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#AbortoLegal en el Congreso: el debate que falta

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En una jornada histórica, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados invitó disertantes a favor y en contra del #AbortoLegal en el marco de una reunión informativa, ya que la Comisión de Legislación General aún no trató el proyecto. Médicos, psicólogos, organismos y colectivos le hablaron a los diputados con datos contundentes y casos puntuales. La estrella: el obstetra Mario Sebastiani, quien sintetizó las razones por las cuales el aborto debe ser tomado como un tema de salud pública.
En una jornada histórica el #AbortoLegal expuso en el parlamento en el marco de una reunión informativa que realizó la Comisión de Salud Pública porque -dejó en clara su presidenta, Carolina Galliard- “la comisión de cabecera no lo trata”. Hizo así referencia a la Comisión de Legislación General, cuyo titular Daniel Lipovetzky terminó haciéndose presente, pronunciándose a favor de despenalizar el aborto y con un pañuelo verde de la Campaña en el cuello.
Sin duda, el expositor que brilló fue también el único ovacionado: el veterano especialista en Obstetricia, el doctor Mario Sebastiani, integrante del Comité de Bioética del Hospital Italiano, quien miró a los diputados a los ojos y les dijo claro y fuerte:

  • “Me parece inadmisible que todos los que estamos en este recinto naturalicemos que una mujer tenga que ir a la clandestinidad en el momento de interrumpir el embarazo”.
  • “¿Qué significa para ustedes la salud pública? ¿Qué significa para ustedes que no tenga cifras precisas de cuántos abortos se practican por día? ¿Eso es salud pública o es un sistema de salud que le da la espalda a los derechos de las mujeres?”
  • “Escucho a todo este grupo de diputados decir que todos están a favor de la vida de las mujeres y los escucho repetirlo tantas veces que creo que, entonces, están presionados y no son libres de tomar las decisiones que corresponden”.
  • “Tenemos la mortalidad materna más alta de Latinoamérica junto con Nicaragua, por eso creo que todos los que dicen que están a favor de la vida están manchados con la indignidad de la mujer y con la muerte. Los políticamente correctos y los que no.”
  • “Fueron votados para hacer políticas públicas. Les pido que dejan las opiniones personales en su casa que es lo que la sociedad necesita”.
  • “Quiero poder interrumpir la gestación cuando una mujer me lo pide porque creo que la mujer tiene el derecho de poder hacerlo”.

El segundo médico disertante fue el ex ministro de Salud de la Nación, doctor Ginés González García: “Hicimos el primer protocolo para interrumpir el embarazo no punible. Se hizo para cumplir la ley que ya existe. Y se logró con el liderazgo de las mujeres que se implemente en los centros de salud. Hoy la realidad es que no se cumple ese protocolo, ni siquiera cuando corre riesgo la salud de la mujer. El acceso a información e insumo a mujeres que no los tienen está amparado por la ley y debería cumplirse”.
Agregó: “El 60% de los países más desarrollados del mundo tienen leyes mucho más amplias sobre la interrupción del embarazo. Estamos retrasados en ese terreno. Uruguay es un ejemplo de que tener ese tipo de leyes desciende la mortalidad de las mujeres a cero”.

El derecho que falta

La abogada Mariela Bielski, directora de Amnesty Internacional señaló: “El Estado no le puede imponer a las mujeres la cárcel porque no hace nada para que el sistema de salud legal le garantice sus derechos. Eso demuestra los casos de Belén y Juana, la nena wichi violada”.
Siguió: “¿Qué acceso de salud tienen prohibido los hombres? Ninguno. El Estado está discriminando a las mujeres con un acceso desigual a la salud pública. Y con esa discriminación se violan los derechos humanos”.
La psicoanalista Martha Rosemberg, referente de la Campaña Nacional por el Aborto Legal y Gratuito arrancó su intervención advirtiendo: “Estoy enojada: las más de 300 organizaciones sociales que formamos parte de la campaña tenemos mucho enojo por la falta de tratamiento de este proyecto. Nadie quiere hacerse cargo del hecho de que las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus vidas. No hablo solo por las 500 mil que todos los años abortan clandestinamente, sino también por las que declinan de abortar porque las condiciones de clandestinidad”.
La periodista Marta Dillon, en representación del colectivo Ni Una Menos, señaló: “En este momento, mientras estamos hablando, hay mujeres que están abortando. Abortamos no sólo porque es un derecho, sino porque es un poder. Eso es lo que manifestó el movimiento de mujeres en el Encuentro Nacional y en Ni Una Menos. Se aprueba la ley de Identidad de Género y de Matrimonio Igualitario, pero no la de aborto porque el patriarcado considera que el cuerpo de las mujeres es su propiedad. Nuestro cuerpo no son incubadoras. Viva nos queremos no es solo pedir el derecho a respirar, sino el derecho a decidir nuestro plan de vida”.
Hubo más argumentos a favor de la despenalización que en contra, y los que defendieron el aborto clandestino desplegaron justificaciones religiosas y sostuvieron, de distintas maneras, la misma creencia acerca de cuándo comienza la vida. La reunión fue encabezada por la diputada Victoria Donda, firmante del proyecto de Interrupción Voluntaria, y contó también con la exposición de seis legisladores, todos para manifestar su adhesión al proyecto. En cambio, los legisladores contrarios a sancionar la despenalización dejaron la representación de esa posición a los expertos.
¿Para qué sirvió este debate?
Legislativamente no tiene entidad de trámite, pero puso en evidencia la necesidad urgente de debatir la norma. En principio, los legisladores dijeron que será recién en marzo, cuando se retome la actividad parlamentaria.

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Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld

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Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día. 

La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán. 

En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.

En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas. 

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En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica. 

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En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

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Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.

En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

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Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.

Más información en www.observatorioluciaperez.org

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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

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“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

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Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

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Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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