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Aumentazos, corporaciones y orcos: las manos visibles del mercado
Diversas empresas enviaron este martes listas de precios de artículos de primera necesidad a los supermercados, con aumentos de entre el 35 y 50%. El tema confirma lo anticipado por la revista MU en la nota “Las infladoras”, que reproducimos aquí.
Unilever, P&G, Arcor, Molinos, entre otras, que concentran gran parte del mercado (y no son “manos invisibles”) confirmaron este martes una tendencia histórica: la de priorizar sus ganancias a costa del público consumidor con listas de incrementos de los precios de hasta un 50%. El gobierno saliente logró detener ese aumento por ahora, escalonando los aumentos hacia adelante. Si no organizan otras corridas, o golpes de desabastecimiento, a principios de diciembre estas corporaciones habrán conseguido un aumento del 20% como mínimo en un par de semanas, esperando la asunción de un candidato que promete “liberarlo” todo, entendiendo “liberación” como la posibilidad de que empresas concentradas manejen a su antojo a la sociedad. En el primer día hábil pos triunfo electoral de Javier Milei, además, se conocieron las provocaciones del ex presidente Mauricio Macri quien en diálogo con el ex periodista Joaquín Morales Solá hizo un doble juego:
- Llamó “orcos” a quienes se opongan a las medidas que tome Milei, recordando las masivas manifestaciones y enfrentamientos contra la reforma previsional durante su gobierno. Los orcos son los oscuros y siniestros personajes de El Señor de los Anillos. “Los orcos van a tener que medir muy bien cuando quieran salir a la calle a hacer desmanes”.
- A eso agregó la incitación a “los jóvenes” partidarios del nuevo gobierno, a salir a la calle a enfrentarlos. Frente a las teorías sobre la represión, Macri promueve algo peor, al incitar al enfrentamiento entre sectores sociales
En un país que tras las elecciones mostró serenidad, la de Macri fue una incitación y a la vez apología de la violencia, con el agregado de que plantea una nueva y violenta grieta social en la que los otros (los orcos y los jóvenes) son el objeto de manipulación, en la que él nunca se verá comprometido. Es también un indicio de la intención macrista de manipular al gobierno de Milei. No se sabe aún en qué medida el nuevo presidente responderá, o no, ante este tipo de situaciones.
Y resulta también, por parte de Macri, un indicio de resentimiento hacia la sociedad ante sus propios fracasos (el de su gobierno, el no haberse presentado este año para zafar de una derrota, resentimiento que además volcó contra una de las figuras que lo cuestionó históricamente: Diego Maradona). Fue expresión de su afán de figuración y control, y de daño. Es apenas algo de lo que pasó en el primer día hábil tras las elecciones. Mientras tanto “Las infladoras” explica mucho de lo que está pasando en lo económico, y refleja el rol que puede tener la organización de la sociedad, y su posible influencia ante los atropellos de las manos no tan invisibles del mercado.
Las infladoras
Inflación y empresas monopólicas. La economía en llamas, más acá del dólar: cómo impacta el tironeo en la inflación, particularmente de alimentos, un mercado gobernado por monopolios nacionales y extranjeros. El rol del Estado, y la conflictividad social como una parte clave de esa disputa. ¿Quién gana? ¿La derecha? Datos y miradas para dar vuelta la pirámide y hablar sobre las que ganan cuando perdemos.
Texto: Franco Ciancaglini
Tal vez transcurran años y algunos recordarán a esta época por las videollamadas, otros por los inviernos calurosos o por Lionel Messi levantando la Copa del Mundo, pero sin dudas a cada persona se le vendrá una imagen, una anécdota o una pesadilla al nombrar una palabra que rompe, ante todo y por no decir otra cosa, la tranquilidad:
-In-fla-ción.
Son días históricos en el mal sentido: vivimos uno de los picos máximos de la inflación de toda la historia argentina, después de la híper de fines de los 80. Al cierre de esta edición la acumulada en 2023 superaba el 80%, con meses por delante lo cual proyecta, en el mejor de los casos, una cifra anual alrededor del 140%, mientras el dólar sube y más de uno apuesta a que todo empeore a través de… otra híper.
