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Grecia desde abajo: «No sacrifico la vida y la dignidad de ningún hombre o mujer ni por la Acrópolis»

Dos instantáneas, sin más comentarios:
1- 12 de febrero, siete de la tarde, calle de Ermou, en Sintagma: una señora, con la bandera griega en sus hombros, su rostro blanco por el Rioplan (crema que utilizamos para suavizar los efectos por los químicos), obviamente cansada, está sentada tranquilamente en la peatonal.

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Carta enviada por los amigos griegos. Fue escrita una día después de que ardiera Atenas y publicada originalmente en el blog https://molisxypnisa.wordpress.com/ y traducida por E.M.



Dos instantáneas, sin más comentarios:
1- 12 de febrero, siete de la tarde, calle de Ermou, en Sintagma: una señora, con la bandera griega en sus hombros, su rostro blanco por el Rioplan (crema que utilizamos para suavizar los efectos por los químicos), obviamente cansada, está sentada tranquilamente en la peatonal. De repente suena su celular. Al contestar, se levanta y empieza a bailar y a dar saltos gritando con toda su fuerza: “Sí, sí ¡que quemen al mismo Latsis (griego, una de las más ricas personas del mundo y propietario de EuroBank)… ¡Ojalá que lo quemen!”… Alguien acerca a la señora y le pregunta qué pasa. Y ella siguiendo el baile absurdo contesta: “está quemándose Eurobank! Se ha quemado todo… ¡Qué alegría!”. Y explica sin preguntarle nadie: “A mí me ha quemado mi vida Latsis y el Eurobank. He construido mi casa con mis ahorros, le he pagado al triple el préstamo y ahora que no puedo pagar quieren quitarme la casa. Mi casa”.
Grecia desde abajo: «No sacrifico la vida y la dignidad de ningún hombre o mujer ni por la Acrópolis»
2-13 de Febrero. En una mesa está sentada toda la dirigencia del Ministerio de Orden y Seguridad Pública; da conferencia de prensa, abogándose para sí a los periodistas-loros de los canales. La respuesta (entre comillas y sic) del Coronel del Cuerpo de Bomberos, ante el reproche de los periodistas de que no se ha movilizado el Cuerpo de Bomberos para salvar los edificios del centro que se estaban quemando: “Teníamos en el centro toda nuestra fuerza. Todos los coches de bomberos estaban preparados. Pero se observó un fenómeno increíble: ciudadanos simples, que no participaban en los disturbios, impedían a los bomberos llegar a los edificios que se quemaban gritando ‘que se quemen todos los bancos’”.
Es verdad, así pasó.
La derrota de la democracia representativa
El 12 de febrero representó la derrota de la democracia representativa, de su democracia. No hablo del hecho de que un gobierno “elegido” ha impuesto como primer ministro a un banquero que no se ha elegido por el pueblo. Tampoco quiero hablar del hecho de que el partido que ha impuesto a dicho primer ministro ya ha perdido la mayoría en el Parlamento y sin embargo sigue gobernando.
Sin embargo no puedo cerrar mis ojos al hecho de que el 12 de febrero los ciudadanos han elegido claramente a los anarquistas pare pedir protección. A los anarquistas y no a la policía que se supone que, por su papel institucional, es la que protege a los ciudadanos, para eso la pagan. Tampoco puedo quedarme sin voz cuando veo y leo que lo único que se publica de la majestuosa concentración del pueblo se refiere a las cenizas de los edificios y de los bancos.
Vamos, me pongo más concreto: el 12 de febrero, por primera vez en la historia de tales movilizaciones (incluyendo las decenas de concentraciones que se han realizado los 10 últimos meses) la gente no se reunió en Syntagma (plaza central de la vida política griega, frente al Parlamento) dos horas después de la hora que era la convocatoria. Otras veces la convocatoria era para las 5 y la mayoría de la gente llegaba después de las seis y media. El 12 de febrero ocurrió algo único: Syntagma estaba llenísimo de gente antes de las 5. A las cinco y media no cabía ni un alfiler en la Plaza, tampoco en las calles de alrededor.
