Nota
«Micrófonos para el pueblo»: Bajo Flores escribe su propia historia
La FM Bajo Flores acaba de publicar Micrófonos para el pueblo, una historia de la radio y de la villa donde nació, escrita por sus protagonistas y no por los habituales “letrados”. El libro es una recorrida por las últimas décadas de la Argentina, y por las múltiples iniciativas de la sociedad del barrio para hacer oir su propia voz.
El libro abre con una dedicatoria a Rodolfo y a Victoria Walsh y luego agrega una letra de Intoxicados: “No te asustes por lo que te cuento. Pero en mi vecindario todo esto es cierto”. Lo escribió Pity Alvarez, y se aclara que lo canta también el conjunto de cumbia Re Piola. Así es Bajo Flores, un territorio que a la vez puede unir política, desamparo, rock, violencia, creatividad, exclusión y cumbia. Y eso es lo que refleja Micrófonos para el pueblo – O cómo un barrio parió una Radio Comunitaria.
El trabajo va enhebrando historias desde el derrocamiento de Perón en 1955, los modos que la resistencia asumió en el barrio, la violencia, la vida cotidiana, las formas de juntarse y aguantar vientos y mareas siempre en contra. Las ollas populares, los comedores, los trabajos con los chicos el barrio. Es un libro que no da respiro, salpicado por frases del sacerdote Carlos Mujica, del propio Walsh, pero mucho más aún por las frases y las experiencias de la gente del barrio que terminó, y empezó, creando una radio para poder decir y escuchar lo suyo.
El mejor homenaje a esta experiencia de comunicación, de libertad y de perseverancia, es leerlo. Aquí publicamos el prólogo, una invitación a conocer un barrio que es una república de repúblicas, con ritmo de cumbia que se oye por la FM.
Prólogo de Micrófonos para el pueblo
Nadie nos ha dado la voz, siempre la tuvimos. Por eso es que decidimos contar cómo es ejercer nuestro derecho a la comunicación en un libro, un lugar que generalmente está reservado a “los letrados”.
Es que siempre son otros los que hablan de nosotros. La mirada de los observadores de derecha a izquierda que llegan al barrio con sus prejuicios no cambia una vez que se van. Y nuestra realidad tampoco. Pareciera que existe un muro indestructible que no quieren derribar. Recogen historias, testimonios y palabras que, además de recortar su mirada y objetivos, utilizan después para ganar prestigio y dinero. Así, en esas publicaciones agradecen una y otra vez a todos lo que los ayudaron. Dicen “esta obra no hubiese sido posible sin todos ellos”.
Es por eso que este libro está escrito por los propios protagonistas. Aun aquellos que no pusieron ni un dedo en las teclas son también dueños de lo publicado.
Esta publicación es una oposición a la famosa propiedad intelectual, que no es otra cosa que la repetición del concepto de propiedad privada que tanto critican los intelectuales de la izquierda argentina.
Al igual que nuestras casas y pasillos, esta obra es de los que la poblaron con su propia vida. El Bajo Flores es de todos los que lo habitan, las páginas del libro también.
Acá es el barrio el que se muestra a través de su historia y la de su radio. Es el sur de la Ciudad de Buenos Aires el que se pone a escribir sus luchas, sus historias, sus alegrías y sufrimientos. Porque esto es lo que somos. Un conjunto de pasillos interminables o intransitables. Somos casas hechas de a piezas, de a ladrillos, chapas, mosaicos, cartones y también tierra.
A los de adentro y a los de afuera los invitamos a caminar por ahí, por acá. Por las casas, por las obras en construcción, con el olor a asado y a sopa de maní, con gusto a api, a pique a lo macho, a fricasé, a ceviche, a picante de pollo.
Bolivianos, peruanos, paraguayos, sus hijos y todos los argentinos que vivimos acá. En donde se cayó la tierra, debajo de ese dique de agua que nunca derrama, que nos mata la sed.
Cuando empezamos a escribir la historia de la radio nos dimos cuenta de que primero teníamos que ir al principio de la dictadura y la JP de los ochenta. Y enseguida vimos que era imposible contarnos sin recordar a Cacciatore y a los compañeros de los 70. Así hasta que llegamos a los primeros pobladores, al “desensillar hasta que aclare” y el principio de este lugar en el mundo en el que muchas historias pequeñas se unieron para hacer una Gran Historia.
Poné la radio, metele cumbia y entrá a la República del Bajo Flores.
Micrófonos para el pueblo puede adquirirse en Mu Punto de Encuentro, Hipólito Yrigoyen 1440
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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