Tras la devaluación post PASO en agosto de este año la inflación se disparó a casi el doble. Los alimentos y bebidas no alcohólicas tuvieron en ese mes un 15,6% de aumento, seguido por el sector salud con un 15,3% –fundamentalmente aumentos en medicamentos–. El Índice de Precios al Consumidor que publica mensualmente el INDEC revela que los alimentos subieron en los últimos doce meses un 133,5%, superados solo por el rubro de restaurantes y hoteles, que en términos anuales saltaron el 142,2%.
Por eso y por el resultado propio de las elecciones, el gobierno apuró medidas para tratar de aliviar el bolsillo –como la devolución del IVA, la implementación de bonos, el congelamiento de subas de prepagas y un nuevo piso para el pago de Ganancias, entre otras– en paralelo con una carrera electoral que genera saltos en la divisa e incertidumbre, lo cual a su vez impactará nuevamente en la inflación, y así…
Solo mientras se escribía esta nota, el peso se devaluó 50%.
Cuestión de pesos
Dicen los economistas tradicionales que la inflación es una suba generalizada de precios y que sus causas son muchas. El argumento que más se escucha en los medios y sus economistas/panelistas al menos desde los años 70 es el del déficit fiscal, la máquina de imprimir biletes y varios etcéteras, frente a lo cual se proponen ajustes, sacrificios, motosierras y formas de “austeridad” que siempre afectan a grandes sectores sociales y jamás a empresas y corporaciones que siguen gozando de toda clase de subsidios y prebendas.
Pero el planteo sobre que la inflación es “multicausal” suele ocultar algunas de las principales causas y efectos. Una forma de seguir el hilo del ovillo es notar quiénes inflan sus ganancias cuando se desinflan los bolsillos. Dos economistas que apuntan esta mirada definen, entonces, a la inflación de una manera más política, que económica:
Claudio Lozano, economista, director hasta hace poco en el Banco Nación, coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP): “La inflación es una disputa”.
Julio Gambina, economista especializado en economía política mundial, deuda externa, residente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP, Ciudad de Buenos: “La inflación es un reacomodamiento de las ganancias de quienes tienen poder”.
Lo que está en disputa es claro aunque a veces nos mareen: “Todos somos un precio” dice Lozano en relación a que en economía somos nuestro salario, la changa, los ingresos de quienes integran cooperativas, la pensión, la jubilación. Ese precio -nosotrxs- disputa lo que Gambina llama la “renta total”, es decir la torta entera a repartir entre los actores de la economía. “Cómo se mueven los precios –hacia arriba, la inflación– define cuánto de la torta te queda a vos, cuánto a los empresarios, cuánto a los bancos”, explica.
La metáfora culinaria termina planteando que con la inflación la torta no se agranda, sino que se achica la porción de algunos, por una sencilla y obvia razón: “No todos tienen el poder de subir esos precios”.
¿Quiénes pueden subir sus precios, es decir sus salarios, sus ingresos? A nivel micro, los comercios intentan hacerlo con ajustes y remarcaciones, y los trabajadores dependerán de la vieja carrera entre subir por escalera o hacerlo por ascensor. “Los que viven de salario –jubilación, o beneficios sociales– tampoco tienen posibilidad para aumentar. Cuanto mucho, producto de la lucha social oo de las negociaciones sindicales, logran la actualización de ingresos. Cuando hay paritarias, son muy poquitos los que cobran actualizaciones por encima de la inflación. En ese sentido es una cuestión de poder”, vuelve a plantear Gambina.
Los mercados monopolizados descriptos en los gráficos que acompañan esta nota arrojan algunos datos sobre las marcas que tienen el cuchillo con el que se corta la torta hoy, empresas que trasladan los costos para no perder ganancias, y muchas veces se aprovechan de la incertidumbre, mediante la remarcación permanente de precios en mercados concentrados que dominan casi totalmente.
