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Alerta Posadas: por qué está en juego la salud pública

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Trabajadores del Hospital Posadas realizaron un paro de 24 horas, un abrazo simbólico y una movilización en reclamo por los 122 despidos de enero que estuvo custodiada por un excesivo operativo de Gendarmería. Los despedidos son profesionales de hasta 20 años de trayectoria con varios puntos en común: todos estaban precarizados y muchos se habían opuesto a la extensión de la jornada laboral del sector de Enfermería a 12 horas. No los indemnizaron. Ahora, denuncian que contratan monotributistas. Testimonios de trabajadores que revelan por qué está en riesgo la salud pública.
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El enfermero Sergio Villalba estaba de vacaciones en Misiones cuando le mandaron un mensaje notificándole que había sido despedido después de 10 años de trabajar en el Hospital Posadas. El 24 de enero ya estaba de vuelta en Buenos Aires. No sólo es una de las 122 personas despedidas sino que es uno de los 15 delegados echados de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP), uno de los sindicatos que se opuso a la extensión de 10 a 12 horas de la jornada laboral de enfermería. “Éramos 21: quedamos 6”, dice hoy. E interpreta sobre esa cuenta matemática: “Es político”.

Alerta Posadas: por qué está en juego la salud pública

Foto: Nacho Yuchark para lavaca.org


Son las 11 de la mañana bajo un sol que hierve y Villalba sostiene una bandera que dice «No a los despidos en el Hospital Posadas. Defendamos la salud pública». Es la cabecera de una caravana que en minutos marchará hacia la autopista Acceso Oeste luego del llamado a un paro de 24 horas y a un abrazo simbólico a la institución que fue una pieza más de un enero caliente: más de 3 mil trabajadores públicos quedaron en la calle. Es por eso que, desde los megáfonos, se anuncia el siguiente cronograma:

  • Marchar el 15 de febrero en movilización convocada por ATE.
  • Convocar el 17 a un encuentro de trabajadores (estatales y privados, despedidos y con empleo) en el Hospital.
  • Marchar el 21 en la movilización convocada por Camioneros, un sector de la CGT, las dos CTA y organizaciones sociales.

La actual marcha es supervisada por un excesivo operativo de Gendarmería: sobre la autopista hay al menos 15 vehículos con cientos de efectivos que, con escudos, escopetas y drones, mira hacia abajo a un mismo punto, en dirección al grupo de médicos que reclama por los 122 trabajadores despedidos.

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Foto: Nacho Yuchark para lavaca.org

El Estado gendarme

Las enfermeras del turno noche montaron un kiosco solidario en el hall central del hospital para recaudar fondos. Es uno de los sectores más vapuleados por los despidos de enero: no sólo denuncian que llevan siete meses sin cobrar más del 70 por ciento de su salario producto de una “represalia” por rechazar la extensión de su jornada laboral a 12 horas, sino que muchas de ellas fueron despedidas.
Así lo cuenta Fátima Gutiérrez, 38 años, 13 como enfermera en terapia intensiva pediátrica: “Empezó por un reclamo en el que nos querían imponer 12 horas de trabajo: es insalubre. Cuando fuimos a la Justicia y empezó la represalia: nos descontaron el 70 por ciento del sueldo durante siete meses. En mi caso pude aguantar porque soy soltera, pero imaginate los compañeros que tienen hijos, familia y deben pagar un alquiler. Presentamos un amparo y al comienzo éramos 125; luego quedamos 70. Es que es muy doloroso que te descuenten sabiendo que venís a trabajar todos los días. De todos modos, nadie se salvó: esas personas también fueron despedidas”.
-¿Por qué?
-Quieren que haya gente que obedezca y cumpla las disposiciones del establecimiento sin quejarse. Hacen esto porque van a precarizar.
Luego de los despidos, los trabajadores realizaron asambleas dentro del hospital, exigieron la participación de los sindicatos en los reclamos y marcharon hasta el Ministerio de Salud. No tuvieron respuestas. Tampoco desde algunos gremios. Todos los trabajadores consultados cuestionan la participación de la seccional Morón de ATE (a la que están afiliados muchos de los despedidos) y de su secretario general, Darío Silva: se viralizaron videos en los que se ve cómo una patota golpeó a los trabajadores echados que se habían acercado a pedir una asamblea para tratar el tema. El escándalo motivó a que integrantes de ATE Nacional acudan a las asambleas convocadas por los propios trabajadores, que manifestaron su apoyo al reclamo.

