#NiUnaMás
Mostrar para curar: arte contra la violencia femicida
La instalación El Cuarto de Lucía, la muestra Cuando cambia el mundo y la obra de teatro El virus de la violencia: tres experiencias en las que el arte aparece como forma de combatir la impunidad, construir justicia y desactivar los mecanismos de la violencia patriarcal. La potencia creadora para exigir respuestas urgentes y para sanar heridas sociales con reflexión y abrazo. Por María del Carmen Varela.

Esta nota se hizo gracias a nuestrxs suscriptorxs. Si te gusta lo que hacemos podés ser cómplice desde 250 pesos por mes. Suscribite acá.
La cama tendida, una tabla de surf, el atrapasueños, dibujos y escritos pegados en las paredes. Una mesa de luz, una lámpara, un libro, un par de zapatillas en el piso. La habitación de una adolescente es lo que tenemos ante nuestros ojos.
La certeza: la joven de rastas y dulce sonrisa no va a regresar.
Lo que falta: justicia.
La idea de replicar el cuarto de Lucía Pérez, de 16 años, asesinada el 8 de octubre de 2016 en Mar del Plata, surgió en una caminata compartida por Marta Montero, su madre, y la periodista y escritora Claudia Acuña. Una manera de trasladar un lugar privado a un espacio público donde quedará expuesto el dolor de una familia. La intimidad de su habitación, el ámbito de los sueños, su mundo personal, al que podemos ingresar porque Lucía no está ahí. La instalación se inauguró en la rambla marplatense, en la recova de ingreso al teatro Auditorium, el pasado 14 de febrero, día en que Lucía hubiera cumplido 21 años. Un televisor emite de forma ininterrumpida el juicio oral a los asesinos, que fueron condenados por venta de drogas, pero no por el femicidio de Lucía. En abril la muestra se trasladó al Museo de Bellas Artes Emilio Petorutti de La Plata y el día de la apertura la Comisión Bicameral de la Legislatura Bonaerense presentó una acusación formal contra los jueces Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas (Aldo Carnevale pidió la jubilación anticipada por lo que no fue alcanzado en el proceso), que absolvieron a los asesinos de Lucía: Juan Pablo Offidiani, Matías Gabriel Farías y Alejandro Maciel. Ese juicio había sido anulado en agosto de 2020 por el fallo vergonzoso que emitieron los jueces. En agosto de este año, la instalación estuvo en la Manzana de las Luces, en CABA y en noviembre se trasladó nuevamente a La Plata, al Museo de Arte y Memoria, hasta el 24 de noviembre pasado. Un día antes, los jueces Gómez Urso y Viñas fueron suspendidos, se les quitó un 40 % de sus sueldos y se resolvió que serán juzgados. Es decir: habrá dos juicios. El de los jueces, y se aguarda la fecha del nuevo juicio a los asesinos de Lucía, porque después de cinco años, el femicidio que originó el primer Paro de Mujeres, todavía sigue impune. El recorte de sus ojos aparece cada vez que la instalación se monta en un nuevo lugar, su mirada es un reclamo ineludible de justicia y la exigencia de #NiUnaMás.
El Observatorio que lleva su nombre registra los femicidios, travesticidios y transfemicidios, en una cartografía de la violencia patriarcal. Un trabajo autogestivo que se actualiza en forma cotidiana.
La instalación incluye también una enorme pared en donde se escriben a mano los nombres de las asesinadas. No son cifras, son personas a quienes el entramado de la violencia machista les arrebató la vida
Marta Montero reflexiona sobre la instalación que reproduce el cuarto de su hija Lucía: “Es una manera diferente de mostrar algo real sin dar un golpe bajo y duro. El cuarto te interpela y te das cuenta de que ese cuarto es de todas, es un cuarto como el tuyo, como el de tu hija, tu sobrina. Buscar justicia y tener derechos nos corresponde a todos. No es solamente festejar 38 años de democracia, cuando en esa democracia han quedado 2.200 mujeres muertas. A esta altura del año llevamos contabilizadas cerca de 300. Cuando vemos esos paneles llenos de nombres, cada espacio que ocupa ese nombre era una persona. Eso te pone los pies en la tierra y decís: Yo de acá salgo diferente, tengo que luchar por estas mujeres, ser su voz. Planteátelo, pensá y vas a salir distinta, porque esa Lucía también te pertenece a vos y ese cuarto también te pertenece a vos y vos no querés que ese cuarto esté vacío. El arte lo muestra de una manera cálida y genuina. Poder decir: ‘no quiero que esto me suceda a mí, ni a mi hermana, ni a mi prima, que no haya una Lucia más’. Que nos ayude a pensar y a ver las cosas de otra manera, desde el amor. Y desde ese amor podremos construir algo mejor”.

