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Flan y circo

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Del Parakultural a la concentración del 21A, Pablo Marchetti escribe sobre Alfredo Casero como símbolo de la patria opinadora e indignada que supimos conseguir. “A veces tiene destellos de aquella gloriosa gesta absurda y a contracorriente. Como el ´¡Quiero flan!´. Y otras invoca demonios, resucita muertos, empodera a los zombies. Como cuando se mete con las Abuelas de Plaza de Mayo y la ´manipulación´ de nietes restituides. También puede ser un sobrador machirulo antifeminista o un denostador serial de la militancia. Las redes, el hashtag, la tendencia. Todo eso llevó a Casero a concitar una atención enorme por parte de un público que no lo descubrió en los márgenes. Pero que lo sigue en primera, donde está jugando ahora, parado en una trinchera muy clara: la del oficialismo”. Leé el texto completo.

Flan y circo

Alfredo Casero en la concentración del “21A” frente al Congreso.

Por Pablo Marchetti

Año 1991. Sábado a la 1 de la madrugada del domingo en el Parakultural “New Border” de Chacabuco 1072. Hace un rato terminaron de actuar Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese. La rompieron, nos dejaron sin aliento. “¿Qué hacemos?”, nos preguntamos con el grupo de gente con la que fui. Hay varieté en el Parakultural. Nos quedamos.
Arranca la varieté. Sube un tipo. Un gordo con un bombo. Se sienta y empieza a hablar sobre el bombo. Arranca carcajadas. No es un monólogo. O sí, pero se va al carajo. Parece que está improvisando. Es un delirio. No puedo parar de reírme.
Es grandioso. Me desarma. Como cuando vi a Los Melli o a Los Macocos por primera vez. Con esa misma intensidad, con ese nivel de delirio absoluto. Pero con mayor margen de improvisación.
No tenía idea de quién era ese demente. Pero la descosió. Hoy la única persona que se me ocurre que puede hacer algo parecido es Gustavo Sala. Que es un genio improvisador.
Así de grande fue mi fascinación por este tipo que no tenía idea de quién era. Ese tipo era Alfredo Casero. Lo supe bastante tiempo después. En ese momento sólo me quedó grabada su imagen.
Un año después, cuando vi que empezaba un programa de televisión donde iba a estar ese tipo, aluciné. No podía creer que la tele le diera un espacio. Era como ver la varieté del Parakultural en la tele. Porque el programa, que se llamaba De la cabeza, increíblemente, era eso.
Tenía altibajos, claro. Como todo lo que se hace desde la experimentación. No tenía la uniformidad propia de lo que rige el medio. Era una anomalía absoluta. Era el triunfo de los márgenes.
Que se entienda: no existía YouTube ni Netflix. Sólo había películas en VHS. No es que podías ver fácilmente el Flying Circus. Aquello fue una bomba.
Casero formó parte de esa avanzada marginal hasta cierto momento. De la cabeza duró poco más de un año. Después vino Cha cha cha, su consagración, junto a Diego Capusotto, Fabio Alberti, Mex Urtizberea, Mariana Briski, Pablo Cedrón y Rodolfo Samsó.
El lugar que Casero, como cabeza visible de ese grupo, había fundado en la televisión lo continuó después de forma magistral un cuarteto: Diego Capusotto, Fabio Alberti, Pedro Saborido y Néstor Montalbano. Y finalmente lo llevó a la gloria Peter Capusotto, el monstruo bifronte de Saborido y Diego.
Mientras tanto, Casero tuvo otros momentos brillantes. Primero, en la música, con la Halibour Fiberglass Sereneiders (junto a Mex Urtizberea) y después como solista. Hasta tuvo un momento de masividad enorme con Casaerius.
El disco Casaerius tenía Shimauta, el hit de la Argentina post 2001. Y tenía también “Pizza conmigo” y “Mi combi”, hitazos de Casero, y versiones de temas de Sandro y Charles Aznavour. Todo con gran producción de Juan Blas Caballero.
Con ese disco, Casero viajó a Japón, vendió muchísimos ejemplares, recibió varios premios Gardel y hasta se dio el lujo de rechazar el de artista revelación. “Es mi tercer disco, no me pueden dar este premio”, se quejó. Chapêaux.
También se consagró como un gran actor de comedia y drama en unitarios y películas muy taquilleras, populares pero “bien hechas”. Fue un actor que trabajó mucho en las producciones de Pol-K.
Como Francella en su momento, logró salir de la comedia a la que estaba asociado y convertirse en un actor “serio”. Eso sí, nunca protagónico. Hasta ahora. Quién sabe qué puede pasar ahora.
Casero siempre fue un tipo muy inquieto. Delirante y experimental: hizo películas que no se estrenaron o se exhibieron poco; siguió haciendo música; escribió libros; fundó “experimendos”.
Hizo de todo, en el límite entre el artista interdisciplinario y el buscavidas. ¿O no es lo mismo? Así iba, a la deriva loca, cuando descubrió un filón: el de opinador anti K.
Pronto el músico talentoso, el actor, el creador, se volvió un panelista premium. En teatro pasó a hacer algo parecido a lo del comienzo en el Parakultural. Pero ya no hablando del bombo, sino de “Porota”, tal su apodo para Cristina Fernández de Kirchner.
Casero se transformó en lo mismo que dice criticar. Su capital pasó a ser su opinión. Diego Capusotto y Pedro Saborido son peronistas y kirchneristas y cada tanto hacen declaraciones políticas. Pero lo que importa es el programa que hacen, los personajes, el hecho artístico.
El hecho artístico de Casero es esa versión berreta aunque levemente contracultural de la patria opinadora e indignada que supimos conseguir.
Casero pasó a ser lo mismo que un panelista de 678, aunque con discurso contrario. La misma pasión, la misma retórica encendida, la misma energía para deschavar verdades del adversario, como para defender y/o barrer bajo la alfombra los errores. Y, llegado el caso, defender lo indefendible y justificar lo injustificable.