¿Faltan dólares, o sobran?
Para Lozano en Argentina la disputa por la renta tiene tres componentes:
- El proceso de concentración e internacionalización que tienen nuestros capitales.
- El desabastecimiento de divisas por la fuga y la balanza comercial.
- El proceso de conflictividad que genera el intento de armar una Argentina para pocos.
El segundo punto, el desabastecimiento de divisas por la fuga, es uno de los que más incidieron en los últimos tiempos, agravando la falta de dólares de exportaciones agropecuarias producida por la sequía y las alicaídas cosechas.
Lo que podemos llamar bloque dominante es un grupo de corporaciones que combinan capital extranjero y al mismo tiempo capitales locales que se internacionalizaron. Para Lozano hay una novedad: “Desapareció la burguesía nacional. Arcor, principal productor mundial de caramelos, es un grupo local pero está totalmente transnacionalizado”. Eso significa entre otras cosas que su fortuna la produce acá, pero las ganancias quedan afuera.
Lozano marca características de estos ganadores:
- Alta internacionalización, capitales afuera de país, incluso en paraísos fiscales.
- Fuerte control sobre los mercados, dominados por pocos protagonistas.
- Conglomerados: “Una parte muy importante está compuesta por grandes grupos empresarios que tienen múltiples empresas, no solo una, y que atraviesan el mercado de manera horizontal y vertical”.
Julio Gambina grafica con cifras oficiales: “El sector público de la Argentina es deudor del mundo, eso se ve en la deuda pública, que es un cáncer. Pero el sector privado de Argentina tiene una cantidad de activos en el exterior –incluyendo los dólares en cajas de seguridad o, como se dice, en el colchón–”. El total de activos de personas físicas y jurídicas en el exterior supera los 430.000 millones de dólares: el doble de la deuda externa, y casi un PBI completo. De ese volumen se calcula que en cajas de seguridad, colchones y cuentas oscuras hay casi 265.000 millones de dólares. Gambina: “Es un gran mito que no hay dólares en Argentina”.
¿Dónde están? “Lo que pasa es que esos dólares son parte de la acumulación. El capitalismo argentino no mira el territorio nacional solamente, sino que tiene como territorio de acumulación el mundo. En Argentina produce valor, pero la realización de ese valor termina ampliando la producción y las ganancias en otro lugar. El capitalismo argentino está transnacionalizado”, repite.
¿Cómo impacta esto en la inflación? Lozano: “Que el capital esté transnacionalizado produce un efecto adicional. No es solo un mercado concentrado con poder de marcar precios. Si ese monopolio está extranjerizado, lo que genera es que ellos miden sus ganancias en dólares. Por lo tanto cuando se mueve el tipo de cambio, no solo les repercute en costos, sino que lo que ellos acumulan lo referencian en dólares. Entonces vos tenés que conseguir 100 dólares de ganancia, y aunque el dólar suba tienen que garantizarse los 100. No solo produce un impacto ante la falta de dólares y suba de costos, sino también por la manera en que calculan la rentabilidad, que es una escala internacional, no la moneda local”.
El combo letal: “Esa extranjerización es la que genera el bimonetarismo, el efecto de quiénes son los actores dominantes que toman deuda, valorizan financieramente, concentran mercados, invierten afuera con fuga permanente y no aportan impositivamente”.
La idea es que Argentina no responde a la noción de un país pobre. Es un país rico, que tiene casi un PBI fugado en dólares, al que le extraen riquezas y capitales permanentemente capitales locales extranjerizados, o directamente extranjeros.
Otra idea: la extracción no es solo de dólares, sino recursos. “En el complejo agrario lo hacen las grandes transnacionales” dice Gambina. “En el complejo automotriz son transnacionales también, en el caso de los hidrocarburos están las petroleras asociadas a la empresa privada de gestión estatal YPF. Y el litio, ahí hay propiedad de las provincias que están empezando a habilitar inversiones externas con muy poca capacidad de asociar renta provincial. El litio aparece como un recurso estratégico de la economía capitalista mundial. Y la discusión es si van a hacer como YPF, gestión estatal de empresa privada, o van a avanzar las multinacionales como paso con Chevron en Vaca Muerta”.