La ausencia
Una silla negra, otra detrás, y otra y otra. Son casi trescientas. En una sala de paredes blancas y piso de madera, hay una maniquí con peluca vestida de camisa blanca y jeans, sostiene en sus manos rígidas un cartel escrito a mano que dice un número que aumentó con el correr del tiempo (por eso el cartel tuvo que ser reemplazado aproximadamente cada treinta horas) y continúa con: “…sillas vacías, una por cada femicidio ocurrido en 2021”. Al comienzo fueron ubicadas de forma espiralada, luego la sala quedó chica y las sillas invadieron la sala contigua. La instalación estuvo desde marzo hasta noviembre en el Centro Cultural Kirchner y formó parte de Cuando cambia el mundo-Preguntas sobre arte y feminismos. Reunió a varies artistas internacionales y fue curada por la doctora en Historia del Arte, escritora, investigadora y docente Andrea Giunta. La artista española radicada en París, Esther Ferrer –quien el 19 de diciembre cumple 84 años– explora la performance desde su juventud y afirma que gracias a ella “te lo inventas todo: la técnica, la definición, la teoría (si la necesitas). Es el arte más democrático que existe”. Hace algunos años Esther volvía a su casa de madrugada, estaba cansada, encontró una silla en la vereda y se sentó. A la mañana siguiente se topó nuevamente con la silla y se la llevó a su casa. Muchas de sus performances e instalaciones fueron con esa y otras sillas. En 2015 realizó una sobre los femicidios sucedidos en España. Por cada ausencia, una silla. La acción se trasladó al CCK durante este año y el padrón del Observatorio Lucía Pérez fue consultado para agregar cada nueva silla. “Esther ha sido una cronista de este año, de lo que hemos experimentado –afirma Andrea Giunta– y de nuestra posibilidad como sociedad de crear instrumentos para contribuir a que este problema se vaya diluyendo, vaya perdiendo esta monstruosidad”. Andrea se interesó en la instalación de Ferrer y buscó actualizarla en el contexto local. “Trabaja con la silla desde los años 70, es un objeto absolutamente cotidiano, para ella se convirtió en una estructura, una arquitectura, un elemento conceptual. Antes de hacer esta obra, tenía una larga trayectoria trabajando en torno a la silla, también por eso la obra es más impactante, muy poderosa. Da una visibilidad a un problema que no hemos podido resolver, no hay una movilización por esto: la silla representa una estructura social, una comunidad que comienza en la casa y que llega al espectáculo público porque las sillas están desde lo privado, lo doméstico, hasta lo masivo”
¿Dónde reside la potencia de ver esa fila de sillas? “Podríamos pensar en sacar esas sillas de ahí y ponerlas en el medio de la calle, en una larga hilera y ver cuánto lugar ocupa. Son una ausencia presente, para mi es una de las obras que entran dentro del carácter de ‘obra monumento’: en un sentido es el monumento de todas las vidas que hoy no están, a lo largo de este año. Es una forma de contar un proceso socialmente doloroso, irresuelto. Estas mujeres no son desaparecidas porque sus cuerpos aparecieron, pero son las víctimas de una forma de genocidio por goteo, poco a poco. Es una obra que se convierte en una forma de memorial, de recuerdo, homenaje, esos cuerpos ausentes juntos”.
¿Cuál es el rol del arte en estos temas que nos atraviesan como sociedad? “El arte no tiene que probar nada, entonces esa posibilidad de tener un campo de pensamiento desregulado es también una zona importante porque te permite imaginar soluciones”, considera Andrea.
“El arte es la condensación de un proceso social, pero al mismo tiempo una obra interviene un contexto social y esa es una faceta interesante. Una obra es como una crisálida, tiene una vida que le va dando forma, que es la vida social, es la vida del artista y también es un prisma o una forma fractal que irradia, impacta en el mundo exterior”.

