Nota
Una clase particular del Señor FMI y el gurú económico de Cambiemos
En la Universidad Di Tella y dentro de la Escuela de Gobierno que allí se imparte, expusieron sus predicciones económicas Gian María Milesi-Ferretti, representante del FMI y Pedro Andrés Neumayer, subdirector del Banco Central, ante un pequeño auditorio que recibió una lección de cómo se ve el mundo desde la espuma financiera. Crónica de una charla en la que el economista estrella de Cambiemos describió a la dictadura como “una guerra civil”, concedió que hubo crecimiento del PBI en la última década y describió cómo los empresarios van al Banco Central a reclamar “licuar salarios, inflación y devaluación”. Cuál fue la pregunta sin respuesta.
La economía usa un lenguaje que oculta. Esa es la primera conclusión a la que llego después de exponerme durante media hora un Power Point que muestra gráficos, basados en índices, basados en parámetros, basados en la realidad que el FMI está mostrando hoy en la Universidad Di Tella, República Argentina.
Es decir: no entiendo nada.
Quien tiene el control de las diapositivas es Gian Maria Milesi-Ferretti, representante del Fondo Monetario Internacional. Gian María -como lo llama el presentador de esta charla, Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Di Tella- es director del Departamento de Investigaciones del FMI y el responsable del World Economic (WEO), una publicación que se presenta como “el instrumento principal de las actividades de supervisión mundial que realiza el Fondo Monetario Internacional (FMI)”.
El WEO se edita dos veces al año – esta es la primera- y Gian María fue invitado por la Universidad Di Tella para esta única charla dada en llamar “Desafíos de la Argentina”, en la cual no hablará de Argentina.
Gian María es un clásico pronosticador y vocero teórico/ideológico del FMI. Un ejemplo: en 2015 fue el encargado de difundir en la prensa una frase que resonó más como amenaza que como predicción: “El alto crecimiento de Latinoamérica es insostenible”.
Y acá estamos.
El otro disertante es Pablo Andrés Neumeyer, al que todos llaman por su segundo nombre, teórico de la economía sistémica y autor del ensayo con el atractivo título “La devaluación indolora” que inspiró a Cambiemos. Ahora es subgerente general de Investigaciones Económicas del Banco Central y hoy elige sentarse como uno más de los 30 invitados que se acercaron al Aula Magna de la Di Tella- bautizada sin pudor “Banco Galicia”- para poder ver las diapositivas de Gian María.
“¿Quieren que hable en inglés o en spanglish?” pregunta Gian María a los concurrentes. Neumeyer, del Banco Central, bromea: “En cocoliche”.
Al norteamericano no le gusta el chiste, y arranca en spanglish: “Argentina vuelve a tener transparencia en sus números, pero eso hizo que los pronósticos del FMI y los del gobierno difieran”.
Todo índice es político.
Dice Gian María y sus gráficos: “Nuestros pronósticos de crecimiento no han sido buenos estos últimos años, pero esta vez vemos que el crecimiento mundial que se fortalece. La economía mundial se ha fortalecido en la segunda parte de 2016 y la aceleración económica va a materializarse este año”, asegura. Arriesga luego números con comas, su arma favorita: “De 3,1 crecimiento en 2016, a 3,6 este año”.
Gian María habla de una “recuperación cíclica” basada –asegura- en un crecimiento mundial originado en un desastre. Según sus palabras: “Viene de que hubo un grupo de países que la pasaron muy mal: se normaliza la economía de Brasil, de Rusia”, enumera. Y remata: “¿De dónde viene la subida? “Viene de Norteamerica”.
Gian María dice que Estados Unidos está muy cerca del “full employed”, pero inmediatamente su pronóstico optimista se nubla: remarca una “incertidumbre” respecto a la política económica, en particular la monetaria y fiscal.
