CABA
A tres años del 19 y 20: la segunda muerte de Gustavo Benedetto
Jorge Varando está por quedar libre. Según la reconstrucción judicial, fue quien disparó desde dentro del banco HSBC la bala que mató a Gustavo Benedetto (23 años) el 20 de diciembre de 2001. La multitud que se movilizaba fue víctima de la balacera efectuada desde esa oscuridad. Varando estaba a cargo del grupo de seguridad del banco, cargo que ejerció gritándoles a sus subordinados y a los policías: “¡Tiren, no sean cagones!”. Es teniente coronel retirado, graduado de la Escuela de las Américas, ex integrante del destacamento 103 de Inteligencia del Ejército, denunciado ante la CIDH por la desaparición de dos personas tras el copamiento de La Tablada. La medida de la Corte, que podría liberarlo, tuvo votos en contra de Enrique Petracchi, Carlos Fayt y Raúl Zaffaroni.
«Para nosotros ése lugar es una tumba», dice Eliana Benedetto, hermana de Gustavo Benedetto, el joven que a los 23 años fue asesinado de un balazo en la cabeza cuando pasaba frente al banco HSBC de Avenida de Mayo y Chacabuco, desde cuyo interior se baleó a la multitud movlizada por los sucesos del 19 y 20 de diciembre del 2001.
El autor de ese disparo calibre 9 milímetros, según la reconstrucción de la jueza María Romilda Servini de Cubría, fue Jorge Varando, uno de los responsables de seguridad del banco que está a punto de quedar en libertad.
¿Qué ocurrió? Los diarios han informado que la Corte Suprema de Justicia dejó sin efecto el procesamiento de Varando. La defensa había presentado un recurso extraordinario en el que planteó la arbitrariedad de la resolución, y la Corte consideró admisible el recurso en virtud de una supuesta «tacha de arbitrariedad» en la sentencia y ordenó devolver las actuaciones a la Cámara Federal para que dicte un nuevo fallo.
Traducción: la defensa no niega que Varando haya disparado, pero aduce que había otros tiradores y que no alcanzan los elementos para acusar al ex militar -en particular- por esa muerte. Cualquiera pudo haber sido el culpable, dicen los defensores.
La medida de la Corte tuvo tres votos en contra: Enrique Petracchi, Carlos Fayt y Raúl Eugenio Zaffaroni.
Desde el 20 de diciembre de hace tres años -el mismo día que Fernando de la Rúa abandonaba el gobierno al son de las cacerolas- las familias de los cinco asesinados por la represión en las inmediaciones de Plaza de Mayo, esperan el inicio del juicio oral en el que acaso se logre que haya justicia.
-Eliana, ¿confías en la justicia?
-Y, todo es re-lento. Hay que esperar, ver qué pasa. No hay fecha para el juicio oral ni nada. Todo está en una nebulosa. Pero yo espero que sí, que alguien pague algo por lo que pasó.
Vida coherente
Varando, militar, es graduado de la Escuela de las Américas, campo de entrenamiento de «contrainsurgencia» con sede en el sur de Estados Unidos. Fue señalado como represor y denunciado por los organismos de Derechos Humanos por su desempeño en el Destacamento 103 de Inteligencia del Ejército durante la última dictadura militar. Aparece mencionado en el libro Como los nazis, como en Vietnam, de Alipio Paoletti.
En 1989 era mayor, y participó en la defensa del cuartel de La Tablada a raíz del ataque al mismo realizado por el Movimiento Todos por la Patria. Un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos reconstruyó parte de lo sucedido.
Declara la CIDH que dos personas que quedaron prisioneras luego del ataque a los cuarteles militares, Iván Ruiz (18 años) y José Alejandro Díaz, fueron «desaparecidos» cuando la vigilancia estaba a cargo de quien después fuera el jefe de custodia del HSBC de avenida de Mayo.
La televisión española registró aquel 23 de enero del 89 a Ruiz y Díaz capturados por militares. Se escuchan dos voces. Una grita: «¡No tiren carajo. Si hay algún zurdo lo vamos a matar después!» La segunda voz pronuncia apenas una palabra: «¡Mátenlos!». En fotos periodísticas se observa que Ruiz y Díaz son llevados por un militar, el teniente primero Nacelli, quien luego declaró que los dejó con un cabo llamado Steigman, quien a su vez los entregó al entonces mayor Varando.
Varando declaró a su vez que dejó a Ruiz y a Díaz sin custodia en una ambulancia a cargo de un suboficial llamado Esquivel, que ese día recibió un balazo en la cabeza. El Estado argentino sostuvo luego ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que Ruiz y Díaz se habrían fugado. Por lo tanto, la justicia emitió una orden de captura.