La otra pandemia
En plena cuarentena del 2020, comenzó a gestarse la obra de teatro El virus de la violencia. La actriz Romina Pinto y el actor Iván Steinhardt –pareja en la vida real y miembrxs de la Compañía Teatral El Vacío Fértil– comenzaron los ensayos a través de la pantalla de la laptop. De un lado elles en su departamento y del otro, la dramaturga y directora Marina Wainer desde España. En marzo de este año pudieron estrenar esta obra que marca con contundencia un hecho puntual: ocurre un femicidio. ¿Qué pasó antes? Una pareja de recién casados se va de luna de miel, irrumpen la pandemia y sus consecuencias. La violencia machista se instala y actúa. Cuando la obra termina, Romina e Iván permanecen en el escenario y sostienen la larga cartulina negra en la que pegaron los papeles blancos con los nombres de las mujeres, travestis y trans asesinadas. Los escriben a mano antes de cada función, con los datos del Observatorio Lucía Pérez. “Tenemos que hacer algo”, dicen e invitan a la reflexión y a la acción. “Desde que comenzamos con las funciones de la obra los nombres se han ido incrementando en cantidad y eso de alguna manera muestra lo descarnada que puede ser la realidad aún llevada al plano de la ficción, en función de la actualización de esos datos. De hecho con la Compañía vamos anotándolos a mano y para nosotros es como una suerte de ritual de redención, de reivindicación. En la primera función, el 6 de marzo, eran 57 femicidios y 212 al domingo de la última función, es abrumador” asegura Iván. “Lo que hacemos es consultar el listado del Observatorio, vamos escribiendo cada nombre y luego lo incorporamos en lo que sería el panel que va a estar expuesto en la obra”, agrega Romina, y continúa: “Es muy emocionante hacerlo porque nos ponemos delante del padrón y empezamos a escribir nombre por nombre y no hay forma de que no conectemos emocionalmente con la situación de cada persona que ya no está. Lo leemos minutos antes de salir y nos carga de emoción para poder dar todo lo que podemos en el escenario”. Iván: “De esa manera nos alejamos de las estadísticas, para no olvidar que no son un número. Son personas que ya no están”.
Una vez terminada cada función, Romina e Iván hablan con el público. Hay quienes se acercan para exponer una experiencia conocida, o para contarles sus propias vivencias y pedir ayuda. Iván sostiene que “el arte puede funcionar como un espejo, se puede tener incluso hasta otra capacidad de reflexión. Es una herramienta más. Nuestro pequeño rol es ofrecer esta arista. El arte puede ayudar a realizar una catarsis, especialmente cuando determinado tipo de situaciones dan desde vergüenza social hasta miedo de hablar de eso. A lo mejor esa conexión con el arte permite que se haga una proyección interna más profunda y animarse a dar un siguiente paso, como mínimo, ayuda a que sea más leve”.
Tres formas de visibilizar el horror.
Tres maneras de señalar las ausencias y que esa falta sea un grito y ese recuerdo un reclamo, porque sin justicia no puede haber paz.
El arte también pone el dedo en la llaga, echa luz donde hay oscuridad, revuelve los escombros de lo irresuelto y tira de la soga de lo posible.
El arte es movimiento y ningún cambio nació de la quietud.
Es el cristal desde el que se mira y cambia la óptica de lo que se percibe.
No hace milagros, pero planta la semilla de la transformación.
Esta nota se hizo gracias a nuestrxs suscriptorxs. Si te gusta lo que hacemos podés ser cómplice desde 250 pesos por mes. Suscribite acá.
La suscripción a MU te permite recibir la revista en papel en cualquier lado del país, o un acceso prioritario para leerla en tu computadora o celular.

