Nota
«Necesitamos que los traten como pibes enfermos, no como delincuentes»

La actriz y productora Carolina Fernández compartió en redes sociales la tremenda historia de su hijo, con problemas de consumo, para graficar el horror y la desesperación que atraviesa cada madre que no sabe qué hacer, dónde acudir y cómo actuar ante una cadena de violencias que involucra al propio Estado. El resultado fue una catarata de mensajes de aliento, ayuda y muchos “lo vivo en carne propia”. Carolina denuncia que la justicia trata a su hijo como un delincuente, cuando en realidad necesita un tratamiento de adicción y contención psicológica y psiquiátrica. Reproducimos aquí la historia completa para aumentar la red y alentar la reflexión sobre un abordaje con perspectiva de derechos humanos.
Por Inés Hayes y Melissa Zenobi
“La pasión de Santi son el skate y la música. Desde muy chiquito competía en los torneos. También le gustan los caballos y ganó torneos de polo, antes de los 12 años, hasta que el consumo totalizó su vida”, dice Carolina Fernández recordando la feliz infancia de su hijo. Una vida cargada de futuro que comenzó a complicarse pronto: “Desde los 8 años empezó a mostrar ciertos aspectos de su personalidad que a mí me hacían mucho ruido, que nos llevaba a extremos de angustia: mucha ira de la nada, reacciones intempestivas, se golpeaba solo, lloraba y gritaba, comenzaba luego dolor fuerte de cabeza hasta que vomitaba”, recuerda Carolina con la angustia en la garganta.
Caro maternó a Santi prácticamente sola, como les pasa a muchas mujeres. “Lo llevé a psicólogos, pediatras: nada. Todos decían que era “conductual”. Durante mucho tiempo y a medida que estas reacciones o “crisis” se hacían más incontrolables, me sentí una madre que no podía. Me hablaban de límites y yo los ponía pero del otro lado había una gran violencia frente a cualquier “NO”. No le encontraba los bordes a Santi. Se empezó a escapar. Llamaba casi a diario a la policía para que salgan a buscarlo”, cuenta Carolina, pero podría ser la historia de muchas madres e hijos más.
“Obviamente yo me doy cuenta tarde que estaba consumiendo. Y todo se transforma en un infierno. Santi es un chico que necesita y da ternura, me dice que me ama unas 50 veces al día, es afectuoso, y es muy inteligente. Una parte de Santi, la parte sana, quiere vivir, pero su parte enferma quiere romper el mundo en pedazos y morir”, se la escucha a Caro con la voz entre cortada.
¿Y ahora quién podrá ayudarme?
Cuando Santi cumplió 12 años y a pesar de que su mamá seguía buscando intensamente un diagnóstico que permitiera ayudar a su hijo, los profesionales seguían poniendo el eje en la crianza: “Pero yo sentía que no, que algo más había, que la maternidad no podía ser tan dolorosa y que Santi tenía algo. Yo lo miraba y sabía cuándo todo iba a explotar”.
Fue cuando se enteró que Santi fumaba mariahuana que empezó a buscar tratamientos contra las adicciones. “Para cuando me entero de que fumaba marihuana ya Santi estaba tomando cocaína: me da la sensación de que las madres corremos a las adicciones desde muy atrás. No llegamos. No alcanzamos, simplemente porque no sabemos”, dice Carolina.
“Un día lo miro a Santi y lo veo raro, le dije: ‘vos tomaste algo’. Y ahí me abre un mundo atroz: me cuenta que era adicto. Que no quería salir, que debía mucho dinero a gente pesada del pueblo y que solo quería huir para que no lo maten. Por esos tiempos comienzan a golpearme la puerta los tranzas del pueblo, y hacíamos vaquita con mi familia y mi papá iba a pagarles. Yo, muerta de miedo. Un día tocan la puerta, abro y me ponen un revólver en el pecho: un hombre me dijo que le pague lo que le debe Santi que tengo media hora”, cuenta Caro desde Patagones.
Ese día y con el miedo y la angustia en la piel, Carolina hizo la denuncia en la policía local. “Me ponen custodia por este episodio y por otra ‘visitas’ que tuve por deudas de Santi, a pesar de que todo el mundo me decía: ‘No denuncies es peligroso. Están todos comprados. No confíes’.
Caro decidió que Santi hiciera un tratamiento ambulatorio en Mar del Plata porque por las denuncias, él corría más riesgo. “Fue un caos. Un desastre. Santi empieza a fumar crack, sigue tomando cocaína y robaba para consumir. Yo todas las semanas viajaba desde Patagones o Buenos Aires a verlo. Yo sentí que estaba muerto. La psicóloga que lo trataba me dijo que debía internarlo. Mi psicólogo y el psiquiatra de Viedma, también”.
Santi tenía 17 años. Junto a una defensora oficial de Río Negro y con el aval de profesionales solicitamos una internación compulsiva: “Había que traerlo de Mar del Plata engañado. Lo internamos”, sigue contando Caro.
¿Qué respuestas has recibido de las instituciones del Estado?
Cuando Santi era menor logramos en Río Negro la internación compulsiva, porque hasta ahí la ley llega. Fue muy extrema. En ese momento a Santi lo internan, hicimos por un engaño que entre al hospital: le dijimos que mi mamá estaba internada. Ahí estuvo 4 días medicado al extremo, atado de pies manos y hombros, se hacía pis, hacía frio, no tomaba agua, deliraba: toda esa abstinencia en un nene de 17 años recién cumplidos. Lo trasladamos a un centro privado donde estuvo casi un año. El Juez Leandro Oyola, con amparo ejemplar, obligó a OSECAC a cubrir la internación en este lugar.