El Estado colonizado
Las recetas antiinflacionarias de moda (recortar el gasto público, inversiones, exportar materia prima) no serían las soluciones al problema histórico que se complejizó en las últimas décadas. Para Lozano, que la vivió desde adentro como uno de los directores del Banco Nación durante la gestión Fernández-Fernández, este conjunto de elementos les permite a los capitales trasladar el problema al Estado, que no se acomoda a gestionar este triple funcionamiento.
¿Es una cuestión de decisión política o de aggiornamiento a la complejidad?
Lozano: Las dos cosas. Uno, el Estado tiene que nutrirse de la comunidad para tener peso político, por eso tiene que incorporar a la discusión a los actores que pierden: sindicatos, empresas chicas y medianas, organizaciones sociales. Y el otro elemento es que la regulación tiene que tomar estas características de la estructura del poder.
¿Cómo sería? Lozano presentó una estrategia antiinflacionaria diferente desde el espacio que lidera, Unión Popular: “El Estado puede articular los intereses para que los grandes no definan todo. Porque en realidad son poca gente, la gran mayoría no está ahí. En lugar de sentarte con los grandotes, en cada cadena de producción podés trabajar con pequeñas y medianas empresas, trabajadores, distribuidores, para generar así un control compartido del proceso de precios en la cadena”.
¿Por qué no se hace? “El problema es que el Estado ha sido colonizado por esas empresas, incluso tienen cuadros dentro de la función pública, en la estructura del Estado. O sea que pueden trabajar desde adentro, como funcionarios, pero en beneficio de sus corporaciones”.
Mucho de esto comenzó con una destrucción: “Todo el proceso de desguace del Estado en los 90 dio como resultado que en AFIP y Aduana, por ejemplo, estas empresas sigan teniendo una influencia importante, que va más allá del gobierno de turno”. ¿Cuál es la opción ante ese tipo de panorama? “El Estado tiene que incorporar a la comunidad, a los sindicatos, para marcarle límites a esa capacidad que tienen de quedarse con la torta”.
Gambina plantea que la mejor estrategia antiinflacionaria es asumir el conflicto: “Revertir la inflación supone reconstruir el poder de negociación de los sectores que viven de la renta de la fuerza de trabajo, no solo sindicatos, sino movimientos sociales, territoriales, populares, diversos”. Lozano, con una mirada hacia Guzmán y Massa: “La idea de que la armonía con la estructura del poder va a resolver la cuestión, es falsa. Cuando hubo gobiernos que asumieron el conflicto, hubo resultados. Después se nos complicó la vida”. Por eso no ve demasiadas luces al final del túnel, con candidatos que no asumen a fondo esa situación de disputa.
Ultraderecha y ¿después?
La movilización y la calle son una variable económica más, asegura Julio Gambina. Aunque cree que hoy el poder social para disputar la ganancia (y surfear, entre otras cosas, a la inflación) se encuentra diezmado: “Hay una debilidad en la lucha por la distribución del ingreso”. Mira hacia la izquierda, esta vez de una manera crítica: “La izquierda sigue pensando en lógicas de un sujeto obrero que ya no existe en las divisiones del trabajo, por lo tanto las defensas corporativas de los sindicatos tradicionales no contienen las demandas de los trabajadores precarizados. La izquierda no tiene una lectura adecuada de que el mundo cambió”.
Lozano también cuestiona a la política y a cúpulas sindicales: “Luchas sociales sobran, en lo sindical, en lo territorial. Lo que pasa es que la política tiende a ahogarlas. En los últimos cuatro años el nivel de alineamiento que han tenido las centrales sindicales y los movimientos sociales fue lamentable. Se tendió a disciplinar a las organizaciones que le dan legitimidad a la lucha. Por eso en las PASO la gente pateó el tablero, porque la gente repudia igual, no solo votando a Milei sino no yendo a votar”.
