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Un acto de reconocimiento: la apertura de Crometal

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El gobernador Felipe Solá, diputados provinciales, concejales, dirigentes sindicales y religiosos se congregaron en el acto de reapertura de una fábrica que recuperaron, con lucha, sus obreros. Los discursos anunciaron la creación de un fondo provincial de apoyo a empresas expropiadas, elogiaron la resistencia y reconocieron el valor moral de dar batalla. Estuvieron presentes cámaras de canales locales, pero los diarios no se dieron por enterados. Aquí, la crónica de una reinauguración extraordinaria.

En el acto de reinauguración de una metalúrgica, que ahora pasó a manos de sus trabajadores, se conoció una noticia sin antecedentes:

  • Por primera vez el Estado, en este caso el de la provincia de Buenos Aires, ha dispuesto que exista un fondo de apoyo a las fábricas y empresas expropiadas a sus dueños (a quienes el gobernador calificó como «irresponsables, insensibles o ladrones, o las tres cosas juntas»), y recuperadas por cooperativas obreras igualitarias tras largos meses de lucha. El fondo será de 10 millones de pesos.

Hubo algunos canales de televisión y radios, pero tal vez no haya sido un hecho importante para los diarios, que no lo mencionaron al día siguiente.

El pequeño escenario de madera albergaba a unas 20 personas.

El gobernador bonaerense, diputados provinciales, concejales, invitados. De pronto el integrante de la UOM-Quilmes, Jorge Córdoba, invitó a subir al estrado «a los verdaderos protagonistas».

Los 19 obreros integrantes de la Cooperativa Crometal, con sus overoles viejos e impecables, fueron acercándose en medio de una ovación infinita de las 800 personas que se reunieron allí. Muchos de esos trabajadores tienen entre los 50 y 60 años (algunos subieron con nietos en brazos). Son los que resistieron los 15 meses de conflicto, fueron tres veces desalojados y cuatro veces tomaron la metalúrgica Acrow.

Finalmente la fábrica fue expropiada: ahora es de ellos.

Los flashes de los fotógrafos chispearon. Las cámaras de televisión se encendieron. La secuencia de sacos y corbatas sobre la tarima se vio entrecortada por la de los overoles.
Este 5 de junio de 2003 ocurrió algo sugestivo: varios funcionarios debieron retroceder o bajarse del escenario para que los obreros pudieran subir.

Llegando al kilómetro 41 de la Ruta 2 ya se veía la aglomeración de autos, micros y banderas. Allí, en enero último, los obreros solicitaban colaboración de los automovilistas para sobrevivir, lo cual les valió denuncias periodísticas que los equipararon a delincuentes. La policía, que venía de desalojarlos un par de veces, los cercó para que no pudieran salir de la fábrica: un desalojo al revés. El ciclo de allanamientos, desalojos y ocupaciones de la fábrica continuó hasta hace un par de semanas pero ahora, en el kilómetro 41, los carteles eran de fiesta. Al letrero «Acrow» le agregaron dos letras: «Ex».

El clima acompañó, y el acto pudo hacerse al aire libre. Había chicos de guardapolvo y banderas, canales de televisión grabando, movileros excitados, sonrisas y abrazos de gente considerablemente perfumada, funcionarios de traje, custodios de campera, y cientos de vecinos del cordón obrero de Berazategui, vestidos como de domingo, mirando el alboroto a una sabia distancia.

Había carteles y banderas de «Berazategui Presente», y de la Unión Obrera Metalúrgica-Quilmes con el agregado de un número, «62» que la gente mayor recordará que corresponde a las «62 Organizaciones», movimiento político-gremial sobre cuya cantidad y calidad de componentes actuales poco se sabe.

A un costado, traje gris gastado, pulóver verde, y portando una botellita de plástico con forma de la Virgen y contenida, el padre Luis Farinello -inspirador del Polo Social- hablaba con lavaca:

-Como cura yo te digo que me angustian las consecuencias de la falta de trabajo. Te podría contar de suicidios, de separaciones matrimoniales, familias destruidas, donde la chica termina en la prostitución y me confiesa: ‘qué le voy a decir, Luis, si estoy comiendo de lo que ella me trae’. Hay casos desgarradores de las villas, de la clase media baja. Y ves esto, y es una maravilla. El hombre se hace hombre trabajando. Un hombre sin trabajo es un perro enjaulado que salta para cualquier lado. Y a veces salta mal.

-Aquí saltan bien. Los que saltaron mal fueron los empresarios.

