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Los sentidos de la memoria

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El tacto certifica que, a las 14 horas, llueve.

El olfato huele choripán. (Los vendedores, preparados para una movilización gigante y hambrienta).

El sonido de tambor tiene la particularidad de que, además de los oídos, retumba en el pecho.

Los ojos ven desfilar banderas, remeras y pecheras de distintos colores, de agrupaciones sociales y políticas y de miles de grupos de amigues, padres y madres con niñes que se abren paso por Avenida de Mayo, ida y vuelta hacia la Plaza.

El escaneo de sentidos arroja un resultado inequívoco: después de 2 años de pandemia, todo parece haber vuelto a su lugar:

La calle.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

A las 14:15 sale el sol y el grupo de tambores Batuka resuena en 9 de julio y Avenida de Mayo con la misma inscripción en cada bombo: Falta Tehuel.

A las 14:30 pasa una joven. Lleva un cartel que dice: “Marchamos porque hay dos diputados negacionistas en el Congreso” y recuerda que conviene, por las dudas vuelva el mal clima, tener a mano el paraguas.

Dice: “No hay que dormirse, porque los discursos negacionistas nunca se van, todo lo contrario: están ahí. Desde la derecha más rancia como Milei hasta la centro derecha como el PRO niegan a los 30 mil desaparecidos. Hay que seguir insistiendo. Tuvieron el espacio para salir en los 4 años de gobierno de Macri donde intentaron con el 2×1 que salgan los genocidas a la calle y dimos respuesta. A partir de esto intentan con más fuerza ahora: por eso volvemos a salir y seguiremos saliendo, además de cada 24 de marzo, siempre que haga falta”.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

A las 14:45 una charla entre amigues recuerda que la memoria no es un ejercicio que mira hacia atrás; y que a veces conviene seguir aclarando lo que hasta ayer parecía obvio.

Las propias Madres y Abuelas, que a las 15:15 pasan en una combi y se tocan el corazón, nos recuerdan que la memoria es un músculo que se ejercita en la calle, jueves a jueves, 24 a 24, 24×24.

Rafa, Fermín, León y Aimé, que miran pasar piernas y piernas por Avenida de Mayo, nos recuerdan además que se aprende desde chiquito.

Ezequiel y Andrea, Camilo y Camila, nos confirman que se comparte entre amistades, compañerismos y amores.

Sergio, que se grita con bronca.

Batuka, que se toca con alegría.

Kndelah y Tomi, que se canta.

Lucas y su madre, que se reconstruye en familia y que la historia es una red y no una vía.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

Lucas lleva una remera negra que dice Nunca Más y antes de ir rumbo al Cabildo a encontrarse con su madre, teje el recuerdo que lo trae a estar parado hoy acá.

23 de agosto de 1977: su tío Juan Carlos Wehitt y su abuelo Jorge Wehitt, hermano y padre de su madre, son secuestrados en Isidro Casanova, en la misma casa familiar donde Lucas se crio y hoy siguen viviendo sus padres: “Había una tapita de desagüe que el abuelo siempre pisaba al llegar: era su forma de avisar. Ese día la tapa sonó pero no lo llegaron a ver entrar: la apertura de la puerta desató el operativo. Entraron los milicos y sacaron a mi tío de la pieza, encapuchado y en cuero”.

La madre de Lucas tenía 14 años, fue la última vez que vio a su hermano.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

Lucas, que hoy tiene 31, de chiquito preguntaba por qué había nonos y tíos de parte del viejo y de parte de la mamá, solo una abuela: “Nunca me lo negaron, siempre me lo contaron de chico: crecí con eso. Después, en la escuela siempre hacíamos algo, cantábamos una canción de Charly…. Pero es loco porque sin duda hay una parte de la historia política que me faltaba; no tengo recuerdo de los 90 yendo a las marchas. Eran otros años: no era la masividad de hoy”.