Para Gambina se combina un problema de diagnóstico con una falta de propuestas. Una propuesta: “Hay un espectro masivo de millones que viven de la venta de la fuerza de trabajo a las que hay que proveer de mecanismos de agrupamiento, de autogestión, protección, dignificación, de experiencia de trabajo comunitario”. Es decir, dotar de derechos y de estrategias colectivas y autogestivas a aquellos que no forman parte del mapa laboral clásico, que ya dejó de serlo.
Pero, ¿es el Estado quien puede impulsar esos mecanismos? ¿O son los trabajadores mismos los capaces de enfrentar sus condiciones, de buscar, crear y plantear opciones nuevas? Un caso emblemático es el de las empresas recuperadas que hicieron lo suyo pese al Estado. Para Gambina tanto el peronismo como la izquierda tienen la misma lógica antigua: “La izquierda en general era estatalista y tenía que ver con la experiencia de gobierno que proponía el socialismo, que era la estatalización. Pero la izquierda está desafiada en este tiempo histórico no solo por el peso de Milei, o de Bolsonaro, o de Trump, o de Vox en España. Están desafiadas por estos cambios del capitalismo que tienen base social para la acumulación para una propuesta ultraliberal. El capitalismo está en crisis. Y en cada crisis, la clase dominante tiende a reinveintarse. Hoy se reinventa con la ultraderecha”.
Soberanía + autogestión
Para Gambina el programa de cambios tiene que construirlo la dinámica de lucha que quienes viven en condiciones cotidianas adversas. “Bajo esas condiciones adversas nacieron las consignas de soberanía alimentaria, de soberanía energética, soberanía financiera. Hay que asumir nuevos temas, como la autogestión”, propone. Podría asociarse a estas consignas a las asambleas que defienden sus vidas y el medio ambiente frente a modelos contaminantes, así como a las fábricas recuperadas y los proyectos autogestivos que plantean un mecanismo concreto de soberanía financiera, más acá del mercado y del Estado.
Si la inflación es una disputa, lo que seamos capaces de hacer también influirá en nuestros bolsillos. Otra pista la puede dar el Malón de la Paz de Jujuy, asentado en Buenos Aires hace ya casi dos meses reclamando por sus derechos, por el avasallamiento y las persecuciones a las que son sometidos. Y reclamando ser escuchados.
Breve intercambio con Gambina: “Hay dos tipos de reivindicaciones. Una son las democráticas, mejoras de vida cotidiana. Y otras son las reivindicaciones revolucionarias, que plantean cambiar de fondo las cuestiones. Hoy en general las que aparecen son las democráticas: las luchas de los alimentos y por los alimentos, por los ingresos. Lo que haría falta encontrar es una lucha revolucionaria por transformaciones profundas para discutir la tenencia de la tierra, el rumbo del Estado, pero hoy estamos lejos de eso”.
No tanto: en Jujuy y en el centro porteño donde está el Malón de la Paz se escuchan muchos de estos planteos de fondo.
Gambina: Es verdad. La lucha de Jujuy empezó con la reivindicación salarial de los docentes jujeños, pero cambió cualitativamente cuando entraron los pueblos originarios en defensa de los bienes comunes, una reivindicación profunda. Su lucha debería ser el programa político para una salida.
Tal vez en el norte, pero de Argentina, haya algunas pistas para salir del brete de panelistas y funcionarios con recetas obsoletas: planteos de fondo que hablan de soberanía y autodeterminación, de participación social, de bienes comunes y futuro, para que lo que se infle sea la capacidad de respuesta y organización.
Datos:
6 cadenas de supermercados e hipermercados controlan el 80% de la comercialización
Carrefour
Origen: Francia
Más de 600 sucursales bajo las banderas Carrefour, Market, Express Maxi y Carrefour Online.
Día
Origen: España
A fines de 2022, la compañía disponía de 912 tiendas (de las cuales 648 eran franquicias).
