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El día de la locura

Se cumplen 3 años de la represión de la Metropolitana en el Hospital Borda. Aquí, el recuerdo del colifato Hugo López y de Cristina Díaz Alem, enfermera procesada desde ese día por «resistencia a la autoridad». Lo que se logró poniendo el cuerpo y las actividades que rememoran el Nunca Más de la salud mental

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A 3 años de la represión de la Metropolitana en el Hospital Borda, el recuerdo del colifato Hugo López y de Cristina Díaz Alem, enfermera procesada desde ese día por «resistencia a la autoridad». Lo que se logró poniendo el cuerpo y las actividades que rememoran el Nunca Más de la salud mental.
“Fue una locura”. Cristina lo dice sin darse cuenta. La metáfora de la locura parece trillada, pero no. “En ningún lugar del mundo debe haber pasado algo así”, dice de otra manera Hugo López. El recuerdo a 3 años de la represión de la Policía Metropolitana en el Hospital Borda a internos, médicos y periodistas no se agota en adjetivos, ni en el pasado.

El día de la locura

Cadena solidaria

Demoliendo hospitales

Cristina Díaz Alem, enfermera de Hospital Garrahan, se acercó ese día ante la primicia de que la Metropolitana había entrado por la parte de atrás del Borda, cercando una topadora que prometía demoler un taller de oficios al que asistían internos. Terminó arrastrada de los pelos por una oficial, detenida durante más de diez horas y ahora está procesada por “resistencia a la autoridad”, una caratula que, a pesar de todo, le sienta bien a su historial militante.
Hugo López es artista, integrante de Radio La Colifata y de la Cooperativa La vaca. Al frente del micro radial El Hombre de La Vaca, Hugo pregona por una salud mental integral, abordada interdisciplinariamente, con menos fármacos y apostando al buen vivir. Por eso, él que suele entregar certificados imaginarios de “colifato ilustre” a las personas que se lo merecen (considerado un honor), prefiere apartar la idea de que la represión fue una “locura”: “Yo creo que es un acto de perversión, de codicia. Los cegó la codicia del negociado. Los obnubiló”, dice y se ríe, según su típica combinación de análisis y subversión de la risa.
Hugo habla de codicia ya que, recuerda, el desembarco de la Policía Metropolitana en el hospital significaba el primer capítulo de una apropiación forzada del Gobierno porteño de parte de la zona sur de la Capital, para ganar terreno para negocios inmobiliarios y oficinas públicas. El Hospital Borda, que tiene un predio de alrededor de 5 manzanas con verdes patios incluidos en la parte de atrás, parecía tener espacio de sobra según esta visión mercantilista. Por allí fue que entró la Policía, guardiana en verdad de la protagonista de esta historia: la topadora.
En medio de esos parques, en efecto, se encontraba el Taller 19, un taller de inserción laboral para personas necesitadas, el único ubicado dentro de un hospital psiquiátrico.
Eso fue lo que demolieron.
Y luego vino la resistencia.
Y luego siguió la represión.

Ese día

A las 10 de la mañana la suerte del Taller 19 estaba echada, reducido a escombros rodeados por la Policía.
Pero hubo un llamado, y luego otro, y otros más que le pusieron un límite al avance de la Metropolitana en el hospital.
Fueron llegando profesionales de otros hospitales, periodistas y militantes que se sumaron al puñado de internos que miraba estupefacto lo que pasaba en el patio.
“En mi inconsciencia fui a hablar con la policía”, relata Hugo sobre ese momento. “Y le dije: no hagan la obediencia debida porque después la ligan ustedes y los que les mandan se lavan las manos, y van en cana ustedes. No me contestaron nada: se reían. Después vino un médico que me dijo ´viejo boludo, salí que te van a cagar a tiros’. Tenía razón”.
Hugo relata con gracia un momento terrible: el momento en que empezaron los tironeos entre los que se quejaban por la demolición del taller, y la fórmula del gatillo fácil de balas de goma de la Metropolitana.
Cristina recuerda el sonido de los disparos, apuntados contra lo que ya a esa hora – 11 del mediodía- era una multitud colmando el parque.
Ella, que se mueve en compañía de un bastón, junto a otros médicos y militantes se pusieron al frente de los internos, que también estaban siendo baleados. Así terminaron golpeados y detenidos y ahora enjuiciados por una causa que sólo responsabiliza a estos civiles, y a ningún agente del Estado: ni policías, ni funcionarios.
Desmacricomializar. La nota en la Mu 66