Santi cumplió 18 internado. En todas las visitas – Carolina recorría todas las semanas los 1.000 km que separan Carmen de Patagones de Mar del Plata- Santiago hablaba con fascinación de su pasado con las drogas y la delincuencia con orgullo: “En ningún momento se hizo un trabajo psicológico para intentar desarmar esto”, asegura ella. “En este instituto reafirman el diagnóstico de Carlos Názara y me dicen que Santi tiene rasgos psicóticos. Y en febrero del 2020 decide no volver al centro y ya era mayor. Ahí empieza un calvario aún mayor porque Santiago sale directo a consumir todo”.
¿Dónde vivía en ese momento?
Se queda dos meses exactos en Pilar con su papá con una convivencia violenta al extremo. Empieza a empeñar cosas, a reclamar dinero, comienzan las deudas. Su papá lo deja en Ciudad de Buenos Aires en la casa de una chica con la que salía. Yo empiezo a buscar desde acá psicóloga y psiquiatra. Tuvimos sesiones virtuales por cuarentena. Santiago hundido en la cocaína y el crack. Un día llama que se estaba muriendo. Que se había metido además con gente pesada, que lo iban a matar. Lo buscamos.
Era agosto, plena cuarentena. Carolina habla con el jefe de Salud Mental del Hospital Zatti y para pedir la internación de su hijo, en pleno consumo de crack y cocaína. “Necesitaba una internación y tratamiento integral. La respuesta fue: estamos en cuarentena, no puede ir a verlo un psiquiatra, que venga a un turno. ¡Un turno!, pensé yo. Un adicto extremo en abstinencia y con el registro de una internación compulsiva, ¿cómo hacemos para que vaya? Imposible. Seguimos. Golpes. Intentos de suicidio. Agresiones con cuchillo. Una vez se tiró al río. Llamados al 911, a ambulancias. El horror.
Me imagino tu miedo…
Sí, todos los días sentía que Santi podía morirse. Todos los días. Rogaba que hagan algo más. Comienza en un momento a ir al psiquiatra (para drogarse con pastillas supongo). Intentamos. Pero una consulta cada 15 días ¿sirve?, me pregunto. ¿Eso es lo que tiene el Estado? Arman un espacio terapéutico para que vaya una vez por semana. ¿En serio piensan que en estos extremos alcanza? En enero de 2021 Santi roba mis cámaras, mis herramientas de trabajo. No puedo seguir con el programa audiovisual. Santi llega con un brote paranoico gritando a las 4 de la mañana: ‘Los voy a matar a todos, me hicieron una emboscada. Voy a matar a toda mi familia’. Santi siempre salía con la cuchilla de casa, con un machete, con un bate de béisbol. Gritaba y su hermana (de 6 años) estaba durmiendo. Entonces le pego una cachetada. Me ahorca. Me desmayo. Al otro día hago una denuncia y pido la perimetral. También pido a gritos un tratamiento para mi hijo que ahora se quedaba en lo de mi mamá.
¿Cómo siguió todo?
El jueves 5 de agosto efectivos de la prefectura rompen la puerta de mi casa y la de la casa de mi mamá con una orden de allanamiento y una orden de detención para Santiago. No encuentran nada. Porque Santiago es adicto y tiene una patología psiquiátrica. No es narco, aunque en su fantasía lo crea. Aunque sueñe con eso. No lo es. Los allanamientos dan negativo. Sin embargo, secuestran mis herramientas de trabajo. Yo soy periodista, además de actriz y tengo información confidencial en mi celular y en mi computadora. Además, necesito trabajar. Me encantaría descansar pero no puedo. Me violentan una vez más: el Estado aparece solo para violentar a una mujer y su hija, a una madre que le pdiió a ese mismo Estado que contenga a su hijo adicto.
¿Por qué entró la policía en tu casa?
La orden de allanamiento habla de comercialización de estupefacientes por parte de Santiago. Santi ahora tiene una causa penal y el proceso de investigación dura mucho tiempo. Mi pregunta es: ¿en este tiempo Santi será condenado a ir a un penal en etapa de investigación con un diagnóstico severo, con medicación antipsicótica, con brotes y abstinencia? ¿Santi será expuesto a un penal por ser adicto y hacer lo que sea para conseguir droga? Santi estaba dejando la cocaína. Estaba orgulloso de cada día sin tomar. Pedía ayuda. ¿La justicia verdaderamente piensa que Santiago y tantos pibes no necesitan que el Estado sea quien hoy ordene un tratamiento?
¿Cómo deberían tratarse este tipo de casos?
Según mi experiencia, el camino es una internación en comunidad terapéutica con custodia policial. El camino es que empecemos a sanar a las personas adictas y que contengamos a las personas con patologías de salud mental. No podemos las madres convivir con la muerte, escondiendo cuchillos, encerrándonos en los cuartos.
El pedido y la denuncia de Caro es clara:
“NECESITAMOS QUE A SANTI Y A TANTOS PIBES LOS TRATEN COMO PERSONAS QUE ESTÁN ENFERMAS NO COMO DELINCUENTES. Hoy Santi está detenido en prefectura. Tuvo un brote, intentó autolesionarse, lo trasladaron al hospital una noche. Está medicado al extremo en la prefectura. DEBEN ESTAR BAJO TRATAMIENTO.