En 1989 cinco cuerpos no identificados de atacantes al cuartel -quemados con fósforo- fueron «despostados» (desprovistos de sus partes blandas) a pedido de los médicos forenses. En agosto, el juzgado ordenó enterrarlos en la Chacarita sin identificarlos. Once años después los científicos del Banco de Datos Genéticos del Hospital Durand practicaron análisis de ADN en los cadáveres y les devolvieron sus nombres. Recién entonces la justicia se notificó de lo que había ocurrido: ni Ruiz ni Díaz se habían fugado. Habían muerto fusilados tras estar a cargo del entonces mayor Varando. Todo consta en el informe de la CIDH.
Con el rango de teniente coronel, Varando se retiró en 1994 para dedicarse al negocio de la seguridad privada.
En el 2001 estaba a cargo del grupo que en ese momento custodiaba al banco HSBC. Alicia Pierini, abogada de la familia Benedetto, recibió un anónimo donde se relata que el jefe de seguridad del banco es el general Julio César Veronelli, ex jefe del Segundo Cuerpo de Ejército. Varando era uno de sus principales lugartenientes (ambos hicieron un posgrado en seguridad para multinacionales en la Universidad Comillas, de Madrid, según ha informado Pierini). Junto a guardias privados y policías Varando asumió la supuesta defensa del banco, al grito de «¡Tiren, no sean cagones!». Hubo más de 50 balazos disparados en menos de un minuto.
La historia
«¿Y… Ahora qué?», inquiría en letras negras y mayúsculas, la gacetilla en la que los Benedetto convocaban a un repudio para este viernes 17, frente al HSBC. Ese día, en ese lugar, un amigo dijo unas palabras, otros dejaron fotos y flores frente a la policía que -esta vez- no dijo nada. En una de las esquinas hay dos placas en homenaje a Gustavo: una está rota, como la dejaron los policías que sistemáticamente destruían los recordatorios que la familia colocaba, tal como demuestra una filmación realizada por los periodistas canadienses Avi Lewis y Naomi Klein.
-Eliana ¿volvieron a ver a Varando?
– La única vez que lo vimos fue cuando se hizo la reconstrucción de lo sucedido. El no dijo nada pero estaba con sus dos hijos y la hija vino a prepotearnos, a decirnos que por qué acusábamos a su padre que era inocente… Pero yo no me quise poner a discutir. El tipo dice que tiró cinco tiros así que podía haber matado a cinco y el cargador era de trece balas.
-¿Cómo recordás a tu hermano?
– Me lo acuerdo tocando la armónica, con el perro al lado, que lo miraba. Y también lo recuerdo a través de las historias que me cuentan sus amigos, que tal día esto, que tal día lo otro… Siempre aparece alguno con una anécdota nueva: que mi hermano se reía de todo, que comía cualquier cosa. Siempre llegaba a las reuniones tarde porque volvía del supermercado y siempre estaba hambriento así que se comía todo, las sobras frías, como estuvieran.
-¿Qué cambió en ustedes en estos tres años?
-El primer impacto fue el de no hacer nada, pero después empezó a surgir la necesidad de movernos, de que pasara algo. Por eso ahora estamos movilizándonos más, preguntando más cosas. Tengo una sensación de bronca, de impotencia por no haberlo visto para decirle que se quedara. Es que cada vez es peor, cada vez lo extrañas más. Al principio decís ´ya va a venir´ y con el tiempo te das cuenta que no vuelve nunca.
Gustavo era de La Tablada, hincha de River y egresado de la escuela secundaria y pública número 155, título que le aseguró el puesto de repositor de la sección verduras del supermercado Día durante doce horas al día y por 400 pesos al mes. Era el único sostén de la familia, desde que su padre había muerto de cáncer, ocho meses antes de aquel diciembre del 2001.
Ese último día, el 20, Gustavo se presentó a trabajar a las siete de la mañana, pero la amenaza de los saqueos obligó al supermercado a cerrar. Preocupado por la suerte del local, regresó al mediodía y comprobó el desastre: las persianas y los vidrios estaban rotos, las góndolas vacías, los destrozos desparramados por todos lados. Impotente, decidió ir a Plaza de Mayo a protestar. Intentó convencer a varios amigos para que lo acompañaran, pero ninguno estaba disponible. Su determinación o indignación tiene esa dimensión: un muchacho que siempre estaba acompañado, escoltado por su barra de amigos, subió solo al colectivo número 126, viajó durante una hora y media y bajó cien metros antes de toparse con la bala.
El chico cayó en Avenida de Mayo al 600, delante de las cámaras.
Su mamá y su hermana lo vieron morir por televisión, mientras escuchaban que alguien gritaba: «están tirando desde adentro».
Este 1º de enero Gustavo Ariel Benedetto cumpliría 27 años.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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