Pues… hasta las cinco la cosa era linda, todo pacífico y cualquiera podría decir que la democracia triunfaba en toda su grandeza. Sin embargo, a las cinco y sin la más pequeña provocación, las fuerzas represivas empezaron a echar químicos a la multitud, a todos. Para disolver a la gente antes que llegara la concentración a su zenit. No es casualidad que ni siquiera eran las seis cuando las teles ya insistían en que la gente se disolviera y saliera de Syntagma. El intento de provocar miedo a la gente se había empezado hace dos días por periódicos y teles. Manolis Glezos (figura emblemática de la resistencia en Grecia durante la ocupación alemana y la guerra civil, ex diputado de izquierda, hoy en día de 89 años) y Mikis Theodorakis (famosomúsico griego de 88 años) son solo dos, conocidos, que sufrieron por los químicos, pero son miles de miles de gente que pueden hablar de la asfixia que sufrieron.
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El anarquista amigo
Y entonces ocurrió algo imprevisto: un grupo de jóvenes vestidos de negro que estaban en la Avenida Panepistimiou, empezó a gritar consignas y se dirigió a donde los antidisturbios atacaban sin motivo a la multitud. La gente se hizo al lado, empezó a aplaudirles y gritaba “BRAVO!” “JÓDANLES!” “DÁLES!” y cosas así. Los anarquistas llamaban a la gente a que fueran con ellos. Vale… cuando toda, pero TODA, la gente te aplaude y apoya, no te queda más que seguir con mayor impulso en lo que querías hacer.
Lo mismo se repitió cuando la gente asfixiada, después de un nuevo ataque con químicos, bajaba la Panepistimiou y ancianos caían sin poder respirar (como testigos, la gente misma, las abumlancias y la motos del Servicio Urgente Médico que recogían a quienes no aguantaron el ataque). Y el apogeo de esta situación en la que la gente animaba a los jóvenes vestidos de negro, era cuando prendieron fuego al café STARBUCKS: un aplauso y miles de aclamaciones se levantaron hasta el cielo llenando el espacio desde la plaza de Klaftmonos y a lo largo de las Avenidas Panepistimiou y Stadiou. En los incendios de los bancos, la gente que no participaba enérgicamente estaba tocando rítmicamente las rejas de la Avenida Stadiou, haciendo ruido y animando los que atacaban a los bancos, mientras padres de familia de 50 y más años recogían mármoles y piedras y se los daban a los anarquistas que estaban en la primera fila de batalla.
Y no sólo esto. Desde el primer momento, a las cinco de la tarde, que empezó el ataque de los Cuerpos Antidisturbios hasta muy tarde de la noche, la consigna que dominó a los labios de cientos de miles de manifestantes no era por el Memorandum o por la política económica, sino el conocido “Cerdos, asesinos”. La rabia de la gente, por el ataque sin motivo que sufrió, se había inundado. . En la Plaza de Monastiraki la gente tocaba las campanas de las iglesias, todas las calles que se definen por el Acropolis, Athinas, Plaza de Omonia, Akadimias y Plaza de Syntagma rebosaban de gente que se negaba a retirarse y resistía como podía a la asfixia que provocaban los químicos y al terror que dispersaban los ataques de los antidisturbios. Los policías de DELTA atacaban con sus motos, sin discreción alguna, a la gente y la gente respondía con piedras. Hasta las once y media de la noche miles de personas estaban todavía en las calles. En la Avenida de Amalias al menos 10.000 se retiraron, a las doce, por una marcha hacia Sigrou para evitar los químicos que ya no se aguantaban. En Syntagma se reunió otra vez gente. En Monastiraki los DELTA rompían los escaparates de la tiendas y atacaban a la gente. Hay videos que muestran los ataques con las motos contra la gente.
Grecia desde abajo: «No sacrifico la vida y la dignidad de ningún hombre o mujer ni por la Acrópolis»
¿Quién nos protege de la violencia de Estado?
Sin embargo, la derrota de la “democracia” no es que ya el pueblo se ha dirigido a los anarquistas para que les protejan de la violencia del Estado. Es verdad que la absoluta mayoría de la gente no quiere y no participa en acciones de violencia. Pero el hecho de que no sólo muestran tolerancia sino que aceptan a dicha violencia como la única que les protege contra la del Estado, demuestra la victoria de los anarquistas y sus acciones.
El argumento principal de los anarquistas es que “pacíficamente no podemos lograr algo y tenemos que provocar con cada medio la confrontación”. La consigna “que se queme el burdel del Parlamento» ya no es de los anarquistas. Después de decenas de manifestaciones pacíficas, después de luchar por lo de “no violencia”, la gente a pesar de saber que va a recibir químicos, lacrimógenos y violencia, sigue saliendo a las calles pero ya no cree que puede vencer pacíficamente en el marco de “democracia” o “por la democracia”.