La diferencia es que, acorde a la trinchera que le tocó en el balotaje, reniega de la épica militante. Y trata de mostrar una cáscara de librepensador. No es el Estado quien lo financia, sino su propio trabajo. Como si lo otro no fuera trabajo. Como si no fuera el Estado, finalmente, quien financia esos canales.
La libertad de cajas disfrazada de libertad de expresión es lo que pone a funcionar la nueva usina Casero. Una usina que ya no es marginal y psicodélica, sino masiva y lineal.
Las redes, el hashtag, la tendencia. Todo eso llevó a Casero a concitar una atención enorme por parte de un público que no lo descubrió en los márgenes. Pero que lo sigue en primera, donde está jugando ahora.
Casero es un personaje popular, amado y odiado por igual. Como Jorge Lanata. Que viene de cierta progresía. O de haber sido admirado por cierta progresía. Una progresía que ahora se siente traicionada.
La progresía odia a Casero.
Casero dice cosas que irrita a ese progresismo. En principio, al kirchnerismo: Cristina chorra, devuelvan la plata, no somos boludos, las bóvedas, los cuadernos. Es como un Majul sin freno. Como un Lanata más surreal. Como un Baby Etchecopar con rock.
Flan y circo
A veces tiene destellos de aquella gloriosa gesta absurda y a contracorriente. Como el “¡Quiero flan!”. Y otras invoca demonios, resucita muertos, empodera a los zombies. Como cuando se mete con las Abuelas de Plaza de Mayo y la “manipulación” de nietes restituides.
También puede ser un sobrador machirulo antifeminista (de esos que dicen “feminazis”, puaj) o un denostador serial de la militancia. Un honestista serial y sesgadísimo.
Casero tiene, además, un gran dominio del tiempo mediático dentro del discurso balotaje al que adscribe. Y genera magnetismo: más allá de amarlo u odiarlo, terminamos hablando de él.
Casero sabe cómo somos. Porque es parte de eso que somos, pero de una manera más intensa, más egocéntrica.
Es hora de admitirlo: somos unes egocéntriques. Egocéntricas y egocéntricos. Pero sobre todo egocéntricos, los chabones.
Las redes sociales se hicieron para demostrar que nos encanta mostrarnos. Que alucinamos viéndonos belles e inteligentes. O protagonizando grandes gestas.
Nos encanta argumentar, nos encanta librar batallas dialécticas en una red social. Y como el mundo de las ideas tiene un sistema que funciona de modo binario, lo que garpa es formar parte de la mayoría.
No es una mayoría: en un sistema binario las mayorías son dos. El sistema de las ideas o de los medios funciona del mismo modo que funciona el sistema político.
Lo que tenemos, entonces, no es una grieta: es un balotaje.
Hay una socialdemocracia no peronista; hay grupos del “campo popular” o “nacionales y populares” no PJ; hay una izquierda troskista; hay alguna que otra anomalía como partidos provinciales o locales. Pero la final siempre es entre les mismes.
El balotaje político siempre es entre Cambiemos y el PJ en todas sus variantes. Y el balotaje cultural es entre kirchnerismo y macrismo. El resto son equipos chicos.
Alfredo Casero tiene muy claro cuál es el partido que se está jugando. El grande. El de ser tendencia. El hashtag. La mención. El del balotaje, parado en una trinchera muy clara: la del oficialismo.
El balotaje debería ser una excepción. Una situación especial en la que nos vemos en la obligación de elegir. Y está bien saber cómo actuaríamos en esa supuesta contingencia. Pero la vida transcurre, mientras tanto, en otras elecciones.
Estaría bueno que hagamos esas elecciones independientemente del balotaje. Probar ser minoría, cuestionar, tomar nuevos rumbos. Interpelar al público, molestar. Total, la vida nos lleva siempre sola al balotaje. Un balotaje que siempre llega.
Casero dejó de experimentar, de optar por la dificultad. Ahora toma el camino sencillo, fuerza el balotaje, crea una trinchera y agiganta al enemigo, a un único enemigo. Se muestra vencedor, flaco, sobreviviente. Y a nosotros nos duele por lo que dice y por quién es. Pero el problema, en realidad, no es ese.
Lo que duele es eso en que tuvo que transformarse Alfredo Casero para volverse popular. Duele asumir que no son buenos tiempos para los hechos artísticos (o comunicacionales, o del pensamiento) con distintas capas de lectura.
Con la linealidad y tomando partido en el balotaje, Casero se vuelve tendencia. Y es tendencia porque aún quienes lo odiamos estamos alimentando su linealidad.
El problema de Casero no es su discurso sino lo que genera ese discurso. El público sobre el que hecha luz, a quien ese discurso interpela, las pasiones que ese discurso genera.
Un público que no tiene nada que ver con aquel público que llevó a que Casero fuera Casero. Porque ya no nos necesita, ahora que sabe por dónde va la cosa. ¿Por qué, entonces, nosotros deberíamos necesitarlo a él?
Formar parte de ese universo es el problema. Escribir sobre eso, analizar eso, lo inevitable de Casero para entender lo que pasa. Este texto es parte del problema. Me hago cargo. ¿Por qué estoy escribiendo sobre Casero? Me odio.
Tampoco es bueno caer en la tentación de pensar que desmentir en todo a Casero es la solución. Casero no miente tanto como parece. Lo que molesta es el recorte de la realidad. No es tanto aquello que Casero denosta, sino aquello que Casero defiende. Su ceguera con el oficialismo actual.
Lo malo es que tanto odio, tanta linealidad y tanta provocación ya nos sacaron las ganas de volver a ver esos momentos memorables de Cha cha cha. Lo malo es que la nueva payasada para infradotades nos sacaron las ganas de comer flan.
Eso es lo malo. Lo peor es que en este balotaje de flan y circo, sólo nos queda lugar para el circo. Y quién te dice, tal vez ni siquiera eso.