*

Después del secuestro, la abuela de Lucas comenzó a buscar a su compañero y a su hijo: “Con lo que había y lo que se podía. Tengo el recuerdo de que fueron a reuniones de Madres. Después –en eso sí fue muy tajante– mi abuela remarcaba que tenía una hija que tenía que cuidar. En un momento cortaron la búsqueda, estuvo muy mal mi abuela, una depresión enorme. Y se mentalizó a ella misma de salir de eso, porque tenía una hija”.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

Lucas fue reconstruyendo su historia de a pedacitos. Hasta que mientras estudiaba Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Matanza, le tocó la tarea de hacer un perfil familiar. Eligió a su abuela: “Me acuerdo cuando por ese trabajo por primera vez senté a mi vieja y mi abuela a hablar de nuevo de eso. Terminamos todos llorando”.

Lucas escribió el perfil: “Escribirlo, te ordena: vas reconstruyendo los pedazos fragmentados. Mi abuelo militó en el radicalismo, de la línea balbinista, después se cansó pero siempre votaba al radicalismo; activaba en el barrio, en la cooperadora de la escuela. Y mi tío salió peroncho, más cercano a los procesos de la Juventud Peronista, estaba en el centro de estudiantes. Siempre cuentan que cuando fue el golpe en Chile salieron a cortar Ruta 3: tenían esa impronta”.

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Foto: Nacho Yuchark

La historia de su abuelo y tío significó empezar a reconocer secuencias de su propio presente: “Y también notar que seguían muy a flor de piel en mi familia. Después que hablamos, y a partir de que yo empecé a movilizarme, mi vieja empezó a marchar y hace años no se pierde un 24 de marzo”.

En 2017 Lucas y su madre pegaron en un cartón la cara de su Jorge y Juan Carlos: “Fue la primera vez que marchamos con el cartel: lo llevé yo, y después se lo dejé a mi vieja. Ahora viene ella con el cartel”.

No fue el único clic: “Incluso mi abuela se fue a sacar sangre, para que esté en el Banco Nacional de Datos Genéticos”.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

La memoria se sigue haciendo presente, a veces, de formas poco felices: “El lunes llegó a la casa de Casanova de un estudio jurídico privado dirigido a mi tío, que estaría cumpliendo 65 años, algo relativo a la jubilación… Y sigue llegando la citación a votar: esas son cosas que siguen removiendo”.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

La abuela de Lucas murió hacia fines del 2021: “Hoy mi vieja me dijo: estoy más aliviada porque hoy capaz se están reencontrando los tres, después de mucho tiempo. Es un alivio para ella, para todes, pensarlo de esa manera, pero si me tengo que poner más frio es: loco, no están, ni sabemos qué pasó. Hay algo que siempre remueve en esto, y es que la esperanza siempre está”.

Para Lucas, el hecho de que su abuela se haya ido a sacar sangre antes de irse es una fuga hacia adelante: “Reaviva la idea de que alguna vez podamos saber algo”.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

Lucas es periodista de lavaca. Desde siempre y ahora, cubre temas relacionados a los derechos humanos de ayer y hoy. Las desapariciones forzadas de Luciano Arruga y de Santiago Maldonado fueron algunas de sus coberturas sostenidas en el tiempo: “No por nada uno va por estos temas, y tiene otro aguante al escuchar estas historias: se va creciendo con ese dolor, con esa ausencia”.

El 23 de agosto de 2017, mientras cubría en Chubut la desaparición de Maldonado, se cumplían 40 años del secuestro de sus tíos y abuelos.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

A las 16.30, Lucas completa por Whatsapp el relato compartiendo la otra parte, no menos importante, del recuerdo familiar: “A mi abuelo no le gustaba mucho el fútbol, pero mi tío era fanático de Boca. Y cuando vinieron a vivir Casanova se volvió fan de Almirante Brown”.

Acaso como otra demostración de la memoria presente, Lucas, que milita esos colores, durante la tarde enviará por Whatsapp varias fotos de una colorida intervención de la hinchada de Boca en plena Plaza de Mayo cantando por la memoria, la verdad y la justicia.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

A las 17:00 horas, Sergio Maldonado está parado frente a un bar de Avenida de Mayo, y no tiene la popularidad de cuando su hermano estaba desaparecido bajo la gestión macrista.

