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Escenas de la crisis: un ministerio ocupado pacíficamente contra más de 500 despidos

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Trabajadoras y trabajadores del ministerio de Agroindustria realizan desde el jueves una permanencia pacífica en rechazo de más de 500 despidos de la cartera que conduce el expresidente de la Sociedad Rural, Miguel Etchevehere. La única respuesta estatal fue una represión de la Policía Federal con palos y gases. Más de 400 de esas cesantías corresponden a la secretaría de Agricultura Familiar. Qué significa el desguace de esa área, contado por sus técnicos. El impacto en las comunidades. Las imágenes de efectivos policiales dentro del ministerio. Y las amenazas y persecuciones para que los empleados no acompañen las medidas de fuerza. Testimonios que dibujan otra triste postal argentina de una crisis que no para.

Escenas de la crisis: un ministerio ocupado pacíficamente contra más de 500 despidos

Uno de los listados con los despidos.


Hace treinta y seis horas que Guadalupe no duerme. Trabaja en el Ministerio de Agroindustria desde 2009 y hace tres años se desempeña como técnica de Agricultura Familiar. No quiso ver el listado de 29 hojas que circuló con los nombres de 447 trabajadoras y trabajadores  de esa área que los funcionarios de la cartera dirigida por el ministro Miguel Etchevehere, expresidente de la Sociedad Rural, comunicaron que serían despedidos. “La situación es dramática”, resume Guadalupe a lavaca, en medio de la permanencia pacífica dentro del edificio de Paseo Colón al 900, luego de la represión con gases y palos por parte de la Policía Federal. “En total, quieren echar a más de 560 compañeros”.
La permanencia el viernes tuvo su segunda jornada rumbo al  fin de semana. “Si nos vamos, el lunes no volvemos”, resumen los trabajadores en la calle. Muchos están sentados en las escalinatas del Ministerio, pero otros están sobre una avenida cortada por un cordón de casi 100 policías y un camión hidrante que aguarda justo enfrente de la Facultad de Ingeniería de la UBA, vecina del Ministerio. La postal es casi una ironía de este país a un día de la masiva Marcha Nacional Universitaria que inundó con 500 mil personas la Plaza de Mayo.
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Adentro, entre pasillos llenos de hojas A4 que denuncian los despidos, con trabajadores y trabajadoras hablando en cada rincón para ver qué se sabe y qué va a pasar, Guadalupe explica: “El miércoles la noticia era que habían echado a cuatro trabajadores de Control de Accesos. El jefe de área les dijo que a la noche iban a echar a 14 de 15, pero los rumores que se instalaron decían que iban a ser muchos más. Nos agrupamos, todos dijimos que no nos íbamos hasta no tener respuesta. Se llenó de policías. Nos dijeron que iba a haber una reunión con el ministro, pero está de viaje. Vino un secretario a las 10 de la mañana: la respuesta fue que no eran ni 4 ni 14, sino que iban a echar a 560 personas”.
Guadalupe calcula que esta es sólo una primera tanda de más de 1000 despidos. Y recuerda las 360 cesantías que ya hubo en abril y las 160 en 2016.
-¿Por qué no quisiste ver los listados?
-Porque esté o no, el lunes voy a estar en la calle de todas formas.