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Rosario y el asesinato de “Pillín” Bracamonte: las hipótesis, la pelea entre bandas y un corte de luz antes de las balas

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En el atentado número 30 contra su vida, Andrés “Pillín” Bracamonte –líder de la barra brava de Rosario Central desde hace al menos 25 años– fue asesinado a balazos este sábado junto a su segundo, Daniel “Rana” Atardo. Ocurrió en el marco de un partido de Central contra San Lorenzo. Hubo una posible zona liberada, luces cortadas en la zona, y un crimen que se veía venir pese a la aparente calma de la violencia en Rosario en los últimos meses. Publicamos aquí las crónicas del medio cooperativo rosarino El Ciudadano, que dan cuenta del hecho, las primeras hipótesis, un perfil de Bracamonte y el contexto. Todo puede seguirse además en El Ciudadano (elciudadanoweb.com). Y agregamos una reflexión del periodista y diputado Carlos del Frade quien anticipa que estos asesinatos tendrán igual o mayores efectos que todo lo que ocurrió tras el crimen del “Pájaro” Cantero.  

La muerte de Pillín: las hipótesis detrás del crimen que agita la pelea entre bandas y un sugestivo corte de luz antes de las balas

Quizás por haber sido víctima de 29 ataques a balazos, estaba regalado en una calle donde tampoco le llamo la atención que la luz estuviera cortada antes de que lo asesinaran. Por El Ciudadano (elciudadanoweb.com).

Con 29 ataques a balazos en el lomo, Andrés Bracamonte, único barrabrava capaz de sostenerse 25 años en el paravalancha canalla sabía que lo querían matar. Desde antes del último ataque, en agosto pasado, tenía esa certeza. Pero igual estaba regalado en la esquina de Avellaneda y Reconquista, con la luz cortada, sin sospechar lo que vendría. Algunos aseguran que contaba dinero de la recaudación.

El asesinato de Samuel Medina, el Gordo Samu, yerno del Guille Cantero abrió una serie de hipótesis que hoy desembocan en la muerte de Pillín. Una daba cuenta de una pelea entre Los Monos y Bracamonte que sus allegados desmienten. El Gordo Samu era allegado a Pillín, viajaban juntos y su muerte está orientada hacia una banda de un barrio periférico manejada desde Buenos Aires que la fiscalía tenía entre manos, según allegados a la investigación. Uno de los integrantes de esa banda fue golpeado personalmente por Pillín, algo que en la jerga se considera una especie de humillación.  Pillín lo sabía, pero llama la atención que estuviera tan regalado en la esquina de Reconquista y Avellaneda. También llama la atención que un rato antes del ataque a balazos cortaran la luz de la calle en el marco de un partido de Central. Lo mataron a oscuras; a él y a su sucesor. Una versión da cuenta de que la pelea con el grupo del barrio periférico fue para evitar comercialización de sustancias en la cancha: Pillín no quería la Federal encima de ellos.