Tal vez por eso habla con bronca: “La causa está demorada desde noviembre de 2018. Desde entonces no se hizo absolutamente nada. Sí: desde hace más de dos años en la Corte suprema, esperando que se asigne un nuevo juez y se investigue como desaparición forzada. Aparte de eso, el Poder Ejecutivo debiera acompañar el reclamo con una clara voluntad política para que de esa manera acercarnos a la verdad. Además de lo judicial, es importante la parte política. El Poder Judicial no se mueve si no hay una postura política. Si el gobierno hace silencio, garantiza la impunidad”.

Sergio está al lado de la agrupación La Poderosa: “Hay personas que genuinamente acompañan, pero a los políticos y políticas que ayer levantaban la foto de Santiago hoy no les suma, y entonces la bajan”.

Los sentidos de la memoria
Foto: Nacho Yuchark

A las 17:30 la Organización Nunca Más está cumpliendo 15 años organizando un festival de Heavy Metal en la Plaza de los Dos Congresos, cada 24 de marzo.

El cantante de Retro Satán recuerda a los presentes por qué eligieron esa fecha:

-Porque odiamos a los milicos.

Los sentidos de la memoria
El grupo Batuka (@talleresbatuka). Foto: Lina Etchesuri

A las 17:45 un vendedor de pines confirma que el más vendido es el que lleva un diseño de un pañuelo de las madres con el color de la whipala.

A las 18:00 se leen estos carteles seguidos:

-Nunca más.

-Son 30 mil.

-Memoria, verdad y justicia.

-30400.

-¿Dónde están?

-No estamos todos.

-Juicio y castigo.

-Falta Tehuel.

Los sentidos de la memoria
Tomás Llancafil Williams (@tomillancafil ). Foto: Lina Etchesuri

A las 18:30, Tomi, artista trans, canta en Mu Trinchera Boutique canciones prohibidas por la dictadura. E invita a entonar a todxs, para que los sentidos sigan despiertos:

Hice un nudo del pañuelo

Pero me olvidé después

Que no era la única vez

Y seguí cantando

Y a la hora del naufragio

Y la de la oscuridad

Alguien te rescatará

Para ir cantando

Cantando al sol

Como la cigarra

Después de un año

Bajo la tierra

Igual que sobreviviente

Que vuelve de la guerra.

Continuará…

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57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez

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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.

El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores». 

Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11  y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos. 

A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo. 

Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero. 

Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:

Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.

Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa. 

www.observatorioluciaperez.org

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Trabajadores de Morvillo toman la fábrica tras el anuncio del cierre de la planta, que implica 200 despidos

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Una histórica empresa gráfica de Avellaneda -donde se imprimen títulos de la editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias– anunció su cierre dejando a 200 trabajadores en la calle. Se enteraron por un comunicado pasadas las once de la noche del martes y la respuesta fue unánime: ingresaron a la imprenta e iniciaron una permanencia pacífica en defensa de los puestos de trabajo. El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la firma faltó a la audiencia. Los argumentos empresariales de caída de la producción y los argumentos obreros: “Somos las principales víctimas de esta situación”.

Por Lucas Pedulla

El obrero gráfico Enrique Andina terminó su jornada de trabajo en Anselmo Morvillo SRL a las 22 horas y se marchó a su casa, como todos sus compañeros, como todos los días. Muchos estaban llegando a sus hogares cuando pasadas las 23 horas les llegó un comunicado de la histórica imprenta, que terminaba de la siguiente manera:  

“Con una tristeza difícil de describir tenemos que contarles que ya no podemos seguir adelante. Sabemos acerca del impacto, no sólo económico, sino emocional que tiene para cada uno dejar parte de nuestra historia en el recuerdo, y los relatos que hemos compartido siempre con nuestras familias. Le dejamos a cada uno de ustedes, nuestra gratitud por su invaluable esfuerzo y el deseo de que todos puedan superar este trago amargo con la capacidad de levantarse que los caracteriza”.

El texto cerraba con esta firma: “La Dirección”.

