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De qué hablamos cuando hablamos de ajuste: testimonios y datos de trabajadores estatales en lucha

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La pérdida de soberanía en ciencia y tecnología. Las vacunas que ya no llegan. Los métodos anticonceptivos que ya no están. La renuncia del director del área de Sida, ETS y Tuberculosis por la reducción a la mitad de su presupuesto. La salud desde una perspectiva asistencial. El vaciamiento de la Agricultura Familiar a la medida de la Sociedad Rural. La destrucción de procesos organizativos. Trabajadores poniendo plata de su bolsillo para continuar los conciertos de orquestas. El desfinanciamiento de las casas de cultura barriales. Postales en primera persona de qué hablamos cuando hablamos de ajuste en el Estado.

1) Secretaría de Agroindustria: “Buscan destruir procesos organizativos”

Tatiana, Lorena y Silvia son tres de las 400 personas despedidas de la subsecretaría de Agricultura Familiar, en el exministerio de Agroindustria. Fue el área más afectada tras los 567 despidos de la cartera que maneja el ex presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevere. Las tres son técnicas que trabajaban hacía una década desde los territorios:
“Al no estar las técnicas de terreno, los agricultores familiares no van a tener la asistencia técnica que muchas veces terminan recurriendo a un ingeniero agrónomo. Son sectores muy vulnerables y esas familias, al no estar el Estado, quedan desamparadas sin políticas públicas para ese sector. Eliminaron dos herramientas fundamentales como el Monotributo Social Agropecuario y el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (ReNAF). Las sacaron, y eso también es desprotección.

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Foto: Lina Etchesuri


Es un claro recorte a lo que significan las políticas públicas que buscan construirnos soberanos en nuestros alimentos. A la hora de poder elegir qué comer y cómo producirlo nos estamos viendo afectados todos, no sólo técnicos y agricultores, sino personas que consumen estos alimentos, que son los que luego llevamos a la mesa.
¿Por qué el ajuste cayó de forma tan brutal en Agricultura Familiar? Es que así buscan destruir a procesos organizativos que trabajan desde lo social y hacen arraigo en la gente del campo, que ahora queda excluida y se va a vivir a las ciudades. El Estado busca así excluirlos, porque lo maneja un Gobierno que prioriza la Sociedad Rural y los grandes productores. El desguace es un traslado de dinero hacia Etchevere y sus amigos”.
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2) Secretaría de Ciencia y Tecnología: “El Gobierno demostró que no tiene interés en tener un proyecto soberano de país”

Gabriela, 57 años, hace más de 30 que trabaja como administrativa en el Conicet.:
“Pasé el ajuste en los ´90 y sobrevivimos, pero ahora tuvimos un gran retroceso al perder nuestro Ministerio y convertirlo en una Secretaría: eso significa menos presupuesto para investigación y desarrollo de de ciencia y tecnología. Y más hambre en nuestro país”.
Nuria Giniger, investigadora adjunta del Conicet, se dedica a la antropología social del trabajo:
“Desde que asumió, el Gobierno nacional demostró que no tiene interés en tener un proyecto soberano de país. Esa subordinación y subalternización a los capitales internacionales y los países centrales se demuestra cotidianamente, entre otras cosas, desmantelando el Ministerio, que era poner en algún punto el futuro de nuestra patria. Tenemos una situación complicadísima porque los subsidios que se mantienen están en pesos, pero la producción científica mayoritariamente es en dólares. Los insumos se compran en dólares, por lo que quedaron muy achicados por la enorme devaluación y especulación financiera. Hoy estamos hablando de tres mil dólares anuales en un equipo de investigación. En insumos para equipo de biología: un reactivo sale 500 dólares. Entonces imagínense un equipo de 20 compañeros desarrollándose en cualquier área del conocimiento: no alcanza en lo más mínimo”.
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3) Secretaría de Cultura: “Estamos en emergencia cultural”