Rosario y el asesinato de “Pillín” Bracamonte: las hipótesis, la pelea entre bandas y un corte de luz antes de las balas

La escena del crimen, en las afueras del estadio de Rosario Central.

La banda señalada, que ya fue allanada, está vinculada directamente con una banda contraria a Los Monos. Si esta hipótesis se confirma habrá dos sectores en disputa, por un lado las dos grandes bandas que operan en Rosario y por otro lado la sucesión del paravalancha.

El perfil de un duro: a Pillín lo habían intentado matar 29 veces en los 25 años que estuvo al frente de la barra de Central

Andrés Bracamonte estuvo al frente de la barra canaya desde fines de siglo pasado, cuando era uno de los 7 jefes de fracciones internas y se quedó con todo. Desde entonces hubo plomos contra él: lo hirieron, lo rozaron, pero logró reponerse una y otra vez. Esta vez no pudo. Por El Ciudadano (elciudadanoweb.com).

Rosario y el asesinato de “Pillín” Bracamonte: las hipótesis, la pelea entre bandas y un corte de luz antes de las balas

—¿Es verdad que a Pillín lo balearon 29 veces?

—Sí, de locos, pero sí. Espero que podamos festejar las 30 con él sentado a mi lado.

Así confirmaba el número de gambetas a la muerte que llevaba Andrés Bracamonte un amigo que había ido a acompañar al hospital donde lo revisaban por heridas menores y roces de bala. Era el sábado 10 de agosto y Rosario Central acababa de vencer 1 a 0 en el Gigante de Arroyito a su archirrival Newell’s Old Boys. Y en medio de un torrente de personas a pie que caminaban por los bordes del parque Alem iba Pillin en su auto, despacio, junto a su pareja, y en avenida de los Trabajadores y José María Drago rociaron a ambos a balazos.

No habían ido a ver el partido, Pillín tenía restricción para entrar.

Según contaron testigos, un motociclista se acercó al auto y disparó ocho veces. Escapó. El entorno del jefe de la barra reaccionó rápido, pero no logró dar con el tirador. A Pillín una bala le entró en la espalda; también salió. No afectó ningún órgano, dijeron después en el hospital. A su pareja las balas le dieron en la zona costal derecha y en el codo derecho. También la atendieron sin que su vida estuviera en riesgo.

Pillín un cuarto de siglo al frente de la barra de Central. Había llegado a la cima antes del año 2000: era 1999 cuando quedó como jefe indiscutible de todas las fracciones. Y en los 25 años que se mantuvo fue acusado, condenado, detenido, liberado y baleado 29 veces.

De esos ataques, hay pocos registros en las crónicas policiales. Pero en el entorno del mandamás los tienen contados.

En julio de 2002, Pillín atacado por un desconocido que logró impactarle tres balas en el cuerpo. Fue en la puerta de un gimnasio ubicado en Ovidio Lagos al 1000. Pillín estaba en la puerta y vio a un desconocido cruzar la calle. Ese hombre extrajo un arma y le efectuó cuatro disparos, tras lo cual escapó a la carrera hacia la esquina donde al parecer lo aguardaba un auto.

Pillín recibió tres impactos de bala, dos en cada brazo y un tercero en la pierna derecha; el tirador falló el cuarto, que tenía como destino la otra pierna. Un balazo le provocó una fractura y el que recibió en el otro brazo le cortó una vena, lo que le produjo una importante pérdida de sangre.

En 2006 fue baleado por desconocidos en la puerta de su casa donde vivía entonces, en la zona norte. Recibió cuatro balazos: uno en el abdomen con orificio de salida, uno en cada pierna y otro en un tobillo. Rápidamente recibió el alta.

En febrero de este año, desconocidos balearon el frente de Los Álamos Club de Campo, el country de Ybarlucea donde vivía actualmente. Dejaron una nota amenazante contra el líder de la pesada.

Mediático

Pillín no pudo entrar a la cancha desde 2018. Antes del partido que Central disputó ante Talleres por la Copa Argentina, Bracamonte fue detenido mientras repartía entradas de protocolo, destinadas a dirigentes, en las inmediaciones del estadio de Lanús, donde se disputó el partido. Sólo quedó unas horas demorado. Pero la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) dispuso su prohibición de ingreso a los estadios.

