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Una marcha sin protocolo

Contra los despidos, el protocolo de la ministra Patricia Bullrich y en reclamo de paritarias libres con aumentos justos, el paro general convocado por ATE constituyó la primera movilización sindical y social del año.

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Contra los despidos, el protocolo de la ministra Patricia Bullrich y en reclamo de paritarias libres con aumentos justos, el paro general convocado por ATE constituyó la primera movilización sindical y social del año. Se llenaron la Plaza y ocho cuadras completas de Avenida de Mayo. Con el horno porteño a 33°, marcharon sindicatos de distintas vertientes, partidos políticos, cooperativas, trabajadores y trabajadoras por las suyas, y movimientos autónomos, desde la asamblea de Andalgalá hasta la Colectiva Lohana Berkins.

El paro convocado por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) confirmó que el verano no se fue de vacaciones. A temperatura de horno, una multitud diversa encontró un lugar común en la calle, en la transpiración, en el entusiasmo, y en la necesidad de manifestarse. La policía calculó 50.000 personas. En la práctica se observó una Plaza de Mayo llena hasta las vallas y ocho cuadres de personas que seguían entrando mientras los que estaban salían por las calles laterales.
Los actos se replicaron en diferentes provincias del país como Córdoba, Santa Fe, Río Negro, Entre Ríos y Santa Cruz.
La marcha del Obelisco a Plaza de Mayo fue acompañada por miles de personas pese a las amenazas de los funcionarios de Seguridad de aplicar el autodenominado Protocolo de Actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado en Manifestaciones Públicas, anunciado por la ministra Patricia Bullrich la semana anterior. La pulseada en este rubro había comenzado temprano, cuando grupos de izquierda cortaron el tránsito en Callao y Corrientes. La repetidora mediática atizaba anunciando que el gobierno no aplicaba el Protocolo, y que la situación era caótica, pero la policía –en una actitud lógica- no intervino, ni a los 5 minutos, ni después.
Una marcha sin protocolo
Superar el miedo
Sólo en la 9 de Julio se observaron micros de la Policía Federal, pero desde ahí hasta la plaza, por Avenida de Mayo no hubo un solo policía. “Un alivio, porque vinimos igual, pero con miedo, por eso no trajimos los chicos”, comenta a lavaca.org Sara, 28 años, 2 hijos de 4 y 7 que se quedaron con su tía. Llegó con la columna de su barrio –Lugano, aclara- motivada por una urgencia concreta: “Nosotros tenemos una cooperativa que se ve afectada doblemente. Por un lado, porque todavía no definen si van a seguir apoyando este tipo de emprendimientos, pero además porque echaron a toda la gente que trabajaba en el programa. ¿Quién se va a ocupar ahora? Todavía no tenemos respuesta”.
La herencia
Sobre el escenario montado en Plaza de Mayo habló Hugo Cachorro Godoy, secretario general de ATE Nacional. Su propuesta se fundamentó en un llamado a la unidad para impedir despidos y “parar las políticas de Macri contra los trabajadores y el pueblo”. Otros planteos:

  • El gobierno kirchnerista «nos dejó 95.000 trabajadores precarizados en el Estado nacional y 600.000 trabajadores precarios en las provincias y en los municipios».
  • «Estamos viviendo una real crisis económica y social en el país, con aumento de la desocupación y la pobreza. Por cada punto de aumento de precios y de inflación significa 30.000 nuevos argentinos que están por debajo de la línea de la pobreza. Tenemos que pelear juntos, los sindicatos, las organizaciones sociales y políticas para parar estas políticas, para cambiar esta realidad y generar un destino de grandeza para todos los argentinos»,
  • «Nos despiden en los sectores de la Nación, nos despiden en los municipios y en las provincias; nos estigmatizan a los trabajadores públicos, quieren separar a los trabajadores del Estado del pueblo con el que trabajamos todos los días. Sentimos angustia cuando no podemos lograr incorporar a un compañero despedido y sentimos angustia cuando vemos que tenemos más de 300.000 trabajadores en municipios y en las provincias que cobran sueldos por debajo del salario mínimo vital y móvil».
  • «Queremos decirle al presidente Macri que no vamos a permitir ningún despido más en ningún organismo público. Decimos con claridad, también, a los gobernadores y a los intendentes, que esta demostración de capacidad de pelea, de unidad de todos los sectores, de solidaridad y organización se va a multiplicar en cada rincón de la Patria si no abren la paritaria, si no terminan con la precariedad laboral, si no logramos aumentos dignos y no logramos la reincorporación de todos los trabajadores despedidos».

