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Javier Ortega. Re-evolución rap

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Conocido hasta hace un tiempo como Asterisco, Javier Ortega lanzó su nuevo trabajo que simboliza una mirada crítica y a la vez creativa sobre el presente, lo cotidiano y la rebeldía. El mundo de las redes, secretos para forjar una voz diferente y un enigma: ¿Qué es un lumpen? Por Franco Ciancaglini.

Javier Ortega. Re-evolución rap

El último disco de Javier Ortega se llama Lumpen y comprende un puñado de canciones grabadas en los estudios del sello Peñi. Es el trabajo siguiente a los discos Parafraseo y a Quelvulgarria, entre otros temas disponibles en las plataformas, grabados junto a distintos artistas. Y es el primero luego de que culminara una larga etapa en la cual Javier, además de rapear, militó en distintos barrios y organizaciones. “Siempre me hizo ruido la palabra Lumpen, porque se usa mucho despectivamente desde los lados progres o de izquierda que, para no decirte negro de mierda, te dicen lumpen. Lumpen es la gente del barrio, o mejor dicho, es la gente que no produce para el sistema. Solamente se ve como sujeto revolucionario al hombre que trabaja y aporta sus impuestos, y el lumpen no solo está fuera eso, sino que es hasta es contrarevolucionario. Pero desde lado donde yo vengo, de conocerlo, a mí siempre me salvó el lumpen. Mi vieja no tenía que darnos de comer y por ahí venía el lumpen y nos regalaba algo. Muchas veces no fue el Estado: fue el lumpen. Hago esta reivindicación desde el lado que yo vengo”. 

Javier Ortega viene de Comodoro Rivadavia (o “Comoduro”, como la canta él) y rapeó desde los 11 años hasta el 2016 como Asterisco, antes de volver a usar artísicamente su nombre de pila, o como dice él, “el que me puso mi mamá”: Javier Ortega. 

Después de Comodoro y la vecina Chile, Javier pisó el conurbano en 2009 y vivió por Lanús, Pilar, y en La Plata. Allí  armó (junto a otros raperos como Orión XL y las pibas de Acá a la China) el  Colectivo Resistencia Hip Hop “un colectivo político-cultural con el cual íbamos a los barrios a hacer talleres de autoformación: los llamábamos así porque nos formábamos todos”. 

Resistencia Hip hop estuvo presente en La Plata de 2014 a 2016, pleno macrismo y post, barrios arrasados. “Me di cuenta de que mi lugar es la cultura”, dice Javier hablando  de lo que hizo y vio. “A mí el rap me llegó diciendo que yo podía contar mis denuncias. Pero antes, el rapero que la pegaba estaba muy lejos de mí, en Estados Unidos por ejemplo. Hoy en día no: está a la vuelta de tu casa, vive en tu barrio. Hoy la tecnología les muestra a los pibes de 13 años que vivir de la música es posible. Y nosotros tenemos que estar pillos en cómo entregamos esa información, cómo la hacemos posible. Entonces, un taller hoy es una herramienta, que es una salida emocional pero también te permite pensar: ¿por qué no puedo trabajar de esto?”.

Está claro que Javier Ortega piensa la cultura mucho más cerca de un obrero que de un pintor. “Hay que darle un sustento a los pibes”, insiste sobre el poder del arte al que, después de muchos años, le fue encontrando la vuelta: “Hace un tiempo atrás yo fluía nomás, salía a tocar mucho, militaba. Pero en un momento te empieza a apretar el cinturón y decís: hay algo que estamos haciendo mal. Y hacés la lectura y es esto: el recambio generacional, las nuevas redes. Si no estás actualizado, quedás fuera. Y de vos depende: tampoco está mal quedarse afuera. Pero yo no quiero mulear para nadie, entonces tengo que meterme adentro”.

La esencia de lo virtual

Quelvulgarría, editado en 2014, fue el último disco físico y el último bajo el nombre de Asterisco. Lumpen, a diferencia de Parafraseo, salió en todas las plataformas virtuales: “Yo tenía específicamente un problema que era que me había costado subirme al barco de la actualización. Y mucha gente que escucha música desde sus celulares me pedía que entre a otras plataformas”, cuenta. Lumpen ingresó a todas las plataformas requeridas, y dio entrada al resto del material de Javi también a ese este mundo virtual.

“Yo siempre fui autodidacta en todo, y siempre fui muy bueno, pero para la tecnología soy muy malo”, dice Javier, con mucha vida en la calle y conocido a través de los escenarios (y de YouTube). “Y si vos no tenés un equipo, tenés que ser autodidacta: o aprendés o te juntás con alguien que sepa”. Javier creó así un equipo de trabajo que lo sigue en los beats, en las grabaciones, en las voces, y también en las plataformas: “La necesidad de reinventarse está siempre, pero sin perder lo esencial, lo que a uno lo hace especial al oído de las otras personas. Y yo sé muy bien qué es lo esencial dentro de mí”.