COMBATIR EL NARCOTRÁFICO ES RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. CADA PIBE MUERTO CADA MADRE DESTROZADA CADA PERSONA VÍCTIMA DE VIOLENCIA INSTITUCIONAL ES RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. UN ESTADO AUSENTE QUE APARECE PARA SEGUIR DESTROZANDO LO POCO QUE PODEMOS SOSTENER EN MEDIO DEL INFIERNO. Esto que vivimos tantas familias confirma que el ESTADO LOS QUIERE PRESOS O MUERTOS, NO SANOS. ¿QUÉ INTERESES HABRÁ PARA QUE EL CIRCO PERSIGA A LOS ADICTOS Y NO A LOS NARCOS, NO?
¿Cuáles son los mensajes que recibiste de otras madres en situaciones parecidas?
Recibí cientos de mensajes del tipo: “Lo vivo en carne propia. Mi hijo está preso. Mi hijo se mató hace 10 meses. Jamás me dieron un turno en el hospital. Hagamos algo. El Estado nos deja a la deriva”. El “lo vivo en carne propia” es muy recurrente.
¿Eso te hace sentir menos sola?
La red sostiene como nada. Cientos de personas apoyando. Las colectivas que integro me dan lucidez amor fuerza ideas. La colectiva local de periodistas feministas, Acá Estamos sacó un comunicado que me conmovió tanto. Acá todxs conocen mi lucha. Jamás la guardé debajo de la alfombra. Materno a Sofi y a Santi. Todxs saben; tengo el privilegio de ser una persona pública, que se reconoce mi trabajo como periodista y mi militancia, entonces hoy el amor es infinito. Luchar con otres es la única y maravillosa posibilidad de cambiar el status quo, lo establecido, lo que ya no va, lo que daña, lo que mata.
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.
Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.


La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.
El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.
Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.
Pero falta para eso.
Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.
En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.
Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.
Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.
Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.
Fin.


Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.
Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.
Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.
Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.
Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.
Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.


Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.
Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.
Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.
Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.
Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.
¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.
¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.
Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.
¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.
¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.
Fin.

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.
Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.
Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.
De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.
Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.
Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.
Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.
Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.
¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.
Fin.




Otras celebridades que se llevan las miradas:
El Zorro con la bandera de Argentina.
Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.
Lila Lemoine vestida como playera de YPF.
Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:
- Castrá
- Adoptá callejeritos
- Educá
- No compres
- No + piroctenia
Son tatuajes.
En la cara.
Fin.

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?
Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.
La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.
¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.
¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.
Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.
Fin.


Equivalencias y bebidas.
Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.
Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.
Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.
Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.
Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.
Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.
La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.
Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.
Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.
Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.
Le han robado el celular.
Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.
El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.
Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:
-Es que está lleno de negros.
Fin.