Las causas

Desde aquel 26 de abril de 2013 se abrieron distintas causas que investigaron lo sucedido en el Borda.
Una, titulada «Macri, Mauricio y otros. S/ Vejaciones y Apremios Ilegales» (Expte. Nº27.116/2013) llegó a un final en febrero del 2015, cuando la Cámara en lo Criminal dictó el sobreseimiento de Mauricio Macri – jefe de gobierno durante la represión-, la vicejefa María Eugenia Vidal – hoy gobernadora bonaerense- el entonces jefe de gabinete Horacio Rodríguez Larreta y los ministros de Seguridad Guillermo Montenegro, y de Salud, Graciela Reybaud.
La confirmación de este fallo a favor de toda la plana del Ejecutivo porteño llegó en una fecha paradigmática: diciembre del 2015. “El mismo mes en que Macri asumió y en el que también lo sobreseyeron de la causa por las escuchas de Ciro James”, cuenta la enfermera Díaz Alem, sintonizando los gestos del poder judicial con los vientos políticos.
Así, el único agente del Estado que continúa siendo juzgado es el efectivo Martín Roth, a quien puede vérselo en las fotos de ese día portando una boina, anteojos de sol y una intimidante escopeta en mano.
Pero hay otra causa que apunta contra cinco de las decenas de detenidos ese día. “Es una causa dirigida a los delegados y militantes dentro del gremio”, titula Cristina Díaz Alem, una de las procesadas.
El resto son, en efecto, la delegada del SENASA Carina Maloberti, el trabajador del Taller 19 Horacion Masvik, la enfermera del Borda Susana Bejarano, el actual secretario general de ATE Capital, Catalano, y la enfermera Díaz Alem, miembro de la junta interna de ATE en el Garrahan.
Todos están en calidad de procesados por “resistencia a la autoridad”, a 3 años del hecho, a la espera de una fecha en la que un juicio oral dictamine su culpabilidad o no. “A nadie le causa ninguna gracia”, sintetiza Alem. “Es una espada en la cabeza que tenés todos los días”.
Un fallo de esta magnitud, contra trabajadores y representantes en medio de una represión institucional, marcaría un antecedente que se volvería todo un mensaje judicial y político. Analiza Cristina: “Como en todos los gobiernos, los perjudicados somos los que salimos a luchar. Este año, por ejemplo, hay muchos despedidos. El fallo puede resultar un acto disciplinador para los trabajadores”.

El hombre de la vaca, en 2013: «Mauricio, vení a hacer terapia grupal con nosotros»

La resistencia

Con esta causa sobre el hombro, Cristina no deja de señalar lo que se logró ese día: finalmente, después de vaciar sus escopetas la Metropolitana se retiró del Hospital Psiquiátrico para nunca más volver. “Fue la primera vez que la Metropolitana fue derrotada”, analiza Hugo López, recordando los dos antecedentes más próximos por esas fechas: las represiones en Sala Alberdi y Parque Centenario que como triunfos (agresiones a gente indefensa) dejan bastante que desear.
¿Qué defendieron los médicos y los internos?
Hugo: ”La medicina pública, no el manicomio. Querían desmanicomializar de forma violenta, dicen: ‘estamos cumpliendo con la Ley de Salud Mental’, y suelta una risa. Lo que decimos es que esas tierras sean para la gente, que se usen para la comunidad: no para emprendimientos inmobiliarios ni para gente pudiente que ya tiene demasiado. Dejen algo para nosotros, muchachos”.
Cristina: “Se defendió la salud, la educación y no solamente contra un psiquiátrico; es una pelea para que haya medicamentos, que exista la calidad de atención. A 3 años este día es un recordatorio de lucha y de que seguiremos enfrentando a este modelo que va a dejar más personas afuera”.
Hay tres eventos, este 26, que remiten a esta brutal represión policial e institucional y claman por el sobreseimiento de los médicos y trabajadores procesados.
A las 17 horas en la Legislatura, Hugo López adelanta una primicia: “Voy a proponer que el 26 de abril se declare Día Internacional por los derechos de las personas con padecimientos mentales”.
Cristina cuenta que a la 1 y media del mediodía en el hall del Hospital Garrahan habrá una actividad conmemorativa, con palabras de los afectados y videos del día de la represión.
Más temprano, desde las 10 de la mañana, habrá actividades artísticas y culturales en el Hospital Borda.
Hugo se alegra de todas estas movidas. Y cierra: “Qué bárbaro, se sigue hablando de esto. Pienso que eso se tiene que recordar, tiene que ser un acto de memoria histórico como fue el nunca más: que nunca más pase esto”.

El hombre de la vaca, en 2013: reflexiones post-represión



Fotos: Julieta Colomer

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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