En junio de 2010 fue uno de los diez barrabravas argentinos que no pudieron ingresar a Sudáfrica y fue deportado a la Argentina. Bracamonte, quien tenía tres causas judiciales en trámite, había sido autorizado por la Justicia local a salir del país.

Tres años antes el programa Crónicas Extremas del canal América filmó desde adentro a Los Guerreros, la barra canalla, con Pillín como estrella principal. Eso incluyó una visita a La Carpita, que el capo de la pesada también administra.

Causas judiciales

En diciembre pasado, Pillín pasó una semana preso, pero recuperó la libertad antes de la Navidad. Fue por una causa que involucra a un dirigente de la Uocra local por asociación ilícita, pero finalmente logró que sólo pesara sobre él una causa por extorsión.

Esa causa contra el gremio de albañiles reflotó un caso por lavado de activos que pesaba sobre Bracamonte, a raíz de la incautación de un cheque por el pase de un futbolista en su vivienda de Ybarlucea. Tras la imputación cuatro años atrás la causa quedó congelada, pero en diciembre la Justicia local decidió pasarla al fuero federal. Ante la apelación, la Cámara definió, finalmente, que la causa debía seguir bajo la órbita provincial.

Parecía intocable desde cualquier arista. Pero la suerte, si de tal cosa se trataba, esta vez le falló.

Rosario y el asesinato de “Pillín” Bracamonte: las hipótesis, la pelea entre bandas y un corte de luz antes de las balas

Daniel “Rana” Atardo, segundo de Pillín. Ambos asesinados ayer en Rosario.

Vienen días bravos

Este es el texto que escribió y distribuyó el periodista y diputado provincial santafesino Carlos del Frade, que este domingo a las 21 organizará un vivo en su Instagram @defradecarlos sobre las causas y consecuencias del asesinato de Pillín.

Por Carlos Del Frade

El asesinato del Pillín corta en dos la historia del presente criminal en Rosario.

Tendrá la misma o una mayor profundidad de lo que sucedió después del asesinato del Pájaro Cantero.

Era el único jefe de una barrabrava de primera división que permaneció por treinta años liderando esos negocios que surgen desde la cancha chica del fútbol y se expanden en la cancha grande de la realidad.

Más allá de las primeras informaciones, es claro que los últimos tres atentados contra él y su gente en los partidos de Central como local exhibían una voluntad manifiesta de matarlo.

Vienen días bravos en la ex ciudad obrera.

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Hasta siempre, Mirta

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Lo dijo con una sonrisa, amorosa, y con la mirada encendida, directo a los ojos: “El miedo es para los cobardes”. Fue un jueves de puro sol, cuando le preguntamos si tenía miedo en este contexto, antes de comenzar una nueva ronda que justo ella, con otras trece madres, fundó el 30 de abril de 1977, cuando buscaban con desesperación a sus hijos e hijas.

Mirta Acuña de Baravalle buscaba, además, a un nieto o nieta: su hija Ana María, a quien secuestraron el 26 de agosto de 1976 junto a su compañero Julio César Galizzi, estaba embarazada. Mirta murió este viernes sin saber qué pasó con ellos.

Su despedida será de 16 a 19 en el hall del Municipio de San Martín, el partido donde ella vivía, donde jugaba al scrabble sin cansarse, y donde seguía todos los jueves las rondas de Madres Línea Fundadora por las transmisiones de medios comunitarios, mandando saludos en vivo y recordatorios que una hermana leía sobre otras personas desaparecidas.

Tenía 99 años, la mirada encendida y la sonrisa amorosa, para indicarle a nuevas generaciones que la lucha sigue.

Gracias, Mirta.

Presente, ¡ahora y siempre!

Hasta siempre, Mirta

Mirta en las marchas masivas del 24 de Marzo, marchando por la memoria, la verdad y la justicia junto a sus compañeras de Madres Líneas Fundadora. Foto Lina Etchesuri para lavaca

24 de Marzo de 2017. Mirta acompañada por Victoria Moyano, nieta recuperada. Foto Lina Etchesuri para lavaca

Hasta siempre, Mirta

Esta foto fue tomada el 29 de febrero de este año y fue el último jueves de ronda donde estuvieron las tres Madres Líneas Fundadora juntas: Nora Cortiñas (fallecida el 30 de mayo), Mirta Baravalle (en el centro) y Elia Espen. Consultada sobre si tenía miedo en un contexto de discursos de odio y negacionistas, Mirta respondió a Lavaca con una sonrisa: “El miedo es para los cobardes”. Foto Lina Etchesuri para lavaca

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S.O.S. Garrahan: el desfinanciamiento del hospital modelo

