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Ronda de las Madres de Plaza de Mayo: “No bajen los brazos”

Este jueves se produjo la ronda 2387 de las Madres alrededor de la Pirámide de Mayo. El el dato simboliza una ceremonia que sorprende, también, por una rareza en estos tiempos: poder sostener durante tanto tiempo una herramienta de construcción política. Cómo lo miran las turistas y cómo las militantes. Cuál fue el mensaje de Nora Cortiñas.
Por Lucas Pedulla
Fotos: Sebastián Smok
Una voz por megáfono precisa un dato en una Plaza de Mayo calurosa pero agradable: “Compañeras y compañeros, esta es la marcha número dos mil trescientos ochenta y siete de las Madres”.
Se escuchan gritos, aplausos.
Se ven cejas levantadas de asombro.
2387 veces las Madres de Plaza de Mayo han realizado su ronda alrededor de la Pirámide de Mayo, siempre en sentido inverso al de las agujas del reloj. El número simboliza una ceremonia que sorprende, también, por una rareza en estos tiempos: la sostenibilidad. Es lo que también le llama la atención a Érica, de 52 años, que no es argentina: “Soy de Brasil -se presenta, y señala a su hijo, que camina más adelante-. En Brasil no cultivamos la memoria del terrorismo de Estado, de todos los que fueron secuestrados y muertos. Admiro mucho la manutención de una memoria así”.

Esa manutención, tan sencilla pero contundente, se expresa en las poquitas Madres que están este jueves. Si bien hay personas que acompañan, son solo dos: Nora Cortiñas, en la ronda de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Josefa “Pina” de Fiore, en la de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Para Erika, de todos modos, las dos rondas le parecen una sola, porque ella ve Madres, personas y carteles alrededor de la misma pirámide. Y entiende el contexto: “Es importante estar porque Milei me hace acordar a Bolsonaro. Creo que Bolsonaro es peor, pero vamos a ver: es tan loco como este”.
Este jueves, a diferencia de otros, la ronda de la Asociación se dirige al frente de la Casa Rosada, y le cantan directamente al balcón presidencial: “Milei, basura, vos sos la dictadura”. De regreso a la Pirámide, Giselle, de 24 años y de la agrupación Kolina, habla del cariño que transmite esta plaza: “Tenemos que seguir caminando y reivindicando estos ideales porque somos la continuidad de esas ideas políticas”. Al volver, se dirigen al gazebo para dar la ronda por finalizada.

Por su parte, la marcha de Madres Línea Fundadora continuará dos vueltas más, hasta completar la media hora de cada jueves. Allí camina Ignacio, 30 años, que vino con su compañera desde Tandil, provincia de Buenos Aires. Es la primera vez que marchan: “Siempre es bueno venir porque la lucha que se mantiene en la Plaza es fundamental para reivindicar conceptos en lo discursivo y en lo práctico -apunta-. En lo discursivo, para construir una mayoría que nos permita leyes, decretos, sentencias, y en la práctica, para estar todos los jueves acá, o en la marcha que se organice. Verlas a ellas es un hecho histórico, y para nosotros son un faro”.

Detrás camina María Clara, 28 años, también de Brasil, que se queda en Buenos Aires hasta mayo. Es historiadora y su tema de estudio son las dictaduras militares. Por eso, es la sexta vez que viene a la Plaza. “Es súper importante venir para que no olvidemos lo que ocurrió en América Latina -piensa-. Es emocionante estar acá, y tiene que ver con el compromiso de ocupar y disputar estos espacios, incluso en momentos tan difíciles”.
Como a su coterránea, este contexto le recuerda a Bolsonaro: “Tuvimos un presidente al que se eligió, también, haciendo homenaje a dictadores, a personas que estuvieron presentes en los momentos de tortura. Por eso es importante concientizar para saber que no podemos colocar en el poder personas que no estarían hoy acá. A personas para las que la historia no es importante y se manifiestan en su contra”.

María Clara también piensa en qué nos deja la experiencia del Brasil, como pueblo, al atravesar esos años: “Qué difícil. Sé que es triste, pero cuando estamos así, hay que luchar. No hay otra que resistir. Los movimientos sociales tienen que estar en las calles, disputando espacios en las escuelas. Yo soy profesora, por ejemplo. Es muy importante lo próximo que venga, y ojalá ni siquiera tengamos que pensar en un próximo Bolsonaro o Milei”.
La ronda de Línea Fundadora concluye con su estribillo habitual:
-¡30 mil compañeros detenidos desaparecidos!
-¡Presente!
-¡Ahora!
-¡Y siempre!
-¡Que abran los archivos!
-¡Ya!
-¡Aparición con vida de Jorge Julio López!
-¡Ya!

Nora Cortiñas es la única que vino hoy, porque Elia Espen y Mirta Baravalle no pudieron estar. En silla de ruedas, la acompañan hasta debajo de un gazebo con toldo azul, para protegerla del sol. Como cada jueves, comienza recordando que Milagros Sala sigue presa.
Y dice:
“Queremos decir que nadie de los que estamos acá pensamos que íbamos a tener un presidente que fuera traidor a la patria. Si este decreto pasa, él puede ser acusado de traición, pero los legisladores también. Esperemos atentos para salir a la calle cuando sea necesario. Cuántas cosas hay para decir, qué mal estamos: el país se viene abajo. El día 24 (el paro general convocado por la CGT) tenemos que ser un millón y medio de argentinos en la calle. O dos millones. O cinco millones, como fuimos en el mundial”.

Nora es clara y convoca: “Hay que estar en la calle todo lo que hay que estar. Que nadie vaya solo a la marcha. Todos vayan con compañía y cada uno tiene la función de golpear la ventana del vecino y decirle: te invito a hacer el paro nacional. Y todos a la calle. No hay mal que dure 100 años, decía mi abuelita. Hoy yo digo lo mismo”.
Y cierra: “Tenemos que caminar juntos y hacer fuerza sin balas ni violencia ni odio. Vamos a tirar abajo esta situación. Sigamos luchando que vamos a vencer. No bajen los brazos”.
Luego, invita a cantar La Cigarra, de María Elena Walsh, y propone cantar alguna canción de Teresa Parodi la próxima semana.
El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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