Si bien asegura que Estados Unidos hará crecer al mundo, toda la charla desliza este manto de duda sobre “qué hará esta administración”. Según se desprende de la charla de Gian María, el FMI reclama más “estímulo fiscal”: “La política fiscal tiene que ser más”, dice sin completar la frase. Retoma: “El aporte fiscal a la demanda, a nuestro juicio no está (sic) en Estados Unidos”.
El juego de la charla es ése: si bien se anuncia un crecimiento, se deslizan reclamos sobre qué espera el FMI de ciertos países y se remarcan los “riesgos” de que las cosas “no salgan tan bien como en nuestras previsiones”.
¿Qué riesgos?
Responde con otra diapositiva:
- “Nos preocupa que la inversión se haga en empresas públicas que van a pérdida hace muchos años”.
- “Subir el crecimiento de largo plazo a costo de tener crecimiento de corto plazo más débil”.
- El Power Point en inglés describe las preocupaciones del FMI: “Geopolitical tensions, political discord, extreme wheater events, and terrorism”.
Geopolítica financiera
El Señor FMI divide entre los países “emergentes” -China, Turquía, Brasil, Arabia Saudita o México- y los “avanzados”, como Estados Unidos, el Reino Unido, España, Alemania, Canadá, Francia, Italia y Japón.. Aquí se da por supuesto que Argentina estaría entre los primeros, aunque no llega a las diapositivas. Es decir, en el Power Point de Gian María nunca aparece.
A su vez, la división central de estos países se hace entre exportados de materias primas (commodities) e importadores: se induce que Argentina estaría entre los primeros. “Los países productores de materias primas han tenido un desempeño macroeconómico más difícil”, dice el Señor FMI. “Particularmente para los productores de petróleo”.
Gian María muestra un gráfico en el que se muestran las “caídas abruptas” en ganancias de los países petroleros como Arabia Saudita, Kazajtan o Irán. Dice que esto genera una “tensión geopolítica”. No habla de Venezuela.
Según el Señor FMI todas las economías emergentes están en crecimiento, excepto México y Sudáfrica.
Números con comas: “El nivel de crecimiento más alto va a ser en 2018: 4.8”. ¿De dónde viene? “De países como Brasil que van de -3.6 a casi 2. De Rusia que va de -0,2 a 1.4. En 2017 los exportadores de commodities suben este año: 1.0 en 2016 a 2.3 en 2017 y 2.9 en 2018”.
Con el auditorio ya mareado, la pregunta se repite: ¿De dónde viene este crecimiento? “El crecimiento de emergentes sale de los importadores de materias primas, y de China”.
China parece ser así el gran interrogante para el FMI. Dice Gian María: el dilema es “cómo se va a ajustar”. Y aclara que no puede explicar las dinámicas del mercado interno chino. Precisa su incertidumbre: “Tiene un PIB de 12 trillones de dólares, que es igual a los 13, 14 emergentes siguientes juntos. Es decir: del tamaño de Brasil, más India, más México, Arabia Saudita, Indonesia… Y encima, es una economía muy abierta. Hay que considerarla como factor súper importante”. Vale aclarar que a partir de setiembre de 2016 la divisa china es oficialmente parte integrante de la unidad de cuenta del FMI.
Sobre Europa, Gian María refiere a “las heridas de la crisis” y especifica los casos de Italia y España: “Hay un desempleo muy alto y con brecha de PBI importante”.
Regresa entonces a los “países avanzados”, la pirámide de este mapa: “Tienen una perspectiva de crecimiento mayor, con dólar fortalecido. La tasa de crecimiento de avanzados de 1.7 a 2.0. Y en 2018 sigue”.
Para finalizar, repite: “En 2017 se ve el patrón de subida. ¿De dónde viene la subida?” dice como para que los alumnos repitan la respuesta hoy aprendida: “Viene de Norteamérica”.
