CABA
La calle de las ideas
El debate fue una usina de consultas, intercambio e ideas. En el Hotel BAUEN se concretó el inicio de las Primeras Jornadas de Recuperación del Espacio público. Participaron vendedores ambulantes y organizaciones sociales que pudieron hablar mano a mano con la Defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini; el juez contravencional y presidente de la Asociación de Magistrados porteños, Javier Buján, y el director del Programa de Violencia Institucional del CELS, Gustavo Palmieri. Claves para entender qué se juega en la calle.Bajo la consigna La calle es nuestra, el pasado jueves 13 de septiembre a partir de las 18 comenzaron en el recuperado hotel BAUEN las Primeras Jornadas de Recuperación del Espacio Público. La reunión contó con la presencia de más de cien protagonistas directos de la calle: vendedores ambulantes, mujeres en estado de prostitución y artesanos organizados en distintos espacios. También se sumaron al encuentro el presidente de la Asociación de Magistrados y juez contravencional, Javier Buján; la Defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini y el director del Programa de Violencia Institucional del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Gustavo Palmieri.
El escenario era inquietante. Sobre un telón rojo, detrás de los funcionarios, colgaban piernas de plástico que sostenían pancartas con fotos. Si se miraba bien, se descubría que las imágenes eran de 2004, cuando desde la calle se construyó la resistencia a la reforma del Código Contravencional que hoy da rienda suelta a los abusos que a lo largo de esta jornada se fueron poniendo sobre la mesa.La actividad fue organizada por lavaca, en conjunto con la Asamblea Popular de San Telmo, la Cooperativa 16 de julio – que tomó su nombre de la fecha de 2004 en la que 15 personas fueron presas por manifestar contra la sanción del Código frente a la legislatura porteña- y Las Locas, espacio creativo para mujeres desobedientes. Marcelo Ruarte, presidente de la cooperativa de trabajadores que, desde 2003, gestiona el hotel BAUEN fue el primer orador. Ruarte resumió el camino recorrido en los cuatro años y medio de una experiencia que hoy da trabajo a 150 personas y que se encuentra en riesgo por un pedido de desalojo que pretende devolver el hotel a los empresarios que lo quebraron. Ruarte dio la bienvenida al grupo: «Quiero que sepan que el BAUEN es de todos. Entendemos que este espacio es para aquellos que intentan pensar una filosofía distinta de trabajo, como es la autogestión. Para ustedes, los que trabajan en la calle, no debe ser fácil sobrellevar esta carga, pero nosotros los trabajadores tenemos bien en claro que la única manera de poder satisfacer nuestras necesidades es compartir, intercambiar y debatir, respaldar y acompañar todo tipo de experiencia que esté pensando en trabajar de otra manera. Gracias por estar en nuestra casa», dijo y cosechó los primeros aplausos.
La siguiente en tomar la palabra fue Sonia Sánchez de lavaca. Como es habitual en sus presentaciones, se puso de pie y preguntó:
«¿Por qué discutir sobre la calle? ¿Por qué discutir el espacio público? Por qué es fundamental e imprescindible que las y los que estamos en la calle sobreviviendo, resistiendo, discutamos de la calle, desde la calle y en la calle. Porque es un espacio privilegiado de la política cotidiana de todas y todos, porque es un lugar no legitimado, no institucionalizado. A la calle hay que defenderla con los dientes, porque desde aquí, desde la calle, tejemos redes sociales las locas, las putas, las travestis, los vendedores ambulantes, los desocupados, para encontrarnos, para juntarnos. Y por qué vamos a permitir que nos quiten la calle, como lo están haciendo ahora. Por qué vamos a tolerar que nos digan dónde podemos y dónde no podemos estar. Pues si toleramos eso, aceptamos que la calle no nos pertenece, la ciudad no nos pertenece. Ni esa maldita esquina donde nos paramos para sobrevivir nos pertenece. Por eso es fundamental empezar a debatir entre todas y todos cómo hacemos para defenderla y defendernos».
El espacio público, un debate políticoLa primera exposición estuvo a cargo del doctor Buján, un juez contravencional que sostiene que el Código que debe aplicar sólo criminaliza a los más pobres. Empezó por el principio y se preguntó: ¿Qué es el espacio público? Contestó: «En su raíz histórica, es el espacio común, el espacio de todos, la cosa de todos. Y por eso es importante tener en cuenta algo que decía Sonia: esta discusión es fundamentalmente política.” Buján, quién además dicta clases en la Facultad de Derecho de la UBA, compartió las preguntas que formula habitualmente a sus alumnos: «¿La prostitución debería ser regulada o es una de las actividades privadas que no pueden ser reguladas por el Estado? ¿Acaso cuando se pretenden crear zonas rojas no se está señalando que el Estado no hace nada con la prostitución bajo techo? ¿Por qué la única que es motivo de control es la que se ejerce en el espacio público, la que tiene que ver con la calle? Obviamente, es la prostitución de los pobres. No la prostitución de las grandes cadenas de explotación», sostuvo.