-Esto es un golpe al sistema capitalista, un golpe brutal. Se demuestra que los trabajadores solos, organizados, son capaces de producir. A veces el capital se cree que es todo. Acá se demuestra que los obreros organizados pueden hacer milagros. Este es un golpe al sistema.

-¿Qué es esa botella?

-Agua bendita. Sospecho que me pueden pedir una bendición, y como había una mujer por acá con agua bendita, se la pedí prestada.

-¿Un cura sin agua bendita?

-Por lo menos encontré a quien manguear.

-Acá veo a varios señores que parecen políticos.

-Son. Mirá, acá hay muchos que no tendrían que estar. Gente que en los momentos duros no estuvo en la lucha. Pero eso pasa siempre.

-¿Puede haber contagio de esta experiencia?

-Ojalá. Kirchner da algunas señales de voluntad política de algo distinto. Hay como una esperanza. Ojalá que estos se contagien, o que se vayan, porque son el pasado.

-¿Qué hay que hacer con los que no aparecen cuando hay conflicto, y sí cuando hay sandwichitos? Un consejo, padre.

-Mirá, recién me crucé con uno, y ni lo saludé. ¿Se entiende?

-¿Poner límites?

-Claro, porque son los que siempre se reacomodan, cuando viene la policía no aportan, pero después se suben sobre el esfuerzo de los otros. Me revienta. Uno quisiera políticos, dirigentes o curas que estén siempre con la gente, en las buenas, pero sobre todo en las malas.

Al rato llegó la comitiva del gobernador Felipe Solá. Junto al presidente de la Cooperativa Crometal, Daniel Martins -al que esta vez ni sus bigotazos lograban ocultarle la sonrisa siempre esquiva- cortaron cintas con los colores argentinos, y luego recorrieron parte de los 20.000 metros cubiertos de la planta rodeados de movileros, mientras los obreros hacían funcionar máquinas a veces descomunales.

Terminada esa caminata todos se dirigieron al palco. Farinello, con la botellita de plástico, pidió que todos levantasen las manos: «Bendigo las manos de mi pueblo, que sean manos trabajadores, que no sean manos limpitas, aburridas al costado del cuerpo, desocupadas. Que sean manos sucias, cansadas, dignas, porque llevan el pan a su casa. Dios bendiga las manos de mi pueblo.»

Los obreros de Crometal todavía estaban entre el público. Desde la mañana habían trabajado para tener lista la presentación de la fábrica y de las máquinas. Sus manos, efectivamente, estaban sucias, con esa deformidad de décadas de manipular máquinas y herramientas. Era muy fácil reconocerlas entre tantas manos blancas. Farinello dijo «amén» y todas las manos aplaudieron, las negras y las blancas.

Daniel Martins dio la bienvenida al gobernador Solá, a Osvaldo Mércuri, presidente de la cámara de diputados bonaerense (que, dijo Martins, siempre los atendió y apoyó la expropiación), al diputado Jorge Riverol que presentó el proyecto de expropiación, al diputado Francisco «Barba» Gutiérrez, secretario de la UOM-Quilmes, a los ediles del Concejo Deliberante de Berazategui que declararon a la fábrica de utilidad pública y sujeta a expropiación, al presidente del Concejo, doctor Potito, que pagó de su propio sueldo la reinstalación de electricidad en la fábrica. Al secretario de asuntos políticos del Ministerio del Interior, doctor Juan José Mussi (Farinello agachó la cabeza y no aplaudió), al intendente de Berazategui, al presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, Eduardo Murúa, y a su vicepresidente José Abelli, a Jorge Córdoba, de la UOM Quilmes.

A las escuelas número 12 y 56, a la Perito Moreno, y al Colegio San Carlos. A los Bomberos de El Pato, al centro de Jubilados, y también a la representación de la Comisaría 5º de El Pato (cero aplauso, y varias risas).

La nómina de agradecimientos fue completada por el propio Córdoba cuando mencionó a las asambleas barriales porteñas, que también estuvieron allí tomando la fábrica en ciertas oportunidades, o acompañando los momentos en que hubo que estar fuera de la verja. También presentó a un grupo de jóvenes, algunos integrantes de H.I.J.O.S que van a instalar una biblioteca popular en un local de Impa, la fábrica recuperada en Almagro. Las estanterías para esa biblioteca fueron encargadas a Crometal.

Martins recordó que en la Argentina mucha gente dio su vida por defender el trabajo. Dijo además: «Muchas veces nos han humillado. Tal vez no sabían que de este lado había padres de familia y gente de bien». Pidió que los políticos gobiernen «de las fronteras para adentro, que nos dejemos del jet set internacional y las frivolidades» propuesta generosamente aplaudida por la concurrencia. Recordó que los productos Acrow han servido para la construcción de Yaciretá, de Zárate-Brazo Largo, del túnel Entre Ríos-Santa Fe (sutil mensaje a un gobierno que dice que va a promover las obras públicas). Deseó la mejor de la suerte a las nuevas autoridades (más aplausos) y pidió que exista capital de trabajo para las fábricas recuperadas.