Así como llegaron a sus casas, los obreros volvieron a la gráfica, ubicada en Avellaneda, municipio al sur del conurbano bonaerense. Andina contextualiza: “Somos 200 compañeros; yo tengo 17 años de trabajo y muchos tienen más de 30 y 40 años de antigüedad. En la pandemia vivimos una situación similar pero logramos mantener nuestras conquistas. Somos la gráfica que más cobraba dentro del gremio, pero esto fue imprevisto”.

La respuesta fue unánime: los trabajadores votaron la permanencia.

Avon, papel & toma

Anselmo Morvillo SRL inició sus actividades en 1974 desarrollando folletos cosméticos. En su página web cuentan que en 1988 incorporó la primera rotativa de tecnología de punta, “única en el país en esa época”, y sumó la segunda tres años después. Cuentan que crecieron más del 70% en la segunda década de los noventa y que hoy, en su planta de 13500 metros cuadrados de Avellaneda, los folletos comerciales representan un 70% de la producción, mientras que los trabajos editoriales significan el 30% restante. Andina cuenta que, entre las publicaciones, se encuentran títulos de la Editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias.

En el comunicado que “la Dirección” les mandó a los obreros, a quienes se refirió como “queridos compañeros de tantos años”, la empresa expresó su posición:

  • “Hemos atravesado las reiteradas crisis económicas de nuestro país, los cambios en el mercado gráfico con la marcada implosión por el avance tecnológico y el comportamiento poco ético de algunos de nuestros colegas competidores”. 
  • “Fuimos golpeados por la Presentación en Concurso de algunos de nuestros clientes y por la Quiebra de nuestro cliente número dos, ARCA Distribuidores. Luego, a la escalada de precios internacionales de la mayoría de los insumos y repuestos, se le sumó la exigencia de pago anticipado del papel y la desaparición del crédito internacional. Todas situaciones que enfrentamos con mejor éxito que muchos de nuestros colegas”. 
  • “En el año 2014 RR Donelley cerró su planta de Argentina, en enero de 2016 AGR también cerró sus puertas, y en enero de 2020 IPESA cerró la mayor parte de su operación”. Una aclaración: tras el abandono empresarial, Donelley fue recuperada por sus trabajadores y trabajadoras y, hoy, es una cooperativa gestionada sin patrón.

La empresa describe un contexto “tan negativo” en el que inscribió la caída del 63% del volúmen de producción: “Avon, que como bien saben representa más de la mitad de nuestro trabajo, dejó de imprimir catálogos y mudó su comercialización a internet. Esto nos dejó en una situación económica y financiera terminal”.

Los trabajadores respondieron con la permanencia pacífica y otro comunicado que respondía los argumentos de la empresa: “Todos factores ajenos a la responsabilidad de los trabajadores, que somos las principales víctimas de esta situación”.

Gris de espera

Enrique Andina integra la Comisión Interna y explica: “Estamos en permanencia pacífica para preservar las fuentes de laburo. A lo largo del día se hizo presente el sindicato. Exigimos una presentación en el Ministerio de Trabajo y también hicimos un pedido de plenario de delegados para discutir con todos los delegados los pasos a seguir”.

El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la empresa no se presentó a la audiencia. “Está incumpliendo -dice Andina-. Mientras tanto, nosotros seguimos sin tener comunicación de la empresa. Tampoco atienden los teléfonos. La última comunicación oficial fue el comunicado de anoche. Eso deja un gris, porque estamos en la calle sin un mango, pero no hay un telegrama de despido ni nada”.

Los trabajadores tienen sólo rumores, desde un cierre definitivo hasta la posibilidad de la llegada de inversionistas “que reclaman despidos masivos”, según denuncian. “Se olfateaba que la situación venía rara, pero nadie pensó que todo fuera de esta manera -dice-. La convocatoria acá fue masiva, y agradecemos también que se acercaron de otras ramas, como médicos del Garrahan. La intención es difundir el conflicto y rodearlo de solidaridad para lograr lo que necesitamos, que es que la patronal se siente a discutir”.

Mientras esperan, en las próximas asambleas decidirán los pasos a seguir: “Es un golpe fuerte, pero uno tiene que estar fuerte, también, por la familia. La mayoría de los compañeros son sostén de hogar. Estamos dispuestas a lucharla hasta el final y no aflojarle hasta encontrar una solución, que es sostener las fuentes de trabajo con las mismas condiciones que teníamos hasta ayer antes de recibir el comunicado”.