Mientras otros optan vender un fierro, un tiro, mujeres y autos, Javi se mantiene en la denuncia, incluso, hacia esa industria cultural: “Me gusta el artista real, sea gángster o sea político: si es real, a mí me ceba. Hay pibes que son gángster en sus letras, pero la viven: son lo que te cuentan. Lo consciente también tiene que ser un compromiso con la palabra, pero sobre todo con la acción”.

¿Cómo saber qué es real y qué virtual en tiempos de likes? Javier: “Antes, tener 20 mil reproducciones era una guasada, y hoy no es nada. Hoy tenés reproducciones de 20 millones, de 200, de billones de reproducciones… Las cifras son extremas, comparadas con las nuestras. Eso te puede desmotivar, o yo la veo de distinta manera: si esto crece, yo crezco. Está todo conectado. Si el trap crece, yo crezco. Si estoy activo, crezco haciendo la mía. Yo no lo veo mal, no lo veo desesperanzador. Y no es compararse con ellos. Sí creo que hay que hacerla bien como hacen ellos; la calidad con la que sacan las ideas, usarla nosotros. Vos juntándote con gente que tiene buenas ideas hacés buenos productos. Entonces estamos en esa: si nuestro rap tiene un mensaje político, social, que no tenga que sonar mal, que suene muy bien”.

A sus redes, Javier sube videos fumando un porro o tirando un freestyle, invitando a una fecha o tocando con algún rapero amigo. Asegura que entendió que hoy en día la gente está dispuesta a que el artista le dé algo más que música, por ejemplo que le cuente historias. Y él está probando eso, jugando. Por eso, en plena pandemia, lanzó junto a una serie de secuaces el ciclo El sillón de Javi: “Estábamos sin poder tocar, y teníamos una sala de ensayo así que dijimos: pongamos una cámara y empecemos a transmitir”. Así, entre el freestyle, mucha marihuana y charlas espontáneas transcurren más de dos horas que pueden verse y seguirse desde el canal de YouTube del artista. 

Entre los recitales, las plataformas y el Sillón se arma lo económico: “Al programa le pusimos  un QR para recaudar fondos. Y empezó a tomar forma y ahora ya es un programa al que le falta un montón, pero ya nos hicimos cargo de eso: hay que seguirlo”. 

El programa también sirve como un puente generacional con artistas de la nueva escena, a los que Javi no conoce pero igual invita: “El hip hop lo que tiene es eso: si vos caminaste bien, la escena te respeta mucho. Y ahora cuando levantamos el teléfono siempre hay un sí del otro lado. Entonces, se ve que algo hemos hecho bien”.

Como si fuera la primera vez

«Es la primera vez que vivo en un barrio lindo”, dice sobre su nuevo destino, Villa del Parque, al que llegó de casualidad y después de vivir en “un lugar muy feo” en Constitución. 

La casa a donde llegó, sorpresa, no era cualquier casa: en la casa está La Lebreta Estudio, una sala de ensayo que, entre otras cosas, siempre trabajó con La Delio Valdez: “Es un lugar donde transita mucha gente, todos músicos y músicas, y ahí es donde juego yo un papel: al vivir ahí, conozco a todos y pegamos muy buena onda”.

Así y allí, Javi se fue armando el equipo de trabajo y conoció a gente que viene de otros palos musicales: “Me gustó salirme de mi formato hip hop, que fue en el que más cómodo me sentí y me siento”. 

Algunos resultados de esta mudanza artística:

Con Lebreta editará su próximo disco.

Anuncia que empezará clases de canto, en intercambio con un profesor que quiere hacer rap.

Este cronista confirma que ahora Javier baila en el escenario, y hasta sonríe alegre en su rap de denuncia: “Eso me lo ha dado la cumbia. En el rap, si te invita una banda y estás con mochila, te subís con mochila. Y si querés rapear con las manos en el bolsillo, rapeás así: nadie te va a decir nada, incluso hasta se ve bien que el rapero haga eso. Y la cumbia no, te demanda otra cosa: tenés que bailar”. 

Existe un proyecto llamado Los Tercos, con todos los músicos “que andan dando vueltas por la casa”, mezcla de rap y cumbia: “Una delirada”.

Si bien se confiesa fanático del rap clásico, el cual ejerce, Javier se reconoce “más abierto” en relacionarse otros géneros musicales: “He aprendido a dejar de romantizar la música, la cultura. Hay que hacer lo que se te cuenta, como te salga, no importa. Mientras no seas facho ni yuta, está todo bien”.

Entre evitar el purismo y mantener la esencia, Javi va. Con sonido sucio, pistas oscuras, con bombo y caja bien marcados, asociándose a beatmakers y músicos. 

Buscando su nuevo color.

Y entre esos nuevos colores, al final de Lumpen la canción Todos lloran, cantada junto al cantante de la Delio, Pedro Rodríguez, habla del y al corazón: “Por las vivencias que uno ha tenido, uno forma una coraza. Porque además, tenemos miedo: el mundo es una mierda, la gente es ventajera… Pero, bueno, uno tiene que aprender a ser de otra manera, y entendí que al famoso hombre nuevo que hablaba el Che hoy está en lo cotidiano, en las acciones pequeñas”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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