Sabe ya la gente que su opinión nada vale para las élites, económicas y políticas, del país. Sabe ya la gente que nos “tienen escritos en sus zapatos viejos”. Ninguno de los políticos ha sido castigado por la corrupción y los escándalos, ningún suceso de violencia policiaca se ha castigado, hasta el policía que apoyó al asesino de Grigoropoulos está fuera de la cárcel hace unos meses. La demanda judicial de cientos de ciudadanos contra la violencia y la guerra química de los días 28 29 de junio pasado, todavía no han encontrado su camino para el Tribunal y nadie da cuentas nunca por los tantos heridos –ciudadanos que pacíficamente protestaban- en cada manifestación. La gente ya no confía en las instituciones “democráticas” porque ya se siente y sabe que están burlándose de ella: pide elecciones y le imponen un gobierno no elegido, exige que no se vote el Memorandum y lo votan con mayoría absoluta en un Parlamento que no hay ni la más pequeña posibilidad de re-elegirse y que no representa a nadie.
Y en este punto llegamos a la responsabilidad y el papel sucio que juegan los medios masivos de comunicación, ya desde hace dos años, desde el primer momento de esa historia con los memorandum (o desde siempre, como dicen los anaquistas y tienen razón). Por toda la noche los medios masivos enfocaban en los incendios y los “vandalismos”.
Dispersaban el miedo y desorientaban a la gente del tema principal que es la aprobación por el Parlamento de un ley-monstruo inconstitucional (no lo digo yo que es inconstitucional, 5 sintgamtologos-proferores de Universidad argumentan eso). Los medios se han encargado de jugar el papel de difundir el terror por “no perderse” la “última” oportunidad de nuestra –una vez más- “salvación”. Intencionalmente confunden la negación de pago que puede hacer Grecia, con la bancarrota, con la quiebra. Intencionalmente conectan la negación del pago de la deuda con la salida de la EuroZona, cosa que hasta Barufakis (que no es algún economista de izquierdas) denuncia como falsa y fuera de realidad. Y ayer durante la magnífica protesta, pusieron sus videocámaras no entre la gente que por miles de miles había ocupado la ciudad, sino frente a los edificios quemados.
El rol de los medios
Los mismos canales que reprochan a toda la sociedad como culpable -ese famoso “todos juntos comemos el dinero”-, los mismos que no dan una moneda por la arquitectura y la ciudad, los mismos que recuerdan los edificios históricos sólo cuando se habitan por emigrantes “que van a contaminar la ciudad” mientras todo el resto del tiempo están en silencio cuando los señores de “real estate” -que por casualidad son propietarios de esos mismos canales- hacen sus buisnes… esos mismos canales llaman ahora a la gente para “gritar un NO contra los vandalismos de los edificios históricos”.
En Atenas y toda Grecia miles de edificios que pertenecen al Estado, a la Iglesia y a los bancos, edificios de especial valor arquitectónico, están abandonados o derrumbados poco a poco por sus propietarios y cuando ya están medio-derrumbados, como por una manera mágica, se desmorona el estado especial de protección en una noche y en su lugar se levantan plantas y plantas de cemento.
En ciudades enteras se derrumbaron en una noche los neoclásicos y se construyeron monstruos de cemento. Un montón de edificios públicos se construyen sin reglas ni seguridad y están inundándose con la primera lluvia (como recientemente el Hospital de Pirgos). Carreteras nuevas se hacen trocitos y no se mueve hoja. Construcciones por las Olympiadas –estadios, teatros, carreteras, hostales etc. – pagadas por millones -que ahora se llaman “deuda”- están abandonadas a su suerte hasta perder su valor y liquidarse por un trocito de pan a empresas y a quienes se enriquecen con nuestro dinero. Precisamente aquella parte de la sociedad que está indiferente por el espacio urbano si no le asegura ganancias, precisamente ellos son los que descubrieron que “los anarquistas están destruyendo “edificios históricos”: Y por eso se calla e intenta hacer invisible el hecho de que cientos de miles de gente gritaron el NO a la miseria que les reservan como destino sus gobernantes bien educados, bien vestidos, bien alimentados.