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Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas

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Empezó el segundo proceso judicial a integrantes de la lof mapuche, a quienes se les endilga el delito de usurpación en la localidad de Villa Mascardi, en Bariloche, Río Negro. 

El juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal de General Roca y que se realizará de manera virtual, tendrá 132 testigos que serán llamados a declarar y como mínimo, se espera que dure hasta abril. Expresan desde la comunidad: “Somos sometidos injustamente, acusados de usurpar nuestro propio territorio, el mismo que libremente caminaron nuestros kuifikecheiem (antepasados) cuando aún no existían alambrados, ni parques nacionales, ni ningún winka que con su ambición destructora mirara nuestra tierra”.

Para entender el conflicto hay que retroceder a 2017, cuando la lof inició la recuperación de su territorio a partir del levantamiento de una machi –guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche–, y la construcción del rewe –un sitio sagrado de conexión con otras energías del espacio en donde la machi atendía a quien fuera a curarse–. La respuesta del Estado fue de terror: un operativo de desalojo comandado por la vigente ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel, a manos del grupo Albatros de Prefectura, el 25 de noviembre de aquel 2017. Todo ese proceso derivó en el primer juicio contra la comunidad, donde fueron condenados siete mapuche.

Tiempo después del crimen de Rafita, la comunidad volvió al territorio hasta que en 2022, ya en el gobierno de Alberto Fernández, se ejecutó otro desalojo represivo.

En el juicio que arrancó hoy y continúa mañana, se juzga de la usurpación de distintos terrenos a Luciana Jaramillo, Yéssica Bonnefoi, Romina Rosas, Betiana Colhuan, Celeste Ardaiz Guenumil y Matías Santana. Se defienden desde la comunidad: “Nos encontramos frente a un contexto muy difícil alimentado por un sistema político y judicial perverso, que agudizó la persecución hacia el Mapuche con más violencia y encarcelamientos, con el fin de debilitarnos y quitarnos nuestro territorio”. 

El juez a cargo se llama Alejandro Silva y es el mismo que presidió el proceso por el fusilamiento de Rafael Nahuel y que condenó a sus responsables con penas ínfimas. 

Ataques

El contexto al que hacen referencia refiere a un gobierno que agudizó el hostigamiento preexistente hacia el pueblo mapuche, además de un avasallamiento de derechos a las 40 naciones originarias que habitan lo que hoy es Argentina. Algunos ejes de esa persecución: el desguace del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI); el decreto que barrió a la Ley de Emergencia Territorial Indígena (26.160) que mantenía la suspensión de los desalojos sobre tierras comunitarias de los pueblos originarios y que allanó el terreno para el desarraigo de la comunidad Paillako a principio de este año; y el señalamiento sin pruebas como causantes de los incendios en la Patagonia. Por citar un caso, Victoria Heredia Núñez, integrante de Lof Pillan Mahuiza, cumple arresto domiciliario desde el 12 de febrero acusada del incendio en la Estancia Amancay, en la localidad chubutense de Trevelin, pese a demostrar mediante georreferenciación que al iniciarse el fuego estaba a más de 90 kilómetros.

La gente de la comunidad frente a la policía durante una inspección ocular en octubre de 2023. Fotos: Jaime Carriqueo

Absurdos

La defensa de la comunidad está a cargo de la Gremial de Abogadas y Abogados. Uno de ellos, Gustavo Franquet, le dice a lavaca ni bien concluida la primera audiencia: “Esto comenzó en 2017 y estamos en 2025; llevamos más de 7 años donde se supone que juzgados de instrucción federal, fiscalías federales, fuerzas federales de investigación como Gendarmería, la Policía Federal y Prefectura investigaron a la comunidad y no pudieron conseguir elementos para acusarlos de otra cosa que no fuera usurpación, motivo por el que ni tendrían que estar en el banquillo. El Estado argentino, desde la Constitución de 1994, reconoce los derechos preexistentes de los pueblos originarios, por lo que no puede ni debe criminalizar el conflicto territorial; en una recuperación, no hay delito. Si esto fuera juzgado como corresponde, no pueden de ninguna manera condenar a nadie”.

