas de citas marcados con una x) y crear una «unidad de inspección de profilaxis» para la ciudad e Buenos Aires.
Lohana continuó su razonamiento frente al asesor
-Suponete que yo voy al hospital, me hacen los exámenes y me dan la libreta sanitaria. ¿Sería para vos una garantía? Resulta que el primer cliente que atiendo no usa preservativo y vos sos el segundo: sonaste, ya estás desprotegido; hasta el próximo control es lo mismo que nada. Por eso este proyecto está mal encarado.
También una segunda iniciativa de Elio Rebot (kirchnerista) -que proponía crear zonas rojas con un registro de prostitutas y libreta sanitaria- había sido rechazado en la audiencia. Los asesores -por las razones mencionadas y otras que se explicarán más adelante- recomendarán ahora a los diputados que manden los dos textos al archivo.

Prometeo y los cafishios
Los organizadores de la audiencia pública eligieron realizarla en uno de los salones más elegantes del edificio, con candelabros en las paredes y molduras en los techos. En una esquina había una escultura de Manuel Belgrano a caballo y en otra la de un Prometeo encadenado. En la larga mesa ubicada en el centro, con sus correspondientes jarros de agua y vasitos, se sentaron los asesores. Y contra las paredes, en un semicírculo amplio, el público: mujeres y travestis en situación de prostitución e integrantes de organizaciones contra la trata de personas. Pero no había suficientes sillas para el público, de manera que una parte de las mujeres y las travestis tuvieron que permanecer paradas.
Los presentes eran integrantes de cuatro organizaciones: Ammar Capital, la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer, la Asociación de Travestis y Transexuales y la Red No a la Trata en la Argentina. Llegaron con una posición común, que puede resumirse de la manera siguiente:
* En un país abolicionista de la prostitución –la Argentina firmó la Convención contra la Trata de personas y Explotación de la Prostitución Ajena- el Estado debería tomar medidas para ayudar a las mujeres y personas en situación de prostitución a no prostituirse. Pero los proyectos presentados apuntaban a controlar sanitariamente a las personas prostituidas y a establecer prostíbulos. Por eso su efecto sería un aumento de la explotación sexual.
Por turno, las integrantes de las organizaciones explicaron su rechazo. Dijo Noemí, de Ammar Capital: «Prostituirse es una circunstancia, algo que hacemos hasta que se nos presenten oportunidades de empleo, pero de empleo genuino».
Agregó su compañera Graciela: «En Ammar Capital nosotras organizamos cursos de capacitación, estudiamos costura y peluquería, pero tenemos una oficina muy chiquita, y eso gracias a que nos la presta el Partido Socialista. Ahí no hay lugar ni para abrir la peluquería».
Dijo una integrante de la Red No a la Trata en la Argentina: «estos son proyectos retrógrados». Legalizar el funcionamiento de prostíbulos, opinaban las presentes, no sería ninguna ayuda para que una mujer deje de prostituirse. Por el contrario, le daría vía libre a los fiolos de diversa estirpe para que multipliquen su negocio. Si hoy ser proxeneta es un delito, y aún así la explotación sexual existe, ¿qué pasaría en el caso de que abrir un prostíbulo fuera legal?

La ley de la explotación
Los proyectos habían sido presentados como iniciativas para «brindar protección a las personas que se prostituyen» y «terminar con los negocios que rodean la prostitución», lo que generó que en el debate fuera, a su manera, una pequeña batalla.
«Los proyectos suponen que las personas que ejercen la prostitución así lo desean», abrió esta línea de argumentación el asesor del diputado Alberto Pérez (sciolista, del Frente para la Victoria). «Suponen que las personas trabajan de esto, que es mucho más noble que otras actividades (murmullos en la sala, el asesor eleva el tono)… porque son personas que no salen a robar, que están poniendo huevos».
-Ovarios, en todo caso –lo corrigió una colega
-También hay hombres que se prostituyen- la voz del asesor sonó con un pequeño brillo. Se acaba de anotar un punto a su favor, así que continuó:
-Estoy de acuerdo en que el proyecto de Rebot no alcanza. Pero la prostitución es una elección del que quiere. Y nuestra postura es no discriminar, porque al fin y al cabo la prostitución es un trabajo mucho más digno que otros. Entonces, hagamos que estas personas conozcan sus derechos
Pero una mujer del público lo interrumpió:
-Si vas a hablar de prostitución como un trabajo, aclará en qué condiciones se ejerce.
-En lugar de esta ley para ser explotados, que nos den elementos para salir de esta situación- apuntó otra.

