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Bauen Hotel: La ley de la trampa

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En una resolución que a juicio de los trabajadores refleja los aires macristas de estos tiempos, la justicia comercial ordenó que en un plazo del 30 días, el Hotel Bauen sea desalojado por parte de la cooperativa de trabajadores que lo gestiona, para devolvérselo a su supuesto dueño. Ante esta situación los trabajadores confirmaron a lavaca que convocan a organizaciones sociales a una primera reunión el lunes a las 17, para debatir qué hacer. El hotel sigue funcionando y la propia magistrada sostiene que no ha querido perturbar sus actividades durante las vacaciones de invierno. La historia de cómo se llegó hasta aquí.

“Vamos a recusar a la jueza, apelar, ir a la Corte, vamos a hacer todo lo judicialmente necesario, pero además vamos a defendernos en la calle” dijo Fabio Resino a lavaca como una primera reacción a la orden de desalojo dictada contra los trabajadores.
El 20 de agosto próximo, según el Juzgado Comercial Nº 9 a cargo de María Paula Hualde, el edificio debería estar desalojado completamente por la Cooperativa de Trabajadores Bauen, para volver a manos del grupo propietario liderado por Marcelo Iurcovich, que inició la serie de maniobras que culminaron con esta crisis que sólo los trabajadores supieron revertir para lograr que el Bauen pudiese funcionar durante estos años. La cooperativa ya está movilizándose para definir los pasos a seguir, y siguen en pie todas las actividades previstas en el hotel para los próximos días, incluyendo obviamente la presencia de pasajeros, que la propia magistrada prefirió no perturbar al menos por ahora.
La notificación judicial resuelve en su punto 3º “fijar un plazo de treinta días dentro del cual la Cooperativa de Trabajo Buenos Aires una empresa nacional limitada (BAUEN) deberá desalojar el inmueble a fin de que pueda tomar posesión el titular de dominio, libre de ocupantes salvo acuerdo en contrario”.
Como un aporte a empresas de prensa marginal como La Nación y Clarín, la jueza dispone que en esos diarios deberán publicarse edictos anunciando la decisión. En el punto 5º, desestima la autorización solicitada por la Cooperativa para la explotación comercial del hotel.
“La decisión no me sorprende” dice Resino, “y yo creo que la tuvo guardada un año esperando el momento de hacerla. Pensé que podría esperar un poco más, pero con el triunfo de Macri ya está todo dicho. Creo que va a ser un tiempo difícil para las empresas recuperadas y para muchas otras experiencias que están peleando y reclamando por sus derechos”.
La resolución no profundiza sobre las oscuras circunstancias, deudas y maniobras que rodearon la caída del Bauen, y hace una defensa del “derecho constitucional de propiedad” de tono exactamente inverso al utilizado hace pocos días por el juez Raúl García, al absolver a los trabajadores de Gráfica Patricios que habían sido denunciados por “usurpación”.
“Esto es un ataque a los trabajadores que se autogestionan, crean fuentes de trabajo, y recuperan la dignidad. Es el nuevo clima político que se va a vivir, pero tampoco creo que haya posibilidad alguna de un desalojo por la fuerza” dijo Resino.
Quizás convenga recordar la historia del Bauen, en este artículo y en las notas relacionadas, para comprender todo lo que estárá en juego en las próximas semanas.
Bauen: una historia

Las fábricas recuperadas y auto- gestionadas por sus trabajadores son un ejemplo de la batalla librada por los sectores olvidados por las políticas oficiales. Son más de 200 y han creado 15.000 puestos de trabajo. Pero solo una mínima parte ha logrado resolver su situación legal, librando engorrosos trámites judiciales en los estrados donde se dirimen los fraudes que las llevaron a la quiebra.

Estas cooperativas de trabajo exigen, desde hace varios años, una política hacia el sector, siendo su principal reclamo e la sanción de una Ley Nacional de Expropiaciones para Fábricas Recuperadas y la reforma de la Ley de Quiebras que, durante la gestión Menem, fue modificada para dar privilegios a los acreedores bancarios, anteponiéndolos a los derechos de los trabajadores. En los hechos, esto significa una incentivo legal para desguasar los activos de las empresas, lo cual hace inviable cualquier opción para mantener en funcionamiento la unidad productiva y, con eso, las fuentes de trabajo.

El caso del Hotel Bauen es una clara muestra de la respuesta obtenida hasta ahora por los trabajadores. Su ubicación es estratégica: sobre la avenida Callao, a metros de Corrientes, es la más visible y céntrica de las cooperativas que integran este movimiento. En un año de funcionamiento, logró pasar de 35 a 140 integrantes que durante las 24 horas mantienen a pleno el funcionamiento del hotel, el auditorio, la cafetería, la librería y los salones para eventos. Obras de teatro, emisiones radiales de gran audiencia, ciclo musicales y exposiciones de arte formaron parte de la programación del año 2005. También fue sede de eventos internacionales, como la exposición de arte Ex Argentina, organizada por el Goethe Institut o la Feria Cultural, organizada por la Embajada de Venezuela. Pero el Hotel Bauen se caracteriza, fundamentalmente, por brindar solidariamente espacios para organizaciones sociales que se reúnen allí para debatir, organizar y dar a conocer sus pácticas y necesidades.