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Foto: Nacho Yuchark para lavaca.org


Karina Almirón tiene 47 años y trabaja hace 15 en el Posadas como técnica de anatomía patológica especializada en inmunohistoquímica, un estudio que ayuda a diagnosticar enfermadades como cáncer. “Yo era la única del Hospital que hacía ese estudio. Para reemplazarme contrataron a cuatro personas. Por un lado, le hicieron levantar el parte médico a una compañera que me ayudaba a mí, tomaron una estudiante de primer año sin título, a una tercera que va a venir algunos días y a una cuarta persona que les va a enseñar los sábados. Todos como monotributistas. Ahí te das cuenta que no es un problema de presupuesto o de dinero, porque van a gastar 60 mil pesos cuando yo tenía un sueldo de 13500, uno de los más bajos. Sólo quieren cambiar las condiciones de los trabajadores en el Estado y dejarlos sin ningún derecho”.
-¿Cómo fue el derrotero?
-El 15 de enero nos avisaron que teníamos que ver si estábamos o no en las listas de renovación de contrato. No estábamos en ninguna. Nos informan que nuestro contrato había vencido el 31 de diciembre del año pasado, con lo que nos enteramos 15 días después. No sólo no nos quieren pagar la indemnización sino tampoco los 15 días de enero que efectivamente trabajamos. Esa es la modalidad aquí: tenemos solo un 15% de planta permanente, que son compañeros que están muy cerca de la jubilación, y el 85% restante está contratado bajo diferentes modalidades. Algunos teníamos algo llamado “Contrato Posadas”, que se renovaba automáticamente y ya no existe más. Otros el “Contrato 48”, común en todo el Estado. Pero ahora están cambiando esas condiciones y están convocando a monotributistas, ni siquiera contratados.
-¿Cómo sigue aquí?
-Estamos pidiendo la reinstalación. Muchos teníamos tutela sindical: en mi caso por haber sido candidata delegada no electa, otros porque eran delegados de CICOP (Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires). Pero tenemos cuatro compañeras enfermas de cáncer, dos compañeras embarazadas, tres con hijos con discapacidad a cargo. Sobran razones para pelear: muchas de nosotras tenemos 15, 18 y 20 años de trabajo. Y ni siquiera nos indemnizaron, lo que es una particularidad, porque en otros organismos el Estado los indemnizó. Acá están diciendo que no corresponde: por donde se lo mire, es una ilegalidad. Nos están robando, estamos peleando por nuestros puestos de trabajo y mandan a la Gendarmería a vigilarnos cuando los verdaderos delincuentes, aquí, están en la Dirección.
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Foto: Nacho Yuchark para lavaca.org

“No sobra nadie”

La caravana parte desde el patio central del Hospital cantando «Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode». Quiere subir al Acceso Oeste. Del otro lado de la colectora, sobre la autopista, el largo cordón de gendarmes también camina: algunos filman mientras marchan, otros lo hacen desde los puentes cercanos. De todas maneras, un drone surca el cielo, ahora más caliente que nunca.
La marcha se detiene: enfrente se topa cara a cara con un cordón de gendarmes.
Luego, otro.
Y más atrás, un tercero, acompañado de un camión.
El tránsito en la autopista se ralentiza por los propios efectivos. Los autos que se detienen y bajan sus ventanillas para cortar por un segundo el aire acondicionado y agitar sus brazos y gritar en señal de apoyo, también son filmados.
Desde la caravana surge un canto:

  • “Que feo, que feo, que feo debe ser/ reprimir obreros para poder comer”.

Al frente, y sosteniendo la bandera que reclama por los despidos, avanza Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. “Tenemos que hacer que se reincorporen a toda la gente que fue despedida”, dice a lavaca. “Este Hospital fue y sigue siendo escuela y ejemplo para toda Latinoamérica. El Gobierno tiene que respetar la salud pública, debe respetar la educación, debe respetar al pueblo para que viva una vida digna como nos merecemos todos. No sobra nadie acá. Son todos imprescindibles”.