El diputado Francisco «Barba» Gutiérrez recordó a Eva Perón: «Donde hay una necesidad hay un derecho» y dijo que el país necesita leyes que protejan más al trabajador y a las industrias «contra las leyes del neoliberalismo que destruyen el aparato productivo». Mencionó los 15 meses de conflicto en Crometal, la cárcel y las humillaciones, como la de los medios (empezando por el diario La Nación, vale aclarar) que los hacían aparecer poco menos que como delincuentes por pedir solidaridad a los automovilistas en la Ruta 2.

Gutiérrez reclamó políticas activas del Estado nacional y del provincial. «Sin especulación política, sin corrupción del Estado, y sin ausencia del Estado, necesitamos crear un fondo productivo de apoyo porque no hay capital del trabajo».

El discurso resultó otro apoyo al nuevo gobierno. «Creo que está expresando el espíritu de esperanza, el espíritu de unidad nacional. La unidad de los que estamos aquí desde distintos sectores sociales y visiones de la política, todos sin ningún tipo de diferencias nos hemos puesto unos y otros a trabajar para concretar esa realidad».

Esa teoría de la «unidad nacional» -y la de que no haya diferencias- tiene una historia inquietante. Fue esgrimida demasiadas veces para menesteres desagradables. Planteada por alguien como Gutiérrez su sentido puede resultar muy distinto, pero seguramente el tema merecerá precisiones teniendo en cuenta -por poner un ejemplo- que el padre Farinello seguía aferrado a la botella de agua bendita, como si fuese un escudo contra algunos de sus acompañantes en el escenario.

Gutiérrez propuso un mapa en el que integró la actual experiencia del presidente Kirchner a la de Lula en Brasil, Chávez en Venezuela, y Fidel Castro en Cuba. Este dirigente metalúrgico, secretario de la UOM Quilmes, fue inspirador de las primeras recuperaciones de fábricas en la provincia, atreviéndose a la experiencia inusual de fusionar gremialismo y cooperativismo como forma de lucha. En el caso de Crometal usó su rol de parlamentario como escudo y como llave a favor de los trabajadores.

Luego habló José Abelli, vicepresidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. Rescató esta aparición de nuevas estrategias de organización de los trabajadores, dijo que el Estado se había convertido en enemigo de cada uno de nosotros, y que hoy se confirma que rechazar el asistencialismo y decidirse a ocupar las fábricas fue el camino correcto.

Pidió que se anule la Ley de Quiebras, «que está hecha para estafar y servir a los grandes grupos económicos y al capital financiero. Es la herramienta con la que nos quisieron dejar en la calle».

Reconoció que el fondo para empresas recuperadas es «una bisagra en la historia» ya que por primera vez el Estado se compromete formalmente con los trabajadores. Reclamó entonces una participación activa del Estado en este proceso. «No va a venir el capital internacional a invertir en Acrow. Y no existe el capital nacional o los empresarios nacionales que vengan a reactivar estos sectores de la producción».

Dijo que apoyará los esfuerzos de Solá y de Kirchner para combatir la desocupación (cada vez que se mencionó al actual presidente hubo aplausos espontáneos, asunto infrecuente en el conurbano).

El entusiasmo por el rol del Estado con respecto a las fábricas recuperadas también es un tema que merecerá precisiones, para evitar que la ayuda degenere en extorsión -como tantas veces ha sabido hacerlo el Estado- y las empresas en lugar de liberarse de lo que las hundía, queden como rehenes de un nuevo patrón, todavía más fuerte que el anterior.

Abelli dijo: «No vamos a bajar nuestra consigna. Ocupar, Resistir y Producir. Porque si en Acrow no hubiésemos ocupado, y si no hubiésemos resistido, hoy no estaríamos produciendo».

Felipe Solá, el gobernador bonaerense, dio a entender exactamente lo mismo pero desde el otro lado del mostrador: «Ustedes han recuperado empresas a fuerza de poner coraje, de sostener los tres verbos (ocupar, resistir y producir). De provocar el hecho y lograr que aquellos que en situación de gobernar mantenemos todavía sensibilidad por algo así, vengamos. Y los apoyemos».

No le faltó crudeza: «Sin esa lucha, no hubiésemos estado acá».