Rosi, coordinadora de la Casa de Cultura en la villa 21-24 de Barracas, delegada de ATE:
“Prácticamente lo que hacemos es sobrevivir manteniendo el espacio con talleres culturales que los mismos vecinos buscan y quieren dar para bancar el día a día de la Casa. Estamos bancando nosotros el material con el que tenemos que trabajar, haciendo fotocopias, y abasteciéndonos entre nosotros porque no baja nada del ex Ministerio, hoy Secretaría. En limpieza, por ejemplo, nos bajaron el presupuesto. Imaginate que ponemos un papel higiénico por baño. Para todos. La Casa es un espacio para chicos y chicas del barrio, pero está totalmente abandonado por el Estado sin contenido barrial ni social”.
Marcos Antúnez, técnico de la Orquesta Sinfónica Nacional:
“Ya desde la asunción de Pablo Avelutto como ministro, pero ahora aún más con el rango de Secretaría, se afectó la programación de organismos como orquestas, coros y ballets, que siguen adelante porque somos los propios trabajadores quienes ponemos el hombro, y muchas veces de nuestro bolsillo, para hacer traslados de partituras y elementos para que los conciertos se puedan seguir llevando adelante. De todas formas, los organismos han menguado de forma exponencial dado que la función se redujo al ámbito de la Capital y del conurbano, dejando de hacer presentaciones en el resto de las provincias”.
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Martín Rosetti, delegado en el sector administrativo:
“Trabajamos con programas de fomento de producción cultural e industrias culturales: vemos de primera mano cómo el ex Ministerio redujo presupuesto. Lanzamos una campaña que es ´emergencia cultural´, para que toda la sociedad se haga carne de este reclamo: con la reducción a Secretaría, lo que ocurre es que el pueblo argentino tiene menos derechos”.
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4) Secretaría de Salud: “No vamos a permitir que destruyan la salud pública”

Luciana Angueria, trabajadora de la Dirección de Sida, Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), Hepatitis y Tuberculosis
“Hace días que renunció nuestro director por el brutal recorte. Hoy estamos acéfalos. El ajuste en nuestra área llega a un 50 por ciento si contemplamos la suba del dólar. Y hay que aclarar algo: el programa es para las personas que tienen cobertura y las que no. ¿Cómo va a impactar en los pacientes esto? Va a impactar, sobre todo, en la medicación, que no se consigue en farmacias: el Programa de Sida compra la medicación para toda la población que habita este suelo. Y la compra venía saliendo con mucho esfuerzo del ex director del programa que amenazaba con renunciar si le tocaban el presupuesto. Y renunció.
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El Ministerio tiene una función rectora con todas las provincias. ¿Qué va a pasar ahora como Secretaría? ¿Cómo van a seguir impartiendo las políticas? El Ministerio imparte normas, protocolos, pero lo único que tenemos son recortes: se cayeron los contratos de universidades, que eran quienes trabajaban en salud territorial. Y eso no sólo son personas sin trabajo, sino una ausencia de políticas públicas en lugares donde el Estado estaba y ya no va a estar más, porque se va a privilegiar una mirada de salud de corte caritativo y asistencial”.
Carlota Ramírez, trabajadora del Programa SUMAR: “Pensamos que el nuestro es un programa protegido porque es financiado por un préstamo internacional del Banco Mundial que representa el 0,5 por ciento del presupuesto nacional. Su función es gestionar y asegurar la calidad de las prestaciones de otros programas, pero al estar debilitados en su mayoría, corremos el riesgo de que se convierta en un programa de prestaciones básicas dirigido a los sectores más vulnerables desde una lógica asistencial.
Y lo que nos preocupa, más allá de si va a haber despidos o no, es la función del Ministerio de Salud: su jerarquía es porque tiene una función rectora con un rol de elaboración de políticas públicas como vigilancia epidemiológica, relevamiento de datos estadísticos, etc. El mensaje que nos están dando es que todo va a seguir igual, pero sabemos que en ese caso no tendría sentido entonces la reorganización. Si desaparecen funciones, claramente las políticas públicas van a desaparecer en términos de salud, y sólo van a quedar políticas asistencialistas con algunas prestaciones para los más vulnerables y que el resto vaya al sector privado”.
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Camila Lim, trabajadora de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva: “El ajuste ya venía sucediendo. No es de ahora. Siempre nos pedían que recortemos, que dejemos de viajar, que no nos capacitemos. Hace dos meses que venía muy presente la palabra ajuste, que implicaba un recorte del 30 por ciento. En nuestro caso, con el estallido del dólar, nosotros compramos métodos anticonceptivos: todo se multiplicó por dos. Ya llegábamos a cubrir hasta junio, pero nos espera un 2019 sin métodos anticonceptivos, después de la discusión sobre el aborto y tanto que se habló de educación sexual.
El recorte es tan claro que lo hace terrible.
Todo se agudiza cuando perdemos la jerarquía de Ministerio. No se tiene dimensión: ahora que pasó a Desarrollo, hay despachos que van a estar multiplicados como recursos humanos, planteles de tesorería, espacios de entrada. Estamos muy preocupados por los puestos de trabajo y en lo que eso significa en la continuidad presupuestaria de nuestros programas. Ni que hablar de las reuniones de Gabinete donde haya no haya un ministro de salud sentado o de las reuniones del Consejo Federal de Salud (COFESA).
Pero estamos organizados, esperando sacar a la calle todo lo que venimos defendiendo.
Y no vamos a permitir que destruyan la salud pública en Argentina”.
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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