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Foto: Nacho Yuchark para lavaca.org

Ningún trabajador nace monotributista

La tensión dura varios minutos. Luego, los trabajadores deciden retomar sus pasos y marchar hacia el centro de Ramos Mejía, localidad de La Matanza, vecina al Posadas.Y hacia allí también camina Daniela, trabajadora del área de internación de adultos, que aporta un dato cuando el grabador se enciende: no está despedida.
-¿Por qué está acá?
-Porque están vaciando el hospital de enfermeros en represalia a una lucha por querer imponer 12 horas de trabajo. De hecho, ya lo impusieron. Es un trabajo insalubre y 12 horas es muchísimo. Los compañeros se opusieron, lograron un fallo de la Justicia de San Martín que declara la resolución inconstitucional y como represalia despidieron a casi todos. Y hay que aclarar algo: estos despidos no son por ajuste, sino tendenciosos. Muchos de los que empezaron a reclamar ya se habían ido bajando porque les hicieron descuentos brutales en el sueldo, para que tengan hambre y desistan. Despidieron también gente de otros sectores y muchos delegados y afiliados de los sindicatos de CICOP, que fueron los únicos que apoyaron el reclamo, mientras que ATE Morón y UPCN no solo no acompañaron sino que dieron el visto bueno a la Dirección para implementarlo. Es una vergüenza. El secretario general de Ate Moron, Dario Silva, era enfermero de pediatría y se prestó a avalar a 12 horas cuando hace mucho estábamos luchando por reducir la jornada a 6. No solo por el cuidado psíquico y físico del trabajador, sino por el bienestar del paciente. El desgaste impacta en la atención del paciente, y después de 10 horas el enfermero no puede brindar el mismo cuidado. Entonces, ¿por qué estoy acá? Estoy en apoyo de mis compañeros despedidos pero sobre todo en apoyo al hospital. Un atropello a todos los que tenemos muchos años.
-¿Hace cuánto que trabaja en el Hospital?
Llevo 15 años. Están queriendo limpiar a toda la gente que tiene memoria de lucha. Adentro, además, la cosa está muy difícil: metieron mucho miedo de perder el trabajo. Hay compañeros que apoyan, que estarían acá, pero tienen presión de muchos jefes. ¿Y por qué? Porque todos somos precarizados, todos somos contratados y mañana no sólo nos pueden rescindir el contrato sino también dejarte en la calle sin derecho a nada.

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Foto: Nacho Yuchark para lavaca.org

Qué está en juego

La movilización avanza hacia Ramos Mejía, punto clave de acceso por donde pasa el ferrocarril Sarmiento. La caravana corta por unos minutos las vías del tren. Mirta Arceri, otra de las despedidas, con 18 años en el Hospital, comunica desde un megáfono: “Vienen por la privatización del Hospital. De su hospital. Vienen para que todos los servicios sean arancelados. Para que cada necesidadad, cada consulta que se necesite, deba abonarla”.
Pese a la marcha, psa algo curioso para este país frenético: no hay insultos ni bocinazos.
Desde los balcones de los edificios, los andenes de la estación y de los colectivos repletos de calor llegan aplausos, gritos de entusiasmo y cantos de apoyo que, bajo este mediodía hostil, son como gotas de agua que calman la sed.
Así lo entienden también dos empleados de una remisería que le convidan un vaso de agua a Carmen Lima, 48 años, enfermera en el Posadas hace 18, con una recorrida en pediatría, en adultos, en terapia intensiva e intermedia, en unidad coronaria y que hoy, con una hija a cargo con enfermedad crónica, también quedó en la calle.
Y dice: “Me echaron sin mandarme telegrama ni notificación escrita. Es injusto cómo nos han despedido, sólo para cambiarnos por monotributistas. Te prohíben hasta que te movilices. Son contratos basura, y eso en realidad va a la privatizacion de todo el sistema de salud publica del Hospital Posadas. Si cae nuestro monstruo, cae toda la Argentina”.

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Foto: Nacho Yuchark para lavaca.org

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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