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Un abrazo al Colón contra el maltrato y la precarización laboral

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Trabajadoras y trabajadores del Teatro Colón reclamaron por la reincorporación de Maia Bernztein. El caso de Maia, que expone la precaria relación laboral con la institución, cobró resonancia la semana pasada luego que hiciera pública su denuncia y su situación: no le renovaron el contrato cursando un embarazo de seis meses y medio. “Fue tanta la identificación que logramos que se instale la problemática del maltrato y la discriminación que sufrimos las mujeres que queremos ser madres y también tener un desarrollo profesional”, dijo a lavaca. Las demandas, el apoyo de diputadas nacionales y el reclamo al Gobierno de la Ciudad.

En las escalinatas del Teatro Colón, sobre la calle Libertad, una parte del coro canta ópera. Sobre la vereda, trabajadores y trabajadoras del mítico teatro porteño reclaman con arte por la reincorporación de Maia Bernztein, embarazada de 6 meses y medio, exigen la regularización de la situación laboral general y el cese de toda forma de maltrato y violencia. Mientras, el teatro se llena de niñes porque la función de este domingo lluvioso está destinada a las infancias.

“Fue tanta la identificación, y debe haber tantas mujeres que deben estar sufriendo en cada lugar donde trabajan precarizadas y sufren maltratos, que logramos que se instale la problemática del maltrato y la discriminación que sufrimos las mujeres que queremos ser madres y también tener un desarrollo profesional y no tener que optar por una cosa o la otra”, dice a lavaca Maia, 31 años, en la puerta de su lugar de trabajo, donde no puede entrar porque después del receso de verano no le renovaron su contrato.

Un abrazo al Colón contra el maltrato y la precarización laboral
Maia tiene 31 años y aún no le renovaron el contrato cursando un embarazo de seis meses y medio. Foto: Pedro Ramos para lavaca.

Maia es diseñadora de Indumentaria y docente de la Facultad de Diseño, Arquitectura y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires. Desde hace tres años trabaja en la Sastrería del Teatro Colón. Su contratación es precaria y se renueva cada tres meses, pero en febrero de este año, como contó esta agencia, el Teatro no la renovó. Si bien en diciembre, previo al receso, había sido informada que retomaría actividades en febrero de este año, Maia se encontró con su contrato sin renovar.

Maia está embarazada de seis meses y medio. Después de presentar notas en mesa de entrada, de mandar carta documento dirigida al Teatro Colón (donde se notifica también al Gobierno de la Ciudad), y de hablar con delegades, decidió hacer pública su situación. Fue recién ahí cuando Recursos Humanos se comunicó con ella. Maia se presentó a dos reuniones con su abogada. En la primera le dijeron que se quedara tranquila. Esperó entonces la propuesta que llegó en la segunda reunión, la cual no aceptó: “El contrato mantiene la precariedad y me desplaza de mis tareas”, explicó.

Es que en su carta pública denunció, además del despido, la precarización laboral: “Siempre cumplí con mi trabajo a la par de mis compañeras de planta, pero bajo una forma de contratación sumamente precaria: con un sueldo de $42.000, al que debía descontar $4260 de monotributo, sin percibir vacaciones, aguinaldo, bono, ni herramientas o un uniforme de trabajo”. También apuntó hacia su jefa: “A esto se suma un maltrato por parte de mi Jefa, Stella Maris López, que se intensificó al enterarse de mi embarazo: me amenazó con darme sólo 2 meses de licencia por maternidad cuando por ley corresponden 3, en una ocasión corrió violentamente una mesa en el taller impactando sobre mí y el 22 de diciembre, en el detrás de escena de la Misa Criolla me gritó llegando a levantarme el brazo de forma amenazante frente a compañeros de diferentes áreas que estaban como testigos”.

“Quiero que me reincorporen en mi lugar de trabajo, donde yo desarrollaba mis tareas de forma responsable, y nunca fui apercibida por las mismas”, dice Maia a lavaca rodeada de sus compañerxs del teatro, entendiendo que el apoyo también da cuenta de “que muchísimos trabajadores de este teatro están precarizados, están contratados, sufren maltratos, y es algo que se tiene que empezar a dar vuelta”.

Ante la consulta de la situación de maltrato, desde el Teatro Colón indicaron a este medio que por pedido de la directora “se inició un sumario para saber de qué se trata”. Maia da cuenta que aún no fue notificada de manera formal del inicio del sumario. “Mientras yo estoy en la calle, sin contrato, esta persona sigue dentro del Teatro teniendo uno de los sectores más grandes escenotécnicos a cargo”.

Un abrazo al Colón contra el maltrato y la precarización laboral
Foto: Pedro Ramos para lavaca.

Perpetuar el maltrato

Mientras trabajadores y trabajadoras dan vuelta caminando al Teatro con banderas y aplausos Maia sostiene un cartel que dice: “Basta de maltrato en el Teatro Colón”. Los carteles que el resto levanta funcionan como una síntesis de la situación:

  • Basta de violencia laboral
  • No al maltrato de jefes y jefas con acompañamiento de la dirección
  • Basta de precarización laboral
  • Efectividad ya
  • Teatro Colón: temas de género pendientes
  • Basta de sanciones arbitrarias por defender derechos
  • Basta de contratos basura

Esos mismos carteles con esas mismas leyendas fueron levantados en una acción que lxs trabajadorxs realizaron en 2018. Por esa acción, cuatro años atrás, Cristina López, jefa de archivo musical, hoy está suspendida por 5 días. Así explica lo insólito: “Me suspendieron a raíz de una movida que hicimos para visibilizar el maltrato. Fue en el 2018, durmió hasta 2019, lo reactivaron en el 2020 y la sanción llegó en el 2022. Me suspendieron por cinco días con una afectación de salario. Después de 38 años, por primera vez, soy sancionada, pero no por mi acción laboral, y se me impide entrar al teatro”.

Un abrazo al Colón contra el maltrato y la precarización laboral
Foto: Pedro Ramos para lavaca.

Frente al teatro, la diputada Romina del Plá (Frente de Izquierda) hace una síntesis sobre la situación: “La precarización laboral es una forma de perpetuar el maltrato”. Del Plá presentó en el Congreso Nacional un proyecto de resolución en repudio al despido de Maia “por resultar discriminatorio debido a que la misma se encuentra cursando un embarazo de seis meses”, sostiene el texto. Y propone: “Denunciar que dicho despido se efectúa valiéndose de la precarización laboral en la que la trabajadora fue sometida, siendo ella contratada como monotributista, colocándola por fuera del convenio colectivo de trabajo, lo que resulta un fraude laboral”. El proyecto fue firmado por el bloque del Frente de Izquierda (Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Alejandro Vilca) y por diputadas del Frente de Todos (Mónica Macha, Gabriela Estévez, Jimena López y Cecilia Moreau).

Mientras tanto, Maia espera este lunes una nueva respuesta de las autoridades del Teatro Colón. “Espero que sea una propuesta que contemple lo mínimo que uno puede pedir: volver a trabajar en mi sector con condiciones dignas, con un sueldo con el que pueda vivir, y que me garantice estabilidad laboral”.

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Foto: Pedro Ramos para lavaca.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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