ATE Nacional está integrada a la CTA Autónoma que conduce Pablo Micheli, pero también se movilizó la CTA de los Trabajadores liderada por Hugo Yasky. En esta última se encuadra ATE Capital, que desde noviembre está encabezada por Daniel Catalano. Catalano, justamente, resaltó el hecho de que ambas centrales hayan podido, después de tanto tiempo, actuar juntas.
Dijo además que no aceptarán techo para las paritarias» ni «el ajuste económico sobre los trabajadores, como no aceptamos los grandes aumentos y los tarifazos en los servicios públicos».
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Shrek  y el burro, presentes
La marcha fue también un espacio para expresarse con creatividad. Por Avenida de Mayo, entre las miles y miles de personas, marcha un camión convertido en escenario.
Arriba, al menos seis personas.
Todas vestidas con trajes y camisas impecables. Todas tienen máscaras del burro de Shrek.
¿Burros?
Sí, somos burros porque somos CEO’s.
Detrás del camión, marcha la columna del Sindicato de Curtidores.
Pero hay más: sobre el camión también hay un sillón. Una persona con peluquín está sentada charlando con uno de los CEO´s con máscara de burro. Señalan y hablan con gestos ampulosos a una tele chica y vieja que tienen enfrente. La TV está apagada, claro, pero sobre la pantalla han  cartel pegado el logo de TN.
La Avenida de Mayo se convierte en una pasarela de gremios, sindicatos, partidos políticos y movimientos autónomos, que desfilan hacia la Plaza cada uno con su bandera, cántico y reivindicación. Salvo en la concordancia de acabar con los despidos, el no a la criminalización de la protesta y las paritarias sin techo, no se percibe homogeneización en las consignas, que sin embargo marchan todas juntas pacífica y ruidosamente.
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La Colectiva en A4
En la cabecera de la marcha los representantes de los diferentes grupos participantes comparten la consigna y el reclamo: “Si no hay trabajo qué quilombo se va a armar”.
Por primera vez de esa cabecera participa una representante trans de la Colectiva Lohana Berkins. Es Marlene Wayar que lleva una pancarta que proclama “Furia Travesti”, la frase con la que se despidió Lohana en la carta que hizo pública antes de morir, a principios de febrero. En esta, su primera marcha, la Colectiva que lleva su nombre fue la encargada de cerrar la marcha, con ritmo y desparpajo. Más de 500 personas  animaban la calurosa caminata con cánticos que proclamaban: “Olé Olá, Macri no es puto, es liberal. Hacete cargo qué él es heterosexual”. En la primera fila estaba Saya, la hermana de Diana Sacayán, otra emblemática referente del movimiento trans que fue asesinada en noviembre pasado. La bandera de Saya clamaba “Justicia”. Explica por qué: “Hay dos detenidos, pero nuestra preocupación ahora es que no los excarcelen ni los dejen en libertad después del juicio. Y eso implica que tenemos que estar alertas y atentas hasta que el fallo los condene como corresponde. No te podés relajar porque lograr justicia en este país es algo que depende de lo que hagamos todas las personas, no solo un juez”.
El reclamo de la Colectiva Lohana Berkins está expresado en una hoja A4 que reparten entre los manifestantes. El resumen: ley de reparación para todas las personas perseguidas, encarceladas y violentadas institucionalmente por su identidad de género, implementación del cupo laboral trans en la provincia de Buenos Aires y su extensión a todo el país, justicia por Diana Sacayán. Pretenden así que las batallas actuales no sólo se libren por garantizar derechos obtenidos que hoy peligran, sino avanzar. “Trava que se organiza no aguanta más palizas”, grita esa columna. “Y es así nomás: si te organizás es para decir basta, pero también para decir esto me corresponde”, sintetiza la poeta Susy Shock.
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Platos en la bandera
Además de sindicatos y partidos, laten banderas de Ministerios, docentes y hasta grupos de personas que parecen estrenar las suyas por primera vez: agrupaciones de estudios académicos, escuelas que marchan por su cuenta, trabajadores del Estado que llevan su propia denuncia. “50 tutores desafectados de Argentina Trabaja”, dice uno. Otra informa en primera persona: “Echada del Ministerio de Cultura. Somos 500 personas, no números”. Arriba, una bandera negra lleva pegados decenas de platos -platos de cocina-, aquellos que alguna vez el ministro de Economía Domingo Cavallo mandó a los científicos a lavar, intentando insultar así a la socióloga Susana Torrado. Debajo, una consigna: “La cultura está de luto”.
Los números, en cambio, se representan en los pedidos por las paritarias, otro de los grandes ejes de la movilización: “Con el 25% no comemos”, “No al techo de paritarias”, “Aumento del 40%, trabajadores de INTA”, y así. Por allí también se ve la columna de Sipreba (Sindicato de Prensa de Buenos Aires) que cantan para reclamar el pago de sueldos adeudados de los trabajadores de Grupo 23.
La calle, el agua y el oro
Una de las columnas más grandes fue la de la Central de Trabajadores de la Economía Popular, encarnada en la Ciudad por cartoneros, manteros y trapitos, y más allá por trabajadores de las cooperativas. Según contaron, la Central creció en estas semanas como coletazo del recorte de programas estatales, reflejado en el crecimiento de afiliados. También ello se vio en ATE: nuevos afiliados, jóvenes universitarios, que portaban sus pecheras por primera vez.
Sobre el césped, a metros de la fuente en la Plaza, tres banderas traían otro reclamo: “El agua vale más que el oro”. Allí están los vecinos de Andalgalá (Catamarca) que hace más de dos semanas acampan frente a Tribunales exigiendo sentencia a la Corte Suprema de Justicia de la Nación respecto a un amparo ambiental para evitar que la minera Agua Rica siga operando en su territorio.
En medio de la alerta amarilla pronosticada para este miércoles –cualquier similitud con la coyuntura política es pura coincidencia- una persona destaca entre la multitud.
Lleva puesto un pantalón negro, una remera negra y una túnica negra.
Desde el rostro le sale un pico que baja en punta de unos 30 centímetros. Quizá más.
-Soy un buitre-, dice.
A metros del buitre, una bandera reza: “Los derechos humanos no son un curro”.
De lejos, como una metáfora, se ve la Casa Rosada.
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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