Toda esta tarea, más la propia de un hotel cuatro estrellas, fue sostenida durante estos años al mismo tiempo que libraba una dura batalla por su situación legal. Durante ese año, los trabajadores resistieron tres intentos de clausura. También, redactaron, presentaron y acompañaron el proyecto de Ley Expropiación Transitoria en la Legislatura de la Ciudad de Buenos, por cual propusieron pagar un canon mensual a los acreedores de la quiebra. El trámite de este proyecto, que insumió cinco meses de reuniones con las diferentes comisiones legislativas, finalmente llegó al recinto en la última sesión del año 2005.

A las dos y media de la madrugada, con el quorum justo y tan solo 29 votos, la Legislatura porteña aprobó otra ley: desconociendo la comprometida situación legal de los antiguos propietarios, les otorgó derechos sobre la propiedad del Hotel, relegando a la actual cooperativa de trabajadores. Esa madrugada, los pocos trabajadores a los que les permitieron presenciar la sesión fueron desalojados a los palos y con gases lacrimógenos del recinto legislativo. En la calle, la golpiza policial continúo sobre el resto de los trabajadores que desde las tres de la tarde esperaban el resultado del trámite.

Los antecedentes del grupo empresario favorecido por esta ley y que llevó al Hotel Bauen a la quiebra son los siguientes:

– El empresario Marcelo Iurcovich inauguró el Bauen Hotel para el Mundial de 1978 con un crédito del Banade, que terminó en un juicio millonario, del que solo se cobró un pequeño porcentaje.

– En 1997 lo vendió a la empresa chilena Solari SA, que también contrajo deudas por no pagar los impuestos por más de 5 millones.

– El 22 de febrero de 2001 la justicia decretó la quiebra de la empresa Solari S.A., que hasta ese momento administraba el hotel. La causa comenzó a acumular pruebas y reclamos de los acreedores en el Juzgado Comercial número 9, secretaría 18, a cargo del juez Javier Duboise.

– Solari S. A había comenzado a comprar el inmueble de Hotel Bauen y por eso suscribió un boleto de compra/venta frustrado: sólo pagó algunas cuotas a Iurcovich, quien reclamó ante el juez la nulidad del contrato.

– Tras la quiebra, Iurcovich ofreció devolver los cuatro millones recibidos (de los 12 millones que cotizaba el total de la venta ) a cambio de que la justicia le devolviera el inmueble.

– El juez accedió al pedido, pero Iurcovich nunca pagó.

– Así las cosas, legalmente la propiedad no es de nadie: el que la compró no terminó de pagarla y el que la vendió no restituyó nunca lo cobrado al fondo de la quiebra. Semejante situación genera una indefinición legal sobre a quien le pertenece el inmueble.

– Iurcovich es dueño de Poliequipos, una empresa de servicios de salud que fundó hace 40 años y cuyo principal cliente es el gobierno porteño. La firma cobró notoriedad cuando se vio involucrada en la muerte de dos pacientes de la terapia intesiva del Hospital Santojanni, el 30 de junio de 2005. Poliquiepos tiene su sede en Callao 322, a metros del Hotel Bauen.

– Según una nota publicada en el diario Clarín en el momento de la venta del Bauen al grupo Solari, esta es la historia de Iurcovich:

«Fueron sus contactos con el Municipio los que lo pusieron en la pista para ingresar al negocio hotelero, hace 20 años. Buenos Aires era administrada con mano de hierro por Osvaldo Cacciatore, que quería modernizar la infraestructura hotelera para el Campeonato Mundial de Fútbol. La partida de nacimiento del Bauen data de 1976, cuando el Banco Nacional de Desarrollo (BANADE) le otorgó un crédito para financiar el 80% de la construcción del hotel a Iurcovich, su controlada Poliequipos y su socio Gregorio Rubens. La historia de ese crédito derivó en un millonario juicio cruzado, que se inició en 1980: Poliequipos le reclamó al BANADE por haber financiado solo el 40% de la construcción del Bauen. Y el banco estatal, que posteriormente fue absorbido por el Nación, amenazó con ejecutar la hipoteca a la que estaban sujetos el Bauen y otro hotel de Iurcovich, el Libertador, de Misiones. El juicio se resolvió en 1994, cuando el Banco Nación aceptó cobrar 6 millones de dólares a cambio de dar por cancelado un crédito que, 17 años después de otorgado, estaba calculado en 37 millones de dólares».

El gobierno porteño se comprometió a demorar la sanción definitiva de cualquier ley contra el Bauen, permitiendo así que la Legislatura tratase un nuevo proyecto. La respuesta, lejos de ser un solución fue tan solo una demora que obligó a los trabajadores a permanecer en una indefinición legal con graves consecuencias económicas: el cálculo es que de obtener la expropiación definitiva podrían duplicar la actividad del hotel y, con ello, las fuentes de trabajo.

Hasta ahora, la solidaridad fue una de las principales armas que exhibió el Bauen Hotel para evitar el desalojo. No sólo una gran cantidad de movimientos y agrupaciones locales se acercaron para acompañar a los trabajadores en los momentos cruciales: en un solo día, tanto el presidente Néstor Kirchner como el jefe de gobierno porteño, Jorge Telerman recibieron 1.118 mails, producto de una campaña internacional de apoyo a la cooperativa.

Contacto
Cooperativa de Trabajo del Hotel Bauen

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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