Cencosud
Origen: Chile
Dueña de Jumbo, Disco y Vera, en la Argentina opera con 282 supermercados, más su tienda digital.
Changomás
Origen: Argentina
Dueño: Francisco De Narváez
Tiene 92 sucursales, muchas de las cuales eran de Walmart.
Coto
Origen: Argentina
Dueño: Alfredo Coto
La cadena está compuesta por 120 sucursales.
La Anónima
Origen: Argentina
Dueño: Federico Braun
Posee 162 sucursales distribuidas en 83 ciudades, principalmente al sur del país.
El 74% de la facturación de los productos de góndola corresponde a 20 empresas, locales y extranjeras
Molinos
Marcas como Luchetti, Matarazzo, Don Vicente, Don Felipe, Favorita y Canale pertenecen a esta empresa propiedad de la familia Perez Companc, que domina el mercado de harinas.
Arcor
Empresa argentina principal productora de alimentos de consumo masivo nacional, primera a nivel mundial de caramelos duros. Es socia de Bagley y posee el 43% de las acciones de Mastellone.
Coca Cola
De origen norteamericano, tiene filial local y se asocia con embotelladoras. Con sus 80 productos concentra el 75% de las gasesosas y aguas saborizadas.
Unilever
Jabones y productos de cuidado para la ropa como Ala, Skip, Drive, Comfort y Vivere la ubican entre los primeros puestos de facturación en limpieza y cuidados.
P&G
Acaba de vender Ariel y Magistral a la empresa argentina Dreamco. Sigue al frente de marcas como Always, Gillette, Head & Shoulders, Oral-B, Pampers y Pantene, entre otras.
Swift
De capitales brasileños, lidera el sector de embutidos con hamburguesas, picadillos, salchichas y diferentes rebozados.
AGD
Está a la cabeza en volumen de facturación local en alimentos. Con presencia en ocho provincias y con puerto propio es también la quinta agroexportadora con biodisel, maní, harina y aceite de soja.
Molino Cañuelas
Propiedad de la familia Navilli, vende en el mercado local harinas y productos como galletas, aceites y arroces. Tiene firmas en Chile, Brasil y Uruguay.
Ledesma
Propiedad de la familia Blaquier, junto a la marca Chango (estadounidense) domina el 75% de las ventas de azúcar.
ABInvev CCU
El 70% del rubro de cervezas está en manos de estas dos firmas extranjeras, la segunda de origen chileno.
Bimbo
Mexicana, posee el 80% del negocio de panificados.
Mondelez Internacional
Norteamericana dueña de marcas como Oreo, Club Social, Cerealitas, Terrabusi, Pepitos, Express, Milka, Cadbury, Shot, Tita, Rhodesia, Beldent, Bubbaloo, Halls, Tang, Clight y Royal, entre otras.
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La conexión vital. HIJAS: encuentro entre Teresa Laborde y Malena D’Alessio
Primera presentación de un ciclo histórico: HIJAS es un encuentro público coproducido por la Cooperativa lavaca y revista MU junto a Teresa Laborde, hija de Adriana Calvo, una de las sobrevivientes cuyo testimonio fue clave en el Juicio a las Juntas Militares. La primera invitada fue Malena D’Alessio (foto), rapera e hija de un desaparecido. Ambas reflexionan sobre la política, el poder y el arte, en tiempos de negacionismo, trolls, machismo y fascismo. Cómo conectar con la vida, ahora y siempre.
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Ojos que ven: Ulises de la Orden y un nuevo documental
A partir de 530 horas de grabación del Juicio a las Juntas Militares, El juicio refleja la realidad de lo que Argentina, 1985 mostró como ficción. Los delitos sexuales, los robos, los cruces durante las audiencias. ¿De qué nos habla hoy mientras da sus primeros pasos hacia el Oscar? La mirada de Ulises combina en distintos films temas como derechos humanos, ambiente, justicia, autoritarismo, modelos económicos. En tiempos oscuros, las luces que revela el cine.
Texto: Sergio Ciancaglini
Fotos: Lina Etchesuri
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