«Y esta no es la única figura del Código que ejemplifica cuál es el objeto de control. Todas parten de criminalizar al mismo estrato social y en algún sentido creo que esto es lo más rico de la discusión que nosotros podemos compartir hoy acá. Podemos plantear los grandes temas y empezar a debatirlos. Estoy a su disposición».
Avances y retrocesos
A su turno, la doctora Pierini fue más allá. Expresó primero un límite y luego un desafío.
Dijo que tenía la sensación de estar reviviendo discusiones de hace 14 años atrás, de la época de debate de los edictos policiales: «Tendríamos que tener presentes determinadas conquistas y avances en materia de derechos humanos que logramos con la derogación de los edictos. Debiéramos pensar que no se puede retroceder sobre los pasos que se van avanzando. Cuando aparecen ciertas tendencias regresivas no deberíamos retomar debates que ya fueron ganados y sí impulsar el paso sucesivo. ¿Qué quiero decir con esto? Nosotros ya discutimos el tema de la moral pública, y sabemos que nadie puede ser dueño de decidir qué es lo moral y lo no moral en el espacio público. Yo personalmente no estoy dispuesta a volver a dar esta discusión. Como no estoy dispuesta a volver a discutir si las mujeres tenemos derechos, si los chicos son sujetos de derecho o si los indios tienen alma. Porque si no, no terminamos nunca: vamos a volver a discutir la esclavitud», dijo en tono severo. Y avanzó hacia una propuesta: «Lo que no discutimos correctamente, quizás, es qué significa el concepto de orden en las democracias, que no es lo mismo que el orden de las dictaduras. Creo que nosotros tenemos que entender que para jugar partidos es imprescindible que haya reglas de juego. El tema es cómo se fijan esas reglas y quién las hace cumplir. Hay que discutir las nuevas modalidades, nuevas normas para que el espacio público no sea un espacio de tironeo permanente sino que haya reglas de convivencia que sean aceptadas por todos. Pero que se fijen desde la sociedad y no desde una minoría iluminada».
El código contravencional es el código penalAl llegar, el doctor Palmieri pidió disculpas por el retraso y aportó una dosis de actualidad a la charla. Mencionó la gravedad de la situación en la provincia de Santa Cruz, donde el miércoles 12 una periodista fue baleada en la ruta por la Gendarmería Nacional.
Luego, continuó con el razonamiento de la doctora Pierini y retomó el tema de los debates no saldados: «Los edictos planteaban un sistema de regulación policial para todos los que eran vendedores ambulantes, el tema de la oferta de sexo, el juego, etc. Los funcionarios que decidían sobre esto eran funcionarios policiales y muy celosos de esas facultades con las que podían regular a una población objetivo de esa institución. Ese sistema era un pequeño Código Penal inquisitivo. Cuando llegó la reforma, hubieron distintas corrientes que coincidieron en la derogación. Pero tuvo más peso la que planteaba hacer un pequeño Código Penal de la ciudad, que incluía temas tales como el rol de la policía, si iba a estar más controlada y cuáles iban a ser las sanciones que podía aplicar. Es verdad que la reforma sirvió para disminuir la violencia en la población que era víctima de los edictos, pero se reguló como un pequeño Código Penal. Y si hay una característica que tiene el Código Penal es que no resuelve los conflictos. Puede sancionar o no, decidir si es inocente o es culpable, pero el conflicto no lo resuelve. Sigue ahí.” Luego, el doctor Palmieri repasó los engranajes de la máquina contravencional de acuerdo a cómo funcionan en la práctica cotidiana. Dijo: “La justicia contravencional que tenemos hoy incluye a:
- Defensores, que usan la herramienta de la probation en lugar de definir la inocencia o no de una persona. Usan la probation porque es un modo de no discutir;
- – Fiscales que construyen casos a partir de nimiedades, como lo es la vulneración de centímetros de un vendedor ambulante, si se corrió o no se corrió de la zona asignada, etc».