Estimados señores y señoras: digamos que la mitad de los anarquistas son provocadores como les nombran. El asunto no es esto. Los más grandes provocadores son los medios de comunicación y su espejo deformable. Si quisieran enfocar a la esencia lo habrían hecho, era muy fácil mostrar escenas del ataque bruto policiaco. Si quisieran, levantarían sus helicopteritos y mostrarían las multitudes de personas que estaban luchando contra su empobrecimiento, contra la anulación de sus derechos laborales y sus sueldos que solo a los grandes empresarios va a servir.
La perversión de la realidad, las luces sólo en los edificios quemados, los comentarios parapolíticos del culo y la picota de la lógica común son la regla en los telenoticias. En estos momentos tan cruciales los medios de comunicación se controlan absolutamente por empresarios y políticos –o viceversa- despiadados, para quienes el ataque a los salarios de los pobres es una oportunidad por ganancias innumerables. Y jugarán todas sus cartas para no perder sus ganancias. Y algunos ciudadanos sensibles por los “edificios históricos”, sentados en su tele o en su ordenador, atrapados en una realidad virtual y controlada, seguirán insultando a los anarquistas y a todos que tienen corazón y están resistiendo al desastre de sus vidas.
La diferencia es que, quien ve los hechos por la televisión, no conoce los hechos. Quien no fue perseguido por la policía y no encontró una mano de ayuda por un joven vestido de negro, no sabe que es policía. Quien no cayó semi-desmayado por los químicos y no recibió las primeras ayudas por un anarquista no sabe que es solidaridad. Los anarquistas levantan redes de solidaridad y de apoyo y se preparan para los días de pobreza y quiebra que ocurrirá cuando los poderosos decidan que sirve a sus intereses. ¿Y Uds. estimados señores y señoras, siguen creyendo en la televisión? ¿Seguirán aún cuando el hambre toque a su puerta? ¿Seguirán creyendo a quienes les dicen que la culpa la tienen los anarquistas, las izquierdas, los indignados, el burro que está volando y no quienes están robándose a sus vidas hace cuatro décadas y más?
Apaguen las televisiones, tiren a la basura los periódicos del culo, busquen información alternativa y, por favor, piensen un poco más allá de lo “obvio”. Quizás entonces pueden construir una democracia verdadera en lugar del “error de imprenta” que es esta democracia de los arriba.
PD1: No soy anarquista, tampoco “anarquista”, no he tirado nunca una piedra, tampoco iba a prender fuego. Sin embargo, en esta lucha, los que se confrontan en directo con mis enemigos –y mis enemigos son los que protegen a quienes me quieren esclavo, los que desinforman a las personas que quiero transformándoles en zombis de televisión- son para mí más cercanos que cualquier acomodado y “griego”. Y sí, lo siento yo también por los edificios que se quemaron, estaba buscando y adorando la arquitectura de esta ciudad mucho tiempo antes de descubrir cualquier periodista del culo el nombre de Tsiler, sin embargo NO SACRIFICO LA VIDA Y LA DIGNIDAD DE NINGÚN HOMBRE O MUJER NI POR LA ACROPOLIS.Los edificios con dinero en seis meses se reconstruyen. ¿Las vidas de millones de seres humanos?
PD2: PAME (Frente del Partido Comunista) y por lo tanto KKE (Partido Comunista de Grecia) perdió ayer una gran oportunidad para “encabezar la batalla contra el poder capitalista de la plutocracia”, como nos repite continuamente: cuando vio los difíciles y los lacrimógenos se dio la vuelta, con disciplina absoluta y con una pirueta que hasta el Ejército Griego envidiaría. Ignorando los abucheos y gritos de la gente que le convocaban a quedarse en la lucha…
PD3: Quienes de los políticos y los “sensibles” de repente recordaron que se pierden puestos de trabajo en una de las tiendas quemadas, ¿quizás recuerdan que cada mes se pierden miles de puestos de trabajo y que los desempleados han superado el millón hace meses? ¿Encendieron velas por los despedidos y los obreros que están en huelga hace más de cien días en la Metalurgia de Grecia? ¿O por los trabajadores de ELEFTEROTYPIA (gran periódico de Grecia) y ALTER (canal de televisión) que siguen en huelga y sin cobrar hace meses? ¿O sólo por el ATTICON (cine que se destruyó su entrada durante las manifestaciones de 12 de Febrero) saben encender velas?
 

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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