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No va más: crónica de una tarde agitada frente al INCAA

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“Esta gestión no va más”.

El flyer que convocaba a marchar frente al INCAA, y luego a una actividad frente a la ENERC, para frenar el avance de la Ley 27.432, no daba vueltas: apuntaba específicamente contra la gestión de Luis Puenzo al frente del Instituto encargado de motorizar la política audiovisual en el país. Una política que venía diezmada de gestiones anteriores y que, en medio de un obsceno proceso de monopolización de plataformas, dejó al cine argentino sin recursos ni proyección, frente a esta ley corporativa que se plantea desfinanciar a varios sectores culturales, entre ellos, al cine.

Fue la comunidad audiovisual la primera en poner el grito en el cielo y, también, la que ayer movilizó masivamente frente al INCAA para intentar movilizar a los funcionarios. Lo lograron: el ministro de cultura Tristán Bauer apareció durante la tarde y, aunque no dio precisiones, aseguró que le pediría la renuncia a Puenzo.

El saldo de este logro social fue alto: dos jóvenes estudiantes fueron detenidos por la Policía de la Ciudad, que desató una represión cuando la movilización se desconcentraba camino a la segunda parada, la ENERC. No se llegó.

El primer detenido fue Agustín Ríos – estudiante de la ENERC-, al que la Policía logró meter rápido en un patrullero que salió arando. Cuando detuvieron a Andrés Martievich – estudiante de la Universidad de La Plata-, la movilización ya estaba alerta; se intentó impedir que se lo llevaran a toda costa: primero hablando con la Policía, luego a los manotazos, más tarde intentando frenar el patrullero que finalmente lo llevaría a la Comisaría 1ª hasta la madrugada.

Como si hiciera falta aclararlo, ni Agustín ni Andrés habían hecho nada, al igual que nadie de toda la movilización pacífica que ya desconcentraba. Después de una semana en la que la represión a los piquetes fue un pedido masivo en medios y redes, tras el acampe de movimientos sociales frente a Desarrollo, la actitud de la Policía pareció querer dar una lección mediática. Este video muestra cómo actuaron:

Los medios llegaron para la escena. Bauer, también, para hablar con ellos y con la policía para averiguar sobre los detenidos. “¡Hablá con nosotros!” le reclamó la movilización que se instaló de nuevo frente al INCAA, ante la llegada del ministro, después de la represión. Si la idea policial era desconcentrar la calle Lima para que los autos pasaran, lograron que el corte durara varias horas más.

Bauer llamó a dos representantes del Consejo Asesor del Instituto – Consejo que Puenzo nunca se dignó a convocar- y el colmo fue cuando le avisaron que el documentalista Juan Mascaró, miembro del Consejo, también se encontraba detenido por la Policía de la Ciudad. Lo largaron.

El resultado de esa reunión improvisada, en el comunicado  del Colectivo de Cineastas: https://www.colectivodecineastas.com/post/el-cine-resiste-el-cine-vive

Flashback

Apenas una hora antes, el propio Juan Mascaró tomaba el micrófono frente a un INCAA adornado con carteles y banderas de las distintas agrupaciones de directores, documentalistas, técnicos, bibliotecas populares y artistas que fueron tomando uno a uno el micrófono. Ya anticipaba: “Hoy es un día donde el poder se rompió y no hay vuelta atrás. Luis Puenzo no es más el presidente legítimo del INCAA. El recambio no debe ser de nombres sino de políticas. Por el cine independiente, el cine comunitario, el cine documental, para que no nos expulsen de las salas como lo están haciendo”.

Otra de las que habló fue Ingrid Urrutia, delegada general de ATE en el INCAA: “Llegamos a esta situación crítica porque han acumulado ausencias, falta de respuesta, desidia, y los que estamos acá no lo vamos a dejar pasar. Si nos quedamos sin cine nacional nos quedamos sin trabajo pero estamos acá como trabajadores del organismo no solo en defensa propia sino porque nos interesan las políticas públicas que logramos luchando. El Fondo no se ha ampliado y estamos a punto de perderlo. Tampoco se han ampliado los circuitos de exhibición alternativos; hay un canal y una plataforma sin difusión. Del otro lado le estamos poniendo el cuerpo y sosteniendo el INCAA, que está sin gestión”.

A un costado, más lejos de los micrófonos, cuatro jóvenes estudiantes de 1er año del Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda, llevan carteles que dicen:

-Cine o FMI

-Fuera Puenzo

-Esta gestión no va más.

Tienen menos de 20 años y, aseguran, ven el futuro de la profesión que eligieron “en peligro”. Así se lo hicieron entender sus profesores de facultad, y lo entendieron también solas al estudiar la letra de la Ley 27.432. “No pueden ser los mismos quienes cuenten siempre las mismas historias”, dice una de ellas al ser consultada sobre cómo puede afectar la Ley a la producción nacional.

¿Es una pelea de igual a igual Netflix versus el cine nacional? “No, para nada. Ahora salió Granizo, que es una película argentina de un director no tan conocido, pero no puede ser que el deseo sea estar ahí y no en las salas. Es nuestra cultura, nuestra identidad, y ahora esperamos que nos den trabajo de afuera. Un programador es lo mismo si trabaja para acá o no, pero en el cine, no”.

La charla se interrumpe cuando comienzan las detenciones.

Antes de que se pierda el foco, el micrófono recuerda la verdadera noticia del día:

  • El 28 de abril se prepara un gran festival contra la Ley frente al Congreso de la Nación.

Continuará…

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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