#NiUnaMás
Fallo histórico: confirman la condena a perpetua y por transhomicidio contra el asesino de Tehuel

La Sala I del Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires confirmó la condena a reclusión perpetua y transhomicidio contra el asesino de Tehuel de la Torre, joven trans asesinado y desaparecido desde el 11 de marzo de 2021 en la localidad bonaerense de Alejandro Korn. Los jueces Daniel Carral y Ricardo Maidana rechazaron el pedido de la defensa y refrendaron el fallo contra Luis Alberto Ramos, quien había sido condenado el 30 de agosto de 2024 por el Tribunal Nº2 de La Plata en una sentencia histórica por reconocer el homicidio calificado del joven de 21 años por haber sido cometido por odio a la identidad de género. «La desaparición del cuerpo de Tehuel y la quema de sus pertenencias adquieren un carácter simbólico de negación de su identidad», señaló el fallo.
Familiares y Amigos de Tehuel celebraron la confirmación: «Esta decisión es muy importante y refleja el resultado de la lucha del movimiento social y de un trabajo en red muy importante, que nos fortalece para continuar el camino contra la impunidad y la violencia por prejuicio hacia las identidades travestis y trans». A su vez, exhortaron a la justicia bonaerense para que defina «de manera urgente» la fecha del juicio contra Oscar Montes, el segundo acusado por el crimen y la desaparición del joven. «Fue un crimen de odio», subraya la familia.
Compartimos la nota de MU que analiza los detalles del fallo histórico, junto a las pruebas que ahora Casación confirmó.
Y comparte la pregunta urgente de Norma Nahuelcura, la mamá del joven, que sigue sin saber dónde está el cuerpo de su hijo: «¿Dónde está Tehuel?».
#NiUnaMás
Acto trans por más democracia

Por María del Carmen Varela
Fotos Juan Valeiro
Desde las dos de la tarde comenzó a llegar gente a la plazoleta ubicada frente al Congreso de la Nación. Al amparo del sol, distintas banderas fueron colgadas sobre las rejas: Furia Travesti, Justicia por Sofía Fernández – nadie se suicida en una comisaría, Ley de Reparación Histórica Ya. Y también pancartas: Basta de Travesticidios, Femicidios y atropello a nuestras leyes, Más amor, menos odio, ¿Dónde está Tehuel? Caras pintadas con los colores rosa, celeste y blanco, espaldas con banderas multicolores, una foto de Diana Sacayán en blanco y negro y ampliada casi a tamaño natural. El aroma a guiso que apenas listo fue repartido en bandejitas de plástico, impregnó a la concurrencia que iba aumentando con el correr de los minutos.

La policía no permitió la colocación del escenario, sin embargo, el entusiasmo no decayó. El DJ Chezco Beats se encargó de musicalizar e hizo que el frío se esfumara de los cuerpos. Un gato amarillo gigante se ofendió al ser confundido: “No soy Gaturro, soy Garfield”. Cuando le preguntaron por qué vino a la plaza del Congreso, mostró una alcancía. “Te sacás una foto conmigo y colaborás”.
Bartolo viste un elegante saco azul y será unx de lxs presentadorxs del Festival.

Le cuenta a lavaca: “Vine a defender la Ley de Identidad de Género, la Ley de Cupo Trans, el matrimonio igualitario, la ESI. Es un contexto muy dificil y esos derechos nos quieren ser quitados”. Poeta, docente, activista, autor del libro Textosterona 4ML, una crónica poética de una masculinidad trans que está en preventa para lograr ser publicado. Se puede apoyar la edición ingresando a su IG: @escrituraautogestiva. “Estoy acá por el orgullo, por la resistencia, por las infancias trans, por todes les compañeres que ya no están y lucharon para que nuestras vidas sean validadas”.

Say Sacayán, hermanx de Diana, la recuerda a diez años de su travesticidio, que no fue avalado como tal por la Corte Suprema: “Ella fue una militante, luchadora, fue presa política, atravesó violencia en la calle, sabía qué derechos necesitábamos para tener una mejor calidad de vida. No vamos a bajar los brazos, vamos a resistir. Hace muchos años que estamos acá. Como país y como sociedad nos encontramos en un estado de crisis no solo económica. Tenemos un gobierno de derecha que viene a quitarnos los derechos, no solo a la población LGTBIQ+ sino al pueblo. Este es un espacio para encontrarnos, manifestar, abrazarnos y organizarnos”. Micaela Pérez, activista del colectivo Travesti Trans afirma: “Vine a pedir justicia por nuestras compañeras asesinadas en dictadura y post dictadura. Queremos repudiar a la Corte Nacional de Casación que decidió quitar como agravante el odio a la identidad de género, pedimos al Poder Judicial que garantice nuestras leyes”.