La guerra civil
Es el turno del Neumeyer, de Banco Central, que arranca devolviéndole la chicana a Gian María: “Voy a desviarme del WEO, porque por la naturaleza de la publicación, está focalizado en el corto plazo”. Neumeyer dice con sorna que los “desafíos de Argentina” no son los números con coma (“si la tasa de crecimiento es de 2,7 o 2,8, si la inflación va a ser 20 o 21 por ciento”). “El desafío es éste”, desafía y pasa a mostrar su propia diapositiva en la que muestra la relación comparada del PBI por habitante en Argentina y en Estados Unidos, de 1900 a 2010.
El mapa dibuja una caída sostenida en la parte que dice “Argentina” con una baja precipitada entre 1970 y 1990. Neumeyer se ve obligado a explicar: “Bueno, en esta etapa hubo guerras civiles, hiperinflaciones que explican esta caída abrupta”.
Replay: llama guerras civiles a las dictaduras argentinas.
Nadie se inmuta en el auditorio.
El gráficomuestra una caída similar post 2001 y un repunte entre ese año y 2010: “Acá el PBI argentino representó más de un tercio del de Estados Unidos (el gráfico dice 35%)”, concede Neumeyer, y agrega: “Pero después volvió a bajar”.
¿Cuál era el desafío? “Poner esta flechita de nuevo para arriba, creciendo”.
La diapositiva de Neumeyer está en inglés.
La siguiente dice “Bad ideas for growth” -algo así como malas ideas para el crecimiento-, y compila políticas del gobierno anterior:
- Subsidiar la energía: “Excepto para personas que lo necesitan”, aclara Neumeyer.
- El exceso de empleados en la función pública
- La prohibición de exportaciones
- Medir la educación por la construcción de infraestructura
- Pagarle poco a los funcionarios públicos
- Mala regulación del sistema bancario
- Permitir que el tipo de cambio se aprecie excesivamente
La siguiente diapositiva expone las políticas del Banco Central que él representa. Está en español y se llama “Reformas adoptadas”. Enumera:
- Estabilidad de precios.
- Régimen de metas de inflación.
- Tipo de cambio flotante.
- Tasa de interés como instrumento de política monetaria.
- Desarrollo financiero.
- Tasas de interés libres
- Crédito UVA-USD
- Desregulación
- Modernización.
Neumeyer acompaña estos títulos con explicaciones que, incluso para los no entendidos, reconocen ideológicas. Denomina “bajar los costos” a los “aumentos de salarios enormes” y describe cuál es la política del gobierno al respecto: “Los empresarios vienen al Banco Central y nos dicen: “Así no podemos competir; necesitamos licuar estos salarios, devaluación, inflación”. Entonces es necesario anclar la nominalidad para que si aumentan los salarios, en vez de quejarse en el Banco Central, bajen los costos por otro lado”.
La siguiente diapositiva suma:
- Reducción de impuesto a la exportación.
- Sacar subsidios y corrección de precios en energía.
- Programa de exteriorización de activos.
Los dos primeros puntos son claros, pero el tercero es un eufemismo que ya se hizo evidente en lo ofrecido por el presidente Mauricio Macri en su abrazo a Donald Trump: otorgar sin condiciones los recursos naturales como garantes de deuda. Las joyas de la corona, versión 2017.
A esta altura ya no se entiende bien la conjunción de Neumeyer con Gian María del FMI, con quien ni siquiera se saludan al terminar la charla.
Cuando a Neumeyer se le acaba el speech – salpicado con palabras en inglés – le toca contestar una pregunta de un señor que arranca enojado.
El señor dice ser parte del “20 por ciento del país que le da trabajo al 80 por ciento” – se presume empresario- y que ésa es la verdadera “grieta” en Argentina. También dice que, desde ese 20 por ciento que él representa en esta charla, “no vemos nada que esté encarando el problema financiero”. Y suma: “Parte a la inflación que tenemos es parte de la baja de la productividad”.
Neumeyer se lo queda mirando, y como respuesta dice: “¿Es una pregunta o una afirmación?”
El hombre responde: “Las dos cosas”.
Y repregunta: “¿Qué piensan hacer?”.
Neumeyer calla y Gian María, del FMI, toma el micrófono.
Ya entendí todo.
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas.
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


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Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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