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Otra herida: sabotaje a la muestra Familias Q’heridas

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«A solo 4 días de inaugurada la muestra «Familias Q’ Heridas» organizada por artistas -hijas e hijos de desaparecidos- y auspiciada por Abuelas de Plaza de Mayo, encontramos que la misma fue saboteada en la tarde del domingo 21 de Agosto». Así comienza el comunicado que Angela Urondo, María Giuffra, Jorgelina Molina Planas, Victoria Grigera Dupuy, Ana Adjiman y Ramón Aiub desparramaron vía mail denunciando, concretamente, haber encontrado partes de la muestra tiradas en el suelo, otras directamente rotas, e incluso un cuadro al que fue sacado el marco y dibujado un pene. Lo que parece, a priori, una zoncera adolescente, no lo es a la luz de lo que el propio Claudio Massetti, director del Centro Cultural Recoleta, donde se exhibe Familias Q´Heridas, declaró en diálogo con lavaca: «Jamás ha pasado esto desde que yo soy director y, por eso, nos agarró desprevenidos». Angela Urondo descree en la «mala leche» del Centro pero sí apunta a la prevención: es una muestra profundamente política, que interpela y molesta. A los 4 días surtió ese inesperado efecto: según una reconstrucción de los hechos que ensayó la propia Angela, se trató de dos jóvenes («uno morocho y uno rubio, con chupines») que actuaron tan rápido como certeramente. Angela: «Sabían lo que hacían».
Otra herida: sabotaje a la muestra Familias Q’heridas
Sabían y tenían, también, el tiempo y la comodidad necesarias. En la sala de abajo, cuenta Massetti, se desarrolla una obra interactiva de Graciela Taquini, con audiovisuales y otros artefactos tecnológicos. Dice el director: «La organización había pedido especialmente que cuidáramos la tecnología, por eso la mayoría de los controles de seguridad los teníamos en planta baja con esa muestra». Ayer miércoles, dos días después del suceso, Massetti había llamado especialmente a las expositoras para disculparse y ofrecer seguridad permanente. «Esto es algo que ha sufrido el Centro Cultural Recoleta, no sólo la muestra. Como no es habitual, uno se relaja… Nosotros no somos canas: programamos muestras de arte. Nos encanta que el Recoleta sea un río de gente, y apuntamos a eso más que al control y la seguridad. Y esta gente de miércoles nos tomó distraídos», confiesa Massetti.
Otra herida: sabotaje a la muestra Familias Q’heridas
El Centro Cultural Recoleta es un espacio del Gobierno de la Ciudad. Y aunque circularon versiones, después de este hecho, de que el propio gobierno de la Ciudad había hace poco recortado personal de seguridad en el Centro, Massetti se encarga de desmentirlo. Junto a Angela, el miércoles 24 irían a la comisaría a radicar la denuncia y poner a disposición los videos de seguridad del museo. Massetti: «Después, los que saben de eso se ocuparán».
Se estima que al momento del hecho no había personal de seguridad en la sala, por lo que los dos jóvenes pudieron actuar libre y tranquilamente. Las propias intervenciones lo revelan, según la carta:
«Hubo cuatro focos de violencia: a primera vista, se encontró que los elementos que componen la instalación «Cuarto de niño» de María Giuffra, habían sido desparramados por toda la sala, como así también el cuaderno de visitas de la muestra, estaba en el suelo debajo de la tarima en donde suele estar y todo el material que hay arriba de la misma desparramados. Ambos fueron daños menores que pudieron producirse en pocos segundos, en cambio para el otro, fue necesaria alguna pericia de parte del atacante, que se tomó el tiempo y el trabajo: de abrir uno de los marcos que contienen obra delicada de Giuffra, para introducirle por delante un papel con un dibujo de un pene hecho con la birome de la sala. Por ultimo, entraron al sector de las vitrinas de documentación y archivo, de donde fueron retiradas algunas de las cartas escritas por la abuela paterna de Jorgelina Molina Planas. Las cartas fueron arrancadas de donde estaban y aparecieron tiradas rotas en el suelo; afortunadamente, eran copias».
Otra herida: sabotaje a la muestra Familias Q’heridas
Para Ángela, ahora más relajada, reflexiva, decantan algunas conclusiones: no eran «dinosaurios» porque se confirmó fueron dos jóvenes; no hubo daños mayores ni pérdidas materiales ni afectivas, pero sí una preocupación por el cuidado de la muestra; y, por último, «no creo que haya nadie organizado pero, por otro lado, tampoco que haya sido una agresión asilada o una travesura».
En ese medio caben las interpretaciones. Massetti se compromete: «Hemos activado todos los controles necesarios para garantizar la correcta continuidad de la muestra».
¿Continuará?
Otra herida: sabotaje a la muestra Familias Q’heridas
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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