Tres chicos rubios de ojos celestes vestidos de riguroso negro llegaron a la plaza. Al ser consultados, responden que no hablan muy bien el idioma porque son rusos. El que mejor hablaba castellano dijo que se llamaba Davis —o simil— y que vinieron a vivir a la Argentina hace dos años. “Es muy peligroso vivir en Rusia. Allí somos terroristas, las personas LGBT somos extremistas y terroristas para la ley. Buscamos información y vinimos a Argentina”.
Pasadas las tres de la tarde, Bartolo dio inicio formal: “Bienvenides, bienvenidas y bienvenides al Festival Plurinacional Antirracista contra los travesticidios, transfemicidios y transhomicidios. Gracias a todas las personas que están acá hoy convocades en el Congreso”.

Una de las oradoras más lúcidas fue la activista Marlene Wayar.
- “Hay toda una sociedad que nos votó en contra por un sueldito que les prometieron, les prometieron que iban a cobrar en dólares y se cagaron en los derechos humanos. Así que hay que poner en jaque a toda esta sociedad pidiendo más democracia, que el Congreso y la Justicia funcionen. Si miramos la realidad, somos quienes estamos, entonces creo que hoy pretender que el mensaje penetre es un poco ilusorio”.
- “Estamos acá para abrazarnos entre nosotras, nosotros y nosotres. Honrar a nuestras muertas y estar juntes. Es una fecha de conmemoración de nuestra resistencia, de construcción, estando juntas, en comunidad, vamos a lograr esas otras luchas politicas, porque si no, las palabras son bonitas pero se las lleva el viento”.
- “Estemos con los pies en la tierra, no hay un político o política que nos esté mirando, no les interesa, están obnubilados en otra realidad, hay que traerlos a la tierra, hay que exigirles que respeten el ejercicio democrático de que las cosas son de todas, todos y todes y la nuestra es la más relegada así que es la primera a la que le tienen que dar prioridad y eso quizás sea con el proyecto de Ley de Reparación Histórica para las travestis mayores que está asegurando el futuro y que esta Argentina entienda que democracia es democracia y no se la puede bastardear”.
El Festival tuvo espacio para bailar chacarera, agitar banderas al grito de “para las travas reparación, es una deuda que nos debe la nación” y un final a todo ritmo con la banda Sudor Marika. Varias generaciones se dieron cita en la plaza del Congreso en el día internacional del Orgullo, se abrazaron, comieron, bailaron, defendieron consignas, exigieron la Ley de Reparación Histórica y como señaló Marlene, conmemoraron la resistencia de la mejor manera: juntxs.


#NiUnaMás
El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

Un 3 de junio sin movilización en la ciudad de Buenos Aires (pasó para el 4) pero sí en el resto del país, encontró sin embargo a integrantes de Familias Víctimas de Femicidios y Desapariciones en la Plaza de Mayo con dos enormes pancartas que rodearon la Pirámide con los nombres escritos a mano de las mujeres asesinadas en 2024 (317) y lo que va del 2025 (116). La actividad en Plaza de Mayo se sumó a los actos y marchas realizados en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Salta, Jujuy, Mendoza, Santa Fe y Tucumán, entre otros lugares del país. Lo que dicen las familias sobre lo narco, el poder judicial, y de dónde se saca fuerza para seguir.

“Estamos otra vez acá. No es la primera vez ni va a ser la última, pero estamos acá visibilizando lo que nos pasa, como lo tratamos de hacer todos los años, todos los meses, todos los minutos de nuestras vidas” dijo en Plaza de Mayo Marta Montero, la madre de Lucía Pérez, junto a la Pirámide donde Familias Víctimas de Femicidios instalaron dos pancartas que rodearon totalmente ese monumento, con los nombres de las mujeres asesinadas en 2024 (317) y estos meses de 2025 (116). La actividad en Plaza de Mayo se sumó a los actos y marchas realizados en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Salta, Jujuy, Mendoza, Santa Fe y Tucumán, entre otras.