 Un sistema recaudador
Un asesor pidió calma:
-Creo que discutir esto –el hombre buscó la palabra justa- …es un problema muy árido. Yo solicitaría que los proyectos pasen a diputados, para que ellos decidan si realmente tienen la voluntad de hacer esta ley, porque si su idea es no hacerla, nos ahorramos todo este debate.
Frente a tal aridez, ya empezaban a hablar los consejeros opositores a los proyectos:
-El centro que tendríamos que atacar son las organizaciones de trata de personas, y esto es lo más difícil, lo que nos excede –opinó una de las mujeres de la mesa-. Acá vemos que se elige atacar la oferta sexual, que es lo más vulnerable, y no se hace ninguna señal a la demanda. Habría que invertir la carga de la prueba: si el demandante es el que genera el mercado, ¿por qué no tendría que hacerse él un control sanitario?
-Es claro que a todo a aquel que ejerce la prostitución se le hace una marca- agregó el consejero de la diputada Ana María Suppa-. Pensamos que se debe hacer política social y cultural hacia el cliente, recordarle que hay una convención de la que Argentina es signataria.
La representante de Beatriz Baltroc anticipó que pediría «que los proyectos vayan a archivo sin ni siquiera discusión». Hubo aplausos en la sala.
El vocero de Dora Mouzo cerró la rueda:
-Estuvimos leyendo los dos proyectos y, más que de defensa de las personas, esto es la creación de un sistema recaudador. Una caja que alguien va a manejar, ¿o podemos creer que no? Por eso vamos a pedir su archivo.
El partido ya estaba terminado, y en la sala los funcionarios comenzaron a juntar sus carpetas para dar por cerrada la audiencia.

Reglamentación = industria del rufián
Las organizaciones redactaron un documento sobre el tema, que distribuyeron por mail: «Alemania ha reglamentado la prostitución como trabajo. Esto ha generado el aumento de la trata y tráfico de mujeres y niñas, dado que lo que en realidad se legaliza de esta manera es a los proxenetas y traficantes, que pasan a ser ‘empresarios’ de la mal llamada ‘Industria del sexo’”, plantea el texto.
Allí aportan datos concretos sobre los efectos de la legalización. Cuentan, por ejemplo, que en Alemania y Holanda desde que la prostitución se considera un trabajo, el número de prostitutas aumentó en más del 25%, y lo mismo pasó con la trata.
Por eso «reglamentar la prostitución o considerarla trabajo es contribuir a organizar el negocio de proxenetas y rufianes, cuando lo que se necesita son políticas de empleo, políticas de educación y erradicar la desigualdad».
Este no es el primer año en que proyectos de este tipo se presentan en la Legislatura porteña. Las modificaciones al Código Contravencional fueron, de hecho, una reglamentación para el sector, cuya consecuencia fue que se devolvió el poder a la policía para cobrar coimas y a los fiolos para regentear a las mujeres ofreciéndoles «protección» contra las razzias. El nuevo Código prohibió la oferta de sexo “de manera explícita” a doscientos metros de zonas urbanas, creando así zonas de explotación sexual o corralitos para su ejercicio (y su control) y una norma de nivel municipal que contradice a las legislaciones nacionales de mayor jerarquía: para el Código Penal sólo es delito la explotación de personas. No penaliza la oferta sexual. Los proyectos que ahora intentaban ahondar ese camino habían sido presentados en el 2004. A nadie sorprendería que los volvieran a resucitar en el próximo período.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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