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Un guardapolvo blanco, pintado de letras rojas en el dorso: “Salud en lucha”. Una pancarta naranja, con letras negras, que grita: “El Garrahan es insalubre”. Lo que adorna a las instalaciones del centro pediátrico de referencia en salud pública, gratuito, de altísima calidad y de máxima complejidad donde se atiende a infancias de todo el país, refleja el contexto de lucha: seis paros en diez semanas. Una movilización el martes pasado a Plaza de Mayo. Otros paros por venir. Y un festival que se está organizando para el 8 de noviembre. Seis mil laburantes que dijeron basta, que ya no se puede, que así no se sigue. Los reclamos son tan centrales como diversos: salario, condiciones laborales y presupuesto. Todos, repercuten en un problema tan primordial como poco tenido en cuenta: la salud mental de sus trabajadoras y trabajadores.

Por Francisco Pandolfi

Lo que pasa puertas adentro de esta entidad emplazada al sur de la Ciudad de Buenos Aires llevó a que en 2019 se creara la Comisión de Condiciones de Trabajo Insalubres y Agotamiento Prematuro del Hospital Garrahan. 

Ivone Malla tiene 55 años y es, desde hace 12, médica hepatóloga del hospital e integra la comisión desde su nacimiento. Le cuenta a lavaca por qué surgió la necesidad imperiosa de organizarse y de ponerle ese nombre: “En 2019 empezamos a notar la situación compleja en la que estábamos. El grado de sufrimiento que padecíamos por estar expuestos durante tanto tiempo, todos los días, muchas horas por día, bajo una presión insoportable un tercio de nuestra vida. Armamos un grupo de whatsapp, primero entre cinco, seis personas, y en menos de una semana éramos 200. Hicimos reuniones y armamos la comisión con integrantes de distintas áreas del hospital. Y decidimos armar un informe que es contundente por los datos que denuncia. El documento de 40 páginas tiene cifras como estas: “En el Garrahan muere casi un paciente por día. La mayor parte es menor de un año y un cuarto menor a un mes”.

La salud de quienes cuidan la salud

Ivone actualiza algunos datos del informe presentado en marzo de 2020: 

–El 26 por ciento de las licencias que se piden en el hospital se deben a trastornos de depresión y problemas de salud mental.

–Hicimos una encuesta y uno de cada 2 trabajadores del hospital toma psicofármacos.

–Otro dato alarmante tiene que ver con la tasa de suicidios. El hospital duplica a la tasa del país, que es de uno cada 12 mil personas por año. En el Garrahan somos 6 mil laburantes y tenemos un trabajador por año que se suicidó. De hecho, cuando empezó este reclamo se mató un compañero. Obviamente este no es un número oficial, porque pedimos el registro a las autoridades y no brindan la información, pero nosotros sabemos bien lo que pasá acá. 

Frente a este escenario, desde la Comisión proponen medidas concretas: “Demostramos con datos fehacientes que el trabajo que realizamos afecta nuestra salud física y mental y amerita la aplicación de un régimen especial que contemple las condiciones de trabajo insalubres y/o agotamiento prematuro a los que estamos expuestos, y limite la exposición con reducción horaria sin afectar nuestros salarios (de ocho a seis horas el área médica y de siete a seis la enfermería), licencias por estrés (de cinco a quince días anuales) y reducción de nuestros requisitos jubilatorios (25 años de servicio, mínimo 50 años de edad y 82% móvil). 

Ivone sentencia: “Se habla mucho del modelo Garrahan, que la manera de sostenerlo es que pasemos más horas en el hospital y debe suceder todo lo contrario. Un motivo por el que se están yendo muchos profesionales es por los bajos salarios, porque aunque siempre cobramos poco el ajuste de los últimos meses es feroz, pero otro factor es por ese mismo modelo Garrahan que te obliga a quemarte, a dejar la salud, porque te exprime a tal punto de ser expulsivo. No podemos continuar un sistema que no cuida la salud de quienes cuidamos la salud pediátrica de mayor complejidad del país”.

La situación de insalubridad de las y los trabajadores del Garrahan es gravísima.

El sueldo más bajo de la historia 

Norma Lezana es la Secretaria General de la Asociación de Profesionales y Técnicos. Tiene 62 años y hace 36 que trabaja en el hospital, cuando ingresó meses después de la inauguración del Garrahan, el 25 de agosto de 1987. “Estudié en la universidad pública y recuerdo cómo mi sueño era trabajar en ese lugar que se estaba construyendo. Yo armé mi vida en paralelo a este hospital de tanto prestigio, que sigue solucionando las enfermedades más graves y raras de los niños y niñas de Argentina, que no son números. Cada historia es un pacientito, un nombre, una familia. Cada caso requiere una reunión, un equipo interdisciplinario detrás, esa siempre fue la intención acá, así nos formamos y así creció el Garrahan”, dice Norma, ya con los ojos vidriosos. 