A su lado estaba Susana Reyes, la madre de Cecilia Basaldúa, que agregó: “Yo estoy acá para que paren de matarnos y para que se haga justicia por todas las que nos faltan. No queremos que haya más mueres, hay mucha complicidad policial, judicial, política y estamos cansadas, pero vamos a seguir peleando y reclamando para que esto cambie en algún momento.
Mónica Ferreyra es la madre de otra joven asesinada, Araceli Fulles: “Ojalá nadie tenga que sentir el dolor que sentimos nosotras. Lo único que queremos es justicia. Pero te encontrás con un Poder Judicial y encima con una política de dejar que los narcotraficantes entren al país. Cada vez hay más narcos en la calle, que venden más droga, y usan a las chicas que se las entregan por drogas, y después las descartan. En el caso de mi hija todos los que la mataron están sueltos, y eso que a tres les dieron perpetua. Pero no cumplieron ni un año y los soltaron. El que la mató es narcotraficante. Ahí te das cuenta de cómo es que funciona el Poder Judicial”.

Guillermo Pérez, el padre de Lucía Pérez: “Uno ve lo de Maradona y la jueza, y la justicia parece un chiste. En el caso nuestro van a hacer otro juicio, ya van como seis. Cada vez que pueden le degradan la pena a los que también fueron narcos que vendía droga en la puerta del colegio al que iba mi hija. Pero hubo un juicio, tuvieron que anularlo, hicieron otro, también lo mandan para atrás. Un jury (juicio político) que fue un escándalo. Y casi nunca se logra justicia. Somos un país que está preso del Poder Judicial. Un país sin justicia, o con una justicia que sigue siendo un chiste”.
Susana: “Es cierto, el caso de Cecilia está impune hace cinco años porque metieron preso a un perejil, un chico que pasó dos años en la cárcel y era evidente que no tenía nada que ver. Lo tuvieron que liberar porque la fiscal Paula Kelm no tenía una sola prueba en su contra, fue vergonzoso, todo armado por la fiscal, por la policía, o sea que es una violencia permanente de la justicia contra la gente”.

Marta saludó a personas y familias que se acercaron al ver los carteles, incluso familiares de otra mujer asesinada en 2017 que terminaron participando del encuentro. Dijo Marta: “No queremos ni una más, ni una mujer muerta más. Las cifras son espantosas y vamos a seguir luchando aunque a veces parezca una utopía. Pero creemos que algún día lo vamos a lograr”.
Susana comentó que hasta la figura de femicidio pretende ser eliminada. Marta: “Claro, es lo que están haciendo en el nuevo juicio por lo de mi hija. Quieren romper todos los derechos, y el Estado no se quiere hacer cargo de nada. Lo que busca es la impunidad en estos casos, y así tenemos casi 450 mujeres muertas en menos de un año y medio, que los nombres de cada una están en estos carteles. Yo decía que creo en la utopía, pero también sé que nuestra lucha será infinita”.

En esa especie de infierno al que son sometidas las familias, ¿de dónde se saca fuerzas para seguir?
Susana: “Del amor que nos dejaron nuestras hijas, de la gente que nos acompaña y de nosotras mismas que nos contenemos para estar juntas y poder seguir adelante”.
Mónica: “Aparte del amor que nos dejaron, también es el amor por hacer justicia. Es como que la impotencia y el dolor, en lugar de frenarnos, nos dan fuerza para seguir pensando que queremos justicia para nuestras hijas”.
Guillermo: “Si no hay justicia, seguiremos en la lucha. Esa es la respuesta que tenemos que dar, pase lo que pase”.
Marta: “Nunca se las vamos a hacer fácil. Nunca nos vamos a dar por vencidos. Que nunca crean que nos han ganado. Es cierto, la fuerza la tenemos del amor y de seguir adelante siempre por la memoria de nuestras hijas”.


- Revista MuHace 3 semanas
Mu 204: Creer o reventar
- AmbienteHace 3 semanas
Contaminación: récord histórico de agrotóxicos en el Río Paraná
- ActualidadHace 4 semanas
Los vecinos de Cristina
- ArtesHace 1 semana
Vieron eso!?: magia en podcast, en vivo, y la insolente frivolidad
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Acto trans por más democracia