Solá reconoció que la recuperación de fábricas le ha provocado asombro y admiración por lo que considera una actitud profundamente moral y un arma de lucha que se vuelve indiscutible: «Es muy difícil ir en contra de aquel que pelea por su derecho al trabajo. Es muy difícil ponerse, por argumentos que uno tuviera, a discutir lo que significa la decisión inquebrantable de aquel que estuvo en una fábrica a la que se llevó un vendaval, llámese cambios económicos profundos, globalización, o empresarios irresponsables, insensibles o ladrones, o todo a la vez».

Solá dijo que esa fuerza moral no es de escritorios ni de discursos, y que no la expresan ni siquiera los partidos políticos, sino que se relaciona con luchas concretas y personas concretas.

«A eso, compañeras y compañeros, desde cualquier lugar que se lo mire con ojos de bien nacido, de hombre derecho, no hay con qué darle».

Recordó la contraposición entre dos artículos de la Constitución Nacional: el 14 (el derecho a un trabajo digno) y el 17 (el derecho a la propiedad). «Son dos artículos muy fuertes, pero resulta que con el primero conseguimos que las personas sientan que son personas. Y aplicando solamente el segundo, haciendo eje exclusivamente en el empresario, se empezó a dogmatizar cada vez más la idea de cómo se generaba trabajo».

Sintetizando: si el empresario decidía lavarse las manos, dejar a miles de personas en la calle y ganar sin trabajar porque así eran las reglas del modelo económico, nada lo impedía. Solá aseguró que hacer eje en el empresario fue un mito.

Fuerza moral, aclaró, no significa según su concepto moralina, sino que se trata de evitar pactos, acuerdos oscuros o incluso, admitió, «la tranquilidad momentánea que uno (el político) a veces pretende lograr a cualquier costo y equivocadamente».

Informó que además de hablar, hay que pasar a hechos concretos: «Si nos quedamos quietos, el movimiento se queda. Se queda en lucha pero sin concreciones, y eso termina siendo frustrante. Termina achicando el espacio. Acá hay que construir futuro, y construirlo desde el hombre común. Y olvidarse de dogmas que fallaron y dejaron a la Argentina como está».

Puede recordarse que Solá participó en el gobierno que estableció tales dogmas, como secretario de Agricultura durante la época de Menem. Por eso debe haber dicho: «Tenemos que hacer una severa autocrítica. Cada uno sabrá cuánto. Jamás les propondría una autocrítica que no empezara por mi mismo». La autocrítica no fue más allá. El gobernador dijo que habrá que ser flexibles y audaces para generar trabajo, apoyando en algunos casos a las pymes, otras veces a las empresas grandes, y también a las recuperadas. (Más allá de las opiniones que a cada lector le merezca el gobernador, es un dato novedoso que las recuperadas participen en esta agenda de reactivación económica).

Dijo Solá que las empresas serán consideradas sustentables en tanto tengan mercado y pedidos de sus clientes. «Y les pedimos que aquello que antes era la ganancia empresaria tantas veces hiperdeformada, que dio lugar a esto que en la Argentina parece el paso del Injusticialismo más que del Justicialismo, que esa renta empresaria sea una forma de crecimiento de las empresas, de reinversión, de sostener maquinarias, comprar insumos, asegurar el stock para seguir adelante».

Pero mientras los dirigentes, educadamente, habían tenido palabras amistosas hacia los gobernantes, Solá advirtió a los trabajadores que les conviene mantenerse con la idea de una lucha que sigue adelante. «Sin lucha no habrá camino. Esto que ocurre hoy aquí no es un hecho natural, sino un hecho de voluntad política, absolutamente deliberado. Ustedes se lo trabajaron. Tampoco va a ser natural que salga una nueva Ley de Quiebras. Será el producto de los que quieren lograrlo, contra aquellos que están en contra».

Mandó saludos de Kirchner (aplausos). «Me dijo que les diga que va a apoyar esto que es una nueva forma de moralizar a la Argentina, hacerla más vivible, y así ser dignos de un país al que tanto amamos y de un pueblo al que tantas veces le fallamos».

Si el señor Kirchner está en condiciones de mostrar esa voluntad que Solá dice que le dijo, en Jujuy y México, de la Capital Federal, podrá conversar con las asombrosas mujeres de Brukman.

Podrá conocer su fuerza moral, su deseo de trabajar. Su lucha, dignidad, resistencia y capacidad de producción, que -finalmente se ha descubierto- parecen ser las únicas virtudes y las únicas cuestiones prácticas capaces de sacar las cosas adelante en un país al que, ciertamente, los dirigentes tantas veces le fallaron.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

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Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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