Esa labor en equipo, hoy la replican para otro tipo de lucha: “Ahora nos toca defender la importante misión que tiene esta institución, en un momento en el que quienes trabajamos estamos cobrando el sueldo más bajo de la historia. En menos de un año, la inflación fue de 236% y nuestro salario apenas subió el 100. Este cambio fue de golpe, entonces no hubo manera de acomodarnos, porque no podés de un día para el otro dejar de pagar internet, de mandar a tu hijo al colegio, ya no pagar los impuestos. Es angustiante lo que estamos viviendo. Una compañera el otro día me dijo que empezó a pagar el alquiler con el crédito que te da Mercado Pago, que te cobra mucho interés y en poco tiempo ya no va a tener sueldo. Otra me dijo que no tenía de dónde sacar para el campamento escolar de su hijo. Yo gastaba 5 mil pesos de luz y me vinieron 100 mil. Es muy estresante, esto antes no pasaba”. 

Desde las distintas organizaciones que forman la vida política del hospital dan números concretos: los operarios y técnicos no llegan a 500 mil pesos. De enfermería a 750 mil. 900 mil del área médica con aproximadamente 15 años de experiencia. Ivone expresa: “Necesitamos una recomposición salarial del 100% y un sueldo inicial igual a la canasta familiar, que hoy está en 1.500.000 mil pesos”. Completa Norma: “Los sueldos más bajos están bajo la línea de la pobreza y los de la mayoría, salvo los de los médicos más antiguos y los cargos de conducción, tampoco llegan a cubrir la canasta básica. Frente a esto, nuestro sueldo subió un 1 y un 2% en las últimas paritarias, que es lo que firmó UPCN con el gobierno nacional. Por eso denunciamos al sindicato, a la CGT y a la CTA, porque firmaron esto calladitos, como si no se dieran cuenta la situación que vivimos”.

Norma es licenciada en nutrición y pone el foco en lo que compra (o no) la gente y en lo que mira (o no) el Gobierno nacional: “Veo changuitos vacíos, poca fruta, verdura y lácteos. El salario no es algo que nos puedan recortar, porque no es un gasto. Pero este gobierno es insensible, cruel, lleno de mercenarios. Pueden hablar de déficit cero, de que Caputo es el mejor ministro, pero la realidad es que varios enfermeros después de trabajar diez horas, cuando salen a las 7 de la mañana de acá se van a otro trabajo y no a descansar. Puede ser libertario o no libertario, pero si esta es la realidad sólo queda claro que es un gobierno pésimo”. 

Mientras tanto, la perspectiva del Ejecutivo: “El Ministro de Salud Mario Lugones acaba de presentar un plan estratégico de recorte del 20% en la salud. Es criminal esta decisión. Y sólo se explica con el lobby que está haciendo la gestión privada. Los funcionarios son sus gerentes y nos están llevando a un retroceso tremendo”.

S.O.S. Garrahan: el desfinanciamiento del hospital modelo

Hay salarios iniciales que no llegan a los 500 mil pesos.

El éxodo de trabajadores

Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 36 años y hace 15 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. “Desde hace varias semanas luchamos por una recomposición salarial y por mejores condiciones de trabajo. Este año convivimos con un presupuesto congelado que duró los primeros seis meses. El Ministerio de Salud mandó una ampliación de ese presupuesto, pero es insuficiente. Por eso exigimos la apertura de paritarias y un porcentaje acorde que por lo menos nos empate con la inflación. Las categorías más bajas no pueden cubrir ni lo básico, como vestirse, comer, educarse”. 

Josmar es delegado de la junta interna de ATE y comparte un dato que refleja la situación extrema: “No nos quisieron decir el número concreto, pero desde la propia Dirección confesaron que en los últimos 9 meses renunció la misma cantidad de profesionales que en los últimos 9 años. Si bien esta situación no empezó con este gobierno, sí la profundizó muchísimo y potenció el éxodo de profesionales. Esa pérdida no se recupera”.

Guido Gromadzyn es neurocirujano y parte de Trabajadores Autoconvocados del Garrahan. Tiene 40 años y desde 2009 recorre estos pasillos. Su cumpleaños de 15 no está siendo el más feliz: “Nunca estuve tan preocupado, porque la salud pública está peor que nunca. El hospital hasta ahora, había sido un oasis al realizarse las técnicas más avanzadas y nunca nos faltó nada. Si bien muchas veces tuvimos conflictos de sueldo, es muy preocupante sentir cómo el hospital de a poco se va debilitando y desmantelando desde el recurso humano, y desgranando todo el trabajo interdisciplinario tan característico del Garrahan. Siempre tuvimos los mejores profesionales y ahora están renunciando porque no llegan a fin de mes, profesionales que tienen alquilar y les es imposible, hipermegaespecialistas que ya no les conviene hacer las jornadas extendidas de 8 horas cobrando un sueldo miserable y entonces se van a trabajar a otro lugar o directamente fuera del país”. 