En cuanto a cómo abrió el juicio, cuenta: “Sólo en un par de horas que duró, ya se cometieron varios despropósitos jurídicos, aunque estamos seguros que lo más horroroso de este juicio está por venir; vamos a escuchar cosas muchísimos más jodidas, hoy fue un precalentamiento”.

¿Qué despropósitos?

Entre las barbaridades que dijeron, hubo tres que no se pueden creer. 

A una de las mujeres, Yéssica Bonefoi, la quisieron acusar de la usurpación de una cabaña, que cuando la fiscalía pidió la elevación a juicio, ni se mencionó. Fue algo insólito, porque no pueden inventar elementos nuevos. Pidieron un cuarto intermedio y cuando volvimos retiraron ese planteo porque obviamente estaba fuera de lugar. Es tanta la voluntad de persecución, de acusación gratuita, que ni se fijaron en eso.

Un segundo despropósito es que cuando se produce lo que llaman la usurpación del ex Hotel Mascardi, una de las acusadas (la machi Betiana) seguía siendo menor. Por ley de minoridad, hay todo un proceso que en este caso no se cumplió cuando se acusa a menores de entre 16 y 18 años y que ahora imposibilita al juez a dictar sentencia contra ella. Como una cuestión lógica le exigimos al juez que no la someta al juicio, y en vez de aceptarlo, dijo que lo va a decidir al final del proceso. Algo totalmente absurdo y re victimizante para la machi.

Y un tercer punto que es la pretensión de la fiscalía y de las querellas de que consideren a la usurpación como un delito continuado. Se denomina con esta tipificación a delitos como la desaparición forzada, o un secuestro, pero no a una usurpación, que es un tipo específico de hurto o de robo, en este caso de un inmueble. Si alguien comete un robo, el delito es en ese momento, no continúa en el tiempo. Ahí hay otro absurdo.

Truchos

En 2022, antes del segundo desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu, se incendió un trailer y un remolque de Gendarmería. Desde los gobiernos provinciales y nacionales se acusó al pueblo mapuche, al igual que de usurpar una cabaña. Recuerda Gustavo: “Ahí empezó toda esta farsa. Esa zona está protegida por fuerzas federales, pero señalaron a la lof y así allanaron el camino para desalojarlos”. 

Ese desalojo fue brutal, con más de 250 efectivos del Comando Unificado que irrumpieron en el territorio. Romina Rosas, una de las mapuche detenidas, estaba embarazada de ocho meses y fue golpeada y arrastrada por el piso; días después, parió a su bebé rodeada de policías. Celeste, decía esto de aquel 4 de octubre de 2022: “Me tiraron al suelo, a mí y a mi nena de 5 años. Nos apuntaron con el arma en la cabeza. Fue una cacería”.

Retoma Gustavo Franquet: “A las seis personas que están enfrentando el juicio jueces federales les dictaron su falta de mérito, porque no hay ningún elemento que los ligue a lo que se los acusa. Toda esta causa es trucha porque fue creada para criminalizar, para desalojar y para allanar a la comunidad. Y por ende, todo este juicio es trucho”.

Lafken, en mapudungún, significa espejo de agua. Winkul, espíritu guardián de la montaña. Y Mapu, tierra. Desde la lof Lafken Winkul Mapu, concluyen: “Seguimos llamando a la unión, a mantenernos fortalecidos en nuestro feientun (creencia) y esencia mapuche. A enfrentar al winka con nuestra verdad, por más que el aparato estatal utilice todos los medios a su alcance para difamarnos pretendiendo poner a la opinión pública en nuestra contra, con falsas acusaciones. Pero tenemos total confianza en la fortaleza de nuestro pueblo milenario que ha resistido y preservado el territorio a pesar de los atropellos”.

Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas

Matías Santana, la Machi Betiana, Luciana Jaramillo y Romina Rosas son cuatro de los seis acusados, durante la primera audiencia del juicio en su contra.

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