Imágenes del espanto

Muchas de las personas consultadas por lavaca piden hablar sin especificar sus nombres ni áreas de trabajo. Pasan videos de la represión, fotos de cómo la Policía Federal avanzó sin ningún sentido contra trabajadores y trabajadoras, imágenes de efectivos de esa fuerza dentro del patio del Ministerio, paseando con escudos y palos por los pasillos.
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Una de esas personas hace 20 años que trabaja en el Ministerio.
-Tenemos mucho miedo de verdad. El jefe de Recursos Humanos nos dijo directamente que el que hiciera reclamos, probablemente, estaría en la próxima lista de despidos. Yo estuve en todas las situaciones: contratada, monotributista y nunca vi una cosa así, este nivel de brutalidad y de falta de empatía con la gente. De no pensar en solucionar los problemas con gestión y solucionarlo con recorte. De tomar a las personas como un número más. Que de verdad no les importe nada. Que usen metodologías espantosas. Que entres a tu trabajo y te encuentres con esa magnitud de fuerza policial. Yo no lo vi nunca. En abril echaron a 330 personas. No le avisaron a nadie. La gente se enteró en la puerta poniendo la huella. No les dejaron entrar a buscar sus cosas. Eso te genera todo el tiempo un clima de no saber qué es lo que va a pasar, nadie trabaja tranquilo así. No hay motivo, además. Es toda gente despedida porque Modernización dice que tenemos una dotación que no es la que ellos consideran.
Otra de las personas que testimonian lleva trabajando ocho años:
-Ayer y hoy tuvieron una violencia que jamás vi. Hay mucho miedo de participar, de acompañar. Nadie está a salvo de ser echado. Es un momento muy difícil y quedarte sin trabajo es durísimo. Pero el maltrato es tremendo. Muchas amenazas. Hoy nos tenían que dar una respuesta pero, por el contrario, nos informaron de los despidos. Salimos a la calle y nos reprimieron. Yo estaba ahí, solo sacando una foto, cuando se nos vienen encima.  Golpearon a mujeres, no les importó nada. Es muy triste: algunos secretarios mandaron una circular interna a los jefes para que notifiquen qué personas iban a la protesta. Nos pasó que llamaron a nuestros puestos preguntando si estábamos o no: sólo habíamos ido a almorzar. Adentro hay mucha policía. Una metodología muy militar.
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El recorte según Monsanto

Los trabajadores explican que hubo:

  • Más de 30 despidos en la subsecretaría de Coordinación Administrativa.
  • Más de 60 en la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
  • Más de 440 en la secretaría de Agricultura Familiar.

“Sin dudas, es el área más afectada”, dice a lavaca Leonardo Janjetic, delegado del área en San Luis. “El listado de 29 hojas lo difundieron en plena represión para generar más desánimo y confusión. Aún no pudimos estudiarlo. Pero van llegando algunos datos. Por ejemplo, en San Juan despidieron a 21 trabajadores: quedan cerca de 10. En Neuquén, echaron a 27: quedan 4. Apuntan al desguace de toda el área para transformarla en una agencia que no trabaje junto a las organizaciones y las comunidades”.
Escenas de la crisis: un ministerio ocupado pacíficamente contra más de 500 despidos
Guadalupe explica que en la Dirección Nacional del área de Agricultura Familiar trabajan unas 200 personas, pero en territorio hay distribuidos unos 1000 técnicos. “Parece mucho, pero no lo es”, subraya. “Estamos hablando de todo el país”.
Leonardo es técnico en Santa Rosa de Conlara, un pueblo al norte de San Luis, casi al límite con Córdoba. “Eso es lo que le da identidad a nuestro trabajo. Estamos insertados en el territorio. Uno está vinculado con todas las problemáticas de las comunidades: cuestiones de tierra, caminos rurales, salud, educación. Nuestro trabajo fuerte es el fortalecimiento del tejido social en las comunidades para que los campos no queden vacíos a merced de las empresas”.
-¿Puede ser que por eso mismo sea el sector más afectado por los despidos?
-Vivo al límite de la frontera agropecuaria. Allí es muy claro: hay un rio donde terminan los campos buenos de siembra, que es donde siembra semillas Monsanto. Son campos de riego  que, al ser una zona seca, son ideales para producir semilla: Monsanto alquila esos campos. La tecnología implantada ahí es terrible: desde la electricidad, el tipo de perforación del suelo que tiene, los sistemas de riego, las autopistas. Tienen todo a disposición. Pero si cruzas el rio, se termina todo lo bueno y empieza el campesino. Ese es el contraste que se da.
Desde adentro del ministerio, donde la ocupación se organiza para el fin de semana, Guadalupe resume: “La secretaría garantiza una cobertura territorial para la bajada de política pública en todo el país. Salvo en Tierra del Fuego, tenemos delegaciones con coordinaciones y técnicos en todas las provincias. Pero las vienen reduciendo, haciendo obsoleto el rol del Estado: hace tres años que funcionamos sin presupuesto, lo que dificulta todo el trabajo de los técnicos. Y además, te persiguen. No hay política pública. Entonces, bajo ese criterio, sobramos todos”.
Desde afuera, mientras el desmesurado cordón policial continúa sobre Paseo Colón y el camión hidrante permanece frente a la Facultad de Ingeniería, se ven las banderas verticales que caen desde los enormes ventanales del Ministerio, y gritan dos palabras a la sociedad:

  • Permanencia pacífica.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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