Guido mira el futuro: “Es lo que más me preocupa. Somos un hospital escuela y va a llevar años y décadas formar este tipo de profesionales. Esto va a repercutir directamente en la salud de los chicos y si sigue así va a empeorar, porque muchos compañeros nos dicen: ‘Yo estoy hace 15 años, siempre me puse la camiseta, pero más allá de marzo no aguanto’. Es desesperante saber que en poco tiempo el gobierno está rompiendo todo y que nos va a llevar muchísimo reconstruirlo”. 

Sobre el financiamiento freezado, Norma Lezana pone números: “Al presupuesto que teníamos de 60 mil millones del año pasado, que estuvo congelado todo el año y que en junio se acabó, llegó un refuerzo de 90 mil millones de pesos, o sea, un tercio más. Pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Solo por poner un caso: el medicamento gammaglobulina aumentó 10 veces, y lo mismo sucede con el resto de los remedios, insumos y obras. Por eso en salud no se puede ajustar, pero el ministro Lugones es el hombre manos de tijera, solo piensa en recorte, recorte y recorte”. 

S.O.S. Garrahan: el desfinanciamiento del hospital modelo

Hay motosierra, licuadora y también organización como defensa de la salud pública.

El ministro que nunca pisó el hospital

El Juan Pedro Garrahan lleva ese nombre por un reconocido pediatra. En cuanto a su sostenimiento, depende un 80% del Ejecutivo nacional y un 20% del gobierno porteño. Cuando a principios de octubre asumió el ministro Lugones, una de sus primeras decisiones fue echar a todos los integrantes del Consejo de Administración, al otorgar un bono por única vez de $500 mil pesos a las y los trabajadores. Contextualiza Ivone: “El bono no fue una dádiva, sino el producto de varios meses de reclamo y además se obtuvo con recursos genuinos que producimos con nuestro trabajo, ya que ese dinero salió de una caja donde va la plata que se recauda de las obras sociales de los pacientes. Esa caja sigue existiendo, pero el mensaje de la patronal fue que ya no se repartirá entre las y los trabajadores”.

Josmar agrega: “Cuando Lugones se reunió hace 15 días con el nuevo Consejo de Administración (presidido por Soraya Anis El Kik) dijo públicamente que el presupuesto del hospital garantizaba su total funcionamiento, pero nosotros sabemos que no es así”. Da un ejemplo: “En una de las terapias especializadas en pacientes inmunosuprimidos donde sí o sí debe haber una determinada ventilación, en estos últimos días de calor los aires acondicionados no funcionaron. Y no funcionan desde hace varios meses porque dicen que no hay plata para arreglarlos. Da otro: “No solamente se nota en las habitaciones de los pacientes, también en los entrepisos técnicos donde está toda la maquinaria, hay mucha precariedad en el ambiente, con paredes, techos y pisos rotos”. Otro más: “En los vestuarios del personal hay humedad, hay ratas, hay baños clausurados”. Y explica el por qué de las palabras del ministro Lugones: “Nunca pisó el hospital”.

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A 37 años de su inauguración, sus trabajadores denuncian cómo lo están desmantelando.

La resistencia

Por año, el Garrahan atiende 660 mil consultas. Realiza 12 mil cirugías. Trata el 40% del cáncer infantil del país. Hace más de 100 trasplantes pediátricos de órganos, lo que representa al 50% de toda la Argentina.

Eso, y muchísimo más, es lo que está en juego. 

Tras la marcha blanca del martes pasado, donde confluyeron con las clases públicas universitarias, ayer se consensuó en la asamblea del Garrahan continuar el plan de lucha. Se votaron dos paros: el jueves 31 de octubre, con permanencia y distintas actividades. Y el viernes 8 de noviembre, con un abrazo cultural y social en defensa del hospital, y con el cierre de un festival musical.

Guido Gromadzyn: “Hace meses que reclamamos y, aunque esto nos está llevando un montón de desgaste mental y emocional, vamos a seguir organizándonos para que esto le llegue a toda la comunidad y así evitar que esto se desbande aún más. Vamos a seguir, porque aunque este gobierno parezca que nunca escucha, siempre sirve hacer ruido”.

Cierra Norma Lezana: “Hay mucho en riesgo y no sé si la población es consciente de lo que se puede llegar a perder si no hay un cambio de rumbo en un gobierno que no dialoga, que no entiende lo evidente. Acá estamos preparados para resistir, porque si no resistimos nosotros, no lo va a hacer nadie. Estamos fortalecidas y convencidos de que vale la pena defender todo lo que significa nuestro hospital Garrahan”.

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