Todos estos vicios, sostuvo Palmieri, son vicios de la justicia penal cuya característica principal es que no permite negociaciones porque sólo hay una parte que acusa y la otra que se defiende. No hay dos partes presentando pruebas. «Y en el debate de hoy, que nos permite reflexionar sobre qué peleas nos quedan por dar, seguramente tenemos que pensar cómo construir un mecanismo que permita estas negociaciones, estas mediaciones, cómo resistir los avances de quiénes quieren hacer más penal, más punitivo y más violento el Código que hoy se usa y por otra parte como reducir los abusos, las violencias.” El doctor Palmieri citó, a manera de ejemplo, el caso de la periodista de lavaca Claudia Acuña. “Es una muestra sobre cómo piensan estos actores, como actúan en la resolución de estos conflictos. El caso se origina por una pintada en una plaza. Uno podría debatir a partir de este hecho si pintar o no una plaza es una contravención o se trata de un ejercicio libertad de expresión, por ejemplo. Pero la fiscalía contravencional no se detuvo en estos debates. Lo primero que se hizo fue ordenar una identificación de la persona a la cual se le había labrado el acta y para hacerlo, ordenó que la policía identifique a todas las personas que entraban y salían del domicilio declarado en el acta. Impulsar una investigación de este tipo… («algo que no hacen para cosas más graves», completó Pierini)… nos está indicando algo sobre cómo piensa los actuales actores. Por eso creo que parte del debate y del desafío de hoy es cómo construimos un espacio de mediación serio».
Zaffaroni, y lo que le hacen a los vendedores
Tras las exposiciones, se leyó una carta que había enviado el juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni con su adhesión a las jornadas. Se abrió entonces la ronda de preguntas e intervenciones:
Carmelo, vendedor ambulante: «Estoy de acuerdo en que este es un debate político, pero creo que aunque se pueda crear la mejor ley del mundo, si no cambia el modo de controlar, el resultado es el mismo, porque en la calle no te encontrás con los fiscales: los ojos de ellos son los de la policía. Y ésos ojos ven sólo lo que les interesa. Entonces ¿de qué justicia podemos hablar, de qué ética podemos hablar, de qué cambio podemos hablar?».
Oscar, vendedor ambulante: «¿Cómo se hace para que los casos de secuestro de mercadería -que ordena el fiscal, sin hacerse presente en el lugar- lleguen hasta un juez y que sea él quién decida?
Fue el juez Buján, el encargado de responderle:
«Es cierto que las medidas cautelares son dispuestas por el Ministerio Público Fiscal. Acá nos encontramos con un vicio, que es el de tratar de parecernos al régimen penal. Se confisca la mercadería como una medida cautelar con la que se intenta interceptar o detener el objeto del delito. Pero en los casos de la venta ambulante, en donde muchas veces las mercaderías secuestradas son perecederas, hay que sopesar otras cuestiones. Por ejemplo, la venta por mera subsistencia no es una contravención. Por lo tanto, hay jueces que consideramos que primera hay que analizar muy bien la conducta antes de disponer una medida de ese tipo.”
La doctora Pierini intervino levantando el tono:
«A mí me tienen que explicar, no sólo los jueces, sino todo el sistema, por qué razón se secuestra la mercadería. ¿Qué es lo que están protegiendo cuando secuestran la mercadería? La mercadería que hay que secuestrar es la que está en mal estado, la que no pasa la inspección bromatológica, por ejemplo, por ésa constituye una medida cautelar que previene un daño. Esa es la que hay que secuestrar».
Hubo aplausos.
En el fondo, apareció una mano levantada y una nueva inquietud:
«El secuestro de mercadería representa en los hechos una extorsión del Estado. Al sacarle a la persona aquello que permite su subsistencia le impiden esperar los dos o tres meses que demora llegar al juicio. Así, sí o sí tiene que agarrar la probation o el juicio abreviado. Es decir, lo obligan a aceptar culpas para recuperar su medio de subsistencia, con lo cual, le quitan la opción de defensa.”
Una vez más fue el juez Buján el encargado de confirmarlo:
«El propio secuestro ya es una medida de coerción. En los hechos, los jueces no tenemos anoticiamiento del secuestro que se ha producido. Recién intervenimos cuando la defensoría pide la intervención del juez y la devolución de la mercadería»
El doctor Palmieri expresó algunas opciones para impedir estas extorsiones: «Si se comprueba que en la mayoría de los casos de decomisos hay un uso abusivo de esa medida cautelar, la Fiscalía General debería instruir a los fiscales para evitarla, ya que produce un daño mayor: lesiona derechos».
El final de esta primera jornada se extendió con decenas de preguntas que los participantes le hicieron a cada uno de los expositores, sobre temas puntuales, abusos concretos. Y un reclamo en común: ¿a nosotros quién nos defiende?
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

- Revista MuHace 3 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 2 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 2 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge
- ActualidadHace 3 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias